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8 a 10 años

Primrose miró desconfiada a la familia, unió las manos frente al cuerpo estrechando los ojos hacia cada miembro.

— Habla de una vez, Primrose! — Rosalie ordenó impaciente ante la tardanza de su hija. Hace quince minutos que Rosalie podía oír el nerviosismo de la niña y ella lo haría aunque no fuera vampiro.

— No te apresures mamá— la niña respiró fondo sacando un montón de papeles de dentro de su mochila. —Anna está en una fase un poco lunática— Recitó Prim — Y ha hecho algunas investigaciones que son muy interesantes, pero el hecho es, querida familia, que estas investigaciones me han hecho darme cuenta de algo.

—¿De qué, cariño? —Esme miró a su nieta con ojos llenos de amor.

Prim sonrió a la abuela y hoyuelos se formaron en sus mejillas - ahora no tan redondas como antes.

— ¿Son vampiros? - Primrose soltó de una sola vez, causando que todos los Cullen quedaran en shock. Los ojos abiertos y las bocas abiertas expresando la incredulidad por la pregunta de la niña.

— ¿Cómo llegaste a esa conclusión, Primrose? — Carlisle fue quien habló primero. El patriarca estaba en el otro extremo de la mesa, opuesta a Primrose y era el único que parecía mantener la calma.

—¿Estás loca?! — Rosalie gritó en su oído, estando justo al lado y Prim soltó un gruñido por ello.

—Ah, mamá! ¿quieres dejarme sorda? eh!

—Responde Primrose— Emmett le ordenó seriamente. — ¿De dónde sacaste esa idea?

La chica suspiro rodando los ojos. — ¿Creen que soy idiota?! Tengo diez años! — afirmó imperativamente. — ¡Y ya lo dije! ¡Annabeth y yo investigamos un poco!

—¿Investigaciones sobre tu familia? — Alice se ofendió.

— ¡No, tía! — Las mejillas de Prim se sonrojaron y se pusieron tan rojas como sus cabellos y ella miró a todos impacientes. — Estábamos viendo True Blood — Finalmente contó en voz baja encogiéndose en la silla.

— Primrose! —Edward y Emmett gritaron juntos. — Esa serie no es adecuada para tu edad— Edward continuó enojado.

—¿Por qué tiene sexo? — Prim lo cuestionó y Rosalie bufó mientras Emmett se pasaba los dedos por el cabello.

—Estás castigada, señorita

—¡Papá!

Emmett sacudió la cabeza. — Me desobedeciste a mí y a tu madre. Dijimos que no podías mirar y lo hiciste de todos modos.

Rosalie asintió. — Vamos incluso a hablar con los padres de Anna.

—Ah, mamá! —Prim bufó molesta. — Ahora seré la soplona de la escuela!

— Debiste haber pensado en eso antes— Emmett dijo — Ahora dime qué es eso de los vampiros.

Prim puso las hojas sobre la mesa. Una antigua página  en Internet que hablaba sobre los fríos. Los Cullen nunca pensaron que Prim a esa edad sería lo suficientemente inteligente para relacionar las características.

—Ya lo dije. No soy estúpida! Sólo tengo diez años pero soy inteligente!

Prim miró a su madre.

— Nunca los he visto comer, dormir y ustedes siempre saben lo que estoy haciendo!

—Porque somos tus padres.

Prim entrecerro sus ojos. — Y siguen siendo jóvenes y hermosos. Lo siento, abuela y abuelo, pero los abuelos de mis amigos son como, con un pie en la tumba y ustedes 'tan enteros todavía! ¡Y no sirve de nada mentir, nunca cenan conmigo! ¡Y tampoco duermen! ¡Lo entiendo! ¡No hay enfermedad!

Emmett soltó un sonido de contrariedad. — He tomado muchos tés.

—Y te vi tirarlos todos, papá— Prim le dio dos palmaditas en la mano a Emmett demostrando no estar nada ofendida.

Carlisle suspiró mirando a cada miembro de su familia, parando finalmente en Rose y Emmett. Ambos miraron al patriarca con desánimo y asintieron.

—Te lo diremos, Primrose— Carlisle lo dijo antes de empezar a explicarle todo a su nieta, detalle por detalle.

Cada miembro de la familia Cullen contó su historia, comenzando por sus padres que detallaron toda su vida, después vinieron Alice, Jasper, Edward y Esme. Carlisle finalmente le explicó a Prim sobre sus largos años de vida, las reglas y cómo funcionaba el mundo vampirico. Le explicaron a Prim todas sus cualidades y limitaciones y finalmente, cuando terminaron, le contaron sobre su entrada en la familia.

Cada año grabado en la memoria vampirica de la familia Cullen fue contado a Prim con detalles.

Documentos de adopción fueron expuestos y detalles sobre sus verdaderos padres.

Al final de la conversación, unas cinco horas después, Prim se levantó y abrazó a Emmett y Rosalie con amor y cariño.

— Gracias por haberme encontrado. — Eso es lo que dijo al besar a cada uno. —¡Los quiero mucho! ¡Tengo suerte de ser su hija!

—Nosotros te queremos aún más, hija—Emmett dijo mientras la abrazaba y Rose veía la escena llena de emoción

— Me alegro de que van a tener que aguantarme por siempre! —Ella cantó por fin. — Esto es muy divertido! — ella se rió.

—Es un secreto, querida—Esme le advirtió seriamente.

Prim rodó los ojos. — Lo sé, abuela! Pero es lo máximo! Tengo una familia con superpoderes!

Prim rió, mirando a su tía. —¿Puedes ver todo lo que voy a hacer? — Le preguntaste emocionada. — ¿Hasta cuando decida orinar?

Alice se rió de la emoción de Prim y sacudió la cabeza.

— Si estoy buscando esto sí... Si me dedico a vigilarte, voy a ver cada decisión que tomes— explicó cuando se dio cuenta de la expresión confusa de la sobrina. — Pero yo sólo te vigilo cuando estás en la escuela o lejos de nosotros. En casa tienes total privacidad.

Prim torcio los labios en duda. — ¿Puedes predecir la respuesta de la prueba del martes tía Alice?

Rosalie bufó, dando una ligera bofetada en el trasero de Prim. —¡No señorita! Sin trampa.

— Ah, mamá! — Prim alisó el lugar del golpe.

—Y ese sería el trabajo de Edward. — Jasper continuó bajo la mirada de Rosalie. — Él puede ver la respuesta de la prueba en la mente del Sr. Jonas.

— ¿Qué? ¡No puede ser! — Animada Prim saltó hasta Edward, abrazándolo por el cuello mientras se sentaba en su regazo. — ¿Qué tal Ed? ¿Alguna respuesta a cambio de amor incondicional?

Edward rió tocando la nariz de Prim mientras negaba con la cabeza.

— No, señorita. ¿que tal unas clases extras?

Prim Bufó. —¿Qué gracia tiene tener superpoderes si ni siquiera sirven para ayudarme en los exámenes?

—Divorcio Ed! —Ella juega saltando del regazo de Edward y yendo hasta Emmett, sentándose allí en su regazo también.

— ¿Eh papá? — Le  preguntaste batiendo las pestañas. — ¿Puedes ayudarme?

— No, querida.—Emmett abrazó a su hija, pero Prim sonrió abiertamente porque sabía que siempre tendría un aliado en su padre. Estaba claro como el agua que Emmett ayudaría a la hija con la prueba. Ya sea ayudándola a copiar o enseñándole perfectamente. — ¿Qué fue lo que yo creé?! —Emmett dijo dramaticamente y Prim se rió, besando la mejilla de su padre.

—Alguien que te ama un tanto así! — ella abrió los brazos lo más que pudo y Emmett sonrió mientras la apretaba y la llenaba de besos.

No había forma de resistirse a su pequeño monstruo.

— Pero todavía estás castigada.— Rosalie ordenó seria mientras escuchaba los murmullos infinitos de Primrose y ella se deshacía del abrazo de Emmett y subía las escaleras marchando como un soldado.

Más tarde, ese día cuando Edward puso Prim a dormir - que ya no era lo mismo que cuando tenía cuatro años, Prim pidió visitar la tumba de sus padres.

— Voy a hablar con tus padres— Edward prometió.

— Ed— Prim llamó dando la vuelta y poniéndose frente al vampiro. Edward enroscó un mechón de pelo de Prim en los dedos y esperó pacientemente a que ella dijera lo que había en su cabeza. Edward todavía está fuera de la mente de Prim, generalmente por respeto. Pensaba que era injusto porque la pequeña bestia no sabía que estaba siendo escuchada y cuando lo supo, simplemente se aferró al hábito. Ella dudó mirándolo nerviosamente y Edward resistió la curiosidad de oír su mente. — ¿Y cuando me haga vieja?

—¿Qué quieres decir?

—Tan vieja que voy a morir. —Prim dijo en voz baja. —¿Vas a encontrar otra chica a la cual querer?

Edward suspiro, balanceando la cabeza y tirando de Prim en su regazo.

— No va a haber ninguna otra aparte de ti— Lo dijo en serio. —Y no pienses en ello, vas a vivir mucho.

— Pero ustedes viven para siempre y yo no. — empezo a sollozar. — ¿Y cuando me ponga vieja?

Edward soltó un gruñido que Prim no pudo entender y suspiró.

—Te voy a dormir todas las noches.

—¿Pero no puedo ser como ustedes?

Edward permaneció en silencio ante la pregunta de Prim. Realmente pensaba que estaban malditos y que no eran realmente dignos de perdón o de algún cielo. Nunca querría eso para su pequeña Primrose, pero aún así, pensar en perderla era demasiado doloroso.

Pensar que un día, Prim envejecería, su cuerpo y mente se deteriorarian y él jamás podría verla otra vez.

Era demasiado egoísta para aceptar que la vida tenía su propio rumbo.

—Podrás— Lo dijo suavemente—Algún día, si quieres, puedes.

Después de aquella noche Prim no volvió a tocar el tema y Edward asumió todas las consecuencias cuando una Rosalie enojada lo esperaba en el piso de abajo. Sabía que no tenía derecho a hacer la promesa que hizo. Sabía que Prim merecía una vida larga y feliz. Sabía que la inmortalidad era una última opción. Sabía que no tenía derecho a prometerle esto.

Sabía que era una niña.

Él sabía todo lo que hizo para que Rosalie se le echara encima en forma de duras acusaciones. Entendió que Emmett estaba de acuerdo con su esposa en el momento en que su hermano lo miró decepcionado.

Pero él era egoísta, era su naturaleza después de todo. Sobre todas las cosas, él sabía que jamás conseguiría vivir en un mundo donde Primrose no existiese.

Ese mismo año, durante el festival de Navidad y las vacaciones escolares de Primrose, Rosalie y Emmett la llevaron a Rusia, donde Prim visitó la tumba de sus verdaderos padres. La pequeña ciudad todavía recordaba el incendio desastroso que llevó la vida de la pareja tan querida por la comunidad. Por eso Rose hizo cada voluntad de Prim y visitó cada vecino de la antigua casa, Prim puede saber más sobre los verdaderos padres por los ojos de los demás y fue gratificante para ella saber que pudo tener la suerte de dos familias maravillosas. Siempre estarían guardados en el corazón de Prim, y fue decidida a vivir el futuro, que la niña que diez años volvió con sus padres a los Estados Unidos, con toda su familia vampirica.

¡Y eso era mucho mejor que True Blood!


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