C3: Algo que quiero pedirte
𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝐼𝐼𝐼
Itaya Shogo tenía una teoría que involucraba a uno de sus mejores amigos, Uenoyama Ritsuka; y a su amigo más reciente, Sato Mafuyu.
Debía admitir que sonaba algo loco, Ueki no dejaba de desacreditarlo mientras le recordaba que era un idiota, pero no le importaba realmente. Podrían llamarlo estúpido por reprobar los exámenes del período y posiblemente los del semestre en general, pero jamás para pasar desapercibido el extraño cambio en la relación que esos dos tenían.
Itaya se llamaba a sí mismo un tigre que mira de lejos a sus presas —en este caso Uenoyama y Sato— para tratar de descubrir lo que había pasado con ellos, pues de un día para otro se volvieron amigos, después Uenoyama lo unió a su banda y finalmente luego de la presentación de ambos, se vuelven inseparables al punto de ya no jugar basquet con él. Ueki decía que sólo eran celos pero no, estaba seguro que el destino lo llamó para resolver ese misterio. Ueki lo atacaba nuevamente diciendo que sólo era un chismoso pero como siempre, estaba equivocado, era algo así como su misión de vida.
Un buen día que merodeaba por las canchas en busca de algún jugador que reemplazara al traidor de su amigo escuchó unas voces que bien conocía viniendo del lugar en el que Uenoyama acostumbraba dormir. Y no es que el fuera una persona metiche ni nada de eso, sólo era simple curiosidad. Con eso en mente acechó desde la puerta entreabierta.
<<Bingo>> pensó.
Ahí estaban ellos, tan ensimismados en su propia charla, no podía escucharlos pero algo interesante podría ocurrir y el estaba listo para grabarlo dentro de su memoria. Un poco más y...
Le interrumpieron.
—Itaya, ¿Qué haces ahí?—La voz de Ueki le hizo dar un saltito de sorpresa.
—¡Hombre me asustaste, no hagas eso!—se quejó en voz baja, volvió a mirar a Uenoyama y Sato, todo estaba bien, al parecer no habían escuchado.
—Pero en serio, ¿Qué estás haciendo?—Preguntó al mismo tiempo que se acercaba.
Itaya comenzaba a ponerse ansioso, no tenía de otra, debía contarle, sólo esperaba no ser regañado otra vez. Un poco nervioso le hizo algunas señas desesperadas para que guardara silencio y mirara en el mismo lugar que él. Ueki suspiró pesadamente y le obedeció.
Grande fue la sorpresa del rubio cuando se percató de que estaba espiando a sus amigos, dirigió su mirada nuevamente a Itaya, esperaba que sus ojos transmitieran correctamente la decepción que sentía por tener a un compañero tan entrometido.
—No me veas así.—Habló en voz baja tratando de evitar su afilada mirada.—Sigue observando.
El más alto rodó los ojos y lo acompañó en su pequeña sesión de espionaje.
Nota mental de Ueki Ryou: Encontrar nuevos amigos.
No había nada fuera de lo normal, eran simplemente dos chicos hablando de cualquier estupidez a la hora del almuerzo, estaba a punto de jalar del brazo a Itaya e irse pero...la atmósfera comenzó a cambiar. Ambos muchachos se acercaron más de lo que un amigo debería, continuaron mirándose al mismo tiempo que se sonreían, ahora sus ganas por irse sólo iban en aumento pero su compañero no parecía tener ni la más mínima intención de seguirlo, parecía todavía más interesado.
Estaba por ponerse de pie, hasta que algo sucedió. Ambos chicos se tensaron, Ueki ahogó un jadeo mientras que Itaya sonrió con malicia acompañado de mejillas rojas producto de lo ocurrido delante de sus ojos.
Uenoyama y Sato, amigos de ambos, se besaron.
Todo le resultaba extraño, Uenoyama comenzaba a preocuparse.
—Chicos, ¿Creyeron que no nos daríamos cuenta?—Preguntó Itaya una mañana que invitó a sus amigos a comer juntos a la hora del almuerzo.
Ueki levantó la mirada sorprendido, Uenoyama por su parte se notaba confundido. Hasta hace un momento Itaya estaba bastante callado, algo sospechoso teniendo en cuenta que el muchacho siempre andaba hablando y diciendo tonterías.
Miró a Mafuyu para averiguar si estaba igual de extrañado que él pero este sólo estaba concentrado en mordisquear sus panes.
—¿De qué hablas?—Le preguntó.
—Venga, no te hagas el tonto Uenoyama, sabes de lo que hablo. ¡Los descubrimos chicos!
—Oye, no los presiones.—Ueki le regañó.
El joven pelinegro alzó una ceja aún bastante confundido, Mafuyu despegó la vista de su almuerzo para hablar.
—Oh, ¿En serio lo notaron?—Inquirió Mafuyu con una pequeña sonrisa.
Ueki e Itaya lo miraron con sorpresa, creyeron que lo negaría.
—¡Claro que sí! ¡No nos lo esperábamos!—Exclamó, palmeando amigablemente la espalda de Mafuyu.
—Estás muy feliz Itaya-kun. La verdad es que ya me estaba molestando, me gusta más así.—Agregó con voz tranquila.
—Sí, lo entiendo, Uecchi puede llegar a ser molesto.—Rio.
—¿Qué?—Ritsuka le miró indignado.
—Sato, ¿Estás bien con hablar de ello?—Ueki se notaba más preocupado, no quería incomodarlos.
—Claro, ¿Cuál es el problema?
—¡Whoo Sato, qué liberal! Tienes razón, todos deben hacer lo que les haga felices. Porque están felices, ¿No?
—Hmm sí lo estoy, mi flequillo ya estaba muy largo, me tapaba los ojos.—Mafuyu parpadeó un par de veces algo desorientado.
Itaya se mantuvo en silencio.
—¿Eh? ¿Tu cabello? ¿De qué hablas?
—Ayer le ayudé a cortarse el cabello.—Habló Uenoyama.—Comenzaba a molestarle.
—¡¿Eh?! ¿Pero y eso que tiene que ver con que estén saliendo?—Exclamó Itaya levantando los brazos.
—¿C-Cómo sabes eso, idiota?—Se apresuró en decir Uenoyama mientras tomaba al muchacho de la camisa. Estaba bastante alterado y con el rostro rojo.
—¡Uenoyama, tranquilo!—Ueki trató de separarlos pero fue inútil.
—¡Oh! Eran ustedes los que estaban atrás de la puerta hace unos días, ¿Verdad?—La voz del chico los hizo detenerse.
Ueki e Itaya se tensaron. Habían sido descubiertos.
—¿N-Nos viste?—Preguntó con un hilo de voz. Estaba listo para ser golpeado por Uenoyama.
—Creí que fue mi imaginación.
Una nueva discusión inició con ahora un Uenoyama muy enojado y avergonzado gritándole a Itaya quien se disculpaba sin descanso. No es que no confiaran en sus amigos pero ocultar su relación era por el bien de su banda y no iban a arriesgarse a ser regañados por Haruki.
—Qué bien escondido se lo tenían, eh.—El muchacho se burló.—Era sospechoso que nunca aceptaras citas de chicas bonitas, Uenoyama.
—Cállate.—Soltó sin más.
—Felicidades, supongo.—Ueki se rascó la cabeza.—¿Desde cuando...?
—Hmm no llevamos mucho, un par de meses solamente.—Respondió pensativo.
—¡Qué emocionante, Uecchi! No estarás soltero por siempre, amigo.—Itaya lo rodeó con sus brazos pero Uenoyama se apartó inmediatamente.—Espero conseguir novia pronto.
—No creo que alguna chica se haga novia de un tipo más chismoso que ella.—Dijo Ueki fríamente tras un suspiro.
—¡Ueki!-Chilló.
—Ya paren.—Les cortó el pelinegro.—Sólo no digan nada, ¿Está bien?
—No diremos nada.—Aseguró el rubio.
—¡Pero cuéntanos un poco! ¿Quién se declaró primero? ¡No! ¡Mejor que nos cuenten cómo fue su primera cita!—Sonrió divertido.
La pareja se mantuvo en silencio, pensando.
Su primera cita...¿Tuvieron algo así? Lo único que podían recordar era la salida improvisada a Minato Mirai, pero para eso aún no eran novios. Uenoyama se sintió fracasado. Una deshonra como novio. Estaban tan ocupados con las prácticas y la escuela que nunca se dieron el tiempo de salir juntos.
—¿Eh? ¿Por qué no dicen nada?—Insistió Itaya—¡¿No me digan que nunca se han ido de cita?! Dios, ¿Es que no disfrutan de su juventud?
—No los molestes.—Le detuvo Ueki.
Uenoyama iba a mostrarse ofendido pero la campana sonó, señalando que la hora del almuerzo había acabado. Los tres muchachos se despidieron de Sato prometiendo verse más tarde. Una risita escapó de los labios de Mafuyu al ver como su novio era molestado por Itaya, sin duda tenía buenos amigos.
***
Ritsuka Uenoyama, a sus 17 años, no alcanzaba a comprender del todo la importancia de las salidas en pareja en una relación sentimental hasta que Itaya le impartió una efusiva charla respecto a las citas románticas —siendo él un eterno soltero.—De camino a casa el muchacho se notaba inquieto, Mafuyu no lo pasó por alto pero decidió esperar a que él hablara primero.
Lo invitaría a salir, definitivamente lo haría. Algo extraño teniendo en cuenta que su relación inició tiempo atrás, pero nunca era demasiado tarde.
Esperaba que Mafuyu aceptara, debía hacerlo de todos modos, ¿Cierto? La negatividad volvió a abrazar a Uenoyama, existía la posibilidad de ser rechazado. Quiso golpearse para obligarse a salir de su trance, debía tener autocontrol.
—Mafuyu.—Le llamó titubeante.—Tú...¿Quieres salir alguna vez?
El recién nombrado le miró con ojos curiosos, el pelinergo comenzaba a sudar frío.
—¿Es por lo que dijo Itaya-kun?—Preguntó.
—Sí.—Afirmó bajando la mirada.—Nunca lo pensé antes, estaba tan enfocado con la banda que nunca consideré lo que querías. Por eso...¿Quieres tener una cita?—Finalizó alzando la voz.
Mafuyu parpadeó un par de veces para luego regalarle una sonrisa. Uenoyama amaba su sonrisa.
—Tengamos una cita, Uenoyama-kun.—Dijo acercándose más a él para caminar de la mano. Ritsuka no pudo ocultar el rubor que apoderaban a sus mejillas.
Se sintió aliviado, por un momento creyó que Mafuyu le rechazaría amablemente por lo que estaba listo para llegar a casa y no salir nunca debido a la vergüenza y el dolor que le hubiera causado. Si existía un Dios debía agradecerle por no haber hecho el ridículo.
Ahora todo parecía un paraíso rosa dentro de la mente del Uenoyama totalmente enamorado, se sentía pleno pues el chico saldría de cita con su bonito novio. Sí, todo era perfecto y estaba feliz.
Su sonrisa estúpida se borró al darse cuenta que no tenía ni la menor idea de lo que se hacía en una cita.
Sus planes de hacer un berrinche en casa habían reanudado. Estaba muerto.
***
—Vayamos otra vez a Minato Mirai.—La voz de Mafuyu se escuchó desde la otra línea.
Sí, lo llamó una hora después de llegar a casa. No podía pensar por sí solo y su hermana Yayoi no era de mucha ayuda.
—¿Eh? ¿Estás seguro que quieres ir de nuevo?
—Sí , además sólo estuvimos cerca del muelle.
—De acuerdo, si eso es lo que quieres.—Dijo Uenoyama—Recuerdo que hay muchos lugares que podemos visitar, creo que resultará bien.
—¿Nos vemos mañana entonces?—Preguntó tranquilo pero podía percibir cierto entusiasmo en su voz.
—Claro, Mafuyu. Nos vemos mañana.
Con ello la llamada finalizó y Uenoyama se sintió aliviado de que nadie lo estuviera mirando, pues parecía un completo pelmazo sonriendo enamorado en la soledad de su habitación.
Estaba seguro de que no podría dormir esa noche, cuanto más lo pensaba más se daba cuenta de la falta de experiencia que posee, tal vez debió hacerle caso a sus padres en salir más con chicas y no encerrarse durante todo el día para tocar. Incluso Yayoi se burlaba diciendo que su novia era su querida guitarra, odiaba escuchar aquello, pero no sabía como negarlo.
Sólo esperaba que todo saliera bien en su cita con Mafuyu.
Como si el día estuviera destinado a ser perfecto la mañana inició con una calurosa bienvenida y el cielo pintadode un azul que les hacía sentir dichosos de estar vivos.
O eso querían creer. Estuvieron a punto de perder el tren por culpa de Uenoyama y no por una buena razón.
Fue detenido por su hermana para recibir muchas preguntas respecto al lugar en el que iba tan temprano y más que "A dónde" la verdadera interrogante era "Con quién"
No respondió por obvias razones pero todo se complicó cuando su madre se unió a la incómoda avalancha de preguntas, ella parecía muy feliz mientras se repetía "Mi pequeño al fin saldrá con una chica" Uenoyama estuvo a punto de carcajearse por lo último pero no era tan estúpido como para delatarse. Tan pronto no.
De alguna manera logró escapar y correr hacia la estación, se sintió tranquilo al llegar a tiempo pero inmediatamente volvió a angustiarse al no ver a Mafuyu por ninguna parte, le envió un par de mensajes pero este no respondió. Estaba a punto de entrar en pánico hasta que la mano del muchacho en su hombro le hizo parar.
Ritsuka comenzaba a pensar que debía aprender a controlar sus emociones.
Afortunadamente subieron al tren a tiempo ocupando sus lugares. El viaje hasta Minato Mirai siempre es rápido, pues sólo pasan por un par de estaciones, por lo que la espera no sería mucha. El joven pelinegro sacó unos audífonos de su bolsillo para compartir con su pareja, Mafuyu se lo colocó para luego acomodarse en el hombro de su novio.
Disfrutaba de los pequeños momentos como esos, le hacían sentir una agradable calidez en el pecho. Quiso darle un beso aprovechando que nadie los estaba mirando pero Mafuyu se había dormido. Uenoyama se sintió decepcionado, casi había olvidado lo flojo que era.
Llegaron a su destino en un tiempo de 28 minutos aproximadamente y el hombro de Uenoyama ya estaba entumecido. Tuvo que apartarlo para que despertara, debía agregar que tenía una cara muy graciosa al despertar, le tomó de la mano para que no se tambaleara al caminar.
El sueño que sentía se esfumó completamente de Mafuyu al dar un paso fuera de la estación, podía ver sus ojos soñadores admirando el lugar, sin duda Minato Mirai era un muy buen lugar para citas, además de que les traía buenos recuerdos. Sintió ternura al ver como Mafuyu se le adelantaba al caminar para explorar el lugar con la mirada mientras separaba los labios formando una pequeña "O".
—¿A dónde quieres ir primero, Uenoyama-kun?—Habló emocionado.
—A-Ah, escuché que cerca de aquí está el World porters. Hay un cine ahí, ¿Quieres ir?
Mafuyu asintió repetidas veces, era lindo, parecía un niño pequeño en su primer viaje. Esa era la sensación que le transmitía a Uenoyama.
***
Quería retractarse desde el momento en el que Mafuyu sugirió una película de horror —algo inesperado, debía admitir—, pero fue débil y no pudo negarse. No es que tuviera miedo, claro que no, era sólo que...no le hallaba lo divertido a pasar dos horas viendo la historia de algún demonio que buscaba matar a toda una familia.
Era desagradable.
—¿Mantequilla o caramelo?—Preguntó muy cerca de su rostro, a lo que el pelinegro se sorprendió pues estaba muy ocupado imaginando las pesadillas que tendría esa misma noche.
Reiteraba, no tenía miedo en lo absoluto.
—¿Qué?—Contestó desconcertado.
—Las palomitas, ¿Cómo las prefieres?
—Oh, me gustan las acarameladas, ¿Y a ti?
—Son mis favoritas.—Confesó tomando el brazo de Uenoyama para atraerlo más a su pecho, estaban en medio de la fila para comprar algunos refrescos y golosinas, pero poco les importaba si los miraban.
Se mantuvieron de la misma manera hasta que su turno para comprar llegó, les entregaron sus alimentos en una bandeja bastante grande, al ser ambos chicos comían más de lo que les gustaría admitir. A Ritsuka le alegraba haber comprado las palomitas acarameladas, pues su relación aún no era tan fuerte como para afrontar una verdad tan grande como lo era descubrir si su pareja le colocaba o no ketchup a sus palomitas con mantequilla.
Él odiaba la ketchup en sus palomitas, siempre era un problema visitar un cine junto a su hermana por eso mismo.
Una vez se adentraron a la sala se dio cuenta de que sus lugares estaban en la última fila, esto le hizo sentir algo nervioso ya que era costumbre que esa fila fuera ocupada por parejitas que no le prestaban tanta atención a la película y sólo se encargaban de devorarse sus bocas entre ellos. Uenoyama no era creyente pero en ese momento se aseguró de rezar para que no pasen por alguna incómoda situación.
Probablemente los dioses estuvieron de su lado pues las luces se habían apagado y la fila era ocupada solamente por ellos y un grupo de tres chicas en el otro extremo.
Cuando la película inició intentó calmar su respiración para no asustarse en los primero cinco minutos de la función, sentía bastantes escalofríos, odiaba ese silencio en las películas de terror para luego rematar con un sonido estruendoso que lo hacía sobresaltar.
Le sorprendía la capacidad que Mafuyu tenía para no pestañear, estaba tan concentrado que parecía imposible, Uenoyama estaba casi casi tapándose los ojos con ambas manos. Intentó comer más rápido para distraerse pero no sirvió, aún sin mirar, los gritos le hacían dar pequeños brinquitos sobre su asiento. Odiaba los gritos.
No iban ni en media película cuando sus palomitas y demás golosinas se acabaron, era de aplaudir la rapidez con la que comieron pero ahora no tendría una excusa para no mirar como la chica era violentamente poseída por quién sabe qué.
Se preguntaba si era un buen momento para aceptar que sí tenía miedo.
Uenoyama ya estaba listo para fingir un dolor estomacal y escapar lo más pronto posible cuando sintió un par de brazos rodear su cintura para después sentir a Mafuyu acurrucarse en su pecho. Su cara comenzó a arder y su corazón se aceleró.
<<Controlate, hombre>> Se dijo a sí mismo llevando una mano a su rostro.
Le costaba acostumbrarse a los ataques repentinos de Mafuyu para demostrar cariño, un día de estos le iba a dar un buen ataque al corazón. Acarició sus cabellos mientras que con la otra mano lo abrazaba, se sentía muy bien.
Tal vez la hora y media de sustos podía sobrellevarlo siempre y cuando Mafuyu siguiera abrazándolo fuerte.
***
Apenas y pudo salir vivo.
Fue de las cosas más horribles que alguna vez había visto, incluso pensó que iba a desmayarse.
—Por la descripción...creí que daría miedo.—Mencionó Mafuyu con la mirada perdida.
Uenoyama dejó de avanzar de repente, tirando del brazo al contrario.
—¿Hablas en serio?—Preguntó incrédulo a lo que Mafuyu sólo asintió.
—Hiiragi me obligaba a mirar ese tipo de películas cuando éramos niños. Ya casi nada me asusta.—Sonrió sin ganas.
—Mi hermana me hacía lo mismo.—Agregó luego de un suspiro.—¿A dónde quieres ir ahora? Hay un arcade aquí, ¿Te gustan?
—¡Oh, me gustan! Hace mucho no visitó alguno, vayamos.—Dijo jalando del brazo al más alto.
A decir verdad él tampoco había visitado alguno en un largo tiempo, la última vez fue con Ueki e Itaya, terminaron discutiendo entre ellos; Ueki les hizo polvo.
El arcade del world porters tenía un aspecto bastante retro, la única luz que iluminaba el espacio provenía de las decenas de máquinas alineadas a cada lado de la sala y algunos adornos que emitían un brillo de colores neón. La música del lugar se entremezclan con soniditos de disparos mientras varios grupos de chicos apretaban frenéticamente las teclas de los juegos, seguramente estarían compitiendo entre ellos. Eso le dio una idea, era la primera vez que iba con su novio así que tendría que hacerlo más interesante.
—Mafuyu.—Le llamó.—El que saque las puntuaciones más altas recibirá algo a cambio, ¿Te parece?
Pareció pensarlo un momento, finalmente sonrió de manera retadora y asintió.
—El ganador hará lo que el otro pida.
Dicho esto iniciaron con un combate en street fighter, ambas máquinas estaban una frente a la otra, lo que no les permitía mirar los movimientos de su contrincante. El espíritu competitivo de Uenoyama se incrementó al juzgar mal a Mafuyu, pues era mejor de lo que imaginó en un principio. El pelinegro chasqueó la lengua varias veces en el proceso; Sato, por su parte se mantenía con el ceño fruncido y la mirada fija en la pantalla mientras su manos se movían, no quería perder.
En batalla el amor no existe.
Mafuyu arrugó la nariz al tener mayor desventaja, quería quejarse de la rudeza de su pareja, parecía divertido de poder ganarle. La pelea finalizó con Uenoyama como el vencedor, este celebró con un estruendosa risa desde su lugar.
—El inicio pinta bien para mí.—Sonrió arrogante.
Mafuyu lo ignoró y Uenoyama río por su rostro enojado.
Siguieron con el Taiko no tatsujin, un juego que consiste en aporrear los timbales al ritmo que marca la canción. Uenoyama se lo tomaba muy en serio, hasta criticaba las canciones que la máquina emitía, tales como J-pop, anime, vocaloid, entre otros. No era el tipo de música que escuchaba.
Mientras que Mafuyu disfrutaba de lo adorable que eran los diseños y acompañaba las melodías con algunos tarareos.
Uenoyama apenas pudo completar el 75% del máximo puntaje, mientras que Mafuyu lo había sobrepasado, declarándose como el ganador.
Uenoyama bufó y el turno para sonreír de manera arrogante era para Mafuyu.
<<Esto apenas comienza.>> pensaron.
Ambos corrieron para ocupar sus lugares en las máquinas de Mario kart, tomaron sus volantes con fuerza prometiéndose dar lo mejor del otro, sin piedad. Siguieron con otros juegos como Boberman, metal slug, el clásico pac-man; se adentraron a cabinas para juegos en los que debían dispararles a zombies y fantasmas.
También al juego favorito tipo scrolling shooter de la infancia de Uenoyama, "Dariusburst" ambientado en el espacio.
Incluso pasaron por un juego en el que debían golpear al topo que salía de lo hoyos con un martillo, hubo un pequeño incidente en ese, ya que Uenoyama no era muy paciente.
—Uenoyama-kun, calma.—Mafuyu miraba expectante a su novio.—Es sólo un juego.
—No.—Alzó la voz.—Esa basura se está burlando de mí.—Exclamó golpeando más fuerte con el martillo.
Por el bien de ambos Sato se llevó al muchacho para otro juego, aunque no iba a mentir, era divertido verlo así de enojado por unos simples topos.
Se humillaron juntos en el dance dance revolution, eran pésimos, definitivamente lo suyo era tocar y no bailar. Probaron el guilty gear y finalizaron con guitar hero.
Pese a que al inicio Ritsuka llevaba la ventaja, Mafuyu fue el ganador.
Uenoyama quería fingir no tener el orgullo hecho pedazos pero su rostro era tan expresivo que Sato no tardó ni tres minutos en darse cuenta que estaba decepcionado.
—Tendrás que hacer lo que yo quiera.—Dijo abrazándolo.—Sé un buen perdedor.
El contrario sonrió.
—De acuerdo, ¿Qué es lo que quieres?
—Hmm te lo diré después, ahora quiero que vayamos ahí.—Dijo señalando hacia una cabina de fotos.
No le pareció la gran cosa, pero todo cambió una vez que les entregaron diferentes disfraces para cada foto, era una tira de cuatro recuadros con diferentes temáticas. La primera se trataba de un mundo de fantasía, Mafuyu era un rey y Uenoyama su fiel caballero; la segunda se trataba de un concepto más "adorable", debían usar unas orejas de gato a juego junto a sus respectivas poses, Uenoyama se sintió como un completo imbécil mientras que Mafuyu se veía muy lindo; la siguiente era con tema de un matrimonio, Uenoyama fue el que usó el velo de novia a petición de su pareja, y por último eran libres de posar como desearan, optaron por darse sólo un abrazo y sonreír.
Obtuvieron sus copias una vez fuera, Ritsuka se sintió avergonzado por lo rígido que salió en las primeras. Mafuyu se limitó a reír, adoraba ese aire de chico malo que Uenoyama desprendía y verlo vistiendo de esa manera era como un tesoro que a partir de ese día sería su posesión más preciada.
Hace mucho que no se sentía tan feliz, le alegraba que Uenoyama le invitara a salir, y por supuesto agradecía que Itaya fuera un chico entrometido. Por su curiosidad ahora estaba pasando un día muy agradable junto al muchacho que le gustaba.
—Deja de mirarlo.—Le regañó el más alto.
—Te ves guapo.
—Te estás riendo.—Se quejó con el rostro cargado de rubor.
—Ya, mejor vayamos a comer algo.
***
—¿Tan pronto atardeció?—Preguntó con sorpresa mirando el cielo rojizo.
Mafuyu imitó su acción y habló.
—El tiempo pasa rápido, además te tardaste mucho comiendo.
—¿Ah? ¡Tú eras el que estuvo jugando con su comida!—Se excusó.
Mafuyu lo calló pasando sus manos por su cuello para acercar su rostro y depositarle un beso en la mejilla. Era la ventaja de que fueran casi de la misma altura. Caminaron sin rumbo una vez salieron del centro comercial, pronto caería la noche por lo que tendrían que regresar pronto.
—¿No había un parque de diversiones aquí?—Inquirió Mafuyu con la mirada en las personas que caminaban por el lugar.
—Oh, sí. ¿Quieres ir? Las luces son bonitas en la noche.
Abrazó a Uenoyama mientras continuaban caminando, a este le pareció que Mafuyu estaba más cariñoso de lo normal, si sería así siempre que salieran juntos, era casi seguro que traería a Mafuyu con frecuencia a minato mirai.
El parque de atracciones Cosmo World era muy conocido por sus montones de atracciones tanto para jóvenes y niños, la entrada gratis era un alivio para la billetera de la pareja.
Al llegar fueron maravillados por la grandeza de todos los juegos, en los que destacaban la montaña rusa y la inmensa rueda de la fortuna que iluminaban el lugar con sus muchas luces de colores, era simplemente precioso y deslumbrante, un espectáculo que valía la pena en probar.
—Es enorme.—Comentó Mafuyu sorprendido.
—¿Te dan miedo las alturas?
—No.
—Entonces vayamos ahí.—El guitarrista completamente decidido tomó de la mano al más bajo para arrastrarlo por el lugar hasta llegar a la taquilla.
—¿En serio?
—¡Claro! Estoy seguro que será increíble.
Mafuyu sonrió tímidamente y se dejó guiar.
Frente a la noria se sintieron algo temerosos, era lógico que se viera más grande estando tan cerca pero eso era demasiado. Sin embargo, no iban a retractarse, Uenoyama fue en busca de los boletos, lo que hizo perder de vista a Mafuyu por un momento. Cuando tuvo en sus manos los pases volteó para encontrarse con la cabecita de cabellos naranjas, pero no lo encontró. Caminó hasta el sitio en el que lo dejó dando algunas vueltas sobre su lugar pero seguía sin verle, estuvo a punto de llamarle cuando algo color rojo se posó frente a sus narices.
Era una rosa.
—¿Y esto?—Preguntó sin entender.
—Un chico me lo vendió, ten.
—G-Gracias.—Murmuró apartando la mirada.—Te daré una la próxima vez.
Mafuyu se sintió feliz de escucharle hablar de una siguiente ocasión, era como una promesa de que días como esos seguirían repitiéndose a su lado y él estaba más que dispuesto a pasar tiempo con él. Se divirtió más de lo que imaginó, no había sentido tanto entusiasmo de salir con alguien en mucho tiempo. Su novio era dulce y amable, no lo aparentaba a simple vista pero ese era su encanto.
Su turnó llegó, tomaron asiento y uno de los encargados del juego les puso el seguro, el espacio estaba en gran parte cerrado lo cual les brindó más confianza, una melodía comenzó a sonar y las luces se hacían cada vez más brillantes, era emocionante y a la vez aterrador. Pero estaban juntos así que todo estaría bien.
La rueda comenzó a girar lentamente, despegándose cada vez más y más del suelo, pronto las personas que miraban la atracción se veían pequeñas; el viento comenzaba a acariciarles haciéndoles estremecer, ya había oscurecido, lo que hacía más bonita la experiencia. En su punto más alto podían ver perfectamente el parque totalmente iluminado, colores como el rojo, amarillo, rosa y naranja dominaban todo el sitio, los ojos de Mafuyu parecían brillar de lo emocionado que estaba, Uenoyama estaba igual, podía verse el puerco desde ahí, el agua cristalino reflejaba los edificios al rededor. El cielo estrellado sobre ellos les hacía soltar uno que otro suspiro.
—La luna se ve muy cerca.—Dijo Mafuyu inclinando su cabeza para apoyarla en el hombro de Uenoyama.
Él no respondió, simplemente entrelazó ambas manos para mantenerse en silencio disfrutando del paisaje, era una de las experiencias más bonitas que jamás olvidaría y mucho menos estando con la persona que más quería.
Mafuyu se separó para mirarlo, sus ojos fueron directo a los labios de Uenoyama, él lo entendió inmediatamente y con el calor inundando sus mejillas se acercó para unir sus labios en un beso que el menor no tardó en profundizar acercando todavía más su rostro con sus manos. Estuvieron de esa manera durante un rato cuando se apartaron para mantenerse abrazados.
—Fui el ganador, así que quiero exigir mi premio.—Sato rompió el silencio.
—¿Qué quieres pedir?
Mafuyu comenzó a jugar con sus dedos, a lo que su pareja se preocupó al notarlo nervioso, comenzaba a asustarse.
—Uenoyama-kun.—Le nombró titubeante.—Mi mamá quiere conocerte.
Oh.
¡Holi! Aquí su poderosa -Kkyong regresó y se disculpa por la espera. Tengo otros dos capítulos completos así que todo estará bien por ahora¿
Vamos a fingir que el centro comercial al que fueron es un lugar que fácilmente podrían pagar dos muchachos de preparatoria. Porque dudo que sea así, o yo seré muy pobre(?
Como dato extra la noria a la que se subieron es considerada la más grande del mundo y la verdad es que sí está muy bonita :(
Eso es todo, gracias por leer ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top