C10: Sin temor al invierno

𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓧

La verdad es que nunca le ha gustado el invierno, jamás, ni cuando era pequeño.

Usualmente a los niños les emocionaba jugar en la nieve y tomar mucho chocolate caliente, a él también le hubiera gustado, pero nunca pudo.

Siempre fue un poco débil y caía en cama con frecuencia, pero durante el invierno enfermaba con mayor facilidad, eso lo mantenía alejado de sus únicos amigos  y lo obligaba a quedarse en el infierno de su hogar en aquellos años.

Y tiempo después, cuando lo que pasó, pasó, terminó odiando esa estación.

Fue entonces que pasar el invierno en cama se volvió un alivio, enterrarse bajo las sábanas se sentía como escapar de todo lo que lo atormentaba, una oportunidad para estar solo, aunque algunas veces se volvía aterrador lo mucho que le gustaba cerrar los ojos y no despertar.

Al final, de lo único que nunca pudo huir fue del frío que lo abrazaba, era doloroso, insoportable, y lo odiaba. Tal vez se lo merecía, tal vez ese era su castigo.

En realidad anhelaba hallar el consuelo en el calor de una persona. Aunque probablemente eso nunca iba a suceder.

Entonces escuchó a alguien llamándolo por su nombre, sintió el calor en su espalda, y la delicadeza del toque de unas manos amables...

Era Uenoyama despertándolo.

Mafuyu abrió los ojos con lentitud observando su habitación en penumbra, la televisión frente a él mostraba los créditos de alguna película que él claramente se perdió, afuera estaba nevando, las ventanas estaban cerradas, impidiendo el paso de la corriente fría, y a su espalda estaba el cuerpo de Uenoyama abrazándolo bajo las mantas. Se sentía bien.

—Te dormiste otra vez, con esta van tres películas.—Murmuró Uenoyama con suavidad.—Te dije que si solo querías dormir yo te cuidaría, no me voy a ir.

Cierto, Uenoyama fue para cuidarlo cuando le dijo que tenía fiebre.

—De verdad quería verla, estoy cansado de dormir, pero continúo haciéndolo.—Suspiró triste mientras bajaba la mirada un poco apenado.

—Está bien Mafuyu, es normal cuando alguien está enfermo, el cuerpo pide descanso para recuperar energías.

Uenoyama le sonrió, Mafuyu quería besarlo. Lo quería demasiado.

—Es la segunda vez que me cuidas cuando enfermo.—Le recordó acurrucándose más contra él.
Su novio desvió un poco la mirada tratando de ocultar su sonrojo, era evidente que lo recordaba con claridad, el castaño tomó una de las manos del mayor, lo que llamó su atención. Mafuyu le siguió mirando directamente a los ojos para alentarlo, Uenoyama cedió.

—No necesitas llevar una cuenta, puedes estar seguro de que te cuidaré siempre.—Dijo Uenoyama acomodando su cabeza en el hombro de Mafuyu.—Aunque preferiría que no te enfermes.

Mafuyu soltó una pequeña risita.

—Si la música no funciona aún puedes ser enfermero, Uenoyama-kun.

—Lo tendré en cuenta.—Le devolvió la sonrisa.—Entonces...¿Quieres ir a la cama?

—Umh...¿justo ahora? No me he bañado aún y-

—Para dormir.—Le aclaró.

—Ah.

Ahora fue el turno de Uenoyama para reír.

—Cállate, eres muy confuso con tus señales.—Mafuyu se puso de pie de repente, sintiéndose entre enojado y avergonzado.

Uenoyama lo acercó hacia él para besarlo, Mafuyu quiso resistirse pero finalmente le correspondió en medio de su berrinche. Jamás se negaría ante la oportunidad de un beso y menos cuando estaban solos, eran esos momentos en los que podían expresar por completo lo mucho que se necesitaban.

—¿Está bien si solo dormimos? Lo siento, de verdad quería que pasemos tiempo juntos.—Dijo haciéndole un espacio en su cama.

—Está bien, ver tanta televisión me ha cansado los ojos.—Le tranquilizó.—Además, te dije que pasaríamos el día juntos y eso es lo que haremos.

Mafuyu sintió que su corazón iba derretirse, si así es como eran las cosas, no tendría miedo de los pensamientos que atacan su mente y lo traicionan, Uenoyama los alejaría uno a uno con su sola presencia. Su cuerpo se relajó al sentir como el contrario se acomodaba a su lado, lo cubría con las mantas y lo acercaba más a su pecho para que pudiera descansar.

¿Es así como se sentía la felicidad?

¿Con tanta tranquilidad?

—¿Qué quieres que hagamos más tarde?—Le preguntó Uenoyama aún abrazándolo y compartiendo el calor de su cuerpo.

Mafuyu lo pensó por un momento, no se le ocurría nada mejor que tenerlo justo como estaban en ese instante, en los brazos del otro, con el sonido de su respiración y los latidos de su corazón.
Se sentía pleno.

Pero tal vez sí había algo.

—¿Me harías chocolate caliente cuando despertemos?—Le pidió tímidamente.

Mafuyu no pudo verlo, pero sabía que Uenoyama estaba sonriendo.

—Claro que sí.

Esta vez podría dormir en paz.

"Me haces sentir que puedo ser feliz de nuevo" pensó antes de cerrar los ojos.


Hiragi Kashima era consciente de que podía ser algo intenso y demandante en contraste con sus dos mejores amigos, Mafuyu Sato y Shizusumi Yagi—este último siendo también su novio— ambos chicos eran bastante tranquilos y serenos, casi rozando a lo aburridos, además habían admitido con anterioridad que era difícil seguirle el paso ya que él desbordaba energía y entusiasmo por todas partes.

Lo sabía muy bien, y aún así no paraba de arrastrarlos a sus planes, pero no podían culparlo, es decir, pasaron un buen tiempo distanciados, y sinceramente Hiiragi siempre había sido el más sensible del grupo, por lo que se la habría pasado mal en esa época. Los extrañaba, por eso no aceptaba un no por respuesta cuando utilizaba cualquier excusa para reunirse y pasar el rato juntos como en los viejos tiempos, claro que... no podía ser igual, pues muchas cosas habían cambiado desde entonces, pero afortunadamente no todo fue malo, también habían cosas buenas.

—¿Una fiesta de pijamas? ¿Acaso tenemos cinco años?—Dijo Uenoyama esa tarde, mientras Mafuyu le ofrecía una de sus camisetas para dormir, no tenía pijama, pero eso podía funcionar.

—¿Eh? ¿Tienes algún problema?—Sonrió el rubio, amenazante.—Además, ¿tú que haces aquí? no recuerdo haberte invitado, aquí solo estamos amigos de la infancia de Mafuyu.—Hiiragi abrazó posesivamente al susodicho por la cintura, Ritsuka lo miró con mala cara.

—Yo le dije que viniera.—Habló Mafuyu sin apartarse de su amigo.—Bueno, de todas formas iba a venir, me visita todos los días.—Confesó sonriente.

—Umh...bueno, si no hay de otra.—Dijo aceptando de mala gana.

Uenoyama enfureció.

—¡No es como si necesitara tu autorización para estar aqui—Le gritó.—¡Y deja de abrazarlo así!—El pelinegro jaló del brazo a su novio, separándolo de Hiiragi.

Mafuyu intentó ocultar una sonrisa divertida.

—¿Lo ves, Mafuyu?—Exclamó señalando acusatoriamente a Uenoyama—¡Es mala idea traer a tu novio con tus amigos! Estará actuando sobreprotector todo el tiempo, ¡eres un ridículo, idiota!

—¡¿A quién llamas idiota, idiota?!—Le reclamó jalandolo del cuello de su camiseta.—Además ¡Shizusumi es tu novio y él también está aquí!—Dijo apuntando al más alto, quien se encontraba ya recostado en su propio futón dormitando.

—E-Eso es diferente.—Se excusó.—Él no arma este tipo de escénitas...¡Shizu, no te duermas!—Le llamó en voz alta, haciendo que el muchacho se removiera enojado.

Ambos chicos continuaron discutiendo acaloradamente, Mafuyu que ya estaba bastante acostumbrado a sus peleas continuó acomodando su habitación para que todos pudieran dormir en ella.

—¡Veo que ya se están divirtiendo! Muchachos ¿están jugando a las luchas?—Preguntó alegremente la madre de Mafuyu, quien observaba desde el marco de la puerta.—No se vayan a lastimar.—Sonrió inocente.

Entonces quedaron tiesos al instante.

—A-Ah...sí, estamos jugando.—Uenoyama detuvo el agarre de la cabeza de Hiiragi en cuanto escuchó la voz de la mujer.

—Claro, no tiene de que preocuparse, solo le enseñaba a Uenoyama lo que aprendí en una película.—Le siguió el muchacho con una risita nerviosa, dejando de jalar el cabello de Uenoyama.

Mafuyu miró con incredulidad como su novio y su amigo casi casi se abrazaban para aparentar frente a su mamá.

—¡Qué lindo!—Se alegró Mashiro tragándose por completo la mentira.—Mafuyu, les preparé hamburguesas para que coman más tarde, me voy a mi habitación.—Le indicó recibiendo un asentimiento por parte de su hijo.—Muchachos, hagan el ruido que quieran, les aseguró que una vez siento las almohadas no despierto ni porque comience un terremoto.—Terminó riendo mientras se alejaba.

—¡Muchas gracias!—Agradecieron al mismo tiempo.

Cuando la mujer se fue ambos chicos se miraron con fastidio y se alejaron, Hiiragi fue a despertar a Shizu, y Uenoyama a ayudar a Mafuyu.

—El que comience una pelea otra vez recibirá un castigo.—Anunció Shizusumi un rato más tarde, cuando todos estaban reunidos y sentados en el suelo de la habitación.

—¿Un castigo?—Repitió Uenoyama.

—¿Cuál?—Quiso saber Hiiragi.

—No les diré, pero no les gustará, así que no se peleen otra vez.

Los muchachos suspiraron cansados pero finalmente accedieron.

—Por cierto, Shizu-chan, tu pijama es muy bonita, es a juego con la de Hiiragi.—Habló Mafuyu, desviando ingenuamente el tema hacia otra dirección.

Hiiragi y Shizusumi llevaban una camiseta con el dibujo de un osito y a su lado un corazón a la mitad, cuando se ponían uno al lado del otro el corazón se completaba, la camiseta estaba acompañada por unos pantalones azules que aparentaban ser muy cómodos. En cuanto a Uenoyama y Mafuyu, ambos llevaban camisetas al azar y pantalones cortos.

—¡¿Verdad que es lindo?! Lo compré especialmente para hoy—Canturreó alegremente el rubio, abrazando a Shizu.

—Yo no uso pijama.—Agregó el más alto.—Duermo desnudo.—Dijo con simpleza haciendo que todos le miraran sorprendidos.

—Ah, sí, también por eso lo compré...—Asintió Hiiragi.—Bueno, ya basta de tonterías, comencemos antes que Shizu se duerma otra vez.—Exclamó poniéndose de pie para buscar una serie de DVDs de terror que había traído consigo.

Uenoyama palideció apenas miró la portada de los DVDs, no era muy bueno con las películas de terror, casi siempre que miraba películas con Mafuyu era sobre dibujos animados o películas de aventura.

—¿E-En serio quieren ver eso?—Titubeó nervioso.

—¡Claro, nos encanta! ¿Verdad?—Hiiragi se dirigió a sus dos amigos.

Shizusumi y Mafuyu asintieron.

—Más bien creo que eres tú el que tiene problemas con las películas de miedo.—Shizu acusó a Hiiragi.—Cuando éramos niños obligabas a Mafuyu a mirarlas cuando el que casi se orinaba del miedo eras tú. 

Al rubio casi se le cae el control remoto al escuchar lo último.

—Debes estar imaginando cosas, Shizu.—Contestó nervioso el chico mientras colocaba el disco.

Los créditos iniciales comenzaron a aparecer en la pantalla, los cuatro chicos tomaron asiento frente al televisor y se pasaban bolsas de frituras y refrescos, las luces estaban apagadas solo porque Mafuyu y Shizu querían molestar al rubio, quien se fingía muy valiente. Pronto les daría frío por lo que también tenían mantas y almohadas con ellos.

Así, la película empezó y Uenoyama sólo rogaba para que la historia fuera mala y los efectos dieran pena, tal vez así no tendría tanto miedo. Sintió unos brazos rodear su cintura, era Mafuyu acurrucándose contra él como ya era costumbre, bueno, al menos así podría ser menos horrible la siguientes dos horas.

Hiiragi se había arrepentido desde el momento en que le dio al botón de play. Lo aceptaba, era un miedoso de primera, odiaba las películas de terror, siempre lo hizo pero nunca lo admitió, en su infancia obligaba a Mafuyu a verlas solo porque pensó que sería divertido asustarlo, sin embargo, la jugada le salió mal porque el castaño ni se inmutó la primera vez que vieron 'Halloween', en cambio él tuvo pesadillas todas las noches e incluso terminaba durmiendo en la cama con su mamá. Pero eso nunca podría decírselo a sus amigos, así que tenía que seguir con su farsa.

Hiiragi y Uenoyama no lo sabían, pero estaban atravesando por el mismo calvario, solo les quedaba aguantar lo mejor que pudieran las siguientes horas.

...

No había pasado ni una hora cuando ambos chicos se encontraban temblando peor que perros chihuahueños, ya ni podían ocultarlo, los dos muchachos estaban usando a sus novios como escudos para no ver la televisión. Shizusumi, quien ya consideraba las ridiculeces de su pareja como algo de todos los días, seguía tan serio como siempre, y por parte de Mafuyu, él simplemente se divertía en silencio con toda la situación.

Casi en el clímax de la película todo se volvió sangriento y desagradable para los más sensibles, inició una escena de persecución entre los monstruos y las víctimas que huían y se escondían de la propia muerte, era un momento de suspenso intenso por lo que los cuatro muchachos estaban en completo silencio, Uenoyama y Hiiragi tenían una mano en el pecho, seguros de que en cualquier momento tendrían un ataque al corazón. De pronto un grito de horror se escuchó dentro de la pantalla y el primer plano del rostro deforme del monstruo antagonista, Shizusumi y Mafuyu se sobresaltaron un poco pero los otros dos chicos soltaron un grito que estaban conteniendo desde hace rato.

—¡AGHH, APÁGALO, SHIZU, APÁGALO!—Gritó Hiiragi con terror abrazando fuerte el cuerpo más cercano a él.

—¡ENCIENDAN LA LUZ! SIENTO QUE ESA COSA VENDRÁ POR MÍ TAMBIÉN.—Fue el turno de Uenoyama de gritar patéticamente con la respiración entrecortada.

Mafuyu encendió la luz de su habitación y Shizusumi apagó la televisión, ambos con expresión burlona, listos para reírse en la cara de sus novios.

Uenoyama y Hiiragi abrieron los ojos al mismo tiempo, dándose cuenta de que estaban abrazados en el suelo, entonces el grito de terror se volvió un grito de desagrado.

—¡¿Por qué estás abrazándome?!—Se quejó Ritsuka separándose del rubio

—¡Idiota, yo creí que eras Shizu!—Se defendió—Además...tú tomaste mi mano primero.—Hizo una expresión de asco.

—Ya no peleen o Shizu-chan se enojará.—Advirtió Mafuyu sin contener su sonrisa.

Se dieron por vencidos de inmediato.

—Mejor veamos algo más tranquilo.—Sugirió Hiiragi sintiéndose derrotado.

—Hmm, tengo 'El Rey León'.—Enseñó Mafuyu el disco a sus amigos.

—Oh, esa es linda.—Sonrió apenas Shizusumi, a él le gustaba Disney, aunque no lo aparentara.

—Iré por las hamburguesas.—Dijo Mafuyu saliendo de la habitación mientras Shizu ponía la siguiente película.

Un rato más tarde, los chicos estaban comiendo mientras miraban embelesados la pantalla —con las luces encendidas esta vez— el frío de la noche se había colado en el cuarto, por lo que estaban bien envueltos entre las cobijas, esta vez Hiiragi y Uenoyama estaban más alejados para no volver a tener otro incidente.

Todo iba tranquilo hasta que llegaron a la parte de la muerte de Mufasa, Shizu y Mafuyu estaban conmovidos pero de pronto se distrajeron al escuchar sollozos y el sonido de alguien sonándose los mocos, cuando miraron a sus lados se encontraron con Hiiragi y Uenoyama llorando a lágrimas gruesas sobre sus hamburguesas. Entonces todo rastro de tristeza fue reemplazada por risas despiadadas, lo que avergonzó a sus parejas.

La noche continuó entre algunas lágrimas y risitas malvadas, los chicos se cansaron de ver la televisión y pasaron a los juegos de cartas, lo que impulsó la competitividad entre Hiiragi y Uenoyama, por lo que no pudieron jugar por demasiado tiempo para que estos no inciaran otra discusión.

Ya un poco cansados se recostaron en los futones para seguir hablabando de tonterías y cosas sin importancia, Hiiragi pareció recordar algo pues se apresuró a rebuscar entre sus cosas, finalmente sacó un frasco de mascarilla facial y una pequeña espátula.

—¿Y eso para qué?—Inquirió Mafuyu mirando extrañado el frasco.

—Mi mamá me lo compró y me dijo que lo comparta con ustedes.—Explicó el chico.—¡Te deja la piel muy suave! Además huele delicioso.

—Uh...es verdad, tiene un aroma a chocolate.—Murmuró Mafuyu con suavidad.

—Esto parece una pijamada de chicas.—Dijo Uenoyama frunciendo los labios.

—Bueno, allá tú si quieres tener la piel fea, solo recuerda que a las fans les gusta los chicos de buena apariencia.—Replicó Hiiragi con malicia.

Ritsuka estaba a punto de responderle cuando sintió algo húmedo en su mejilla, era Mafuyu comenzando a colocarle la mascarilla.

—¿Ves? Ni siquiera Mafuyu quiere un novio con la piel seca.—Siguió el rubio, sacándole la lengua al pelinegro.

Y Uenoyama le tiró una almohada.

Eran cerca de la 2 de la madrugada cuando los cuatro estaban tendidos en el suelo con el rostro cubierto de la mascarilla color café, habían puesto algo de música y tarareaban una que otra canción que les gustaba y que les servía como fuente de inspiración para sus propios trabajos.

—Ya pasaron los 20 minutos.—Habló Shizusumi con voz cansina, el muchacho siempre se dormía temprano así que estaba cerca de su límite.—Oye Hiiragi...—Le Insistió al no obtener respuesta.

—Ya se durmió.—Le dijo Mafuyu.—Tantos gritos les gastó la energía, Uenoyama también está desmayado.

El más alto se apoyó sobre sus codos para mirar a ambos muchachos completamente dormidos y roncando.

—Eso explica el silencio tan repentino.—Respondió.—Vamos a dormir también, si estos se despiertan probablemente sigan haciendo un escándalo.

Mafuyu rio bajito, Shizusumi lo observó en silencio, pensando.

—Sí, pero hay que admitir que fue divertido, estoy seguro que ellos también se divirtieron, así se llevan los dos después de todo.—Mafuyu separó algunos cabellos que caían en el rostro de Uenoyama.

Shizusumi sonrió al verlo.

—¿Estás bien ahora, verdad?—Le preguntó con tranquilidad.

Mafuyu lo observó fijamente, entonces le regaló una sonrisa sincera.

—Gracias por siempre preocuparte, Shizu-chan.—Habló luego de un momento.—Estoy muy bien, seguramente tú también lo estás.

Shizusumi miró a Hiiragi, quien dormía boquiabierto.

—Es cierto.—Aceptó regresando sus ojos a su amigo más bajo.

Los dos muchachos estaban a punto de acostarse para dormir pero entonces recordaron un acuerdo que habían hecho en secreto, originalmente iba a ser el castigo de ambos pero siempre que inciaban una pelea lo dejaban al recordar la amenaza de Shizusumi, sin embargo él y Mafuyu no se quedarían con las ganas.

Así cuando la mañana siguiente llegó, Hiiragi y Uenoyama se despertaron en los brazos del otro completamente atónitos y asqueados por la mala broma que les habían hecho los otros dos chicos.

El resto es historia.

—¿Van a salir? Pero está haciendo frío afuera, preferiría que se queden en casa...—Expresó preocupada la madre de Uenoyama.

—Estaremos bien, mamá. No tardaremos mu-

—¡Mafuyu, supe acerca de tu fiebre! ¿Ya estás mejor? No deberías salir al frío de afuera si aún te estas recuperando.—La mujer tomó de las manos al más joven, ignorando a su hijo.

Desde que la madre de Uenoyama conoció a Mafuyu luego de enterase de su relación, no podía estar más encantada con el muchacho, disfrutaba tenerlo en casa y hablar con él a tal punto que cuando Mafuyu va de visita la madre acapara toda su atención, al castaño no le molesta, al contrario, la mujer le parece de lo más agradable y divertida.

Uenoyama, por su parte, a veces siente que su madre quiere robárselo, si no fuera porque ella está casada con su padre él de verdad se asustaría. 

—No tiene que preocuparse, ya me siento mucho mejor, Uenoyama-kun...es decir, Ritsuka-kun me ha estado cuidando mucho.—Le respondió con una amable sonrisa.

—¿Es así? Bueno, más te vale, Ritsuka.—Le regañó dándole un buen jalón de orejas a su hijo.—Jamás conseguirías a otro niño tan lindo como él.

—¡Agh, eso duele!—Se quejó Uenoyama.

Mafuyu solo soltó una risita divertida.

—Bueno, si van a salir deben abrigarse bien.—Sentenció la mujer.

—Ya llevo puesto un abrigo.—Señaló Mafuyu.

—¡Eso no es suficiente! Ritsuka, trae todo lo que tengas para el frío, si Mafuyu se enferma otra vez no vendrá pronto a la casa.—Replicó angustiada.

Un rato más tarde, el más joven de los Uenoyama se encontraba aguantándose la risa al ver a su novio enfundado de capas y capas de ropa para el invierno, se preguntaba si podría caminar, pero no desaprovecharía la oportunidad de verlo así. De hecho, era algo adorable, también traía puesto una bufanda rosa —seguramente de su hermana— a juego con unas orejeras del mismo color. Daban ganas de abrazarlo, pero mejor le tomaría fotos para burlarse después.

—¡Así está mejor!—Exclamó la señora Uenoyama, terminando de acomodar la bufanda para Mafuyu.—Por cierto, ¿a donde irán?

—Solo llevaremos a Kedama y a Hinata al parque, han estado muy inquietos los dos.—Le respondió Ritsuka colocándole el arnés y la correa a ambos animales.

—Hace tiempo no salimos los cuatro juntos, a Kedama le gusta jugar con Hina.—Agregó sonriente el castaño.

—Diviértanse chicos, si hace más frío regresen de inmediato.—Indicó la mujer, despidiendo a ambos desde la puerta.—¡Qué lindo! Parecen una familia, no puedo esperar a que se casen y tengan hijos.—Dijo sonriente antes de entrar a la casa.

Uenoyama y Mafuyu se congelaron, y no precisamente por el frío.

Estuvieron así por un momento hasta que los ladridos y maullidos entusiasmados de sus respectivas mascotas los sacaron de su pequeño trance.

De camino al parque nadie dijo nada, solo se escuchaban las pisaditas de Kedama y Hinata. Uenoyama y Mafuyu estaban perdidos en sus propios pensamientos.

Uenoyama quería romper ese incomodo silencio, pero no sabía cómo, entonces Mafuyu se le adelantó.

—¿Quieres intercambiar?

–¿C-Cómo dices?—Uenoyama no comprendía.

—A Kedama y a Hina.—Señaló con la mirada.—Toma la correa de Kedama y yo llevaré a Hinata.

—Ah, claro...—El más alto aceptó, pasándole a Hinata.—Oh, no está mal, así Hina se acostumbrará más a ti, aunque ya te tiene mucha confianza.

—Eso creo, a diferencia de cómo empezamos creo que ahora sí le agrado.

—Por supuesto...hablando de Kedama, yo siempre le gusté.—Dijo orgulloso.

—Sí, bueno, a Kedama le gusta todo y todos.

—¿Entonces no soy especial?—Suspiró Uenoyama.–Seguramente estás celoso.—Dijo burlón 

Mafuyu arrugó la nariz con fastidio, el contrario casi se derrite de ternura. Uenoyama comenzaba a mejorar molestando a Mafuyu, más que nada lo hacía en venganza ya que a él siempre lo atrapaba con la guardia baja, incluso Hiiragi siempre se reía de él diciendo que Mafuyu lo tenía completamente dominado, y si bien es cierto, era vergonzoso para él admitirlo así que se desquitaba burlándose de su novio, aunque terminaban peleando en la mayoría de ocasiones.

El camino hasta el parque fue corto, era de mañana y el cielo se encontraba despejado, el sol podía verse a diferencia de días anteriores, razón por la que les pareció buena idea salir a dar un paseo. Ambos jóvenes ubicaron la banca más cercana y decidieron descansar ahí mientras Kedama y Hinata jugaban y se correteaban en el césped, era divertido ver como la gagtita Munchkin intentaba escapar con sus diminutas patitas del pomerania, quien se había vuelto más juguetón de lo normal gracias a su nueva compañera.

No habían muchas personas en el parque y los pocos que se encontraban ahí estaban en lo suyo, Mafuyu aprovechó la oportunidad para entrelazar su mano con la de Uenoyama y este le correspondió de inmediato.
Estuvieron en silencio por un rato, lo cual era malo porque Uenoyama comenzaba a divagar acerca del comentario de su madre respecto a los hijos, entonces se imaginó a Hinata y a Kedama como versiones humanas con la cara de Mafuyu corriendo y jugando mientras exclamaban: "Mírame papá, corro muy rápido."
Ritsuka sintió un escalofrío y Mafuyu no ayudaba con todas esas capas de ropa sobre él, aparentaba estar embarazado y eso lo aterro más, no debió permitir que su madre lo cubriera tanto.

Su imaginación hubiera exagerado aún más si no fuera por Mafuyu salvándolo nuevamente de sus pensamientos.

—¿Has escuchado a la gente decir que las mascotas se parecen a sus dueños?—Le cuestionó Mafuyu con una sonrisa y la mirada puesta en Hinata y Kedama.

—Hmm algo...ahora que lo dices, creo que es verdad, tú y Kedama se parecen bastante, más que nada cuando me pides que haga lo que quieres, ya sabes, esos ojos de cachorro te salen muy bien.—Uenoyama suspiró resignado, después de todo tal vez le gusta que Mafuyu lo maneje a su antojo.

—Pienso lo mismo de ti y Hinata—Dijo recostandose en el hombro de su pareja—al inicio ella era un poco gruñona conmigo pero después nos llevamos bien, estoy seguro que ahora también me quiere.—Sonrió tímido.—Justo como tú.

Uenoyama estaba a punto de explotar, era exactamente de lo que hablaba, siempre lo agarraba con la guardia baja, estaba seguro que lo atacaba a propósito para ponerlo nervioso.
Uenoyama quiso responderle pero su voz simplemente no salió, gritaba internamente mientras enrojecía hasta las orejas, solo alcanzó a acariciar su mejilla con el cabello de Mafuyu, completamente rendido.

Pero en realidad, no estaba nada mal, las cosas iban muy bien con Mafuyu, claro, discutían bastante todavía pero lo olvidaban rápidamente, incluso a veces pensaba que eso mantenía emocionante la relación, definitivamente podía verse en el futuro junto a Mafuyu aún cuando acabaran la preparatoria pero... ¿él pensaría igual?

—Uenoyama-kun, sobre lo que dijo tu mamá...—Habló Mafuyu.

Uenoyama se tensó, recordando sus divagaciones de hace un momento.

—A-Ah...sí, no le hagas caso, esa mujer está loca, siempre dice cosas sin sentido, me da pena mi papá ¿sabes?—Dijo titubeante.—Además ¿cómo espera que tengamos hijos? Ambos somos hombres.

—Bueno, es que me hizo pensar un poco, tú...¿alguna vez pensaste en casarte y tener hijos?—aventuró el castaño aún recostado sobre el hombro del contrario.

El más alto se puso serio, si a Mafuyu también le preocupaba lo mejor sería hablarlo juntos.

—No estoy seguro.—Uenoyama se enderezó pensativo sin apartar a Mafuyu—¿Tal vez? Creo que cuando estaba en primaria, los maestros siempre obligan a los niños a pensar en su futuro, así que simplemente di por sentado que cosas como casarme o tener familia era algo que terminaría pasando, no le tomé tanta importancia, además es justo en esa época cuando me obsesioné con la música —sonrió con nostalgia al recordar—así que no tomaba en serio otra cosa que no fuera aprender a tocar la guitarra.

Mafuyu lo escuchó atentamente pero no dijo nada, Uenoyama comenzaba a ponerse nervioso.

—Umh, ¿y qué hay de ti? ¿Alguna vez pensaste seriamente sobre ello?—Preguntó removiéndose algo incómodo sobre su asiento.

—Para nada.—Respondió con simpleza.—Mis padres no se llevaban bien, así que no quería nada como eso.—Dijo con pesadez.

Ritsuka se entristeció al escucharlo, pocas veces Mafuyu hablaba sobre su infancia, a diferencia de él, su casa siempre fue muy ruidosa, tenía a sus padres juntos y una hermana molesta pero que a fin de cuentas amaba, por lo que debió ser solitario para su pareja crecer solamente con su madre.

—Pero ahora que te tengo a ti...—Mafuyu continuó—creo que sería lindo que siguiéramos juntos siempre..—Confesó mirándolo directamente, algo nervioso y ruborizardo pero el anhelo en sus ojos era claro.—¿Tú no lo crees?—Inquirió posando la mirada en sus manos entrelazadas.

Uenoyama estaba boquiabierto, ¿acaso leía su mente? ¡Es justo lo que estaba pensando!

—Uh...yo...—Ritsuka de repente olvidó como hablar.

—¿No quieres...?—Preguntó Mafuyu preocupado.

—¡¿Qué?!—Uenoyama se apartó exaltado—¡No, eso no!—Agitó las manos exageradamente.

—Bueno...—Mafuyu hizo un puchero.

—¡M-Me estas entendiendo mal!—El pelinegro se puso de pie—¡Quiero estar contigo por siempre!—Gritó llamando la atención de algunas personas cercanas.

Mafuyu se sobresaltó por la reacción de su novio, incluso Kedama y Hinata se detuvieron para ver lo que le pasaba a uno de sus dueños, Uenoyama se dio cuenta de que lo observaban e incluso algunos se reían de él, apenado volvió a sentarse junto a Mafuyu, ocultando su rostro con sus manos.

Entonces Mafuyu comenzó a reírse como pocas veces lo hacía.

—Aghh...¡No te rías!—Se quejó enfurruñado.

—¿Qué fue eso, Uenoyama-kun?—Mafuyu se cubrió la boca para contener su risa.—Oh ¿fue una propuesta?

—Ah, lo que sea, no podría estar más avergonzado.—El joven se resignó.

—En ese caso acepto casarme contigo.—Mafuyu sonrió burlón.—Aunque lamento no poder darle nietos a tu mamá, pero podemos adoptar otro perro.

"Un demonio disfrazado de ángel" pensó Uenoyama.

—Mafuyu, vámonos por favor, las señoras de la otra banca se están riendo de mí.

—Bueno, vamos, ¿a tu casa o a la mía?—El castaño se puso de pie.

—A donde sea, iré por Hinata y Kedama.—Uenoyama revolvió cariñosamente los cabellos del contrario antes de alejarse, pero Mafuyu lo detuvo.—¿Qué pasa?

—Entonces...a mi casa.—Ordenó Mafuyu, Ritsuka asintió confundido.—Ya sabes, ahí estaremos solos y podremos intentar tener un bebé.—Sentenció con seriedad.

Uenoyama se soltó de su agarre rápidamente, caminando furioso hacia sus mascotas, ambos animales le miraron curiosos por su expresión, estaba completamente rojo.

—Un demonio, de verdad...—Se dijo para sí mismo, colocando nuevamente las correas de Hina y kedama.

No importa cuanto intentara poner nervioso a Mafuyu, él le ganaría, ha sido así siempre, Uenoyama ha estado completamente rendido ante él desde que se conocieron, y estaba seguro que en el futuro sería igual.

De camino a casa del castaño el sol se hizo más intenso, por lo que Mafuyu poco a poco se fue quitando la ropa que la madre de Uenoyama le había puesto, quedando solo con un abrigo y su bufanda, Uenoyama, por su parte, llevaba a ambos animales en brazos, ya que se cansaron a medio recorrido.

Mafuyu no paraba de sonreír mientras caminaba hombro a hombro con su novio, se sentía más tranquilo luego de escuchar a Uenoyama decir que quería estar con él para siempre.

Para siempre.

Para siempre.

Para siempre

Repitió en su mente una y otra vez, era una frase con un gran peso, para él simbolizaba una promesa, la eternidad misma, eso era justo lo que quería, estar con él por la eternidad, incluso si esta no existía.

—Ah, mira eso—Uenoyama llamó su atención.—La nieve se está derritiendo.—Señaló.

Mafuyu dirigió su mirada a las calles un tanto menos cubiertas por la nieve, aunque el frío se mantendría en las siguientes semanas el sol estaba volviendo a asomarse con fuerza.

—¿No te da gusto?—Le cuestionó con inocencia.

Mafuyu soltó tranquilamente el aire que no sabía que estaba conteniendo en su pecho.

—Sí, me alegra.—Respondió con sinceridad.

No podía esperar más para llegar a su casa y acostarse con Uenoyama, definitivamente no lo dejaría irse hasta el día siguiente.


Su primera noche juntos solo fue el inicio de una serie incontrolable de encuentros emocionantes y felicidad al momento de amarse. Solían encerrarse en la habitación de Mafuyu cuando no había nadie en casa, en ese momento nada importaba más que demostrarse cuanto se querían a través de sus caricias anhelantes y los besos que hablaban por sí solos.

En sus primeras veces juntos sus dedos temblorosos eran la prueba de su inexperiencia y nerviosismo por no saber cómo moverse, dónde poner sus manos o si estaba bien o no besar ahí. Pero poco a poco fueron aprendiendo lo que más le gustaba al otro y a uno mismo, entonces a partir de ahí todo se volvió más placentero para los dos jóvenes enamorados.

Mafuyu amaba la manera en la que Uenoyama le quitaba la ropa. Era lento, tortuoso, casi como si lo castigara, pero estaba bien, le gustaba de esa forma, así como también le gustaban los besos húmedos que dejaba por todo su cuerpo cuando estaba completamente desnudo, anteriormente le había dicho a su novio que podía ser más rudo si quería, no tuvo que decírselo dos veces, pronto los besos vendrían acompañados de mordidas que lo hacían estremecer.

Uenoyama se volvía completamente loco cada que sentía a Mafuyu derretirse en sus manos, frotarse contra él con absoluto descaro y gimotear sonoramente en su oído con todo el propósito de aumentar su deseo. Se preguntó incontables veces cómo era posible que un chico tan tranquilo y dócil como Mafuyu podría transformarse en un ser tan demandante cuando tenían sexo. Mafuyu lo llevaba al límite, exigía más de él incluso cuando Uenoyama le había entregado todo lo que tenía.

Mafuyu se sentía en las nubes cuando Ritsuka lo halagaba, siempre le había gustado cuando le celebraba sus progresos en la música, pero era más emocionante cuando le felicitaba por hacerlo sentir bien, en esos momentos Mafuyu se sentía como el chico más bueno del mundo. "Eres tan bonito" le dijo su novio una de esas noches cuando solo se concentraba en acariciarlo bajo su ropa y besarlo en el rostro. Al escucharlo Mafuyu supo que quería oír más de sus cumplidos.

"Te necesito" era lo que Uenoyama más amaba escuchar salir de los labios hinchados de Mafuyu cada que sus cuerpos estaban juntos, esa frase la decía en muchos sentidos y Uenoyama aceptaba gustoso todos. Pero tal vez amaba aún más los ojos suplicantes que su novio le dedicaba en su desesperación por sentirlo más cerca, más profundo y más fuerte dentro de él, fuera, por todas partes. Mafuyu abrazaba su espalda para que no se detuviera y él sujetaba su cintura con tanta fuerza que se marcaba en la piel pálida del contrario, tal parecía que Uenoyama lo necesitaba tanto o más que Mafuyu.

Pero lo que ambos más adoraban sobre todas las cosas era que ellos solo amaban todo lo demás por compartirlo con el otro.

Porque no había nadie más con quien quisieran todo eso.

Y así el invierno llegó a su fin.

Entonces Mafuyu solo pudo pensar que esa era la primera vez que disfrutaba tanto esa estación.


Nota:

Hola jeje.

La verdad no sé si alguien siga esperando actualización de esta historia pero aquí estoy, bien dicen que más vale tarde que nunca y yo me lo tomé muy en serio kajsjajsjs 😭.

Primero que nada una disculpota!!!
Sé que prometí no tardar un año como la vez pasada y en cierto modo lo cumplí porque esta vez me tardé año y medio 😍. Les prometo que ya no vuelvo a prometer nada JAJAJAJ.

Aunque por otro lado espero y me entiendan, actualmente estoy pasando por el terror de todo universitario:
la tesis.

Hablando un poco sobre el capítulo, me inspiré en los extras finales de cada tomo del manga, siempre hay pequeñas historias y me pareció muy divertido hacer algo así, la verdad es que me la pasé bien luego de tanto tiempo.

No tengo mucho que decir más que muchas gracias a las personas que siguen leyendo esta pequeña historia, de verdad que me hace feliz leer los comentarios y saber que esto les resulta entretenido. Ya lo he dicho pero por si siguen teniendo dudas voy a continuar con el fic aunque lo termine cuando todos nosotros ya estemos casados y con hijos o con perros y gatos.

Quisiera saber qué piensan, hasta me pueden insultar si quieren jaja 😭

Nos vemos en dos años 😍!!!
(Es broma)... o no(?
De verdad espero que no.



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