CAPÍTULO XXVIII. Entrevista al vencedor

Me encontraba frente a las cámaras y las personas del capitolio que no quitaban la mirada de mí, sin olvidar mencionar que Caesar Flickerman siendo aún muy joven era muy hábil con las palabras, y más para entrevistar a un rebelde que únicamente deseaba desaparecer de la faz de la tierra.

Estaba triste por la pérdida de lo más hermoso que tenía en esta patética vida, pero también estaba frustrado porque ahora era la marioneta del presidente solo porque mi último deseo era mantener con vida a mi familia y a la familia de mi pequeña Naftaly, sin embargo el costo por mi rebeldía era bastante alto que no estoy seguro si pueda soportarlo.

La entrevista estaba por comenzar, así que las cámaras se centraron en mi entrevistador y en mí ya que este sería el momento en el que yo le demostraría a Panem que cualquier signo de esperanza puede ser aplastada por el poder y la gloria del capitolio, cosa que a mí no se me daba bien debido a que mi fuego aun seguí vivaz debido a que aún deseaba con fervor la perfecta nación que un día soñé con Nafty, sin embargo tendría que apaciguar mi furia gracias a la promesa que le hice al presidente a cambio de la seguridad de las personas que aún viven en el distrito nueve.

El himno de Panem resonó en el foro en donde había miles de ciudadanos del capitolio que estaban ansiosos de ver derrotado al bastardo que los insulto públicamente. Una vez terminado el himno, Caesar inicio por saludar a todo Panem seguido de elogios sobre lo fascinante que habían sido los juegos del hambre de este primer vasallaje de los veinticinco, cosa que a mí me llenaba de rabia e ira, pero a la vez también me partía en dos el alma ya que yo había sido participe de muchas de las muertes, tal y como ellos deseaban que lo hiciera. Procedí a tomar asiento en un sofá rojo de terciopelo una vez que Caesar me lo índico para comenzar con algunas preguntas, que en lo particular debía fingir con toda la naturalidad del mundo, aunque también me obligaban a ser sincero.

-Me da alegría que una vez más nos acompañes Isaac, pero quisiera saber ¿Cómo te encuentras? -pregunto simpáticamente mientras me miraba fijamente a los ojos, como tratando de decirme que por más que odie a Panem me lo callara.

-Me encuentro bien físicamente, pero emocionalmente jamás podré recuperarme de lo que he vivido en la arena. La verdad es que... -dije con dificultad ya que las palabras que nacían de un sentimiento doloroso no podían ser reveladas, así que tuve que pensar bien mi respuesta para hacerme ver débil ante toda una nación -es que estoy arrepentido por haber dicho cosas horribles del capitolio, del gobierno y de los distritos de Panem. Ha decir verdad todas aquellas cosas que mencione en mi primera entrevista solo las dije porque me parecía injusto que mi Naftaly haya sido enviada a los juegos solo por ser tímida y reservada, sin embargo son solo palabras que nacieron de mi ira e inconciencia y por ello les pido perdón.

-De todo corazón te perdonamos Isaac. Pero cuéntanos ¿que sientes al ser el vencedor de este primer vasallaje? -pregunto con delicadeza ya que conocía el efecto que esa pregunta causaría en mí.

-Me siento patético y despreciable porque no pude proteger la vida de Naftaly. Sinceramente hubiera podido matar a cualquiera con tal de mantenerla a salvo, sin embargo me centre en el absurdo juego de los aliados y la paz, sin en cambio ahora que soy vencedor he podido ver el claro objetivo de celebrar cada año los juegos del hambre -respondí con seriedad y frivolidad para parecerme lo más posible a un aliado del capitolio, ya que eso era lo que deseaba de mí el presidente Frederick Snow, que el radical se volviera marioneta.

-Es claro el objetivo de los juegos, pero quisieras reafirmárselo a Panem.

-Por supuesto, para empezar los juegos del hambre es la forma en la que la nación evita futuros levantamientos en contra del gran poder del capitolio, además de que gracias a este método evita que muchos jóvenes y adultos tomen el valor de quebrantar la ley e irrumpir la perfecta armonía que existe, ya que como mencionaba, los asesinos, secuestradores, entre otros han desaparecido de esta perfecta sociedad, sin embargo lo único que jamás podre perdonar es el que los distritos hayan mandado a chicos inocentes a este juego, en donde era claro que tenían que haber enviado a los jóvenes que simplemente se encargan de desperdigar la paz y armonía entre ciudadanos.

-Tienes mucha razón Isaac, los distritos cometieron un grave error al mandar a chicos inocentes como Karou, Román y Naftaly al matadero, pero ten por seguro que en algún futuro se les castigara por tal injusticia. Pero creo que por ahora muchos queremos saber ¿a qué te dedicaras una vez terminada la gira de la victoria? -respondió alegremente mientras observaba a los alrededores del foro.

-Claro, bien pues me dedicare a la música, como muchos se habrán dado cuenta poseo la voz para ello, además de que mediante ello podré acercarme a Nafty, ya que a ella le encantaba que le cantara.

-Que hermoso, ¡No es así! -dijo con voz fuerte y alegre para animar al público que nos observaba, ya que al parecer gracias a mis palabras en verdad el capitolio me habían perdonado, por lo cual comenzaron a vitorear y aplaudir. Pasado algún tiempo Caesar al fin los tranquilizo y prosiguió con su trabajo. -Isaac, ¿Ya has pensado en tu nombre artístico y el género de música al que te dedicaras?

-Por supuesto, mi nombre artístico será D. Essex y el género musical, bueno no estoy seguro de su nombre, pero lo que si se es que es un género musical muy famoso aquí en el capitolio, sinceramente antes de los juegos no había tenido la oportunidad de escucharla, pero en mi estancia aquí pude contemplarla y debo admitir que me gusto el ritmo.

-Nos da mucho gusto que ya hayas visualizado tu futuro como una parte importante para el capitolio, estoy seguro que tu chica estará muy orgulloso de ti este donde este -dijo alegremente, sin embargo cuando escuche las palabras "tu chica estará orgullosa de ti" nuevamente comencé a sentirme como una basura que ahora estaba jugando a la súper estrella, cuando en realidad simplemente era un chico destrozado proveniente del distrito nueve, sin embargo esta era mi nueva vida, ser la marioneta perfecta para el presidente Frederick Snow y el capitolio.

Me siento como un fracasado, para empezar toda mi entrevista he estado fingiendo que adoro estar rodeado de las personas del capitolio, gracias a que me la he pasado bromeando con ellos e incluso me pidieron que les cantara una canción. En lo personal no me molesta cantar ya que al hacerlo imagino que es a Naftaly a quien se la estoy cantando, aunque la realidad sea otra. Ha pasado el tiempo y al fin mi entrevista con Caesar y la gente del capitolio concluyo con aplausos y gritos de emoción ya que al parecer logre ganarme su cariño nuevamente, aunque para ello tuve que dejar de ser yo mismo, sin embargo jamás podre perdonar al capitolio, al presidente y a los distritos.

Después de que la emoción de los ciudadanos del capitolio concluyo, prosiguieron a mostrar mis momentos de acción, romance, asesinatos pero no los de rebeldía y eso era obvio, por lo cual mis juegos del hambre jamás serian vistos por las nuevas generaciones, o acaso si los llegaran a mostrar estarían alterados ya que jamás el capitolio permitiría que un rebelde como yo alterara la paz nuevamente. Continúe viendo la grabación y en cada una de las imágenes en las que aparecía mi bella Naftaly las lágrimas escapaban de mis ojos incesantemente, gracias a que aún no podía aceptar que la haya perdido tan fácilmente cuando mi objetivo desde mi llegada era protegerla. Me odio, ahora soy una pieza que en teoría apoya al gobierno y estos estúpidos juegos, ¿Qué pensaría Karou, Román y Nafty?, ¿Acaso lo aprobarían o me verían como traidor? Bueno creo que tendré que vivir con esas interrogantes toda mi vida gracias a que Snow me ha dejado sin alternativas, aunque para ser sincero tengo un último acto de rebeldía pero aún no es el momento para darlo a conocer, así que mientras espero seguiré jugando a la perfecta marioneta del capitolio, D.Essex.

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