CAPÍTULO XXVI. Cuento de hadas
El presidente Frederick Snow esperaba que el show terminara con la eminente muerte de alguno de los dos, pero la realidad era que ninguno de nosotros era suficientemente capaz de arrebatarnos la vida el uno al otro porque nos amábamos, y por alguna razón esta vez el presidente se había equivocado, nuestro amor no era de esos que se podían llegar a quebrantar. Quería llorar, no podía creer que el momento de despedirme de ella hubiera llegado tan rápido. Deseaba besarla, decirle cuanto la adoro y cuanto la extrañare porque estaré solo en el infierno, gracias a que por culpa de Snow me refundiré en las cálidas llamas del sufrimiento ya que fui participe de muchas muertes que jamás podre perdonarme.
El cielo nocturno aún era presente en esta trágica escena dramática, sin embargo era despreciable este escenario que me obligaba a decirle adiós a la persona más maravillosa que durante años ha compartido los momentos más alegres de mi patética vida. Comencé a derramar lágrimas de furia, tristeza e irá, sin en cambio para compensar mi debilidad mire las estrellas y enseguida tome ambas manos de Naftaly para que pudiera sentir por última vez su dersa piel que me brindaba seguridad.
-Naftaly, está claro que este juego no podemos ganarlo los dos, sin embargo estoy dispuesto a morir para que tú seas coronada vencedora y vuelvas a casa con tu madre y con tu invaluable familia -dije mientras miraba fijamente los ojos de mi pequeña que gracias a la luz de la luna resplandecían con tanta intensidad, que a simple vista brindaban un sentimiento de paz y esperanza.
-Isaac, no deseo que des tu vida por la mía. La verdad que desde que fui elegida para el vasallaje sabía que te habías presentado voluntario con el único objetivo de protegerme, pero yo no quiero ver como la sangre escapara de tu cuerpo rápidamente dejándome con ello una incesable tristeza -respondió mientras acaricia tiernamente mi rostro que se encontraba lleno de lágrimas.
-¡Naftaly, entiende que yo deseo que ganes, que vuelvas a casa, que le demuestres a todas las patéticas personas del distrito nueve que por culpa suya han destruido un sueño, y tal vez un glorioso futuro! -dije furioso mientras la abrazaba lo más fuerte que me permitían mis brazos.
Era injusto todo este escenario que sencillamente sentía un poderoso odio que en verdad desea gritarle al mundo cuanto odiaba a este gobierno y todas las personas por su cobardía.
-Isaac... mi único deseo es que tú le demuestres al mundo que no somos marionetas, que tenemos sentimientos y vidas propias, ¡quiero que le demuestres a Panem que la esperanza es la única cosa más fuerte que el miedo! Y yo no soy capaz de demostrarlo porque si gano jamás saldré de esta arena porque viviré encerrada en el recuerdo de tu muerte -dijo mientras que sus lágrimas escapaban incesantemente de sus ojos que simplemente mostraban sinceridad y desolación.
Estaba harto de que llorara, de que sufriera, de que tuviera que verme partir cuando desde un principio se pudo haberse evitado todo este absurdo castigo. Me siento eufórico, irritado, furioso y no era para menos ya que por culpa de nuestros antepasados y de mi distrito estamos en este conflicto.
-¡Los odio, definitivamente odio a todo este patético país de borregada y de injusticia! -grite para que las cámaras que nos rodeaban escucharan claramente cada una de mis palabras. -¡La esperanza nunca ha muerto, al contrario siempre está presente, pero ustedes como animalitos dejan que un decrepito anciano apague todo nuestro esfuerzo a través del miedo, castigos y un sin número de castigos, que según él son para mantener la paz! Estoy totalmente en desacuerdo con él y ¿Ustedes? -dije lo más fuerte que me permitía mi queranda voz que no dejaba de mostrar enojo en cada una de sus palabras.
Al concluir con mis palabras volteé a mirar nuevamente a mi Naftaly para despedirme de ella antes de quitarme la vida con la daga que se encontraba oculta en mi bolsillo trasero del pantalón, sin embargo al mirarla pude notar que su pecho comenzó a sangrar ya que la habían castigado por mis estúpidas palabras de rebeldía. Corrí a sostenerla antes de que cayera a la fría tierra para comenzar a examinar su herida desesperadamente ya que no desea que muriera, no ella, sin embargo al encontrarla pude notar que la herida era de bala y que nunca podría hacer nada para salvarla. El capitolio había ganado, quebranto mi esperanza y mi fuerza que yacían en una niña que jamás le había hecho nada a nadie; estaba débil, la sangre no dejaba de escapar de su cuerpo, sin embargo ella antes de partir comenzó a charlar conmigo.
-Te amo mi pequeño príncipe... y estoy muy orgullosa de cada uno de tus actos que me han demostrado que hay... algo más que sufrimiento y oscuridad -dijo débilmente mientras que con ternura y esfuerzo acariciaba mis labios y miraba mis ojos que no dejaban de derramar lágrimas, pero esta vez de tristeza.
-No me dejes, te lo suplico -respondí con tristeza y demasiado esfuerzo en mi voz que estaba más quebrantada que mi pensamiento. Sin en cambio Naftaly solo me sonrió ya que esa era su forma de decirme que aunque ella lo deseara era imposible, así que simplemente tome una de sus manos y comencé a cantarle mientras que esperaba a que comenzara a desvanecerse.
-Ha pasado mucho tiempo
Desde la última vez que
Me contaste tu cuento de hadas ideal
Lo he pensado todo el tiempo
Y empiezo a preguntarme
¿Qué fue lo que hice mal?
Llorando me dijiste
Los cuentos de hadas no se vuelven realidad,
Que nunca podré ser tu príncipe azul
Puede ser que no entiendas
Que desde que tome tus manos
Mi cielo empezó a brillar.
Yo quiero ser
Ese angel que tú amas en tu cuento ideal
Abriré mis brazos como alas para protegerte
Debes creer,
Creer que podemos ser como un cuento de hadas
Que siempre acaba con un final feliz.
Llorando me dijiste
Los cuentos de hadas no se vuelven realidad,
Que nunca podré ser tu príncipe azul
Puede ser que no entiendas
Que desde que tome tus manos
Mi cielo empezó a brillar.
Yo quiero ser
Ese angel que tú amas en tu cuento ideal
Abriré mis brazos como alas para protegerte
Debes creer,
Creer que podemos ser como un cuento de hadas
Que siempre acaba con un final feliz.
Juntos vamos a escribir nuestro propio final feliz.
Termine de cantar con un terrible sufrimiento sin que mis lágrimas dejaran de escapar de mis ojos, sin en cambio para Naftaly era demasiado tarde ya que ahora se encontraba en un profundo sueño del que jamás regresaría, y eso me partía el alma en pedazos. Acaricie delicadamente su cabello para después proceder a darle un último beso antes de que una voz anunciara mi triunfo. Pasaron varios minutos y yo simplemente aun me aferraba sollozante y destrozado al cuerpo inmóvil del amor de mi vida, a quien ahora imaginaba rodeada de gigantescas flamas a causa de los asesinatos causados por ella, sin embargo en mi fantasía me aferraba a sus brazos para protegerla, hasta que tuve que separarme de ellos debido a que el aerodeslizador se hizo presente para recogernos y llevarnos al edificio de tributos, en donde imagino que se encargaran de separarnos nuevamente ya que a ella la prepararían para ser sepultada, mientras que a mí me prepararían para la entrevista con Caesar Flickerman.
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HOLAAAA!! TRIBUTOS, SANTO CIELO HORA SI QUE LLORE EN LA ESCUELA MIENTRAS ESCRIBIA ESTE CAPITULO, PERO LA VERDAD DISFRUTE ESCRIBIENDOLO. TAMBIÉN QUIERO DAR CREDITO AL AUTOR Y CANTANTE DE LA CANCIÓN QUE HA CANTADO ISAAC, MICHAEL GUANG LIANG XD
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