CAPÍTULO VIII. Los juegos parte II
Entre corriendo al bosque sujetándome la herida que no dejaba de sangrarme, tal vez he dejado un camino entre la blanca nieve, así que lo único que pude hacer para ocultar mi rastro fue cubrir la herida con la manga de mi chaqueta para así de la misma manera impedir que siguieran mi sendero. Luego de unos minutos caminando sin rumbo fijo, algo estremeció mis nervios, sin embargo al escuchar que eran cañonazos me relaje y comencé a contar estos, fueron nueve los tributos caídos, en fin no sabía si sentirme aliviado o triste por la pérdida de jóvenes inocentes. Me sentía Aliviado puesto que serían menos tributos a los cuales tendría que asesinar, y triste bueno pues aunque ellos intentaron matarme aun así eran seres humanos, pensantes y con sentimientos.
Seguí con mi ritmo adentrándome cada vez más y más al bosque que con cada paso que daba se notaba más espeso, tétrico y peligroso. Intente buscar alguna señal, quizás un ave, pero no hubo éxito en ello. El fuerte frio favoreció a mi herida ya que impidió que la sangre siguiera escapando de mi cuerpo, tenía que ocultarme era necesario; un árbol al parecer un viejo roble llamo mi atención, así que me encamine para ocultarme por un momento ahí. Recuerdo que Ayumi me dijo que el tiempo era factible por lo cual opte por tomar su consejo debido que en cualquier momento podría llagar alguien que intentase asesinarme, era obvio ya que en juegos anteriores pude contemplar que el movimiento era vida.
Una vez que me encontraba oculto rompí la manga de mi chamarra para limpiar mi espantosa herida, sin embargo cada vez que la fina tela rosaba con mi carne era un dolor terrible, tanto que deseaba gritar lo más fuerte que pudiese sin en cambio tenía que ser fuerte ya que cualquier ruido podría dar ubicación. Comencé a buscar entre mis dos mochilas con provisiones y para mi fortuna encontré un botiquín de primeros auxilios en cada una, esto me alegraba pero a la vez me hizo pensar que era un estúpido ya que pude haber evitado romper mi manga. Tome una gasa y un poco de alcohol y con todo el dolor del mundo volví a limpiar mi herida, lo cual esta vez partió casi por completo mi alma ya que el dolor era insoportable; luego de mi eminente dolor tome una venda y procedí a cubrir mi antebrazo y con algo de ingenio pude unir de nuevo la manga de mi chaqueta, como lo hice, bueno utilice una venda. Continúe revisando mis mochilas y en ellos encontré, fósforos, sogas, termos, bolsas de dormir, alambres, galletas, yodo, carne seca y fruta disecada. Genial con estas fabulosas cosas sobreviviré, un hurra para el capitolio, ¿Por qué rayos no pueden darnos cosas mejores? Ante las cámaras que de seguro estaba siguiéndome con cada paso que daba, cubrí mi rostro con mi mano derecha para demostrarles mi rotunda decepción ya que por culpa de estos objetos casi me cuesta la vida. En mi mente solo se encontraba un pensamiento el cual era arrojar las mochilas y gritarle nuevamente al capitolio que eran patéticos, aunque era claro que los patéticos éramos nosotros quienes actuábamos como ratas peleándose por un trozo de comida. Apreté mi puño y golpe el tronco del árbol que me ocultaba, para mi infortuna y descuido golpee con mi mano izquierda lo cual hizo que mi rastro se llenara de dolor, lo cual debo suponer que para la gente del capitolio debió haber sido motivo de burla, ya que como yo los ofendí sería una buena forma de venganza.
Comencé a guardar todas mis provisiones en una sola mochila ya que de esta forma seria más sencillo proseguir con mi camino. Sin en cambio tome una de mis sogas y en ella colgué la mochila vacía para inmediatamente colgarla a la rama de un árbol, esto para llamar la atención de algún tributo y así poder culminar con la vida de uno más.
Aun no estaba tan alejado de la cornucopia, así que no faltaría alguien que quisiera hacerse de provisiones o armas. En lo que esperaba la llegada de algún ingenuo comencé por trepar un árbol ya que tenía que observar el plano en el que me encontraba. Yo esperaba que solo hubiera nieve o quizá un lago congelado pero para mi sorpresa pude notar la presencia de un bosque rojo. No sabía que había ahí y para ser sincero parecía interesante, quizá podría acercarme para ver de qué se trataba. Seguí observando y pude notar un bosque verde y lleno de vida, sin embargo estaba alejado lo cual me inquieto, ¿sería peligro? bueno no lo descubriría hasta ir a investigar los nuevos escenarios. De repente el sonido de una rama rompiéndose capturo mi atención, lo cual provoco que comenzara a bajar sigilosamente procurando no realizar movimientos bruscos y con esto delatar mi ubicación actual. Baje lo más que pude notando con ellos que alguien había caído en mi pequeña trampa; Al ver el movimiento baje aún más hasta que de repente capte un gruñido, no era un tributo, al parecer se trataba de un muto ya que era demasiado grande para ser un lobo, sin embargo este poseía rasgos de dicho animal lo cual me permitió deducir que este era una extraña mutación de oso con un lobo de las montañas. A pesar que los lobos sueles ser solitarios estoy cien por ciento seguro que este tiene una manada.
El muto se movía descontroladamente, aullaba y gruñía exigiendo una presa. A los cincos segundo comencé a ver entre la neblina provocada por el frio pequeñas sobras que se acercaban a gran velocidad. No tardaron mucho lo cual baje por completo del árbol y comencé a correr. Mi ritmo cardiaco comenzó a acelerarse ya que estos animales terminarían con la vida de un rebelde en un santiamén, eché pequeños vistazos para contar la cantidad de mis posibles asesinos, logre percibir siete aunque estaba seguro que podrían ser más. Entre mi carrera por mi vida caí en un enorme hueco de tierra lo suficientemente grande para que cayera por completo y lo suficientemente pequeño para que los mutos no pudieran entrar, sin embargo estos deseaban mi carne y mi vida lo cual empezaron a escarbar desesperados lo que me obligo a buscar otra forma de escapar. Opte por cavar un túnel de manera horizontal para escapar de mis depredadores lastimándome con ello mis manos y uñas, aunque en realidad eso no importa por el momento ya que lo única que deseaba era continuar con vida para tener la oportunidad de proteger a Naftaly y de despedirme de ella antes de morir. No dejaba de cavar otra salida, pero mientras cavaba el aire frio de la nieve y de la presión comenzaba a sofocarme lo que provoco que mi respiración comenzara a acelerarse al igual que mi ritmo cardiaco. Tenía que parar por un momento sino terminaría por culminar con mi vida yo mismo; una vez que descanse como máximo dos minutos continúe escarbando hasta que me vi alejado de aquellos mutos, estaba a salvo y eso me alegraba ya que así ahora solo tendría que esperar a que se alejaran de mí, lo cual no tardo demasiado tiempo ya que al parecer otro tributo llamo su atención.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top