CAPÍTULO IX. Los juegos parte II por Naftaly
Me encontraba en el bosque perdida y temerosa, ya que no estaba completamente segura de que Isaac continuara con vida. Deseaba regresar a la cornucopia con todas las fuerzas de mi corazón para averiguar si Isaac me esperaba cerca de ahí, o para descubrir de una vez por todas que me encontraba completamente sola en la arena, aunque para comprobar mi peor pesadilla tendría que correr de vuelta antes de que el cañón sonara anunciando el número de tributos caídos y con ello bajara a la arena un aerodeslizador que se llevaría a todos los cuerpos impidiéndome de esa manera despedirme de mi amado, claro esto si se encontraba su cuerpo sin vida entre el baño de sangre de hace ya varios minutos.
Estaba oculta en la cima de un árbol o lo quedaba de él, ya que por las frías temperaturas y la estación este era incapaz de proveer vida, es decir que mi escondite era un tronco con simples ramas vacías. Baje lentamente para volver corriendo a la cornucopia sigilosamente ya que aún tenía miedo de encontrar a algún tributo con vida. Una vez cerca de la cornucopia comencé a buscar alguna pista que me diera con el paradero de Isaac o de su cadáver, aunque lo menos que deseaba pensar era en la posible muerte de aquel joven de hermosos ojos cafés, sin embargo era inevitable no pensarlo ya que era una posibilidad. No había rastro de él ni de su cuerpo, aunque al observar los cuerpos de los tributos me llene de una inmensa tristeza ya que en verdad era una verdadera crueldad no sufrir por la muerte de un ser vivo, aunque este haya tratado de asesinarte en algún momento. Acto seguido, tome la decisión de correr lo más rápido que me permitían mis piernas para tratar de conseguir un arma debido a que tenía la corazonada de que algo terrible sucedería.
Tome una espada delgada pero bastante filosa y un par de cuchillos que coloque perfectamente en mis botas, ya que de esa manera seria más fácil para mi tomarlas cuando fueran necesarias.
Una vez armada volví al bosque pero con otra dirección, e inmediatamente que me aleje comenzaron a sonar los cañonazos que anunciaban a los tributos caídos, los cuales fueron nueve. Seguí avanzando con la esperanza de encontrar a Isaac en el camino, sin embargo no podía quitarme de encima el miedo del paisaje al que me estaba enfrentando en este momento, ya que este estaba cubierto por una espesa neblina y un montón de troncos y quizás de algún animal salvaje.
Continúe con paso firme para no caer en los huecos que parecían hechos estratégicamente por las personas que se encargaban de controlar lo que sucedía en la arena, hasta que de la nada algo llamo por completo mi atención, una mochila se encontraba colgando de la rama de un árbol, aunque era claro que era una trampa de algún tributo o incluso del vigilante jefe de los juegos. La ignore como lo haría cualquier persona astuta, sin embargo al mirar debajo de ella pude ver que había huellas de algún animal parecido al lobo. Dichas huellas aumentaban mientras continuaba siguiéndolas y con ello pude notar que estos animales estaban siguiendo a uno de los tributos, lo cual me preocupo ya que mi mente imagino a mi Isaac destrozado por aquellas bestias. Seguí caminando hasta que repente a lo lejos pude percibir unas sombras atraves de la espesa neblina, eran los animales a los que estaba siguiéndoles la pista. Intente alejarme sigilosamente de la zona para que no se dieran cuenta de mi presencia, sin en cambio pudieron percibir mi presencia y mi aroma.
Comencé a correr nuevamente sin rumbo fijo, en realidad ahora si no tenía idea alguna de lo que pisaba o evadía ya que aquellas bestias iban siguiéndome, deseaban mi carne y mi vida eso era seguro, sin embargo yo no estaba dispuesta a dárselas tan fácil. Eran demasiados ya que en mis pequeños intentos por contar cuantos depredadores tenia a mis espaldas pude notar solo diez. No dejaba de correr y no pensaba hacerlo, ya que si lo hacia estos horrendos animales terminarían con la vida de una chica más. Sinceramente fue una estupidez de mi parte seguir las huellas, ya que era claro que antes de mi estaban concentrados en el tributo que se encontraba atorado en uno de los huecos, así que gracias a mi fantástica aparición le he dado la oportunidad de seguir con vida a ese tributo mientras que yo me convierto en su posible comida, solo espero que a quien le haya salvado la vida sepa agradecerme aunque yo este muerta.
Estaba agotada, mis piernas ya no podían continuar corriendo por más que quisiera, así que uno de los mutos logro herirme con sus filosos dientes la pantorrilla izquierda. Al sentir el dolor mi adrenalina aumento aún más lo cual me obligo a defenderme con mi filosa espada. Lo mate ya que al enterrarle aquel metal me soltó y me permitió seguir huyendo por mi vida, me dolía con cada pisada que daba pero no era el momento adecuado para detenerme para sanar mi herida ya que detrás de mi venía el resto de la manada del muto que había asesinado. ¿Qué haría?, ¿Qué podría hacer para quitarme a estos asesinos de encima? Bueno la respuesta estaba bastante cerca de mí, subí a un árbol que al parecer se veía sencillo de trepar, pero mientras trepaba aquel tronco la manada de lobos comenzó a saltar para tratar de alcanzarme. Me encontraba alejada de aquellos animales pero aun no me encontraba segura ya que uno de los mutos más grandes de la manada logro pescar mi pie, comencé a gritar ya que era un dolor insoportable además de que por alguna razón no dejaba de sangrar mi pantorrilla y ahora mi pie. No tenía forma alguna de quitarme aquella bestia que estaba decidida de acabar conmigo, así que lo único que pude hacer es lanzarle mi espada que se clavó directamente en su cráneo lo cual provoco que me soltara y me permitiera seguir escalando con dificultada hasta llegar a una rama bastante fuerte y alejada de ellos.
Aquellos animales estaba desesperados por alcanzarme, ladraban y gruñían de furia, sin olvidar mencionar que claramente se podía notar en sus ojos su deseo de sangre y carne fresca como la mía. Mientras tanto mi pie y mi pantorrilla estaba gravemente heridas y aunque mi adrenalina se encontraba el máximo eso no impedía que no dejara de sentir el inmenso dolor que estos me provocaban.
Pasaron varios minutos, tal vez media hora y aún seguía trepada en el árbol ya que aquellos mutos no se cansaban de casarme debido a que aún seguían persistentes a su deseo de piel humana, sin en cambio eso no impedía que mis heridas dejaran de dolerme, al contrario como el subidón de adrenalina había disminuido ahora eran más dolorosas. Estaba empezando a darme por vencida debido a que mi vista comenzaba a verse borrosa, supongo que tenía fiebre o algo similar pero gracias a las terribles circunstancias no podía sanarme, temía por mi vida ya que si me desmayaba en estos precisos momentos estas bestias no tendrían compasión de mí. Ya no soportaba, estaba a punto de caer hasta que de repente pude notar que algo más había llamado la atención de los mutos, lo cual provoco su alejamiento justo a tiempo. Mi cuerpo ya no soportaba, estaba débil sin embargo tenía que tratar de bajar del árbol para moverme de lugar, pero al tratar de bajar caí de una gran altura lo que provoco que cayera a la fría nieve inconsciente, débil y con dos grandes heridas que no dejaban de sangrar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top