CAPÍTULO IV. Entrenamiento
Me encontraba confundido, desesperado y aterrado, no podía dormir aunque en realidad me encontraba bastante agotado con todo lo ocurrido en horas anteriores, con ello me refiero al desfile de tributos. Por un momento llegue a pensar que era importante para este gran tablero de ajedrez, pero al concluir el desfile me di cuenta que simplemente era un peón que deseaba desesperadamente mantener con vida a otra pieza del capitolio a costa de su vida, pero ¿Qué pasaría si fallara en mi propósito? Es muy sencilla la respuesta, simplemente jamás me lo perdonaría, jamás dejaría de llorar por su muerte y sobre todo jamás podría perdonarme mi poca fuerza de voluntad y física.
Aun no me encontraba en la arena y ya estaba teniendo pensamientos y pesadillas sobre la a masacre que viviríamos el primer día. y lo peor de todo es que no me siento capaz de podernos proteger, simplemente me sentía como un fracasado quien por furia había retado al capitolio cuando subió al pódium para ofrecerse voluntario como tributo, y para acabar había tomado de la mano a Naftaly en el desfile como acto de superioridad y no de humildad, sin embargo mi pequeña si me había tomado de la mano porque tenía miedo y confiaba en mí, por lo cual ella no pudo notar que fue un acto de rebeldía y enfado.
Después de algunas horas pude conciliar el sueño, y en mis pesadillas podía encontrar a mi madre llorando la perdida de sus dos hijos, las diferentes muertes en las que Naftaly podría morir si no lográramos encontrarnos en la arena, e incluso mi propia muerte. Me despierto sudando, simplemente quería llorar pero no podía permitírmelo, no soy débil y jamás pienso serlo me repetía a mí mismo.
No pude volver a dormir, así que simplemente me quede pensando en lo que habrá sentido mi hermana al venir aquí, sola y con la única idea de que jamás volvería a ver a su familia. ¡Odio rotundamente al capitolio! Pero en esta ocasión odio más a la gente de mi distrito que envió a Nafty aquí y por consiguiente a mí, aunque relativamente fue decisión mí dejar de vivir.
Amaneció y como era obvio Ayumi acudió a decirme que tenía que alistarme, ya que el día de hoy comenzaría el entrenamiento de los tributos y no podía retirarme sin que me alimentara para soportar todo mi entrenamiento, aunque sinceramente se me hiso muy extraño que se preocupara por mí.
Inmediatamente que se retiro tome una ducha, extraña como ninguna otra ducha que haya tomado en toda mi vida, es decir, el flujo de agua era continua y para rematar estaba caliente, tenía perfumes y diversas funciones que para mí no eran necesarias, sin embargo decidí probar todo lo que estaba a mi disposición, ya que antes de partir quisiera disfrutar lo que me rodea. Al concluir me vestí con una ropa bastante sencilla y acudí al comedor donde Naftaly ya estaba probando cada uno de los platillos que se encontraban en la mesa, al verla sonreí porque simplemente eran tan naturales sus actos que en verdad no le importaba probar cada uno de los platillos con sus dedos.
-¡Todo es tan delicioso Isaac! Pruébalo en verdad que viajaras a un universo completamente diferente -Dijo al poner frente a mí una tarta, al parecer de fresas con una crema batida maravillosa. Al verla se me hiso agua la boca que no me importo probarlo con mis dedos, además era divertido ver los gestos que hacia Ayumi. Lo único que puedo asegurar es que cuando probé aquel pastel sentí una sensación única e inigualable, jamás habíamos probado una tarta, ni Naftaly ni yo debido a que era algo muy caro en el distrito, por lo cual solo podían pagarlo las personas con mayores recursos, regularmente agentes de la paz, mercaderes y algunos otros más.
-En verdad que esta delicioso, pero que esperamos, hay que picarle el diente a todo lo que podamos antes del entrenamiento -respondí alegremente, ya que por algún motivo estar con ella despejaba de mi mente a mi madre, mi muerte y mi temor de no poder proteger al amor de mi vida.
Almorzamos como si no hubiera un mañana, aunque literalmente era cierto, no había un mañana seguro para cada uno de los tributos que participaríamos en este primer vasallaje. Concluimos con nuestro delicioso desayuno e inmediatamente Ayumi nos llevó al centro de entrenamiento. Cuando entramos me puse a la defensiva ya que habían cuatro tributos de aspecto mortífero, al parecer los tributos del distrito 1, 2 y 4; sinceramente no tenía idea de cómo me veían, si como bocadillo o como una persona fuerte a la que deseaban reclutar como aliado dentro de la arena, solo espero que no sea la segunda opción porque si no me alejaran de mi Naftaly.
Continúe caminando a lado de mi tesoro ignorando simplemente las miradas de los demás tributos, en realidad no me importaba como me veían, lo más seguro es que me vean como una persona débil y enamorada o como una persona valiente y peligrosa, lo cierto era que estaba dispuesto a asesinar a cualquiera que intentase tocar a Naftaly.
Una vez en el centro del lugar nos llamaron para darnos unas sencillas explicaciones, las cuales eran sobre los entrenamientos obligatorios y sobre los entrenamientos fuera de ellos. Sinceramente estaba dispuesto a aprender todo ya que no sabía nada de nada y al parecer Naftaly menos, en donde creo que tal vez pueda tener alguna esperanza es con el manejo de la espada.
Terminaron de darnos las instrucciones e inmediatamente comenzamos a practicar lo esencial: plantas medicinales y comestibles, la creación de una fogata, elaboración de trampas y por ultimo practicamos con las espadas.
Naftaly en verdad era muy hábil con la espada, esquivaba con velocidad y destreza cada una de las estocadas del joven que le ayudaba en combate. Sin embargo yo que no tenía ninguna experiencia con dicha arma, resulto que soy muy hábil con ella, lo cual me alegra debido a que por alguna razón me dio una chispa de esperanza, pero había algo que no me agradaba de los entrenamientos y eso era que los profesionales no me quitaban la mirada de encima fuera a donde fuera, era como si les debiera algo y eso no me gustaba nada. Evadí mi mirada y me dedique a continuar entrenando hasta que se terminó nuestro tiempo, estaba furioso por las miradas tan inquietantes de mis compañeros tributos, cosa que Naftaly noto.
-¿Te sucede algo? -Pregunto mientras intentaba mirar mi rostro, el cual evadía con demasiada constancia.
-No me gusta cómo me estaban vigilando los tributos profesionales, la verdad es que no confió en ellos ni en los demás tributos, pero en especial en ellos, ya sabes porque son unos asesinos.
-¿crees que intenten cazarnos primero? -pregunto un poco temerosa.
-Si lo intentan, terminaran muertos ya que no permitiré que nos asesinen sin dar pelea -respondí con un tono de furia en mi voz.
-Tienes razón, no seremos tan fáciles de matar, o mejor dicho ganaremos aunque el otro muera. Es decir hay que jurara que haremos lo que sea necesario para que seamos recordados -respondió entusiasmada para darnos esperezas a ambos.
-Tienes razón Nafty, juro que si vivo hare lo necesario para que jamás te olviden -respondí aunque en mi mente existía la verdadera respuesta, yo moriré y tú vivirás porque te amo.
Después de aquella conversación nos separamos por algunos minutos ya que cada uno acudió a darse una ducha que a ambos nos relajó los músculos. Al concluir nos dirigimos al comedor, el cual nuevamente estaba repleto de comida deliciosa y algunas rarezas como pan proveniente del distrito 4; Tomamos asiento y Ayumi, quien si querer se había convertido en nuestra mentora aunque es originaria del capitolio, nos empezó a preguntar cosas referentes al entrenamiento y de los demás tributos.
-Muy bien muchachos, me he enterado de que son bastante hábiles con la espada, además de que han aprendido demasiado rápido varias cosas esenciales, pero díganme, han pensado en alianzas -dijo en tono tranquilo mientras nos miraba fijamente a los ojos. Sin en cambio al escuchar la palabra alianza comencé a toser ya que me pase sin masticar un pedazo de comida. La verdad es que no esperaba escuchar la palabra alianza esta noche, por lo que me cayó de golpe y por un momento logro enfadarme.
-La verdad no -respondí serio mientras volvía a lo fijar mi vista a mis alimentos ya que no quería que me arruinara más mi fabulosa cena. Pero sucedió lo que menos me esperaba.
-Sinceramente no he pensado en aliados, pero durante el entrenamiento pude notar que había una niña muy simpática, creo del distrito 6 -dijo Naftaly muy tranquilamente como era costumbre de ella.
No puede ser, yo no quiero aliados más que mi Naftaly, porque lo siguiente que sucederá si tenemos alguno es que nos asesinen cuando lo vean conveniente o que simplemente nos encariñemos tanto que ninguno de los dos sea capaz de culminar con su vida y menos de una niña de doce años, pero al parecer Naftaly si deseaba tener una aliada, supongo que porque sentía que aquella tributo estaría indefensa, pero no, en realidad seria lo único que estaba dispuesto a negarle tanto por su bien y por el mío.
-¡No tendremos ningún aliado Naftaly, y eso está decidido! -dije en tono severo y determinante.
-¡Nunca dije que yo la quería como aliada, aunque si ninguno de los dos lograra ganar me gustaría que ganara ella! -respondió furiosa mientras se levantaba de la mesa.
-De acuerdo, lo lamento pero es que simplemente no quiero tomarle cariño a alguien y después ser yo quien tenga que matarla.
-Lo se Isaac, pero has pensado en que pasara si nosotros dos llegáramos a ser los únicos tributos supervivientes en la arena; yo no podría matarte, jamás lo haría y yo sé que tú también jamás me matarías porque ambos nos tenemos un gran cariño -respondió con un poco de desesperación en su voz, mientras que de sus ojos claramente se podía contemplar una implacable tristeza.
No me esperaba esas palabras tan de golpe, simplemente me estaban destrozando porque sabía que Naftaly tenía razón, ella jamás sería capaz de asesinarme, por lo cual ahora más que nunca deseaba que otro tributo me eliminase, claro, ya que Naftaly tuviera todas las de ganar.
Terminamos nuestros alimentos e inmediatamente ambos acudimos a dormirnos en nuestras respectivas habitaciones. Como no había dormido la noche anterior, tan solo con recostarme en mi cama basto para no despertar hasta el siguiente día. Al despertar me di cuenta de que no tenía la menor idea de lo que haría una vez en la arena, había muchas posibilidades, la numero uno es que Nafty y yo no podamos reunirnos en la cornucopia o a sus cercanías ya que se convertirá en un baño de sangre al sonar el cañonazo, lo cual provocara que nos alejemos y tal vez ella si necesite de una aliada, y en verdad si me gustaría que fuera la tributo del distrito 6. La número dos es que ni siquiera tenía la más remota idea de qué tipo de arena seria, podría ser desde un hermoso bosque hasta un desierto, o bien la combinación de ambos. Y por último es que como mi idea es adentrarme a la cornucopia por armas y provisiones, bueno es fácil de decirlo, terminaría muerto.
Después de un rato acudí al comedor, como ya era tarde obviamente tendría que almorzar solo ya que Ayumi y Naftaly habían terminado. Bueno en realidad quería estar solo por un rato para ordenar mis pensamientos con respecto a mi estrategia de supervivencia. Una vez que termine me rencontré con Nafty y nuevamente acudimos al centro de entrenamiento para practicar lo que aprendimos el día anterior, sin embargo al entrar pude notar nuevamente que los profesionales me estaban esperando para nuevamente no quitarme la mirada de encima, lo cual era perturbarte, molesto e irritante. Volví a ignorarlo pero esta vez como si dijera "soy superior a ustedes y jamás podrán alcanzarme", en realidad no creo que haya sido una buena idea pero lo hice y la verdad no me importaba su opinión.
-Prosigamos con nuestro entrenamiento Naftaly -le ordene de una manera fría; en verdad no sabía porque estaba actuando así con ella, creo que en ese momento estaba furioso porque ella deseaba una aliada y yo no, o en realidad estaba furioso porque sabía que yo no tendría ninguna oportunidad de salir con vida de la cornucopia, estaba confundido y no sabía cómo explicárselo.
-¡Entrenare por mi cuenta Isaac, porque últimamente has actuado bastante extraño, además de que estoy segura de que me ocultas algo! Pero si en algún momento deseas volver a la normalidad y contarme lo que sucede puedes acompañarme -dijo molesta ya que jamás la había tratado de esa manera, y era obvio que actuara así ya que prácticamente fui grosero con ella.
Mi niña se retiró sin decir más palabras, pero una vez que ella se dirigió al puesto de plantas comestibles y medicinales se acercaron a mí los seis tributos profesionales a charlar conmigo, lo cual me molesto ya que me impidieron seguirla para pedirle una disculpa por mi forma de actuar con ella.
-¿Qué es lo que quieren? -pregunte de manera seria, molesta y agresiva.
-Tranquilo nueve, solo queremos ofrecerte la oportunidad de ser nuestro aliado -dijo uno de los profesionales de piel blanca, al parecer su nombre era Damián.
Al escuchar aquella oferta me quede atónito ya que ahora comprendía la razón de su vigilancia continua en el entrenamiento anterior, sin embargo el puesto era solo para mí, no podía aceptarlo, ¿Qué pasaría con Nafty si lo acepto? además en ellos no podría confiar por completo, pero si acepto tal vez sea la única forma en que pueda protegerla.
-De acuerdo, aceptare -dije al ofrecerle mi mano para cerrar el trato, sin embargo aún tenía unos minutos para arrepentirme de formar alianza con estos asesinos ya que aún no sujetaba mi mano, ¿Qué hago?, ¿Qué hago?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top