CAPÍTULO III. Desfile de tributos
Llegamos al capitolio en menos tiempo de los que nos esperamos; cuando llegamos vimos por primera vez la majestuosidad de la capital de Panem y de la sede de nuestro castigo por culpa de nuestros antepasados.
Nafty tenía miedo, no lo demostraba pero podía sentirlo tan solo con tocar su delicada mano. Yo también tenía miedo, para empezar no tenía idea de cómo sería la arena a la que nos enfrentaríamos, pero sobre todo no se me había ocurrido una estrategia para lograr que ella ganara los juegos. Estuve pensado sobre que arma podría utilizar ella y podría usar yo, para empezar ni ella ni yo teníamos experiencia matando gente o animales, y en segunda las armas están prohibidas en todos los distritos. Aunque ahora que lo pienso ella una vez me dijo que cuando era niña jugaba con algunas amiguitas a peleas con palos de escoba, imaginando que eran una especie de guerreras defensoras de la humanidad; claro, ahí está mi respuesta, ella es hábil con la espada y de igual manera puedo serlo yo.
Pasaron las horas, para entonces ya nos encontrábamos en el edificio de tributos, era elegante, al parecer el capitolio jamás escatimaba en gastos. Pero yo no le preste mucha atención a lo que nos rodeaba, ya que ahora que recordaba nosotros no contábamos con un mentor, no teníamos a nadie que nos guiara, entonces ¿Quién rayos seria nuestra guía?, ¿en verdad tendremos una oportunidad de ganar sin alguien que nos ayude a conseguir patrocinadores? Estaba más desesperado que nunca, que podría hacer en una circunstancia como esta. Bueno algo se me tendrá que ocurrir, o tal vez pueda interrogar a Ayumi, tal vez ella pueda explicarme que sucede cuando los tributos de un distrito no cuentan con un mentor. Pero supongo que tendré que preguntar en otro momento porque en este instante unas personas muy extrañas me están llevando a una habitación completamente nueva, al igual que a Naftaly. Una vez en aquella habitación mi amada niña miro mi rostro con un poco de preocupación, tenía miedo era claro, incluso yo tenía miedo de estas personas que parecían salidas de una experimento fallido. No pude hacer nada más que tomarla de su mano por unos segundos antes de que aquellas personas nos separaran.
No comprendía bien el acto que estaba por suceder, lo único que sé es que los brazos se me han tensado de rabia, preocupación y de nerviosismo. Sin en cambio una mujer que se encontraba a lado de mi pudo notar todas mis emociones tan solo con mi mirada; mirada que simplemente desde que me presente como voluntario en lugar de aquel patán ha permanecido intacta.
-¿estas nervioso cierto? -pregunto aquella mujer, que al mirarla pude notar que era una mujer extraordinariamente extraña, tenía bigotes de gato, su piel era blanca y en la cabeza llevaba puestas unas orejas de gato, sin embargo no recibió respuesta por parte mía, simplemente me había quedado sin voz por culpa de todo lo sucedido. -tomare tu silencio como un sí. Bueno pequeño déjame decirte que eres atractivo y que no deberías preocuparte, yo soy Marie y soy parte de tu equipo de preparación, es decir, nos encargaremos de ponerte guapo para que esta noche todo Panem conozca tu nombre y tu rostro.
Sus palabras se quedaron impregnadas en mi mente, es decir que si yo tenía un equipo de preparación Nafty también los tendría, y hasta donde yo sé estas personas se encargaran de convertirnos en joyas para que no seamos ignorados en los juegos del hambre.
Después de algunos minutos de caminata al fin llegamos al lugar donde me iban a preparar para esta noche, en el que yo me encontraba era el de barones, así que supongo que mi niña se encontrara en el de damas. Una vez que me encontraba ahí comenzaron a prepararme, un poco de maquillaje, un increíble peinado para que una vez concluido mi diseñadora se presentara ante mí para entregarme el traje que usaría en el desfile. Me cambie inmediatamente, era un traje bastante extravagante, se podría decir que prácticamente iba desnudo; con el tórax descubierto que dejaba mostrar unas cadenas representativas del distrito 9, una especie de faldón hecho de trigo, algo muy significativo como siempre, en los brazos y en las muñecas llevaba una especie de brazaletes, en las pantorrillas llevaba de igual manera trigo que lo cubría por completo y mis pies se encontraban descalzos. Me sentía desnudo, aunque prefiero llevar esto que por lo menos me cubre mis partes íntimas, ya que recuerdo que hace tres años a los tributos del distrito 12 los obligaron a presentarse en el desfile desnudos y solo cubiertos con carbón, a mi opinión creo que para ellos ha de haber sido algo vergonzoso porque ahora todo Panem los recordaba por su desnudes y no por lo que en realidad eran.
Pasaron varias horas para que terminaran de arreglar a todo los tributos, estaba ansioso por ver a Naftaly, no para ver cómo la habían vestido sino porque me sentía solo sin su presencia, sin su mirada y sin la calidez de su corazón.
Una vez que todo estaba listo para el espectáculo Ayumi me reencontró con Nafty en donde se encontraban los carruajes de todos los tributos, al vernos nos abrazamos. Después de un rato nos separamos y pude contemplarla con el traje que le había asignado su estilista para el desfile de tributos, desfile que estaba a tres minutos de comenzar. Sinceramente estaba hipnotizado por su tan extraordinaria belleza, llevaba un vestido que la hacía lucir hermosa, dicho vestido era corto de la parte de enfrente y largo por detrás, sin olvidar mencionar que era de color amarillo con trigos, iba descalza y su peinado era sensacional, y en su cuello la hermosa gargantilla del Ank's que su madre le había obsequiado.
-te vez hermosa Nafty, la verdad es que temía que te enviaran semi desnuda como a mí -dije sin dejar de contemplar su belleza.
-Jajaja, pues para serte sincera creí que si nos enviarían como los chicos de hace tres años. Pero te digo algo, te vez muy atractivo con ese traje, la verdad es que no creí que tuvieras un cuerpo tan...tan..tan...lindo -dijo mientras que en su rostro se mostraba rubor en sus mejillas. Cuando estaba a punto de darle las gracias por el cumplido llego Ayumi en compañía de nuestros estilistas para decirnos que ya era la hora, que saludáramos y fuéramos nosotros mismos, tal y como lo teníamos pensado hacer.
Subimos a nuestro carruaje, que por cierto era muy similar a los carruajes de guerra de los romanos. Una vez ahí nos tomamos de la mano y jamás nos soltamos, para que después de unos segundos comenzara a andar nuestro carruaje. Al continuar con nuestro recorrido nos habíamos convertido en el centro de atención, yo por mi cuerpo semi desnudo y Naftaly por su extraordinaria ternura y belleza. Comenzaron a gritarnos cosas alentadoras y nuestros nombres, al sentir la emoción Nafty y yo quisimos mostrarles a las personas del capitolio que somos un equipo y que incluso dentro de la arena lo seguiríamos siéndolo, así que levantamos nuestras manos entrelazadas en símbolo de victoria; al hacerlo escuchaba el nombre de ella y el mío con emoción por parte de la gente del capitolio, estaba feliz, este acto me había dado una esperanza para la victoria.
Concluyo el recorrido, para entonces todos los carruajes de los doce distritos se encontraban frente al balcón presidencial, una vez en dicho lugar el presidente Frederick Snow nos dio la bienvenida al vasallaje de los veinticinco.
-Bienvenidos, bienvenidos. Tributos sean bienvenidos a este primer vasallaje de los veinticinco, donde celebramos su coraje y su sacrificio. -los aplausos y gritos se intensificaron al escuchar las palabras de bienvenida del presidente, pero Naftaly yo nos miramos con extrañeza al escuchar aquellas palabras. En verdad no comprendía como podían celebrar tan cruel matanza. -y les deseamos felices juegos del hambre, y que la suerte este siempre de su lado. -con dichas palabras concluyo el paso dos del show, así que todos los carros volvieron a la sede de inicio. Dentro Nafty y yo nos bajamos con cuidado y de inmediato acudieron nuestros estilitas y Ayumi a felicitarnos por el éxito de nuestra noche, por supuesto agradecimos educadamente para de inmediato dirigirnos al departamento correspondiente el distrito nueve para asearnos y alimentarnos.
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