CAPÍTULO II. Cosecha
Los días transcurrían tan desastrosos como siempre, la única diferencia en sí era que a partir del anuncio presidencial todos los adultos de mi distrito murmuraban sobre quienes serían sus elegidos para participar en este primer vasallaje. Entre sus murmullos se podía escuchar que escogieran a los lacras de la sociedad, que si bien ganaban los juegos del hambre ya no se verían en la necesidad de robar, pero si eran asesinados se quitaría el distrito nueve un peso de encima. Otros comentaban que sería una excelente idea escoger a los jóvenes más ágiles y valerosos de entre dieciséis y dieciocho años de edad para brindarle honor al distrito, por supuesto, tal honor solo podría darse si alguno de los tributos resultaba victorioso. Pero el rumor que más me impacto aseguraba que escogerían a un joven que la mayoría del distrito no conociera, ya que de esa manera no tendrían que llorar su muerte.
Me encontraba en mi casa, no sabía en qué pensar o que hacer; para empezar Naftaly había decidido permanecer en su hogar hasta que fuera el día de la cosecha. Mi más cruel martirio, no conocer la razón de su aislamiento tan repentino. En la escuela se ha vuelto más reservada de lo normal, sin olvidar mencionar que últimamente no puede mirarme a los ojos sin echarse a llorar. Esta semana ha sido la más dolorosa para mí ya que sin motivo alguno se ha apartado de mí lado como si quisiera evitarme un terrible sufrimiento, por lo que me hace pensar en algo terrible. No quiero llorar por la pérdida de su presencia, por su aislamiento, por su falta de confianza hacia mí, pero es inevitable porque la atesoro con mi vida.
Salí de la oscuridad de mi habitación para ir en busca de una respuesta, respuesta que despejara mi mente y liberara mi alma que se encontraba atada a la imagen de Naftaly subiendo al pódium como tributo femenino del distrito nueve. Toque la puerta de su casa, en segundos respondió a mi llamado su amable madre, como siempre la salude cortésmente y pregunte por mí mejor amiga, como respuesta recibí :"lo lamento tanto Isaac pero mi hija no desea atender a nadie". Aquella respuesta culmino con mi paciencia; segado por la rabia me adentre a la casa de los Ligthwood para dirigirme inmediatamente a donde supondría era la habitación de Naftaly. Una vez en dicho lugar toque la puerta con fuerza tres veces, al no recibir respuesta alce la voz y prácticamente le ordene que me atendiera. Abrió la puerta con los ojos llenos de lágrimas, al parecer ha estado llorando por horas, pero estoy seguro que aunque le suplique que me cuente el porqué de su sufrimiento no me lo dirá.
-¿qué deseas Isaac? -preguntó en voz casi inaudible mientras se ocultaba detrás de su puerta.
-¿me permites pasar? Tengo que hablar contigo seriamente -respondí tranquilamente ya que al verla tan frágil no pude compórtame frío con ella.
Delicadamente se apartó de su puerta para darme el paso a su pequeña habitación, cerró la puerta y enseguida tomo asiento en su delicada cama para escuchar todo lo que tenía que decirle sin poner objeción alguna. Comencé por pregúntale porque lloraba, como respuesta recibí que lloraba porque el día siguiente serían las votaciones para la elección de tributos. Nuevamente le asegure que no sería escogida, pero a diferencia de la primera vez contaba con fundamento, que tal vez podrían darle una pisca de esperanza.
-Nafty, he escuchado que lo más probable es que voten por un joven valiente que traiga con su posible victoria honor al distrito nueve, aunque también cabe la posibilidad de que escojan a los "busca pleitos". -Dije mientras tocaba con mis dedos la suavidad de su mano derecha. Al tocarla miro mis profundos ojos cafés mientras embozaba una agradable sonrisa para informarme que creía en mis palabras. Al observar su rostro lleno de esperanza tome la decisión de no preguntarle el porqué de su distanciamiento hacia mí, simplemente no deseaba estropear este mágico momento, sin embargo ella opto por romperlo ya que lo considero necesario.
-lamento haberme apartado de ti esta semana, pero es que no quería que sufrieras por mi perdida si era seleccionada como tributo. Es que estaba completamente segura que la suerte no estaría de mí lado este año.
-¿Cómo es posible que estuvieras tan segura de que serias tú la elegida para tributo?
-ya no tiene importancia, no después de que me has asegurado que escogerán a alguien que asegure la victoria del distrito o aun busca pleitos.
Después de aquella respuesta todo volvió a la normalidad, continuamos bromeando, jugando, platicando y riendo por las tonterías que peculiarmente nos decíamos. Al día siguiente todo era alegría para nosotros, había logrado que Nafty olvidara que hoy todos los adultos del distrito llevarían su papelito con los nombres del hombre y mujer tributos que consideraban que debían participar en el vasallaje de los veinticinco. Sinceramente no le tome la importancia necesaria para recordárselo, estaba completamente seguro que ni ella ni yo seriamos escogidos para tributos.
Pasaron los días, para entonces era el día de la cosecha. Estaba completamente tranquilo, la suerte seguro que estaba a nuestro favor este año para Naftaly y para mí, ya que lo que restaba de la semana pasada no había escuchado comentario alguno sobre los votos para la cosecha. Me sentía alegre porque mi vida está yendo de maravilla desde que la sonrisa de mi niña volvió a su angelical rostro.
La cosecha como siempre daría lugar a las afueras del edificio de justicia a las 8:00am. La enviada del capitolio para el distrito nueve era una mujer un tanto impactante debido a que su aspecto tenía parecido a las mujeres de un lugar que antes llamaban Japón, por lo que recuerdo les decían güeichas; ella sería la que daría a conocer el nombre de los tributos y se encargaría de ellos hasta que terminaran los juegos, su nombre era Ayumi Matsumotou.
Era hora de registrarse, por lo cual ya estaba preparado al igual que todos los niños y jóvenes del distrito nueve que vestían con sus mejores ropas. Nos encontrábamos formados como siempre para que nos pincharan el dedo índice, ya que era necesario para sacarnos una gotita de sangre que utilizarían para registrar en su base de datos el numero de ciudadanos en los distritos. Acto seguido comenzaron a acomodarnos por edades y sexo para mantener orden en la explanada. Sinceramente me daba igual lo que hiciera la gente del capitolio y las personas de mi distrito mientras yo pudiera contemplar a Naftaly quien se encontraba a tres metros de mí.
Tardaron algunos minutos en acomodarnos, pero al final todo quedo en orden para dar inicio al pequeño espectáculo. En segundos comenzó a sonar el himno de Panem, por cierto que ni siquiera le preste atención por estar observando que mi niña estuviera tranquila. Una vez que concluyo el himno Ayumi se colocó frente al micrófono y comenzó diciendo:
-Bienvenidos a la cosecha del primer vasallaje de los veinticinco. El día de hoy como bien saben es un día especial para todos porque dos valientes jóvenes participarán por el honor de estos vigésimos quintos juegos del hambre, que por cierto espero que la suerte este siempre de su lado. Ahora previo al comienzo quiero que le demos un gran aplauso a todas los pobladores de su distrito por ser lo suficientemente valientes para enviar a este evento a sus tributos por medio de las votaciones -dijo con un acento muy propio del capitolio, para después de ello comenzara a dar pequeños aplausos, y como era de esperarse enseguida todos aplaudimos para acompañarla a su festejo debido a que se nos obligaba; una vez que concluyo continuo con su clásica rutina. -ahora al fin ha llegado el momento de mencionar los nombre de los tributos que ustedes como distrito escogieron para participar en este magnate evento. Primero las damas como es costumbre. -Dijo alegremente como si se tratara de un gran honor ser sacrificados. Después de aquellas palabras se acercó a una urna que en juegos anteriores poseía gran cantidad de pequeños sobres con nuestros nombres, pero en esta ocasión solo se encontraba un papel que contenía a la elegida por nuestra gente, lo tomo y volvió enseguida al micrófono, comenzó a abrir el pequeño sobre y enseguida menciono el nombre al público que la observaba. -La mujer tributo para este vasallaje de los veinticinco es Naftaly Ligthwood.
Todo quedo en silencio y yo quedé atónito de la cruel impresión, ¿Cómo era posible que la escogieran a ella? Simplemente es imposible, se supone que escogerían a los busca pleitos o a los jóvenes valientes, ¿Por qué ella, porque? No, no es justo ella jamás le ha hecho nada a nadie. Pero entonces recordé algo muy importante que escuche murmurar al director de mi colegio.
-la mayoría de la población ha decidido que escogerían a una persona que no conocieran para evitar el sufrimiento de su perdida, y un joven que le haya causado muchos problemas a nuestra sociedad -dije susurrando mientras recordaba aquella conversación.
Analice aquella conversación de inmediato, Naftaly siempre ha sido reservada, no convive con muchas personas y con las que llega a convivir solo es para comprar y vender lo poco que tiene, se puede decir que yo soy la única persona con la que convive, pero aun así es injusto que me la arrebaten solo porque nadie sabe quién es por no ser sociable. Los odio, pero sobre todo odio a todos los que la escogieron a ella solo para proteger a su familia, amigos y conocidos. Ahora ya comprendo porque Nafty lloraba y gritaba que la suerte no estaba de su lado este año, y todo era porque ella jamás confió en las personas de nuestro distrito. Por culpa de los traidores de mi distrito la voy a perder y nunca la volveré a ver reír, sonreír y abrazar. Tengo que hacer algo porque no pienso perderla y mucho menos por la crueldad del capitolio y de estas personas.
Mientras la observaba subir al pódium rígida y con las lágrimas apunto de escapar de sus ojos, pensaba en como poder salvar al girasol de mis amaneceres. Aunque mis pensamientos no me separaban del todo del ahora, ya que Ayumi estaba lista para sacar el sobre del tributo barón de la urna.
-ahora es turno de barón -dijo alegremente. Enseguida se acercó a la urna de los barones, tomo el sobre y volvió enseguida al micrófono; de inmediato comenzó a abrir el pequeño sobre y enseguida menciono el nombre del tributo masculino. -Erik Roth -cuando escuche que dijo el nombre de aquel individuo me desintegre de la formación para presentarme voluntario, ya que no permitiría que mi Naftaly se enfrentara sola a la arena además de que estaba decidido a sacrificar mi vida por ella.
-¡me presento voluntario! -grite para que todos pudieran escucharme. Cuando me escucharon todos voltearon a mirarme, lo cual no me importo porque gracias a su vanidad y egoísmo Naftaly y yo nos encontrábamos en esta cruel situación. Subí al pódium y me coloque a lado de Ayumi ya que me pregunto mi nombre y el porqué de mi decisión.
-¿Cuál es tu nombre y porque te has presentado voluntario? -me pregunto con alegría ya que yo era el primer voluntario de mi distrito.
-Soy Isaac Watson y me he presentado voluntario no para salvar a este patán, sino que lo he hecho para proteger a la persona más especial para mi vida -una vez que respondí me coloque a lado de Nafty, entrelazamos nuestros dedos y en seguida levantamos las manos para simbolizar que estaríamos juntos y que nadie podría romper nuestro lazo, es decir un símbolo de victoria.
Después de aquel acto de desafío sonó nuevamente el himno de Panem; al concluir no llevaron al interior del edificio de justicia para que nuestros familiares y conocidos se despidieran de nosotros. Mi padres me dijeron que hiciera todo lo posible por salvarnos, y cuando se refería a salvarnos era que salvara a Naftaly y a mí, aunque era imposible porque solo se requería un vencedor no a dos. Mientras tanto la madre de mi niña se despidió de su hija con lagrima en los ojos, amabas se atesoraban, así que para que jamás se separaran la señora Ligthwood le obsequio a Nafty una medalla de plata del ank's, la llamada llave de la vida.
Paso el tiempo asignado para las despedidas, por lo cual prosiguieron a llevarnos hasta un tren bastante lujoso que nos llevaría al capitolio en menos de dos días, sin embargo durante todo el recorrido para llegar a nuestro transporte mi girasol y yo jamás nos soltamos de la mano.
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