Capítulo 6 - Agust
El príncipe Agust era un observador silencioso, la diferencias entre sus padres era notable, su padre aplicaba el miedo y la opresión al pueblo, en cambio la reina utilizaba la compresión y nobleza.
Agust sería el único en elegir que rey sería, una simple acción permitió al príncipe escoger el libre aprendizaje de la vida.
Tenía tan solo nueve años de edad, estaba escondido detrás de las cortinas de la gran sala donde se hacían las audiencias, ¿Por qué se escondía? Simple, jugaba cerca de la zona con Tae Toru cuando entraron los soldados del reino junto al rey, para evitar un seguro regaño corrieron a las cortinas, las palabras exactas de su padre era "Nunca jueguen en esta zona".
Los dos niños estaban arrodillados mirando al suelo, sentían el corazón en la garganta por el temor de ser descubiertos, afortunadamente los adultos estaban tan concentrados en otra situación que no detallaron los cuatros zapatos que se asomaban debajo de las cortinas.
- Mi rey, ellos son del reino de Hae, estaban merodeando por estos terrenos - Menciono el consejero Hyung.
- ¿Qué hacen en mis tierras? - Pregunto el rey con una voz gruesa.
- Lo siento rey, de verdad, nosotros solo queríamos conocer estas tierras, somos nómadas, nuestro único cometido es descubrir - Dijo el hombre, mientras agarraba la mano de una mujer, tenían argollas, eran esposos.
- ¿Qué me asegura que no son espías del reino Hae? - El rey se acercó al hombre mirándolo directo a los ojos - Nómadas o no, aún utilizan las vestimentas azules, no deben caminar por mis tierras - Al hombre le temblaban sus piernas, su mente era una encrucijada, quería salir corriendo del lugar.
Agust y Toru sacaron levemente su cabeza por las cortinas curiosas por la situación, los dos eran muy pequeños para entender los conflictos de los reinos.
- Se lo juro mi señor, por favor, solo queremos una vida tranquila, nuestro único cometido era viajar - Decía el hombre arrodillándose y suplicando, por la mirada del rey entendía que los iban a matar.
El rey se mantenía quieto mirando al hombre y luego a su mujer, su rostro era serio, movía su mandíbula ligeramente.
Como hijo del consejero, Toru estaba siendo entrenado en el arte de la lectura, cultura y conocimiento, además de servir a Agust, ellos compartían mucho tiempo juntos, así que las conversaciones de los jóvenes trataba sobre lo que aprendía Tae.
El chico le hablaba sobre reinos, de cómo sería un buen rey, en este caso, el monarca si tenía sospecha de las personas que habían llegado podía encarcelarlos y darles un juicio para verificar el castigo que se les daría, todo era un proceso, pero era el adecuado para proteger la gente del reino.
Lastimosamente, hay líneas muy delgadas y algunos reyes pueden abusar de su palabra toda poderosa.
Agust veía a su padre como alguien poderoso, admirable, era el rey después de todo - Seguramente los llevara al calabozo hasta que puedan hacerles un juicio - Dijo el príncipe en un susurro a Tae Toru - Es lo que dice ese tal protocolo que me explicaste ¿cierto? - El menor asintió con la cabeza.
- Lo más seguro príncipe, además no se ven como malas personas - Dijo Toru mirando fijamente la escena frente a ellos.
- Soldados - El rey llamo la atención de los militares del lugar - Corten sus cabezas - Ordeno, los ojos de los niños se abrieron por completo al escuchar esas palabras.
¿El rey no debería dar el ejemplo? Esto no era justo, Agust comenzó a respirar rápido al ver a los soldados acercarse con sus espadas para la segura ejecución de la pobre pareja, el príncipe se levantó, antes de salir de su escondite fue detenido por los brazos de su acompañante, lo abrazo rodeando su pecho para evitar que diera un paso más.
El príncipe miro a Toru con lágrimas en sus ojos, no quería quedarse ahí viendo tal situación - Por favor príncipe, si va el rey puede matarlo por desobedecer sus órdenes, tiene que ser astuto - Agust apretó sus dientes, sus manos formaron puños, su mirada fue al centro de la sala, la pareja fue degollada sin esfuerzo alguno, cerro sus ojos con fuerza al ver tal escena.
- Limpien el lugar - Ordeno el rey, dirigió la mirada a unas de las cortinas del lugar - Hijo mío, eres bienvenido a presenciar cualquier audiencia, no es necesario esconderse - Dijo con una sonrisa en sus labios, se marchó lentamente del lugar.
Los chicos no salieron del lugar por un rato, el príncipe no permitiría que lo vieran llorar, cuando tuvo la oportunidad corrió lo más rápido posible a su habitación acompañado de su fiel ayudante, desvió su mirada para no apreciar el rastro de sangre.
- ¿¡Que fue eso!? - Dijo desesperado - Mi padre, el rey, acaba de hacer un acto despiadado, ¡No tenía por qué matar así! - Gritaba, Toru solo lo observaba con cuidado con rostro de tristeza, él tampoco entendía la acción de su rey, pero era consciente que hacerle frente a una orden directa solo traería problemas, los reyes escogían si seguir las doctrinas de los libros.
Agust agarraba su cabeza con desesperación intentado borrar la escena que acababa de presenciar, se sentó en su cama con la rostro agachado, el contrario se situó delante de él, se arrodillo y colocó sus manos en la rodillas del príncipe - El rey puede hacerlo si desea, según mi padre, cada monarca elige su moral - Dijo tratando de buscar la mirada del pelinegro.
- Ordeno matar a alguien, es como si lo matará ¿Acaso asesinar no es malo? ¿Mi padre es malo? - Esos pensamientos estaban torturando la cabeza del príncipe, su progenitor era malo, pero se supone que él lo debe seguir, su mente inocente decía que estaba mal seguir a un hombre así.
- "Nadie es malo si justifica sus acciones" - Dijo su ayudante, Agust al fin lo miro a la cara juntando las cejas - Es una cita que leí, tal vez el rey piense en ello seguido - Se explicó.
- Yo no quiero ser así - Dijo el príncipe en un hilo de voz - No quiero que mi gente me tema, no quiero mirar a alguien a los ojos y luego decirle que morirá por mi orden - Su voz se agitaba un poco - Ni siquiera sé si quiero ser un rey - Fue un susurro, Toru pudo deducir lo que había dicho el príncipe.
- Pero lo será - Tomo sus manos - Y no veo mejor rey, mi príncipe sé qué hará lo correcto - Libero una de sus manos para acaricia el rostro de Agust - Yo lo seguiré siempre - Dijo.
El príncipe apreciaba la caricia de Toru, lo ayudaba a reconfortar, era normal que hiciera esto entre ellos - Si ese es el caso... - Lo miro, Tae Toru sintió su alma ser invadida por los ojos del príncipe, era la primera vez, pero sabía que no sería la última, él tenía la mirada de un rey, desafiante y confiada, una mirada que estaba cautivando al niño en ese momento - Seré lo opuesto que mi padre es - Dijo con voz firme y decidida.
En efecto, a medida que el príncipe Agust iba creciendo observaba con cuidado cada palabra, acción y orden que el rey daba, Ganghan estaba orgulloso de la atención que su hijo prestada, convencido de que era porque estaba criando un rey igual a él, pobre hombre, su ego no dejaba ver las verdaderas intenciones de su primogénito.
Tae Toru aconsejaba a su príncipe, la lección más importante era "Haz lo que tu padre desee, dale la razón y mantente a su lado", descubrir los secretos de aquel hombre sería la herramienta más poderosa del príncipe en el momento de ser coronado.
Así como su padre justificaba sus acciones, el príncipe también lo haría, en su mente el rey era alguien "malvado" y a través de sus acciones lo demostraba aún más.
Su madre fue su verdadero ejemplo a seguir, si la observabas con cuidado podías notar lo astuta que era, ella manipulaba al rey y a la vez, le hacía creer que él tenía el poder.
Lo más importante era, que cada acción de la reina Lotus era estratégica y los mantenía a salvó de cualquier arrebato del rey.
¿Qué era lo que hacía la reina? Es algo tan simple y que existe desde que los humanos son conscientes, amor.
El rey Ganghan la amaba, si el hombre que se supone es el rey más poderoso se enamoró de ella, lo más asombroso, es que piensa que es recíproco.
A los catorce años Agust ya no sólo veía a su padre cómo malvado, también lo veía como un idiota, bien, el príncipe no era un experto en el amor, pero veía los ojos de Lotus, cuando su madre sentía algo le brillaba los ojos.
¿Cuándo brillaban esos ojos? Mirando a sus hijos, mirando a Wind y sobre todo, mirando a Mipung.
El príncipe fue el primero en descubrirlo, su madre amaba a una mujer.
Otro dilema mental entro en la cabeza de Agust.
¿No estaba mal lo que hacía su madre?
Luego dedujo que todo es relativo, su padre mato a alguien, su madre amaba a alguien, se suponía que las dos acciones eran "malas", seguir los protocolos no es lo adecuado, desde ese momento decidió descubrir que estaba bien o mal.
Había un acto, uno que le hacía doler el corazón, era cuando sus ojos presenciaban el desprecio en la mirada de su padre hacia su hermana Flower, esos instantes eran los que más le dolió fingir que no pasaba nada.
Cada vez que Agust trataba de intervenir por su hermana era ignorado, nunca recibió una respuesta de sus tratos, lo único que podía hacer el príncipe era escabullirse a la habitación de la pequeña y susurrarle que todo estaba bien.
Desde las sombras siempre la vigilaba, la cuidaba, pero debe admitir que el tener a Dal Star como guardia de ellos lo tranquilizaba, una de las mejores jugadas de su madre, salvar a la chica y aumentar su protección.
La guerra con el reino Hae duró tres años aproximadamente, el príncipe recuerda que su padre se marchó junto con las tropas de los Dal, nadie ganó, el rey Bada pidió negociar y su padre estaba muy contento con la idea, era como si todo este tiempo estuviera esperando por este momento.
Al regresar se anunció la unión de los reinos.
- Hijo mío - Saludo el rey a Agust, se encontraba en su habitación tirado en cama después de una larga sección de entrenamiento con Star.
- Padre, ¿Cómo ha estado el viaje? - Pregunto fingiendo una sonrisa en el rostro mientras se incorporaba.
- De maravilla, tenemos una alianza con ellos - El rey se posiciono al frente de la cama con su espalda recta y manos atrás de está - Y en unos años... - Sonrió con malicia - También serán nuestras sus tierras - Miro a su hijo.
- ¿Para qué queremos sus tierras padre? - Pregunto sorprendido, su padre quería más.
- No es solo la tierra, es todo lo que poseen, a veces entrar en la casa del enemigo es la mejor opción, en unos años lo descubrirás - Trataba de explicar a su hijo mientras sus ojos brillaba en la avaricia, él solo asintió.
Ese día el rey pidió que lo acompañará, hablando de lo astuto que había sido al aliarse con los Taeyang, más de una sonrisa fingida salió del príncipe.
- Tato - El príncipe llamó a su ayudante por un apodo que había inventado.
- Tae Toru, por favor llámeme por mi nombre - Dijo el chico irritado.
- No quiero hacerlo, es más divertido así - Dijo, le sonrió a su ayudante.
- ¿Qué desea? Principito - Él también podía jugar, causando un leve puchero en el príncipe.
- Está bien, Tae Toru - Caminaba a las afueras del castillo para recibir aire, su padre pidió verlo en ese lugar pero aún no había llegado - Estuve pensando mucho - Hizo una pausa y miro a Toru, el muchacho estaba a la expectativa - ¿Crees... - Miro los ojos de su ayudante con más cuidado intimidándole, su cabeza estaba inclinada, Tae Toru había crecido más que el príncipe - Que me veré mejor con barba? - La mirada expectante del joven paso a ser una de frustración.
La sonrisa cuadrada salió del hombre al ver como lo preguntaba con la mayor seriedad del mundo, tomo con dos de sus dedos el rostro del príncipe sin previo aviso paralizando por un momento - Creo que lo haría ver viejo, su piel blanca es muy bonita para ocultarla - Aconsejo, no desconectaban su miraba, el pulgar de Tae Toru rozaba el mentón del príncipe, inmersos en ese momento sin importar lo que pasará con el resto.
- Hijo mío - De forma automática los dos jóvenes se separaron - Tuve unos asuntos, pero me alegra que podemos hablar - El rey frunció su ceño al darse cuenta que los dos chicos estaban algo nervioso, creyendo que era por su presencia.
- ¿Qu... que sucede padre? - El príncipe trago fuerte, tenía lo nerviosos activos, normalmente tenía ese clase de trato con su acompañante pero definitivamente esté era distinto.
El rey decidió ignorar el comportamiento extraño de su hijo, al fin podía contarle su maravilloso plan - En una semana la familia real Taeyang vendrá - Informó - Es el momento hijo mío, al fin sus tierras serán nuestras y tu será la clave para esto - Dijo con una sonrisa.
- ¿Cómo padre? No lo entiendo, aún no soy rey - Decía confundido ante las palabras de su padre, en su interior sabía que lo que iba a escuchar no le va a gustar.
- Esto tardará dos años más pero funcionará, las hijas de los reyes vendrán y te casarás con una de ellas, para ser exactos, con la princesa Sun - Los ojos del príncipe se abrieron al escuchar las palabras de su padre, "¿Casarme?" Fue lo que logro pensar, volteo su cabeza para mirar a su acompañante que estaba igual o más impactado que él.
- Yo no quiero casarme, quiero gobernar solo - Su palabras salieron de su boca sin pensarlo, era la primera vez que Agust contradecía al rey.
Por supuesto, está acción hizo enfurecer a su padre - ¿Quién te crees para desobedecer? Ella se casará contigo y serán los reyes de los dos reinos, no me importa si quieres o no, simplemente lo harás - Su padre siempre era alguien de palabras frías, pero las que acaba de decir tenía furia, rabia, el rey estaba enojado de que su hijo respondiera, acompaño cada acto elevando un dedo y señalando al príncipe - ¿Lo has entendido, hijo? - Dijo mirándolo a los ojos, el príncipe asintió, sabía que hacerle frente no serviría de nada - En un momento anunciaré esto a los nobles, te espero allá - Informo para retirarse del lugar.
Agust sintió a Tae Toru abrazarlo - Todo estará bien príncipe - Dijo en su oído.
- Enserio no deseo casarme, ¿Por qué debo hacerlo? - Le pregunto escondiendo su cabeza en el cuello del más joven.
- Los reyes siempre necesitan una reina, deben asegurar su legado - Dijo Tae Toru despacio, el tono de voz era gruesa y suave - Vamos príncipe, el rey lo espera - Dijo alejándolo.
Antes de entrar al castillo Agust pudo visualizar la silueta de Dal Star en la ventana que pertenecía a su hermana, alzó una mano en señal de saludo, ella devolvió el gesto.
Los monarcas son reservados, pocas son las personas que consideran amigos, pero aquel soldado ha sido muy atenta con él, cuidándolo y enseñándole el arte de la batalla, para el príncipe ella era una de las pocas personas en las que podía confiar.
- Gane - La sonrisa después del combate con Star no se quitada del rostro del príncipe, sabía que no podía ser real, pero desearía que así fuese, la guardia se casaría con la princesa y él podría gobernar sin problemas ¿Cierto?
- ¿Entonces no quiere contraer matrimonio con nadie? - Pregunto su ayudante, se encontraban en el jardín, Agust estaba acostado apreciando las nubes y Tae Toru sentado apoyando sus brazos en las rodillas.
- Claro que quiero, pero al menos que sea con alguien que quiero de esa manera - Dijo colocando sus manos atrás de su cabeza, Toru lo miraba de reojo estrechando sus ojos.
- ¿Amor? Es muy extraño en usted, nunca habla de esas cosas - Dijo mientras desviaba la miraba a las nubes.
- Nunca lo has preguntado y deja de hablarme de "usted" sabes que no me gusta - Se levantó y miro al hombre, admirándolo por unos segundos, junto las cejas al ver que su mirada no era respondida - Es fácil para ti, puedes casarte con quien desee - Toru dejo de observar las nubes para al fin mirar al pelinegro.
Su mirada era muy seria, tal parecía que el comentario del príncipe no era del agrado del joven - Eso no es verdad Majestad, quizás yo no pueda estar con la persona que quiera, en mi libros el amor es el tema más complicado de todos - Comento con un tono grave y brusco, el príncipe alzo las cejas sorprendido por la respuesta del joven, era muy difícil hacerlo enojar y acababa de hacerlo.
- ¿Por qué lo es? Creo que es solo encontrar alguien que haga latir tu corazón rápido y confesar su amor - Toru cerró sus fuerzas tratando de buscar paciencia en su cuerpo, apoyo sus manos en el pasto y se levantó encarando al príncipe.
Toru había crecido más que Agust, el pelinegro tenía que inclinar un poco su cabeza para hacerle frente, tomó la mano del príncipe y la puso en su pecho - ¿Puede sentir mi corazón príncipe? Está latiendo rápido... - Pudo apreciar el movimiento del órgano del joven, en definitiva, golpeteaba su pecho de una forma veloz.
Agust miro su mano y luego miro a su ayudante - Es cierto, ¿Quién te tiene así? - Dijo alzando una ceja de forma sugestiva, el príncipe a veces podía ser muy inocente.
Tae Toru sonrío de medio lado y dejo escapar una risa sarcástica - Enserio que eres increíble príncipe - Apretó la mano del príncipe contra su pecho y luego la retiro - Debo de irme príncipe - Antes de que Agust pudiera decir algo su ayudante se marchó a grandes pasos del lugar para entrar el castillo, su cabeza estaba agachada, mirando fijamente cada paso que daba en los pasillos del lugar - Estúpido Agust - Dijo en un susurro para el mismo recordando la escena.
- ¿Sabes que si la persona incorrecta le escucha, su cabeza volará? - Toru miro a la mujer que hablo con su dulce voz.
- Tengo la fortuna de que fue usted la que escucho - Dijo dirigiendo su mirada a Wind, la cual le sonrió dejando escapar su peculiar hoyuelo - ¿A dónde se dirige? - Preguntó.
- A la cocina, aprovecho de la princesa se durmió para comer algo - Informó retomando sus pasos por el pasillo, Toru la siguió - y bien... - Iba unos pasos adelante del joven, lo miro sobre su hombro - ¿Me dirás por qué el príncipe es...? Bueno, como le llamaste - Toru guardo silencio por unos segundos observando a su compañera.
- ¿Algunas veces la princesa no la hace enojar? - Dijo tratando de evadir el tema, Wind dirigió la mirada al frente, ella era mucho más baja que el joven, Toru dedujo hace mucho tiempo que ella no crecería mucho.
- Claro que lo hace, pero he aprendido a lidiar con ella y su espíritu libre - Dijo dejando escapar una leve sonrisa al recordar a Flower - De hecho, me acostumbre a su ser - Alzo sus hombros, una sonrisa se escapó de Toru al ver tal acción.
- Supongo que debe ser interesante estar con ella - Tae seguía observando a la chica, a veces no cree como el tiempo ha pasado tan rápido para todos, recuerda cuando su padre le presento a la hija del otro consejero, ellos dos tal vez sean los que mejores se entienden, deben velar por sus monarcas, seguir sus caprichos, escuchas sus quejas, ayudar en todo lo que necesiten, nacieron para servirles, en repetidas ocasiones se juntan para tener charlas casuales.
Entraron en la cocina que se encontraba prácticamente vacía, solo una persona estaba en el fogón echando leña, ellos saludaron a la personas y tomaron panes, se sentaron en la pequeña mesa que había en el lugar - Ahora no cambies el tema ¿Qué paso con el príncipe? - Dijo Wind tomando un pequeño trozo de pan para llevarlo a su boca.
Toru simplemente mordía el pan - Solo se queja de su matrimonio y me dijo la afortunado que soy por poder escoger con quien casarme - Dijo con voz firme y decepcionado, Wind casi escupe el pan al escucharlo intentando aguantar la risa, Toru la miro con el ceño fruncido - ¿Enserio le causa risa? - Pregunto con un tono más grave.
- Lo siento, es que un poco irónico - Cubría su boca para evitar que trozos de pan salieran, su sonrisa era divertida ante la situación - ¿Aún no le has dicho? - Pregunto tratando de volver a la normalidad.
- ¿Y usted a la princesa? - Wind pestañeo un momento por la pregunta y negó con la cabeza.
- No sé cómo decirle, supongo que esperaré que estamos a una semana antes de que pase - Dijo en una risa nasal mirando al contrario, el cual cambio un poco su cara para reír.
- Supongo que es una buena idea - Dijo comiendo el último trozo de pan que tenía en su mano, trago con dificultad - También me pregunto sobre el amor - Las cejas de Wind se alzaron.
- Eso es raro ¿Cuál fue su respuesta? - Apoyo los codos en la mesa y su cabeza en las manos esperando la respuesta ansiosa.
- Que es el tema más complicado - Toru bajo sus manos apoyándolas en los muslos, dejo escapar un risa al recordar las palabras de su príncipe - Agust dijo que no lo era, que era encontrar alguien que haga latir rápido tu corazón y confesarse - Dijo volteando sus ojos con desaprobación.
- El príncipe es ingenuo, en ocasiones - Ladeo su cabeza intentando descifrar que era lo que tenía Toru que de verdad lo hizo enojas - ¿Y qué crees que es? - Preguntó.
- ¿Qué cosa? - Dijo el joven confundido.
- El amor - Wind hablaba con una sonrisa en su rostro.
- Si la gente puede definirlo deja de ser un misterio - Dijo mirando a todos lados de la habitación - En cada historia hay narrativas de amores, he leído de toda clase y lo único que puedo concluir es que cada uno es diferente e inesperado - Concluyo.
- ¿Eso quiere decir que podría enamorarse de mí? - Bromeo con el joven, el solo levanto sus hombros en señal de un "tal vez".
Wind le gustaba hablar con Tae Toru, siempre tenía algo nuevo que contar, sea del príncipe o de sus conocimientos le gustaba aprender, lo que más le llamaba su atención era cuando hablaba de arte, pero esa última conversación quedo en su cabeza.
La peli castaña entro a la habitación de la princesa, intentando hacer el menor ruido posible, como sospechaba ella seguía durmiendo.
Se sentó en su cama la observo por unos segundos y retiro algunos cabellos que se encontraban en el rostro de la princesa, deslizo sus dedos por las mejillas de Flower apenas rozándola con la yema de sus dedos - Y entonces... ¿Qué se supone que siento por ti? - Se preguntó en un susurro que solo ella escuchara, bajo su rostro lentamente y junto sus labios con los de Flower en un casto beso que nunca duraba más de dos segundos por miedo ser descubierta.
La puerta se abrió casi al segundo de separarse, entro Mipung con un bandeja de comida - Oh hija, no sabía que estabas aquí - Dijo su madre sorprendida al ver a su hija en la habitación, ella se levantó de la cama - Me dijeron que te vieron con Tae Toru, pensé que seguirías con él - Se acercó y beso la frente de su hija.
- Acababa de llegar madre - Dijo sonriendo a Mipung, ella la abrazo por encima de los hombros.
- ¿Puedes ayudarme con algo? - Se alejó y las tomos por los hombros, Wind asintió - Star tiene que salir está noche a una misión, quiero que vaya con su atuendo impecable ¿Puedes ir por uno de ellos?, yo se lo organizaré - Informó.
- Claro madre, de inmediato - Volvió a abrazar a su madre por la cintura y se marchó.
Mipung comenzó a dejar la comida de la bandeja en una mesa que se encontraba en la habitación de la princesa, estaba en una de las esquinas de la ventana - Princesa, ya se fue mi hija - Informó a Flower.
Ella abrió sus ojos y se levantó del lugar - Gracias - Se acercó y abrazo a Mipung por la espalda.
- Aun no entiendo porque finge dormir - Pregunto alejándose del agarre de Flower para tomar su rostro entre sus manos.
- Es muy divertido, deberías intentarlo Mip, ella hace cosas extrañas cuando piensa que no la estamos viendo - Dijo con una voz divertida y una sonrisa en su rostro.
Mipung negó con su cabeza - No te aproveches de mi hija - Dijo en tono burlón mientras tocaba la nariz con un dedo.
- No lo hago ~~ - Cantó, admiro la comida que le habían traído - Se ve delicioso - Se sentó en el lugar para disponerse a comer - Mip ¿Agust está bien? - Pregunto llevando la cuchara a su boca.
- No lo he visto, supongo que debe estar algo frustrado, lo matrimonios arreglados nunca son fáciles - Se sentó a un lado de la princesa observándola comer.
- ¿El matrimonio de mis padres es complicado? - Miro a Mipung por el comentario, ella trago en seco al escuchar su pregunta.
- Lo es, pero la reina lo ha sabido manejar - Mipung respondió.
La peli castaña sabía lo complicado que era, ellas dos se amaban pero debían fingir amor hacia sus esposos para evitar futuras catástrofes, así que en definitiva el amor a veces viene de imprevisto.
Otro amor complicado es el que tienen sus hijas, Flower dejo de escuchar el canto de Wind hace años, tenía la pequeña esperanza que fingiendo dormir ella volvería a cantar a escondidas pero ha sido firme en su palabra, hasta que un día la pelinegra sintió los suaves labios de la contraria cuando tenía doce años, lamentablemente las dos no saben cómo enfrentar sus sentimientos y siguen jugando a la bella durmiente.
Por otro lado, está los que amaran en silencio, pensando que nunca serán correspondido porque saben que es lo correcto, en este caso, es que el príncipe se case con la princesa Taeyang, así Tae Toru debe observar desde las sombras al amor de su vida, porque si un amor "normal" es difícil, no quiere imaginar un amor entre dos hombres, ese tipo de amor lo ha leído y en todos lo dice muy bien "no está bien".
Por último, ¿Creen en ese tipo de amor a primera vista? Claro que Dal Star no lo cree, pero la sola presencia de la princesa Sun la ha dejado impactada, la peliblanca creyó que la prostituta tal vez sería el único encontró físico que tendría con una mujer, pero ahora estaba deseando acercarse más a la princesa, algo la impulsaba a querer conocerla.
Se regañaba mentalmente por pensar en ello, por el contrario, la princesa no pensaba en nada de eso, la única información que tenía en su cabeza era que alguien joven con cabello blanco había matado a su hermano y al ver a Dal Star dedujo que sería él, si él, Sun desconocía que era mujer y el uniforme no le ayudaba a deducirlo.
El rey Ganghan le encanta el juego que se vivía en este momento, sabía lo molesto que sería para los Taeyang compartir tiempo con los Dal, por eso el envío para acompañar durante el recorrido.
En sus adentros se reía al ver las miradas incómodas entre ellos cuando llegaron al castillo y se situaron en frente de ellos - Bienvenidos sean al reino Him, es un placer tenerlos aquí - Saludo el rey a los Taeyang, ellos realizaron una leve reverencia hacia el rey.
- El placer es todo nuestro - Saludo el rey Bada, estiró la mano para que Sun pudiera sostenerla - Ella es mi hija, Taeyang Sun - Ella realizó un reverencia hacia la familia real de Him, la sonrisa del rey Ganghan no se borraba.
- Haz crecido - Comento el rey fascinado por la futura reina, era lo que necesitaba el reino, una mujer hermosa, piel blanca y cabello negro, proteger el legado de su familia era la prioridad de Ganghan, al menos en apariencia - Él es Hwajae Agust - Señaló a su primogénito - Futuro rey de Him, ansió con entusiasmo está unión, será lo mejor para los dos reinos - Mientras hablaba miraba a toda la familia Taeyang, los cuales asintieron, por unos segundos detallo a Hwido, la mujer se notaba serena ante la situación, observando a cada persona con cuidado, era el conocimiento de esa mujer lo que tanto desea el rey Ganghan, pero debía ser cuidadoso, sabía que no era alguien fácil de manipular - Gong-gi - Llamó a Mipung, ella se acercó de inmediato haciendo una reverencia al rey - Muéstrale sus habitaciones y encárgate de lo que necesiten - Ordenó, la reina Lotus miro extrañado al rey, no entendía porque tenía que solicitar la ayuda su servidumbre, los Hwajae tenían una propia.
- Como ordene, majestad - Dijo en voz baja, bajo las escalas para brindarle una reverencia a los Taeyang - Estoy a sus órdenes, soy Gong-gi Mipung, iré por su equipaje de inmediato - Todos respondieron el gesto.
- Tu nombre significa aire y brisa, que bonito - Dijo Eirene a la mujer con una sonrisa en su rostro, su madre miro extrañada a su hija, ella no le hablaba a extraños.
Mipung le sonrió a la menor de Taeyang - Gracias Majestad - Demás personas llegaron al instante saludando a la familia, en unos minutos Mipung ordeno a todos para recibir como se debía a una familia real, recogiendo sus equipajes y ayudando a las personas que los acompañaran a entender el mecanismo del reino Him.
Lotus observaba con cuidado como su amante se encargaba de todo, podía entender un poco porque el rey le ordeno a ella, era muy capaz en lo que hacía, pero le aterraba estar lejos de ella el tiempo que la familia Taeyang estuviera, a lo lejos pudo observar como Mipung le susurraba algo a su hija, la niña se movió de inmediato hacía las princesas haciendo una reverencia - Soy Gong-gi Wind, por favor acompáñenme princesas yo me encargaré de su hospedaje - Escucho la dulce voz de Wind y a la vez miro a la princesa Sun, su cara se tornó un poco extraña, diría que la chica frente a ella le causo ternura por la expresión de sus ojos.
- Que bonita eres - Dijo acercándose de inmediato y agarro las manos de Wind sin previo aviso.
- ¡Sun! - Regaño la reina Hwido a su hija, ese no debía ser el comportamiento de una princesa pero su hija podía ser muy impulsiva, Agust vio la escena y no pudo evitar reír por el acto de Sun "Al menos es divertida", se dijo tratando de aliviar su situación, luego volteo su mira hacía Star que seguía en su misma posición, miraba hacía el mismo lugar que él, ella también tenía una sonrisa, luego se miraron entre sí con una sonrisa cómplice, la guardia hizo una seña con su cabeza para que mirara hacía atrás.
El príncipe pudo observar a su hermana que estaba contra la pared con los brazos cruzados, tal vez fue a la única que no le hizo gracia la escena que acababa de presenciar.
Wind se encontraba roja debido a las palabras de la princesa, la cual se disculpó con ella - No se preocupe, por favor acompáñenme - Dijo haciendo una señal con su mano para que la siguieran.
- Casi se me olvida - Hablo el rey de Him de nuevo - Hoy tendremos un evento especial, espero contar con su presencia - Dijo con voz firme.
- Allá estaremos - Pronuncio el rey Bada siguiendo a Mipung quien también le había dado una señal para que la siguieran, se retiraron con una reverencia.
La fila de la guardia real se disolvió, la reina y el rey caminaron al castillo, Agust decidió quedarse en la entrada - ¿Y qué tal? ¿No está bonita mi futura esposa? - Dijo Dal Star al príncipe para hacerlo reír.
- ¿Futura esposa? ¿De qué me perdí? - Pregunto Flower acercándose al lugar.
- Estos dos les dio por tener un encuentro y Agust gano, ahora Star se casara con la princesa en vez de Agust - Dijo Tae Toru, la carcajada de Flower no se hizo esperar.
- ¿Enserio este manos de gelatinas te gano? - Dijo la princesa burlándose de los dos, ganándose una mirada de pocos amigos de ambos.
- Solo tuvo suerte, en una batalla real yo ganaría - Dijo Star cruzando sus brazos y alzando su mentón en señal de superioridad.
- Eso no quita que perdiste - Dijo el príncipe con una sonrisa victoriosa - Al menos es bonita - Concluyo.
- ¿Entonces te gusto la princesa? - Pregunto Flower a su hermano mientras se sentaba en las escalas, Agust y Tae Toru la imitaron, mientras Star estaba parada frente a ellos.
- En absoluto, pero debo resignarme ¿No? - Dijo apoyando sus manos contra el piso y mirando al cielo.
- Hay una posibilidad de que se enamore de Star si cree que es hombre - Dijo Flower, Star frunció el ceño por el comentario - No me mires así, la mayoría de las mujeres del pueblo lo piensan y he visto cómo te miran - Dijo señalándola con el dedo causando un leve sonrojo en la peliblanca.
- ¡Miran así a to...- Intento alegar Star antes de que alguien viniera por detrás de ella, menos mal sus reflejos eran buenos, su mano ya estaba en la espada dispuesta a empuñarla, su cuerpo se giró de inmediato para observar a la persona que estaba en su frente - ¡No vuelvas a hacer eso Seuta! - Era un regaño con felicidad, abrazo a la pequeña de once años de cabello blanco.
- Perdón hermanita, deseaba mucho verte - La cargo haciendo en quedar en el aire por varios segundos, Star sabía que su familia había sido invitada a la celebración que se realizaría al otro día pero no sabía a qué horas llegarían - Mamá y Syuting ya deben estar por llegar, corrí para abrazarte primero - Los cachetes de su hermana habían crecido bastante, ella se mantenía sonriendo, algo que encantaba a su hermana mayor, la bajo de sus brazos para visualizar a los dos personas faltantes.
- Saluda como es debido a tu monarcas - Dijo a su hermana, ella miro a su frente y noto la presencia de tres personas sentadas en la escalara, realizo una larga reverencia.
- Tanto tiempo sin verte Seuta - Dijo la princesa a la pequeña, se incorporó para abrir sus brazos - ¿Es que no vas a abrazarme? - Pregunto con una sonrisa divertida, la niña no se la pensó dos veces y fue a darle un dulce abrazo a la princesa.
- ¡Star! - La nombrada se agacho quedando en cuclillas, abrió sus brazos y recibió con alegría a su hermana menor, ya tenía nueve años de edad.
La alegría de sus hermanas al verla era alucinante, ellas la extrañaban mucho y nunca dejaron de apreciarla - Pero mírate, ya has crecido bastante - Dijo alejándola un poco, coloco un mano en su cabellera blanca.
- Si, mi mamá dijo que te vamos a superar en estatura - Dijo con una voz tierna y mimada.
- ¿Así? Eso lo dice porque yo la supere a ella - Dijo tocando su nariz, la tomo por los hombros - Ve a saludar a tus monarcas - Le dijo mirando a los ojos, la niña obedeció inocente de sus acciones fue abrazar a cada uno sin realizar una reverencia causando una carcajada - ¿Así que serán más grandes? - Pregunto con una sonrisa divertida.
- Les gusta imaginar que son grandes - Star tomo a su madre en un abrazo por encima de los hombros, ella respondió el abrazo con el mayor cariño posible - Te extrañe tanto mi Star -
- Yo también te extrañe mucho, Madre - Se alejaron un poco, Star noto los ojos aguados de su madre - No llores, aprovechemos el tiempo que podemos estar acá juntas - Dijo limpiando unas lágrimas de su mejilla, la mujer asintió.
- Dirás juntos - Interrumpió su padre detrás de su esposa - ¿Cómo has estado hija mía? - Le sonrió.
- Muy bien padre, es un gusto verlo - Su padre la abrazo dando un beso en su cabeza, el hombre era más grande que ella.
- Vaya así que toda la familia Dal vino a la celebración, esto es lindo - Dijo Flower cargando a Syuting en sus brazos.
- Así es princesa, verá algunas cabezas blancas por el lugar - Dijo Dal Bam en una sonrisa, se situó al lado de su esposa para abrazarla - Mi hermano y sobrino deben estar por llegar también - Informo a Byul.
En efecto, los Dal faltantes llegaron a los segundos, Star sabía que Mipung no podía encargarse de ellos, por eso ella los dirigió a las habitaciones que ocuparían en el castillo, no era igual de lujosas como las de la familia Taeyang pero para su madre eran como una obra de arte.
La felicidad de Star estaba por los cielos, después de mucho tiempo estaba con su familia.
- ¿Dónde están las niñas? - Pregunto Bam a su esposa al no verlas en la habitación, Byul se encargaba de desempacar la poca ropa que había traído.
- Dijeron que querían recorrer el castillo, vendrán cuando el hambre pique sus estómagos - Star y Bam abrieron los ojos con temor de que las niñas se encontraran con los Taeyang, no los vieron como malas personas pero era mejor no arriesgarse, el general miro a su hija haciendo una seña con su mano para que fuera a buscarlas.
- Padre, debo de irme, en un rato los veré en el evento - Star se despidió de su madre con un beso en su mejilla e hizo un reverencia a su padre, salió del lugar.
Miro a la izquierda, luego a la derecha, sus pies caminaron al lado derecho donde se encontraban los Taeyang, no quería pensar mal de ellos, pero debía asegurarse.
- ¡Wind! - Grito Seuta al visualizar a las peli castaña desde lejos, se acercó corriendo donde ella estaba con su hermana agarrada de la mano, la nombrada volteo para ver quien la llamaba, sonrió al ver que era las hermanas de Star.
- ¡Al fin llegaron! - Dijo emocionada mostrando esos lindos hoyuelos, las niñas se detuvieron a unos centímetros de Wind al notar que estaba acompañada.
Seuta y Syuting observaron con cuidado a las dos pelinegras - ¡Wooow! ¡Qué bonitas! - Dijo Seuta detallando a las princesas de Hae, las cuales se sonrojaron por el alago de una pequeña.
Sun se agacho para quedar casi de la altura de las niñas - Hola, soy la princesa Sun - Dijo alzando su mano para moverla en señal de saludo.
- Yo soy Dal Seuta y ella es mi hermana Dal Syuting - Los ojos de las princesas se abrieron al escuchar la palabra "Dal", la amargura en tal apellido es mucho - ¿Y usted es? - Pregunto mirando a Eirene con los ojos brillando.
- Princesa Eirene, un gusto - Le regalo una sonrisa.
- ¡Al fin las encuentro! - Dijo Star con su voz agitada por correr - Vuelvan con mi madre, necesita ayuda -
- Star, aún queremos recorrer el castillo - Dijo Seuta en reproche, cruzando sus brazos, su hermana menor imito su acción - Además acabamos de conocer a dos bonitas princesas, queremos conocerlas más - Señalo discretamente a las Taeyang.
Solo en ese momento Star se dio cuenta de su presencia, alzo su mirada para encontrarse con los ojos negros y profundos de Sun, no podía evitar ponerse nerviosa ante su presencia - ¿Son tus hermanas? - Pregunto Sun a la soldado, era la primera vez que la escuchaba, debía estar loca por pensar que era la voz más bonita que había escuchado jamás.
Dal Star trago fuerte e hizo una reverencia algo exagerada - Lo son su alteza, disculpe si las incomodo - Se incorporó para volverla a observar.
- En absoluto, son adorables - Menciono Eirine observando a la pequeña Seuta que le sonreía, mientras Sun aún tenía los ojos fijos en Star.
Es apropiado explicarles que Sun tenía solo una vaga información de la persona que mato a su hermano, la descripción exacta era: "Cabello blanco, piel blanca, es joven y se apellida Dal", adicional, creía que Dal Star era hombre.
Star se acercó a sus hermanas y les susurro algo, ellas sonrieron - Adiós princesas, no veremos más tarde - Dijo Seuta alzando su brazo agitándolo, luego se fueron corriendo del lugar.
- ¿Qué les dijiste? - Pregunto Wind que se mantuvo observando la escena todo el tiempo.
- Que el jardín es muy amplio y pueden pedirle a mi padre que las lleve allí - Dijo con una sonrisa - Si me disculpan - Dijo realizando una reverencia y marchándose del lugar.
Las tres chicas entraron a la habitación, Sun rápidamente busco algo en su equipaje y lo oculto en su vestido, Wind se encargaba de organizar los últimos detalles de la habitación, Eirene la miro frunciendo el ceño, se acercó atrás de ella - ¿Qué estás haciendo? - Pregunto al oído de Sun.
Ella ignoro la pregunta de su hermana mirándola serio, luego miro a Wind - Olvide algo en el carruaje - Le informo.
- Puedo ir por ello, si gusta - Se ofreció.
- No es necesario, yo puedo hacerlo - Dijo brindándole una sonrisa falsa y saliendo del lugar, Eirene se quedó observándola por unos segundos mientras salía, suspiro deseando que no hiciera una locura.
La princesa Sun comenzó a caminar rápido por los pasillos del lugar.
¿Buscaba algo? Sí, para ser más exactos a alguien.
Taeyang Sun era muy impulsiva, era la característica más fuerte que tenía, a diferencia de su hermana que era muy sensata.
El dolor de perder a su hermano las acompañaba siempre y cada quien elige como lidiar con este, por parte Eirene era brindarles oraciones, pedía que las cuidara desde donde estuviera y entendía perfectamente que murió en guerra, la gente en la guerra va a matar, ella no culpaba a los Dal por lo que paso.
Por otro lugar, Sun si los culpaba, el pensamiento constante en su cabeza era que le habían quitado a su hermano, ellos eran malos para ella, así tuvieran hermanas pequeñas, así se parecieran buenas y bonitas personas, ella necesitaba curar su dolor.
Al fin la visualizo, lo mejor era que estaba en el momento y lugar oportuno, un pasillo oscuro sin puertas y ventanas, sin nadie alrededor.
Se acercó con extremo cuidado a las espaldas de Dal Star, de su vestido saco una pequeña daga que empuñaba en su mano, su respiración se aceleró al estar a unos centímetros de ella, levanto su mano, quedando más arriba de su cabeza con toda la intención de bajarla y apuñalar a la culpable.
- Esto sería más sencillo si no fuera un Dal - Antes de llegar la mano de Star sujeto la muñeca de la princesa, observo la daga, la quito de las mano de Sun y luego la miro directo a los ojos - Y sería aún más sencillo si sus pasos no se escucharan desde el pasillo anterior - Sin darse cuenta las dos mujeres estaban a unos centímetros de distancia, las respiración de la princesa se hizo más rápida.
- Esto no es justo - Intento deshacer el agarre de Star sin éxito - El no merecía morir, a él todavía le quedaba mucho por vivir - La princesa aguantaba las lágrimas, sus palabras se elevaban casi en un grito.
- Lo siento mucho - La princesa volvió a mirar a Star - Y también lamento decepcionarla, yo no mate a su hermano, nunca participe en la guerra contra Hae - La mirada de Star hacía la princesa era de tristeza, de alguna forma quería reconfortarla - Princesa, debe ser sensata, está acción llevaría de nuevo a la guerra - Los ojos de la princesa eran furiosos y aguados.
- Star - La llamo Agust a dos metros de distancia - ¿Qué sucede? - Ella fue rápida en actuar, la mano que agarraba su muñeca ahora cogía con gentileza su mano y la bajo hasta la altura de sus hombros, luego tomo a la princesa por la cintura.
- Príncipe, me hice amiga de su futura esposa, parece que ella no sabe bailar y le enseñaré a hacerlo para mañana - Dijo sin quitar las mirada de la princesa simulando que bailaba de una lado para otro.
El príncipe tuvo que aguantar su risa ante el escenario - ¿Sabes bailar? - Se alejó de la princesa e hizo un acto de indignación.
- Para su información alteza, si eres un buen guerrero también eres buen bailarín, el arte de la batalla también son pasos firmes y concisos - La princesa la miro sorprendida, luego cubrió su boca para no dejar escapar un risa, Star la miro de reojo y le sonrió - Al fin la veo sonreír - Le dijo casi en un susurro - ¿Le parece si más tarde continuamos la lección? - Le pregunto, ella sin saber que hacer asintió.
- No la vayas a asustar Star - Dijo Agust con voz divertida - El evento que mi padre menciono está por comenzar, me pidió venir por usted el resto de los Taeyang - La princesa asintió y camino junto al príncipe.
- Nuestros futuros reyes - Tae Toru se posiciono al lado de Star observando a la pareja - Ahora ¿Qué fue lo que de verdad paso? - La Dal lo miro de reojo sin intención de responder - Nunca te he visto bailar en mi vida - Le cuestiono.
- Intento apuñalarme - Los ojos de Toru se abrieron al escuchar a Star - No se alarme, solo fue un impulso, necesita más que eso para atacar a un Dal, solo está dolida - Toru suspiro.
- Hay que vigilarla, no quiero que al príncipe le pase algo - Dijo angustiado por la situación con ojos tristes.
- Toru... - Star lo pensó muy bien antes de hablar, la mirada del chico le parecía familiar, de hecho se veía reflejada en él, la diferencia es que la ojos del ayudante era más intensos.
- ¿Yo que? - Pregunto sin voltear a mirarla con miedo de que su cuerpo expusiera lo que sintiera en este momento, celos al ver a su amado con alguien más.
- Nada, debemos ir al evento también - Dijo para comenzar a caminar.
- Star, es mejor que no lleves a tus hermanas - Dijo Toru siguiendo los pasos de Star - Este tipo de eventos no lo deberían ver ellas - Concluyo.
- Lo entiendo, mi padre ya se encargó de entretenerla mientras vamos allí - Dijo alzando los hombros sin restarle importancia.
En efecto, si hubiera una palabra para describir el entretenimiento del rey, seria: Sanguinario; el pueblo lo sabía y aprendió a disfrutar de dichos evento que se hacían, muy probablemente los Taeyang ignoraban por completo este hecho.
Cuando los del pueblo de Jangmi presenciaron por primera vez este acto su estómago se revolcó, incluyendo a Lotus, quisieron vomitar por lo aterrador que había sido, este en definitiva no era el tipo de actividad que le agradará a la reina.
A las afuera del castillo había un gran coliseo, en la mitad de este se encontraba la arena donde se enfrentarían las personas, el rey cambiaba las reglas por cada combate, no se sabía que tenía planeado esta vez.
Las familias reales fueron ubicadas a todo el frente de la arena, para apreciar mejor el escenario de lo que vendría, debajo de una gran carpa roja que evitara que el sol o la lluvia interrumpiera su diversión, lo reyes estaban ubicados en la parte superior.
El rey Ganghan estaba sentado en su trono, al lado derecho la reina Lotus, seguido la reina Hwido junto el rey Bada, debajo de ellos se encontraba el príncipe Agust junto la princesa Sun, seguida de la princesa Eirene, atrás de los monarcas estaba los generales Bam y Heemin a cada costado con su respectivo reino, aún más abajo se encontraban las guerreras Miyu y el capitán Runch Randa junto a otros de la guardia real.
Al lado izquierdo a fuera de la carpa se encontraba Tae Toru, Flower, Star y Byul, el faltar a estos eventos era una falta del respecto para el rey si se daba cuenta, las dos Gong-gi se encargaban de caminar por la carpa sirvieron la comida y vino de todos los monarcas que se encontraban en el lugar y Dal Soku y Dal Hyoku estaban al lado derecho sentados esperando el espectáculo.
El consejero Matthew se acercó sigilosamente al lado del rey - Mi rey - Saludo haciendo una leve reverencia, trago fuerte - Los criminales que se enfrentaran hoy son 59, no 60 como nos había informado - El rey volteo su cabeza para mirar a su consejero.
- ¿Está insinuando que he equivocado? - Matthew se tornó pálido ante la respuesta del rey, él nunca se equivoca - Pues no lo hice, el último o mejor dicho la última tiene una celda diferente - La mirada del rey se tornó oscura, los reyes de Hae estaban atentos a la situación, la cual no le está agradando - Saquen a los criminales, dile Hyung que venga de inmediato - Ordeno.
Lotus miraba con cuidado a su esposo, esa sonrisa... En definitiva era la sonrisa de alguien que planea algo que al fin va a dar frutos.
A los segundos los criminales que guardaban en los calabozos salieron a las arenas, muchos de ellos tenían miradas sin vidas, ropas sucias y en su mayoría estaban descalzos, todos portaban espadas hechas de metal oxidado, los ojos de los no nacidos en Him se abrieron ante lo que veían, era horrible, con solo verlos dedujeron lo que pasaría, pelear hasta la muerte.
El grito de la gente no se hizo esperar ansiosos por la muestra de sangre que su rey les otorgara, a los minutos el consejero Hyung llego al lado de su rey, él le entrego un sobre - Solo haz lo que está escrito - Ordeno, el hombre hizo un reverencia y se marchó, se sitúo en un lugar alto cerca de la arena para que la gente lo escuchara, leyó la carta en silencio y al terminarla de leer sus ojos se abrieron y miraron al rey incrédulo, Ganghan hizo un señal con su mano para que brindará la información.
Hyung respiro fuerte y cerró sus ojos, a veces los caprichos del rey eran fuertes, él tenía que ganar en todo.
- ¡Atención! - Hablo el consejero hacía todos los que se encontraban en el coliseo - En este momento se encuentran 59 criminales, los cuales lucharan por sus libertad - Anunció - Pero aún falta uno por entrar - Su corazón comenzó a latir rápido y apretó el sobre que le entrego su rey - El rey pide que el criminal número 60, Dal Star se presente en la arena - Dijo.
El susurro de la gente no se hizo esperar, un Dal era acusado, los Dal eran los más fuertes y honorables, ahora su rey había sentenciado a uno a tal juego macabro.
Dal Star se para de su asiento, su madre sujeto su mano derecho y Flower su mano izquierda, sus ojos suplicaban que no fuera aquella arena, Agust se para de su silla para mirar a su padre desafiante.
- ¿Qué sucede hijo mío? - Pregunto con serenidad, con quien gana un buen juego.
- Ella no es un criminal, es parte de nuestra guardia ¡Nos ha cuidado! - Dijo sin importarle los presentes en el lugar, esperaba el grito del rey, que le dijese mil cosas, incluso que lo sentenciara a ir a la arena, pero para sorpresa del príncipe, su padre solo sonrió.
- No podía desaprovechar las habilidades de un Dal, su castigo fue cuidarlos, ahora debe pagar por su crimen - Dijo con voz de superioridad.
- ¿Cuál es exactamente su crimen? - Su hijo apretó sus puños por la furia del momento.
- Consejero Matthew - Llamo la atención de un hombre - No creo equivocarme, ¿Alguien que no obedezca la ley impuesta cómo se le considera? - Pregunto a su consejero.
- Un criminal mi rey - Dijo con voz firme.
- Lo ves Agust, no pierdas tu tiempo velando por alguien así - Dijo sin borrar esa sonrisa maliciosa.
Bada no pudo evitar mirar Dal Bam, se encontraba mirando a su hija con ojos preocupados, ella se levantó beso frente de su madre y luego la de Flower, Tae Toru apretó sus manos haciendo una señal de suerte, ella se acercó a unos de los soldados de los extremos, retiro su espada de metal fino y le entrego solo una de metal oxidado, abrió la puerta para entrar al cambo de arena y situarse en al frente de algunos hombres que la miraban con nervios, otros con rabia y sed de sangre.
El rey Bada nunca entendió porque los soldados se retiraron después de que su hijo fallecieran, ellos lo podían matar allí y la guerra se acabaría, pero su general detuvo todo ataque y se marchó con sus tropas, siempre se lo pregunto, pero esté día por fin encontraba una respuesta.
Dal Bam también era padre y entendió su dolor como mejor nadie, ahora Bada entiende lo que siente porque ve a su hija enfrentarse contra la misma muerte.
Todos los que estaban en la carpa se paralizaron por lo que veían, nadie deseaba que esa Dal muriera, ni siquiera Sun que había intentado matarla a solo un par de horas, ella ahora estaba preocupaba por la injusticia que se vivía y se preguntaba qué ley rompió para ser considerada criminal.
Mipung y Wind dejaron de servir a los monarcas para mirar a la arena y rezar porque no muriera, Lotus quería estamparle una silla al rey por ser tan despiadado y jugar tan sucio.
- Consejero Hyung, continué - El rey elevo su voz, varios miraron el rey de reojo, hasta su propio general ¿Acaso había más? Claro que sí, el rey había sido muy condescendiente con Dal Star, nadie debe cuestionar su orden y si lo hacía, debía demostrar que era merecedor de ello.
Al consejero continuo - Las reglas de hoy serán muy diferentes - Tomo aire - Debido a que un Dal se enfrentan - Miro a Dal Star por unos segundos - Esta vez abra dos ganadores, el primero será el que mate a la Dal, será sacado de la arena de inmediato y liberado - Informo - El segundo será el que esté de pie de últimas en la arena - Los puños de Hwido se cerraron al escuchar las últimas reglas, ellos no deberían estar preocupados por la Dal, pero la situación lo a meritaba.
Los criminales rieron al escuchar las palabras del consejero y varios sujetaron firmes su espada esperando la orden para ir a atacar a Dal Star, ansiaban su libertad - ¿Y si yo gano, mi rey? - Se escuchó la voz ronca de Star hacía el rey, lo miro fijamente.
El hombre se paró de su trono y coloco su manos atrás de su espalda - Limpiaras el apellido Dal y dejaran de ser llamada criminal - Le dijo, ella realizo una reverencia.
- ¿Enserio se cree capaz de ganar? - Dijo el general Heemin incrédulo ante la situación, su mirada fue a Dal Bam que se encontraba pensativo, en este momento solo podía mirar a su hija y rogar porque ganara.
El rey movió su cabeza al consejero, él entendió la señal - ¡Empiecen! - Anuncio y varios hombres fueron directo hacía Star.
Permítanme contarles algo sobre los Dal, ellos son entrenados toda su infancia para así poder salir a la guerra alrededor de los doce años y ese entrenamiento es suficiente ser los más fuertes en la guerra, ahora, ¿Qué creen que pasaría con un Dal que tuvo más que su infancia para entrenar?
Fue un profundo silencio lo que se sintió al ver el primer ataque, nadie vio, de hecho nadie puede decir con certeza que paso, pero cinco hombre se acercaron a Dal Star y antes de siquiera llegar a ella... pobres hombres, su estómago fue cortado a la mitad sin darse cuenta.
Los demás criminales retrocedieron al ver eso, la gente después de varios segundos comenzaron a gritar la palabra "Dal" por todo el coliseo.
Dal Bam dio dos pasos hacia adelante - Mi rey - Ganghan lo miro de reojo - Permítame decirle que tal vez mi hija sea la Dal más fuerte que conozco - Estás palabras fueron como agujas para el rey, su sonrisa se borró ahora estaba con sus ojos abiertos atento ante la chica de cabello blanco.
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¡Hola!
Les presento a Agust que será una parte fundamental de este Fanfic.
Como siempre, espero el contenido haya sido de su agrado, la verdad me emocione mucho escribiendo la última parte ¿Que les pareció?
Dal Seuta: Hermana doce años de Dal Star.
Dal Syuting: Hermana nueve años de Dal Star.
Dal Byul: Por si no lo recuerdan, es la madre de Dal Star.
La verdad, los nombres que más me gustan son los de la familia Dal, todos tienen que ver con la noche, la luna y las estrellas.
Idol revelado de hoy:
Dal Seuta: Seulgi - Red Velvet
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