Capítulo 2 - Wind

Se escuchaban los pasos apresurados de Gong-gi Mipung, 6:25 am miro la hora, debía llegar rápido a la habitación de la reina Lotus, sabía que se molestaba si no era despertada a 6:30 am.

Afortunadamente, la servidumbre de la reina y la habitación de esta se ubicaban en la misma ala del gran castillo de Him.

6:28 am, abrió la puerta de la habitación, la cerro colocando seguro y se dirigió a las cortinas para abrirlas, dejando entrar la poca luz de la madrugada.

- Mi reina - Estaba al lado de la gran cama de su majestad, llamándola para despertarla, no reaccionó, tocó su hombro dando pequeños golpes - Su majestad, es la hora de levantar - seguía sin moverse, Mipung suspiro fuerte, algo irritada y acercó su boca al oído de la mujer - Lotus... - Una sonrisa se dibujó en la mujer de inmediato y como sospechaba la castaña, se hacía la dormida.

- ¿Es tan difícil llamarme por mi nombre? - abrió sus ojos para encontrarse con los de Mipung que aún seguía muy cerca de su rostro - Me gusta cuando dices mi nombre - La mirada de la reina era penetrante e intimidante, pero ya se había acostumbrado a ella.

Ignoro sus palabras, la joven se incorporó quedando de pie en la cama - Alistare su baño - Dijo dando la vuelta en dirección al baño, antes de que pudiera avanzar, su majestad la agarró por la cintura y la atrajo en la cama.

Mipung quedo sentada, la reina se aferró a la muchacha afirmando su agarre en la cintura, coloco su mentón en el hombro de la mujer y cerró los ojos disfrutando el aroma, duro unos segundo así, su cabeza se movió un poco a la derecha - No quiero - le dijo con una voz sensual y mimada, una voz que solo Going-gi Mipung tenía el privilegio de escuchar, odiaba y amaba que su reina se comportará así, muchas veces solo quería hacerle caso y quedarse durmiendo en su cama todo el día mientras se abrazaban bajo la sábanas, pero como reina ella tenía obligaciones y la responsabilidad de Mipung es que estuviera lista para cumplirlas.

- Majestad... - Decía para detener los movimientos de su reina, cada vez eran más irresistibles.

- Lotus... - Dijo en susurro cerca de su oído, mientras lo rozaba con sus labios haciendo estremecerla - Cuando estemos solas dime Lotus... - decía mientras sus labios bajaban al cuello de la mujer y daba una pequeña lamida haciendo temblar a Mipung, tal era su reacción que sus manos apretaban fuerte las sabanas.

- Lo... Lotus - Decía entre gemidos - Debes de bañarte... - La reina seguía jugando en su cuello - El rey la espera para desayunar - ella paro sus movimientos e hizo un signo de mal gusto con su lengua, se alejó por completo de la chica y se colocó de pie, dirigiéndose al baño.

- Siempre mencionando a ese hombre tan desagradable - Decía mientras quitaba su ropa y la dejaba en una pequeña mesa que había en el baño.

- ¡Mi reina! - la miro con los ojos bien abiertos - cuide sus palabras, si alguien la escucha... - Decía persiguiendo a la pelinegra, en ese momento se olvidó que más debería de hacer, su reina era hermosa, ha perdido la cuenta de cuantas veces la visto desnuda, pero no importa, aún se sorprende de su piel canela y su cabello negro ondulado, su cuerpo es perfectamente proporcionado, "la reina más hermosa de todas" siempre se corría ese rumor en todos los reinos.

- Y bien - Dijo mirando a la castaña - Te quedarás ahí parada mirándome o me bañaras - Dijo con una sonrisa en sus labios. La mujer salía de sus pensamientos negando con su cabeza y empezando a llenar la bañera con agua tibia.

Al terminar de llenar, la reina entró sosteniéndose de Mipung, recogió su cabello en un cola y recostó su cuello en el borde de la bañera, cerró sus ojos para relajarte - Lotus - Sonrió al escuchar su nombre.

- Dime - Abrió sus ojos para mirarla.

- No puedo lavar tu espalda si estas en esta posición - Sonrió, levanto su mano para buscar la mano de Mipung.

- Puedes lavar otras partes - Guió la mano de la mujer a su intimidad, antes de llegar Mipung se liberó de su agarre.

- Eso es inapropiado -
Dijo ella con su rostro rojo, la reina soltó una carcajada, disfrutando la situación.

- Es exactamente eso lo que lo hace tan excitante - Le dijo mordiendo su labio inferior y regalándole un mirada lujuriosa - Vamos Mipung, mi cuerpo te extraña - Ahora tenía un leve puchero, tratando de convencer a la joven.

Ella se cruzó de brazos mirando a su majestad, privilegios de pocos en tratar a una monarca así - Lo hicimos ayer, Lotus - El cambio de actitud fue tan notable, como cómico para la reina, para regañarle si tenía una postura diferente.

- ¡Mucho tiempo! - Dijo colocando una mano en su cabeza, mientras negaba, haciendo un acto de drama.

Mipung soltó una risa mientras negaba con su cabeza, su reina era una niña pequeña con ella. Se sentó detrás de ella, sus manos fueron a la espalda de su majestad y la levanto para comenzar a lavarla.

En la mente de Mipung sabía que estaba mal hacer ese tipo de cosas inapropiadas con su reina, pero se repite a sí misma "Si nadie se entera, todo estará bien", se siente mal por su esposo, lo quiere pero su corazón le pertenece Namu Lotus.

En cuanto a la reina, ella es alguien inteligente, sabe el valor del matrimonio y como utilizarlo, lo ha hecho dos veces a su favor, nunca le intereso enamorarse o al menos intento convencer de ello.

Solo una vez su corazón se estrujó por completo, el día que el rey Gidae le dijo que Gong-gi Mipung había muerto, ese día reconoció que sentía amor hacía una persona, era fastidioso el dolor que sentía por perderle.

¿Pueden imaginar la alegría de la reina al saber que estaba viva?

En esos días sus ojos reflejaban angustia, la guerra de su reino Jangmi contra el reino Him era agotadora, tantas muertes, desastres, su pueblo sufría mucho.

Cuando hay guerra se utiliza todos los recursos, por ende su pueblo estaba en escasez de comida, ella sabía que lo mejor que podía hacer el rey Gidae era rendirse ante los Hwajae, pero su esposo era orgulloso, arrogante, él no permitiría que su reino cayera en las manos de tal individuo, estaba dispuesto a hacer lo necesario para ganar.

Había pasado exactamente 4 días desde que su rey se marchó con su más fuerte ejército para enfrentarse contra el ejército del reino Him, Lotus escuchaba rumores de hombres poderosos que luchaban en ese ejército de cabello blanco y apellido Dal, su pueblo decía que su majestad no tendría oportunidad contra ellos.

La pelinegra se encontraba en el salón principal admirando los tronos que pertenecían a ella y Gidae, ella no sentía nada por ese hombre, como siempre fue matrimonio arreglado, sus padres eran los reyes, para su desgracia solo tuvieron una hija a la cual no se le podía dar el trono por el simple hecho de ser mujer.

¡Gran error! Si ella hubiera reinado en esta batalla, lo más probable es que ya hubiera ganado la guerra, pero las mujeres no tienen voz y voto en el reino, ellas solo sirven para dar herederos y ocuparse de las necesidades de sus esposos. Este pensamiento le causaba desagrado a Lotus, pero ella sabía que con su belleza podría lograr algo más que ser la simple reina de adorno.

La puerta se abrió de golpe, la mujer volteo asustada, ¿Quién entraría así al salón principal?

- ¡Mi reina! - Lotus no reconoció quien era el soldado porque llevaba un casco en su cabeza - Disculpe mi comportamiento - Decía corriendo hacia ella, en ese momento la reina se percató de que el hombre llevaba a una mujer en sus brazos, sus ojos se abrieron a no más poder y las lágrimas salieron sin aviso - La encontramos en el camino, yendo al campo de batalla - Dijo el hombre mientras observaba a su alteza posar sus manos en el rostro de Mipung, recorriéndolo apresurada, miro su pecho el cual subía y bajaba con tranquilidad.

- Está viva... - Susurro para ella, sus ojos no podían creer lo que miraban, su corazón latía rápido por la alegría de saber que estaba ahí, respirando frente a ella, movió sus cabeza un par de veces pestañeado, miro al soldado que estaba a la expectativa - ¡Llévala a una buena cama y que un doctor la revise de inmediato! - Ordeno, dio unos cuatro pasos hacia atrás para que el soldado pudiera avanzar, de nuevo camino para seguir el soldado, pero una garganta carraspeando detuvo su movimiento.

- Su majestad - Otro soldado con el rostro cubierto por un casco, ella lo miro detenidamente, no traía a nadie cargado, solo estaba esperando pacientemente por la atención de su reina.

El hombre quito su casco, su cabello era rubio, los dos lados de su cabeza estaban rapados, haciendo ver su cabello solo en la parte superior, su mirada era triste, desalentadora - Capitán Runch Randa - Dijo la reina al hombre, observando cada detalla facial, el trago fuerte, sabía que venía a dar una mala noticia - ¿Acaso el rey ha muerto? - Dijo ella buscando los ojos del capitán, la miro sorprendido, no entendía como su reina lo dedujo de inmediato.

- Si mi reina, hemos ido al campo de batalla... - Dijo con su mirada asustada - Solo encontramos a nuestros compañeros muertos y el rey muerto en medio del bosque - Él se inclinó haciendo un reverencia a su alteza - Lo siento mucho majestad - Se quedó así un par de segundo y luego se levantó.

Su reina estaba serena, lo que le parecía extraño al hombre "¿Ella sabía que esto pasaría?" Dijo Runch en sus pensamiento, escucho un suspiro salir de la mujer - Esto es lamentable... - Con pasos firme camino hacía el trono y se sentó en él - No tienes que darme las condolencias, yo debería dártelas - Dijo, mientras apoyaba su mano en uno de los respaldos del trono y colocaba su cabeza allí - Tus compañeros y tu padre estaba en ese ejército que acompañaban al rey - Miró al capitán que agacho su cabeza por inercia, aguantando las lágrimas y apretando sus puños fuerte.

- Cumplieron con su deber mi señora - Lotus movió sus cejas al escuchar esa frase aburrida y luego suspiro, pensar en cuantas vidas se perdieron solo para al final perder la guerra - Mi reina - El soldado llamo la atención de ella - ¿Qué debemos hacer ahora? - La mirada de la reina viajo por todo el salón.

- Solo esperar - Dijo deteniendo sus ojos en el capitán.

- ¿Esperar? - Dijo sin entender.

- Sí, a que el rey de Him llegue y reclame nuestro reino como suyo - Dijo con total tranquilidad, la expresión de sorpresa del hombre fue memorable.

- ¿Nos ren... rendiremos? - Dijo un poco sobresaltado, no creyendo las palabras de su reina.

- Solo tengo 16 años, no cuento ni con la experiencia, ni con los soldados para seguir esta guerra - Decía estas palabras balanceando sus manos - Nuestro pueblo ha sufrido mucho, seguir peleando sería el exterminio - Se levantó de su trono - Prefiero mantener la vida de los que quedan y a veces rendirse es la opción más sensata.

- ¿Y la vida de los soldados...? - Pregunto a su reina, todos los que habían muerto por luchar por su rey.

- El rey era estúpido, muchas veces le pedí detenerse, a él no le importaba quien moría o si nos mataban a todos - Dijo, mientras el hombre la seguía mirando incrédulo - No cometeré el mismo error de mi espo... antiguo rey, siento mucho que hayan muerto personas cercanas, pero ahora tenemos que centrarnos en los que están vivos - La mirada de Lotus era triste hacía el hombre, sus puños aún seguían.

- Entiendo, si es el deseo de la reina - Dijo haciendo una reverencia y marchándose del lugar, antes de salir detuvo sus pasos - Daré la orden de que dejen entrar al ejército del reino de Him - Dijo estás palabras para marcharse.

La reina inclino su cabeza para mirar al techo, unas pequeñas lágrimas salieron de su rostro, no sabía que deparaba el futuro, pero ahora sería más duro porque estarían sometidos a otro rey, Hwajae Ganghan.

Bajo su cabeza, limpio sus lágrimas y se marchó del lugar para dirigirse donde encontraba Mipung, al llegar la encontró despierta, mirando todo sorprendida, el doctor informo a la reina que solo era fatiga, la joven estaba perfectamente.

- Mipung... - Su cabeza se dirigió hacía la voz que susurro su nombre.

- ¡Reina Lotus! - Dijo con alegría, intento levantarse para ir donde ella, pero su cuerpo dolió de inmediato, la reina se acercó rápidamente donde ella, tomándola suave por sus hombros y acostándola en la cama.

- No te sobre esfuerces - Su mano fue al rostro de la castaña, rozando la yema de sus dedos con la mejillas suaves de la joven Gong-gi, la chica asintió y cerró los ojos disfrutando del tacto de su reina - Se pueden retirar, por favor - Dio la orden a las personas que se encontraban en la habitación, ellos hicieron un reverencia y salieron del lugar - ¿Qué sucedió? El rey dijo que estabas muerta - Dijo sin detener las caricias.

- Mi reina... yo... lo siento - Dijo con ojos vidriosos - El rey ha muerto... - Sus manos apretaban las sabanas y ella dejo caer sus lágrimas.

- Lo sé, ya fui informada - Se acercó más a la joven tomando sus cabeza para abrazarla y acercarla a su pecho mientras sollozaba - No te preocupes, ya resolveremos todo... - Dijo para intentar calmarla.

- No... No lo... Entiende - Dijo tomando a su reina por los hombros y alejándola un poco, trato de calmarse tomando aire - Yo ayude a matarlo... - El rostro de la reina era una viva expresión de sorpresa.

- ¿Qué has dicho? - Dijo impactada, sin creer lo que la mujer que amaba había dicho.

- El rey era terrible - Comenzó a excusarse - Nuestro pueblo ya no tenía comida, los soldados estaban cansados y morían por causas egoístas de nuestro rey, además... - Dijo tomando el rostro de Lotus en sus manos - No aguantaba ver como la lastimaba incontable veces, usted es el ser más hermoso para ser maltratada por ese hombre - Las manos de Lotus se posaron en los hombros de chica.

- ¿Cómo murió exactamente? - Dijo estando muy cerca de Mipung.

Los recuerdos de la muerte del rey Gidae aparecían en la mente de la chica, aún sentía escalofríos al acordarse - Mi reina... por favor, prométame que no le contará a nadie - El agarre de sus hombros fue más fuerte y acerco sus labios a los de Mipung, dando un pequeño beso entre las dos.

- Lo prometo - Mipung no era consciente del amor que Lotus sentía por ella, era afortunada, cualquier otro monarca hubiera cortado su cabeza por traición, pero su reina la amaba, ella podría desencadenar una guerra, hasta ir mismo infierno si Gong-gi Mipung se lo pedía.

Una fugaz sonrisa se posó en el rostro de la castaña, alejo sus cuerpos y se sentó en el borde de la cama, abrió su boca y comenzó a cantar un nota LA suave, la reina la miro extrañada, luego sintió una leve brisa en la habitación, miro directamente a la ventana, estaba cerraba. "¿De dónde viene ese viento?" se preguntó a sí misma.

La brisa golpeo suavemente su rostro, miro asustada y perpleja, frunció el ceño al ver el viento juntarse y formar un pequeño remolino, sus ojos se abrieron de sorpresa, Mipung paro de cantar, el viento se desvaneció poco a poco.

- Por esto el rey deseo llevarme - Dijo, hizo un falsa sonrisa, la reina volteo su rostro en dirección de la joven, sin entender a qué se refería, aún no podía descifrar que pasaba. Mipung observaba el rostro de la reina, era muy gracioso verla así de confundida - Puedo invocar el viento con mi canto - Le explico, no creía que era posible, pero los ojos de la reina se abrieron más al escuchar esas palabras.

- ¿¡Co... Cómo es posible!? - Dijo al fin entendiendo de que hablaba - ¿Desde cuándo? ¿Siempre tuviste este poder? - Dijo alterada ante la información, la otra chica solo negó con la cabeza.

- No sé porque lo tengo, solo sucedió - Dijo mirando al suelo - Mi reina ¿Recuerda el día que nos besamos por primera vez? - Ella asintió, como lo olvidaría fue hace unas semanas, estaban recolectando pequeñas flores a las afueras del castillo, sola las dos en la compañía de la naturaleza, no saben cómo terminaron arrodilladas una frente a la otra, las manos de su majestad fueron al cuello de chica robándole un suave beso. Recuerda el rostro de Mipung sorprendido pero a la vez alegre, una sonrisa tan alucinante, que fue ella la que comenzó el otro beso aferrándose a su majestad, desencadenando así una incontable cadena de besos prohibidos.

- Lo recuerdo, perfectamente - Dibujo una sonrisa en sus labios.

- Volví al lugar varias veces - Lamió sus labios para humedecerlos - Quería revivir el momento, una y otra vez, estaba tan feliz de al fin sentir sus labios su majestad, yo los deseaba tanto - Coloco sus manos encima de las manos de la reina, apretándolas - Pero el rey se dio cuenta, los susurros fueron fuertes y él sabía que usted le había sido infiel - Suspiro, Lotus la miro aterrada - Una noche... Yo volví al lugar para seguir mis recuerdos, me encanta el ambiente del lugar, comencé a cantar, una brisa fuerte paso por el lugar, era muy refrescante aunque extraña, el clima era muy caluroso, no entendía porque había viento, hasta que escuche la voz del rey a mis espaldas "¿Puedes invocarlo?", me dijo, me quede asustada y sin entender de que hablaba - Le contaba todo esto imitando cada acto que estaba pasando, incluyendo la voz de rey - Mi reina, ese hombre tenía la espada en sus manos, estaba sorprendido pero a la vez enojado, él.. - Trago fuerte - Él había ido con la intención de matar a la amante de su esposa - Lotus no dejaba de poner atención a la historia que contaba su enamorada - Me pidió cantar de nuevo, pero está vez que fuera más fuerte y paso, el viento comenzó a ser fuerte y se movía por todos lados, estaba espantada, pero el rey estaba feliz, aún recuerdo esa sonrisa malvada que se dibujó en el rostro, "Si utilizas este poder en guerra no mataré a Lotus", fue lo que me dijo - De nuevo imitó la voz de hombre.

- Y tu accediste, así que por eso te fuiste - La reina miro al techo nostálgica - Me informaron que habías muerto, no sabías la tristeza que tenía en mi corazón - Mipung movió sus manos y coloco una en el cuello de ella, subió despacio a su rostro para moverlo y hacer que la mirara, dándole un pequeño beso.

- Era todo parte de su plan - Dijo mientras acariciaba su suave piel.

- ¿Cómo murió? - Pregunto la reina.

- Por el viento y la luz de la luna - Dijo, Lotus ladeo la cabeza haciendo una señal de no entender - Un joven de cabello blanco me ayudo - Mipung le describió con detalle todo lo sucedido con el rey, hasta la posición en la quedo tirado en el suelo.

Recuerda que esa noche la reina se quedó en su habitación y no dejo que nadie más entrara, aún seguía impactada por la historia que le había contado la castaña, pero se sentía extrañamente aliviada, con el rey Gidae vivo era limitada su libertad, así que era momento de aprovecharla y esa misma noche las dos chicas decidieron profundizar su amor.

- Me acuerdo del día que volviste después de la batalla del bosque - Dijo la reina a Mipung, mientras seguía lavando su espalda con cuidado - Fue la primera vez que hicimos el amor - Las manos de la chica se detuvieron, Lotus miro hacia atrás y vio a Mipung con la cabeza agachada, avergonzada.

- Porqué siempre tiene que recordar este tipo de cosas, su alte... Lotus - Una sonrisa pícara salió de los labios de la reina, se volteo y se movió a través de la bañera para acercarse a Mipung mientras agarraba los brazos por la muñeca, la distancia entre las dos era absurda, solo unos milímetros para besarse.

- Porque me gusta recordarte todas las veces que eras mías y todas las veces que lo serás - Le dijo cerca de sus labios, los cuales se colocaron en los de la reina, comenzando así un beso lujurioso de parte de las dos chicas.

Mipung estaba al borde de la locura, una parte de ella quería saltar a la bañera y hacerle el amor a la reina, quería escucharla gritar su nombre entre gemidos, pero otra parte sabía que debía cumplir con sus deberes, "¡Maldita sea esta mujer!" decía en sus adentros, ella ya estaba desnuda, la situación no le ayudaba a controlarse en absoluto.

La reina sintió la mano de la chica bajando por su estómago, tocándola con la yema de sus dedos, causándole pequeños espasmos, sonreía mientras seguían besándose, Mipung sabía perfectamente que esa sonrisa era de victoria, la reina volvió a hacer su cometido, empujarla a hacer estos actos inapropiados.

La mano siguió bajando y se situó en aquel lugar, estaba bajo el agua pero la castaña sabia diferenciar muy bien la humedad de la pelinegra, comenzó a recorrerla con sus dedos, la reina abrió más sus piernas para permitir mejor acceso a ella y sus manos cogieron el cabello de Mipung agarrándola con fuerza y besando su cuello, luego chupones en su cuello al sentir como dos dedos la penetraban, la reina comenzó a mover sus caderas para sentirla mejor.

Mipung se deleito con los movimiento de la pelinegra, los gemidos comenzaron a salir, sentía el aliento de Lotus en su cuello, cerraba sus ojos para intensificar todo y poder sentir todo lo que ocurría a su alrededor, el cuerpo sudado, esa piel canela que la enloquecía, sus dedos entrando y saliendo, pero más sentía como sus reina se contraía y la apretaba cada vez que la penetraba, como las manos de ella cogía sus cabello con fuerza por toda la excitación que sentía, era inevitable para la nacida del viento que una sonrisa no se dibujara en su rostro.

- También lo disfrutas como yo - Le dijo la reina, situando su cabeza frente a ella, besándola - Mipung... - Susurro su nombre, la castaña saco sus dedos del interior de la reina y comenzó a masajear sus clítoris con rapidez, los gemidos fueron más fuertes, Mipung la callaba besando, tenía miedo de que alguien pudiera escuchar esos desvergonzados sonidos - Ya casi... - Decía entre gemidos, ella apuro sus movimientos en el clítoris, ahora sus ojos estaban bien abiertos, si había algo que Mipung disfrutaba era ver a su reina explotar en placer.

Las manos de Lotus se agarraron de los hombros de Mipung, hundiéndose en su piel, luego los espasmos comenzaron a llegar, sus piernas temblaban, tiro su cabeza hacia arriba, mirando al techo, dejando salir un tierno gemido al mismo tiempo que sumergía en el orgasmo - ¿Feliz mi reina? - Dijo con una sonrisa en su rostro - Debemos apresurarnos.

La reina cayo rendida en la bañera, cruzando las brazos en el borde - Fue delicioso - apoyo la cabeza en sus brazos para mirar a Mipung - Debería hacerte disfrutar también - Su sonrisa pícara estaba tentando, estaba a nada de quitarse la ropa y entrar a la bañera con su reina, pero un golpe seco interrumpió sus pensamiento. Llamaban a la puerta.

Mipung suspiró y fue a la puerta para abrirla y encontrarse con uno de los soldados de servicio, el capitán Runch Randa - Hola Gong-gi - Saludo haciendo una reverencia, ella devolvió el gesto - El rey solicita a la reina en la sala de audiencia, es urgente -

- ¿No la esperaba para el desayuno? - Le pregunto al hombre, el cual negó con la cabeza.

- Algo ocurrió y el rey quiere a toda la familia real allí, su hija ya se encargó de alistar a la princesa Flower y Tai Toru se encargará de Agust - Informo a la mujer.

- Esta bien, en un momento estará lista - Dijo cerrando la puerta, se apoyó en ella, cerro sus ojos y suspiro, la reina la distrajo más de la cuenta - Mi reina hay... - cerro su boca al ver a la reina parada desnuda al lado de la cama.

- Escuche, ¿Qué sucederá ahora? - Mipung se apuro para buscar un vestido a su reina, una combinación de amarillo con blanco quedaría bien ella.

- No lo sé, pero es mejor no hacerlo esperar - Comenzó a vestirle de manera apresurada.

- ¿No es más divertido verme desnuda? - Dijo su reina con la sonrisa, a la expectativa de la expresión de Mipung, que no se hizo de esperar, ella la miro girando sus ojos.

- ¡Por Dios! ¿Nunca pararas? - Era rápida y efectiva en su trabajo, ya casi estaba por acabar de vestirle.

- Cuando dejes esas expresiones tan adorables me detendré - Dijo dándose la vuelta para poder cerrar su vestido - Además... No desperdiciaré oportunidad para ver tu cuerpo desnudo - Dijo mirándola encima de su hombro.

Las mejillas de Mipung estaban rojas por el comentario - ¡Listo!, vamos donde el rey - La agarró de la mano para sacarla de la habitación, era la única forma de detener las habladurías de la reina.

Al salir de la habitación soltó su mano, Lotus miro sus manos haciendo un puchero – Mala... - Le susurro y comenzó a caminar hacía la audiencia con Mipung detrás de ella.

Al llegar se encontró al rey Ganghan, sentado en su trono con una expresión de impaciencia, a los segundos llegaron Agust y Flower, sus preciados hijos. Con el pasar de los años Lotus había aprendido amar más, eran cuatro personas que ocupaban su corazón, sus dos hijos, Mipung y su hija, Wind. Ella seguía los pasos de su madre sirviendo a la familia Namu, se encargaba de su hija Flower, verlas juntas, era como ver el pasado de Lotus y Mipung, sus dos hijas eran tan parecidas, no solo físicamente.

Wind había heredado todos los rasgos físicos de su madre, era una pequeña copia de ella, con la diferencia de que la pequeña tenía un hoyuelos que la hacían ver adorable, lo que mataba de ternura a la reina, se sentía una acosadora por verla tanto.

- Hola Chicos - Saludo a sus hijos, a Wind y a Tae Toru que se encontraban atrás de ellos, se inclinaron respondiendo su saludo - Vamos - Tomo la mano de su hija a su derecha y luego la mano de su hijo a la izquierda, caminando con ellos hacía su padre.

- ¡Tardaron una eternidad! - Dijo el rey enojado.

- Hola para ti también, querido - Atrevida, siempre lo era la reina, pero ella podía hacer eso, era su esposa. Ella se sentó soltando la mano de sus hijos, ellos fueron a sentarse a los lados de su padre.

- Hazlos pasar - Ordeno a los soldados.

- ¿Qué ha pasado? - Pregunto la reina al hombre con cara de pocos amigos.

- Magia, eso ha pasado - La mirada de la reina se descompuso, por un momento pensó que se trataba de Mipung, pero era imposible, las dos trataron de que nunca utilizara magia en el reino. ¿Alguien de su antiguo reino lo sabía?

- ¿Magia? Es imposible, nunca se ha visto magia en este lugares - Dijo tratando de sacar información al rey.

- Y no debería de haber - Dijo mirando la entrada, en la cual se veía la llegada de varias personas.

Lotus observo que entro un hombre de cabello blanco, ya lo reconocía de antes, era Dal Bam, el dirigía toda la milicia del reino, junto a él se encontraba su hija, Dal Star, sus ojos se abrieron al verla con las cadenas puestas en sus manos y cuello - ¿Ella es la que hizo magia? - Pregunto al rey incrédula al ver exactamente a un Dal ser sometido a lo que sería un juicio.

Mipung siempre se mantenía en las sombras cuando se trataba de situaciones publicas, pero está llamo su atención observando desde una de las esquinas de la audiencia, junto a su hija Wind, sus ojos estaban igual de abiertos que los de la reina, era él... se acordaba perfectamente del hombre que asesinó al rey Gidae, estaba sorprendida de verlo nuevamente, llevándola por un segundo al lugar donde se encontraron y lo que causaron, la muerte del rey.

- ¿Estás bien, madre? - Pregunto Wind con su adorable voz.

- Perfectamente hija mía - La miro acariciando su cabeza, su pequeña solo tenía nueve años al igual que Flower, por alguna razón no quería que presenciara este juicio - Es mejor que te vay... -

- ¡Dal Star! - Se escucho la voz del consejero del rey, Hyung, el padre de Tai Toru, el chico se estremeció al escuchar su voz - Es acusada por utilizar magia en este reino - Dijo mirándola - El castigo es la muerte, la magia está prohibida - Se dirigió a su rey - Su Majestad decidirá cuando se realizará la ejecución - Los ojos de Bam eran de preocupación e impotencia, "¿Cómo salvar a mi hija?" Se preguntaba mil veces.

- Su alteza, por favor - Hablo Dal Bam, haciendo el intento de parar esto - Se lo suplico, mi hija no hizo nada malo - Explicaba al rey - Ella nos salvó, si no hubiera sido por ese fuego extraño que invoco, ninguno de nosotros, ni mi familia estaría vida - Dijo señalando a los hombres de la milicia - Ese acto detuvo la emboscada de más de mil hombres que venían a nuestros campos de entrenamientos, ¡Evito una masacre! - El hombre se veía desesperado por salvar la vida de su preciada hija.

- Ya te he permitido muchas libertades Dal - Dijo el rey con voz firme - Mira bien, ¿Crees que a cualquier le hubiera permitido entrenar a su hija? No solo eso, aceptar que algún día va a dirigir mi ejército - Decía mirando a la joven, que se mantenía firme mirando toda la situación - ¿De dónde sacaste ese poder niña? - Dijo subiendo el todo de su voz.

- No lo sé, mi rey - Respondió rápidamente - No tenía idea de que lo poseía, yo solo canté y el fuego comenzó aparecer a mi alrededor - Le explico al rey sin titubeos, era admirable el comportamiento de la niña, sabía que podía morir hoy, pero trataba de mantener su cabeza en alto, por el orgullo de los Dal.

Al escuchar la historia de la chica, Lotus mira hacía Mipung por inercia, acto que no pasó desapercibido por Dal Bam, solo fueron cinco segundos, pero suficientes para que se encontrar sus tres miradas, Lotus con la de Mipung, y luego ella se encontró con la de Dal Bam, que la veía como si fuera un fantasma, el hombre no podía creer que encontraba nuevamente con esa chica y fue casi automático relacionarla con su hija, las dos invocaron el poder de la misma manera.

Mipung trago fuerte, sentía miedo de en un arrebato él dijera algo de su poder, sería su fin si el rey se daba cuenta que ella también podía utilizar magia, sus manos comenzaron a sudar de inmediato, agarro los hombros de su hija con fuerza, los ojos de Dal Bam dejaron de mirarla para observar los ojos de su rey.

- Pero sigue siendo magia - Dijo el rey - No puedo ser flexible con algo que está totalmente prohibido - Se levantó de su trono - Las consecuencias es la muerte - Sentencio.

Dal Bam trago fuerte, sus manos formaban puños, estaba frustrado por su hija, ella miro a su padre con tristeza, se podía ver sus ojos vidriosos, se maldecía a si misma por tener este poder, por hacer sufrir a su familia.

- Querido - Hablo la reina levantase de trono y caminando para situarse al lado del rey, poso una mano en su hombro y con la otra, rodeo su brazo, Mipung aparto la mirada de aquel acto - ¿Qué te parece hacer un trato? - Dijo, por un segundo el peliblanco miro a la reina con esperanza.

- ¿Qué trato? - Pregunto el rey entre dientes.

- Ella no sabía que poseía tal poder, lo que quiere decir que no era intencional utilizarlo - Ella está intercediendo ante la chica, el poder de Lotus era increíble, sus voz era muy dulce, podía convencer a cualquiera utilizándola y con sus palabras. Acaricio la mejilla de su rey, ella sabía que los hombres eran débiles antes sus encantos - Que jure ante el reino no volver a utilizarlo, los Dal nos han servidos por generaciones, no será difícil para ella cumplir su palabra - Miro a la joven regalándole un sonrisa.

- ¿Cómo sé que no lo volverá a utilizar? - Pregunto el rey a Lotus.

Ella lo pensó por unos segundos, suficientes para tener una buena idea - Que ella viva en el reino - El rey la miro con incredibilidad - Nuestros hijos siempre necesitan protección y tengo entendido que ella es de las mejores soldados - Miro a Dal Bam - No me sorprendería que así fuera, después de todo, es una Dal - El rey suspiro, se separó del agarre de la reina y se sentó en su trono, hizo una señal al consejero para que se acercará a él.

- ¿Cuál es tu opinión? - Le preguntó, haciendo gestos de molestia.

- Es un peligro para la civilización, debemos mantenerla controlada, mi rey - El rey lo miro con el ceño fruncido - Pero... ella nos salvó de todo un ejército mi rey - Dijo al rey en un susurro - Si desea perdonarla, lo mejor será estar cerca de ella y lo que dice la reina es cierto, en un muchos años no se ha visto un guerrero tan bueno como ella, me atrevería a decir que va a ser mejor que su padre - Finalizo su consejo hacía el rey.

La cara de pocos amigos del rey no se quitaba, carraspeo su garganta - Muy bien - Su voz resonaba en todo el lugar - No daré la sentencia de muerte - Dal Bam sentía que su alma regresaba a su cuerpo al escuchar esas palabras - Pero, vivirás acá, serás parte de la guardia real, cuidaras a mis dos hijos y esposa con tu vida, lo que quiero decir, es que, si alguno de ellos mueren por cualquier razón, también morirás - Se paró de su trono mirando fijamente a la peliblanca.

Sin pensarlo dos veces la chica se arrodillo ante su rey - Gracias por su clemencia mi rey, prometo no decepcionarlo - El rey la miro por unos segundos, luego salió del lugar rápidamente.

Las personas que se comenzaron a dispersarse del lugar, el capitán Runch Randa se acercó a la joven Dal para quitar sus cadenas - Bienvenida a la guardia real, estarás bajo mis órdenes de ahora en adelante - Star respondió con una reverencia, sobando sus muñecas que dolían por las cadenas.

- Padre - Se dirigió despacio hacía él, la miro tomándola en un abrazo.

- Me alegra tanto que no pasará nada malo - La alejo para sujetar sus hombros - Vendré a visitarte seguido, sé qué harás un excelente trabajo hija mía - Era extraño ver al general en tal escena con su hija, el hombre que hacía temblar a los hombres por ser capaz de matarlos en segundos.

- Es bello ver está escena - Interrumpió la reina bajando las escalas que subían hacía los tronos, los miraba con dulzura.

Los dos Dal se incorporaron e hicieron un reverencia - Muchas gracias su Alteza - Dijeron con perfectamente sincronizados, lo que causo gracia a la reina, cubriendo su boca con la mano, se notaba que eran familiares.

- No tienen que agradecer nada - Los dos se levantaron al mismo tiempo, la sonrisa de la mujer no se borraba - Dal Bam siempre ha salvado al reino Him, incluso yo, tengo muchas cosas que agradecerle - Le decía pensando en que salvo a Mipung de Gidae, Bam ladeo la cabeza sin entender, ella respondió una sonrisa - Niños acérquense - Hizo una seña a sus hijos y también a los otros dos que estaban desde lejos - Ellos son Agust, Flower, Wind y Tae Toru - Dijo señalándolos mientras decía su nombre - Ellos cuatro estarán bajo tu cuidado, sé que se te pidió cuidar a la familia real, pero se mantienen juntos y me sentiría muy mal si le pasará algo a alguno - Los niños hicieron una reverencia hacía Star, la cual respondió de la misma manera.

- Wind... - Dal Bam no dejaba de observar a Wind, asustado por el parecido tan grande que tenía con su madre, no tenía ninguna duda, el nombre y la mujer que está parada allí es la misma persona que vio hace años.

- ¿Sucede algo general? - Le pregunto llamando su atención.

- Nada, su majestad - Dijo mirando a la reina - Solo estoy sorprendido del parecido que tienen todos.

- Lo mismo digo, su hija y usted son muy parecidos - Los dos Dal se miraron y sonrieron de lado, la reina y los niños se divertían con las expresiones de ellos.

- Creo que debo de irme ya - Dijo haciendo una reverencia - De nuevo, muchas gracias mi reina, le estaré agradecido de por vida - Se incorporó para comenzar a caminar por la salida.

- Espere, por favor - Lo detuvo las palabras de la reina - Niños pueden ir a otro lugar, hay algo que necesito discutir - Les pidió a los jóvenes.

- Yo los acompañaré, comenzaré con mi labor de inmediato - Dijo Star haciendo una reverencia y caminando detrás de ellos.

- ¿De qué desea hablar mi reina? - Preguntó Dal Bam.

- Algo que solo usted, Mipung y yo podemos conversar - "¿Mipung?", se preguntó a sí mismo, mientras la reina comenzó a caminar en dirección de la mujer castaña, Bam dedujo que el nombre de esa mujer es Mipung.

- Buenos días - Saludo a la castaña al general.

- Cuanto tiempo - Dijo el hombre regalándole una sonrisa.

- Tu saludo me hizo recordar que no hemos comido nada - Dijo tocándose el estómago, Mipung entendió de inmediato y ordeno a alguien para llevar la comida a los jardines del castillo, sabía que la reina le encantaba comer allí cuando se daba la oportunidad.

- General Dal, ¿Desea comer algo también? - Mipung le pregunto.

- Estoy bien así - Dijo el hombre en respuesta.

Los tres se dirigieron a los jardines, donde casualmente estaban los cuatro niños jugando corriendo por todos lados, Dal Bam veía a su hija inmóvil cuidando como se le había ordenado, sabía que haría un buen trabajo.

- Ella se toma muy bien enserio las ordenes - Dijo la reina al general mientras movía su cuchara para tomar un trozo de comida y llevarlo a su boca.

- Así somos entrenados, no es por alardear, pero ella hace muy bien todo lo que se le ordena - Dijo sin dejar de mirar a su hija, su orgullo.

- Alardee todo lo que desee, los hijos siempre serán nuestro orgullo - Llevaba otro bocado para ser digerido.

Después de unos segundos - Su alteza, ¿Qué desea saber? - pregunto desviando su mirada a la reina.

Ella miraba por todos lados, confirmando que solo estaban ellos - Sencillo, como es que ustedes dos obtuvieron la magia - Dijo señalando a Mipung y Star.

Dal Bam miro extrañado, no esperaba que la reina fuera consciente de la magia de la chica - ¿Ella lo sabe? - Esta vez le hablo directamente a Mipung.

- Crecí con la reina, ella sabe todo sobre mí - Dijo con calma - También sobre la muerte del rey Gidae - Esto sorprendió aún más a Bam, ahora miraba a la reina.

- No te preocupes, antes gracias, era un rey estúpido - Dijo tomando algo de jugo.

- ¡Lotus! - Regaño la chica a la reina, el rostro de Dal era una obra de arte ante tantas sorpresas, no podía creer como le había hablado a su alteza, Mipung carraspeo la garganta al darse cuenta de su error - Mi reina, no debería hablar así del difunto rey.

- Jum, créeme que estoy siendo respetuosa - La castaña negaba con su cabeza por la actitud de la mujer - Volviendo al tema, ¿Qué creen que haya pasado?

- Cómo se lo mencioné ante mi reina, de un día para otro mi canto comenzó a invocar el viento - Dal miraba atento a la información de la chica.

- Star no lo había hecho antes - Comenzó a explicar - Ella me dijo que la nada el fuego salió, lo único que pensaba era en proteger al pueblo, sentía impotencia, así que utilizo el poder que acaba de conseguir.

- Así que... Canto, elementos y emociones fuertes es lo que se necesita para invocar esa magia - Decía Lotus tratado de encontrar un patrón entre ellos - ¿Qué hay de Wind? - Miro a Mipung - ¿Y de sus otras hijas? - Está vez miro al Bam.

- Lo pensé, al ver lo sucedió me escabullí un momento donde mi familia e hice que cantaran, pero no sucedió nada - Lotus ponía atención al hombre.

- Wind canta sin problemas, me asegure de que ella no heredara tal poder - Los tres miraban a los chicos correr.

- Creo que si pueden tenerlo, solo depende de la situación - Se levantó de la silla para caminar un poco alrededor con los dedos en la barbilla - Creo que el poder de tu hija se desató por la necesidad, supongo que si alguien más lo tiene pasará lo mismo - Dijo tratando de llegar a una conclusión - Pensé que Mipung sería la única con esta magia, pero creo que pueden existir más personas que la invoque - Dal Bam se estremeció un poco ante la revelación de su reina, su hija fue afortunada, si alguien más es descubierto no contará con la misma suerte, el hombre miro preocupado a Mipung, sabiendo que ella corría ese peligro - General, quiero que haga algo por mí - Dijo la reina parándose en frente del hombre - Necesito que averigüe que causa está magia -

- Cómo ordene majestad - Hizo una reverencia.

- Por favor, que el rey no se entere de esto, solo será entre nosotros tres, ¿Entendido? - La reina estaba confiando mucho en Bam, pero era un hombre de palabra.

- Entendido mi reina - Dijo mirándola, movió su cabeza solo un poco hacia la izquierda tratando de poner cuidado en algo - Escucho pasos, alguien viene su majestad - Informo a la reina, ella abrió sus ojos sorprendida haciendo una cara extraña.

- Increíble, yo quiero aprender a hacer eso - Dijo causando una pequeña risa en sus acompañantes.

- Majestad - Llegó un hombre de aspecto extranjero, la expresión de la reina era de molestia.

- Consejero Matthew - El hombre era muy alto, 186cm, intimidaba el mirarlo.

- Vengo por la órdenes del rey, para enseñarle el lugar a Dal Star - Hizo una reverencia a Dal Bam y su alteza para caminar hacía la peliblanca, antes de llegar Wind se cruza en su camino alzando sus manos, el hombre la carga y la abraza.

- Papá, ¿Quieres jugar con nosotros? - Dijo la niña al hombre, Dal Bam volteo su cabeza a Mipung, ella le hizo frente a su mirada, leyendo la mente del hombre.

- Él es mi esposo - No podían escuchar muy bien, pero Matthew negó con la cabeza, lo más probable es que se excusó con lo de tener mucho trabajo.

"Así que se casó con el extranjero" pensó Dal Bam, dirigiendo su miraba al hombre que ya hablaba con su hija, ella afirmaba con su cabeza, lo más probable es que captará una orden.

El hombre se devolvió hacía ellos, está vez directamente hacía su esposa - Llevaré por la noche a Wind a dar un paseo - Le informo a Mipung, agarro su cintura y beso su mejilla, la irritación en la mirada de la reina no se hizo esperar, el peliblanco no entendía bien, pero los gestos de la reina no pasaron desapercibidos.

- Esta bien, cariño - Le respondió al hombre, se alejó del lugar.

El silencio incómodo se formó en el ambiente entre los tres adultos, el cual fue cortado por la joven Star - Permiso - Dijo educadamente pasando por la mitad de ellos.

- Oye, espera - Se escuchó una voz dulce y adorable, el rostro de la reina se suavizo al ver a Wind hablando, llamando la atención de Dal Star.

Ella la miro de inmediato - ¿Qué pasó pequeña? - Dijo con ternura observando a la castaña.

Wind comenzó a mover sus manos nerviosas, mirando a todos los adultos que habían ahí, lo que tenía que decir era para todos, a los segundos llego Flower, la niña pelinegra cogió la mano de Wind para sostenerla fuerte, tratando de darle la fuerza necesaria para hablar.

- ¿Tu poder es algo malo? - Le pregunto directamente al joven soldado.

- No lo sé, ni siquiera lo entiendo bien - Respondió ella.

La niña bajo su cabeza con timidez - ¿Sería malo si...? - Dijo sin completar la frase, tomo aire y lo soltó - ¿Sería malo si yo tuviera un poder? - Los ojos de los cuatro se abrieron al escucharla, Mipung corrió hacía su hija mirándola muy cerca, para luego abrazar.

- ¿Cómo es posible...? - Pregunto en un susurro la reina. 

Hwasa abrió sus ojos, miro la hora en su celular eran 11:45 pm de la noche, se sentó en la cama con la espalda contra la cabecera - Que sueño tan extraño - Las cobijas cubrían todo su cuerpo desnudo.

- ¿Dijiste algo? - Dijo Wheein entrando en la habitación con una camisa y bragas puestas - Pensé que no te ibas a despertar hoy - Se sentó al otro lado de la cama cruzando sus piernas.

- Que tuve un sueño muy extraño - dijo tocando su cabeza, haciendo señas de dolor - Creo que me duele la cabeza - Cerro los ojos para calmar el dolor.

- ¿Traigo algo para tomar? - Ella afirmo con la cabeza.

- Wheein, ¿Hay algún familiar tuyo que no conozca? - Le pregunto, la chica ya se encontraba buscando algo para el dolor de cabeza, se detuvo para mirarla con el ceño fruncido.

- ¿A que viene eso? - Se ríe, sale de la habitación por un vaso de agua y regresa a los segundos - Tu los conoces a todos - Pone la pastilla en su mano y el vaso de agua en la otra - Toma - Se sienta al lado chica, asegurándose que se tome la pastilla.

- Soñé con alguien muy parecido a , la diferencia es que no tenía  hoyuelo - Dijo tocando con un dedo la mejilla de Wheein, donde se ubicaba su hoyuelo - Lo más extraño es que tu estabas ahí, pero tenias como 9 o 10 años, la abrazabas con fuerza - La castaña escuchaba atenta lo que decía la contraría.

- Que cosas tan raras sueñas - Una alarma distrajo a las dos chicas, hora 11:59 pm - Ya casi es hora ~~ - Dijo mirando a Hyejin y tomando el celular en sus manos para apagar la alarma.

- Espera, espera - Dijo levantadose y colocándose una camisa - Listo llámala - Dijo mientras abrazaba a Wheein por la espalda y le robaba un beso de sus labios, la más pequeña de altura sonrió en el beso.

Después de unos segundos se separaron y Wheein marco la llamada, uno, dos tonos y contestaron.

- ¡Moonbyul Unnie, Feliz cumpleaños! - Dijeron las dos chicas sincronizadas, viendo como la mayor sonreía ampliamente por la llamada. 

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A través de la historia se irán añadiendo nuevos personajes, lo únicos inventados son los padres de las chicas, pero mucho de ellos están inspirados en ellas. Los otros son inspirados en otros idols, los invito a descubrir cuales son.

Nuevos personajes:

Consejero Hyung: Mano derecha del rey, intercede ante cualquier decisión del rey.

Tae Toru: Hijo de Hyung, es encargado de velar por las necesidades del príncipe Agust.

Capitán Runch Randa: Hijo del antiguo general del reino Jangmi, el rey le dio la oportunidad de pertenecer en su guardia real por petición de la reina Lotus.

Consejero Matthew: Es extranjero, llego hace mucho tiempo para enseñar su cultura en estas tierras, se enamoro de Mipung al verla, el amor fue tan grande que decidió quedarse a su lado y casarse con ella. Demostró su sabiduría al rey, ganando su confianza para ser parte del consejo.

¡Espero el capitulo haya sido de su agrado y continúen leyendo!

Nota: ¿Se dieron cuenta con la pequeña conexión con Prohibido?

¡Gracias por leer! 

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