🌹《Parte 1》🧩
Palabras: 4,325
Fecha de publicación: miércoles 25 de diciembre del 2024.
Escritor: JaquiiAleWorld
Fandom: Blue Lock
Au: Omegaverse
Nota del escritor:
En un principio no iba a escribir nada para esta fecha, pero a principios de diciembre cierta amiga me estaba chingue y chigue de que debía escribir algo para el cumpleaños de Káiser. Aunque dude porque no me sentía inspirado, al tener bastante tiempo decidí escribir algo y salió esto.
Iba a ser un one-shot pero estaba tan largo que supe que no podría terminarlo el mero 25, así que me salió mejor dividirlo. Voy a tratar de publicar la segunda y última parte el 28 de diciembre, si no lo publico ese día pues será el siguiente.
Este fic no tiene escenas sexuales, pero si habrá lenguaje vulgar y obsceno.
Fic escrito con amor para mi personaje favorito de Blue Lock.
La portada está en proceso, la cambiaré pronto. Mi pareja me la está dibujando xd no tiene nada que ver con la navidad, es solo Kaiser en una posee sensual.
Mientras escribía esto me enteré por twitter y Facebook del cumpleaños de Chigiri, no tenía ni puta idea que cumplía poco antes que el Kaiser xd.
¡Nos vemos!
[...]
Dominante.
Un Omega Dominante es el resultado oficial que observa en la hoja de papel que forma parte de la documentación médica de la enfermería de Blue Lock, algo confidencial pero que a Ness se le hizo divertido manipular la seguridad para sacar este tipo de información tan personal y privada de cierto individuo y entregársela a Kaiser, creyendo ingenuinamente que esto elevaría su humor y tal vez podrían volver a su retorcida amistad de antes.
A Kaiser jamás en su vida le había tomado tanta importancia a la casta de alguien, además de la suya y solo en sus tiempos de niño.
La vida desde que nació ha sido bastante fría y cruel con él.
Su madre un espécimen poco común pero hermoso, una Alpha que se emparento con un Beta y luego de haber dado a luz, abandonó a su cachorro con el padre.
Éste fue crudo con sus palabras. Apenas mostrará alguna señal de manifestación de su segundo género y si éste fuese Omega, lo haría trabajar en un burdel o lo vendería a cualquier pervertido sexual pero adinerado, sin importarle la edad que tuviese.
Fue hasta los trece años que se manifestó como Alpha, pero eso no cambió la actitud de su padre con él. Siguió siendo una mierda abusiva con él solo con la diferencia de que ya no lo vendió.
Desde entonces, le ha dado igual la casta de las personas con quien se relaciona. Para el todos son iguales, los mira de manera inferior, sean hombres o mujeres, Betas, Alphas u Omegas.
Pero, como balas de alto calibre que apuntan a su cabeza, existe cierta persona que hace ruido en su mente sin dejarlo en paz durante varias semanas.
Yoichi.
Él ya tenía fuertes sospechas de que Isagi era un Omega desde su primer encuentro, aunque esto lo ocultase. El control que el japonés tiene sobre sus propias feromonas resulta increíblemente fascinante y hasta envidiable.
Las instalaciones de Blue Lock tienen lugar de medicación y todo tipo de cuidados para cualquier tipo de imprevisto.
Para no delatar quienes son los Omegas dentro de las instalaciones por razones de privacidad y confidencialidad, la separación es de Alphas y Betas. Los Omegas duermen en los mismos dormitorios que los Betas ya que estos carecen de un sentido del olfato agudizado a diferencia de los Alphas y, aún así, los Omegas son bastante precavidos. Parches, supresores y demás herramientas están a su disposición, de la mejor calidad y completamente gratuito.
Pero Isagi nunca necesito eso porque desde muy joven aprendió a como controlar sus feromonas, siempre que no estuviera en su período de celo.
Algo que ha confirmado sus sospechas y todavía se le proporciono más información al tratarse de un dominante, algo de por sí muy inusual entre las castas, más aún en Omegas, es aquel papel certificado y oficial que Ness le entregó a escondidas.
Suspira irónico, casi satisfecho. En realidad, si encaja las piezas, es algo obvio. La actitud de Isagi durante los entrenamientos pero sobre todo en los partidos es bastante agresiva y hasta hostil, demuestra una dominación excelente en el campo y desprende un aura salvaje que varias veces se asocia con la de un Alpha, pero su cuerpo no cumple con los requisitos para ser verdaderamente uno a pesar de estar bien ejercitado.
Es por eso que en más de una ocasión le ha dado escalofríos y una sacudida en su entrepierna cada que está tan cerca de él admirando sus movimientos y forma de ataque.
—¿Y para qué quiero yo esto?—Cuestiona Kaiser con aparente desdén, en un tono impaciente que hace notar su irritación.
Ness traga saliva nervioso, no es la reacción que espera del mayor. Aún así, trata de justificarse sin agachar la cabeza. Suda frío, estos días han sido tensos en cuanto su amistad, y culpa completamente a cierto jugador japonés que lo ha arruinado todo.
—Creí que te interesaría saber su casta... ya sabes, para molestarlo.—Señala mientras trata de sonreír animado, pero la expresión de Kaiser sigue sin cambiar.
Las feromonas del Alpha rubio que, siempre son irresistibles y agradables al olfato, se vuelven densas y picantes, agresivas. Ness no logra entender que hizo para que se enojara. Kaiser nunca había actuado así con él, odia haber venido a Blue Lock porque desde que pisaron éste lugar comenzó un infierno.
—Que sea Omega no cambia en absoluto mi perspectiva de él.—Reconoce mirando con indignación al contrario.
Miente, en realidad, lo hace un poco. Hace que reflexione sobre un montón de cosas, que razone sobre sus sentimientos y asimile lo que hará. Ahora que ha encajado las piezas de su tablero mental, puede imaginar varios escenarios donde él y Yoichi tienen un encuentro.
También puede sospechar de las intenciones de Alexis al revelar esta información, y en realidad es peligroso que el castaño también sepa sobre ésto.
—Pero, Kaiser—,
—Además, nuestra estancia en Blue Lock ya ha terminado.—le interrumpe para suavizar minimamente sus gestos.—Debemos regresar a Berlín en un par de días.—Recuerda con poco entusiasmo.
Hoy ha finalizado el último partido de ésta liga contra el equipo PXG. Ya no hay más asuntos que atender, ahora debe enfocarse en sus ofertas y patrocinadores. Tiene la opción de quedarse en el Bastard o irse al Real Madrid.
—¿No crees que es raro que un Omega aspire a ser el mejor delantero del mundo?—Interroga Ness sacándolo de su paz mental, insistente en no dejar de lado ese tema.
Kaiser lo piensa detenidamente. En realidad, muchas cosas han cambiado en las últimas décadas. Antes no se les permitía a los Omegas jugar al fútbol de manera profesional, porque eso significa estar en el mismo equipo que los Alphas. Sería un descontrol de feromonas y podrían correr peligro de ser expuestos.
Sin embargo, los Omegas han demostrado tener buenas condiciones físicas y sacarle ventaja a su propio cuerpo, pueden ser mas rápidos o con mejores reflejos, incluso hasta mas acrobáticos. Por lo que con mucha lucha y esfuerzo lograron adaptar las reglas para que se les permita jugar en el campo, ambas castas deben tener estrictamente regulado su celo, tener supresores de emergencia y nunca convivir en espacios a solas con los de la casta contraria, como es el caso de los baños.
Y si es necesario, que los Omegas usen el collar. Claro que esté último requerimiento suele ser muy denigrante para ellos, se les hace injusto tener que sobre protegerse ellos solo porque los Alphas no puedan controlarse. Después de todo, si piden que usen el collar, entonces los Alphas también tienen la obligación de usar un bozal, ¿no? Es lo más justo.
Con ése argumento, ya no obligan a los Omegas a usar collares, sólo si ellos así lo quieren pueden usarlo.
Pero algo que se ha mantenido, es que los pocos Omegas que se dedican al fútbol de manera profesional, que juegan en famosos clubes y van a los mundiales, solo juegan para centro campista, defensa o portero. Se conoce a nadie que aspire a ser delantero. Algunos en el pasado lo han intentado, el caso más famoso que conoce es el de Itoshi Sae quien fue a jugar a España desde muy joven con el ideal de ser el mejor delantero y ahora juega como centro campista.
Isagi Yoichi es el primer jugador Omega que Kaiser conoce que esté decidido a ser delantero, que ha demostrado lo capaz que es y no ha cambiado su ideal, a pesar de que al principio muchos apuntaron que podría cambiar de posición y ser igual de bueno. Pero a diferencia de Itoshi Sae, los espectadores creen que es un Beta, muy pocos saben su casta verdadera.
Michael suspira cansado de los prejuicios de su compañero y decide marcharse.
—¿Te has escuchado? Suenas como alguien que vive en el siglo pasado. Superalo, Alexis. Mis asuntos aquí han terminado.—Se encoge de hombros con poco interés en seguir hablando del azabache.
En realidad, que Isagi resulte Omega justifica su obsesión por él y el deseo de encajar sus colmillos en la tierna piel de su cuello. Aunque jamás lo admita en voz alta, le emociona pensar que su atracción tenga más sentido.
Si Isagi hubiese resultado un simple Beta como en un principio se hace ver, tal vez hubiese perdido el interés más fácil.
[...]
La mayoría de los japoneses ya ha salido de las instalaciones de Blue Lock para regresar con sus familias a sus respectivas ciudades natales. Kaiser se acerca a Isagi con pasos largos y firmes, aprovechando lo distraído que está y que no se encuentra rodeado de su grupo de amigos como suele ser. Hace rato lo había escuchado felicitar al chico de cabello largo y rosado, ese de gran velocidad.
Kaiser acapara su atención.
Isagi lo mira confundido, sujetando su celular con firmeza mientras espera su taxi para ser llevado a la estación de metro más cercana y ahí regresar a casa. Enviando unos mensajes a los chicos preguntando si ya felicitaron a Chigiri.
Como todo un Alpha, suelta sutilmente sus feromonas para calmar el ambiente y hacerlo entrar en relajación. Quiere atraer lo poco a poco hacia él.
—¿Tienes algo importante que hacer el veinticinco de diciembre?
Eso es pasado mañana.
—Es nuestra semana de descanso. Nos están dejando salir y regresar a nuestros hogares.
La sorpresa e incredulidad en el rostro ingenuo y torpe del nipón es visible. La aparición repentina del rubio frente a él, preguntando sobre su tiempo libre es tan inesperado, inoportuno y sorpresivo. Como siempre, Kaiser es directo y muestra una expresión crítica.
—¿Estarás en casa con tu familia?
Aquella pregunta lo agarro aún más desprevenido. ¿Qué le importa al alemán los planes que tenga con su familia? Es tan extraño escuchar ese interés de su parte que tarda un poco en reaccionar y responder.
—B-Bueno... es algo que aun no estoy seguro. No tengo planes confirmados todavía. Los chicos quieren que salgamos en grupo en navidad.—Añade de más, sin estar seguro de revelar esa información al más alto.
—¿No pasaras navidad con tu familia?—Frunce el ceño extrañado, curioso. La forma en cómo sus delgadas y rubias cejas se arrugan le parece deslumbrante al japonés, piensa que incluso aquellos pequeños gestos faciales del rubio son atractivos y varoniles.
Isagi tarda en asimilar su pregunta, hasta recordar un detalle importante que alguna vez sus amigos le hicieron ver. Una clara diferencia cultural entre los Europeos y esta región de Asia. El significado, peso y valor cultural de la Navidad es muy distinto en diferentes zonas geográficas del mundo. Hay quienes ni siquiera la celebran.
—Para nosotros los japoneses, no es obligatorio pasar ese día con tu familia.
—¿No tienen esa tradición?
—No exactamente. Para nosotros, navidad es más como para pasarla con tu pareja o simplemente divertirte con los amigos. Papá y mamá saldrán para estar juntos, así que pensé hacer lo mismo con mis amigos.—Explica breve y con calma.
Michael reflexiono sus palabras, observándolo con contemplancia. Probablemente es algo que no tenía ni idea de la cultura nipona.
—¿Por qué quieres saber de mí tiempo libre, Kaiser?—Pregunta intrigado el azabache, bastante dudoso de las intenciones del nombrado.
—Sal conmigo.
No es una pregunta, y no suena amable pero tampoco grosero. Solo es directo y con un rostro apenas suavizado y fijo en el menor. Isagi está tan confundido, no entiende que pasa por la cabeza de aquel alemán.
—¿Eh?¿Salir?¿A dónde?—Cuestiona expectante y confundido. Quizás creyendo que escuchó mal o que el auricular de traducción de la compañía Mikage, tal vez tradujo mal algún término.
El rubio le mira serio, tomándolo de los hombros de manera suave pero firme, haciendo temblar ligeramente al azabache y, conectar sus miradas como dejarlo sorprendido.
Michael es realmente fuerte, con sus grandes y calientes manos podría destrozarlo y lastimarlo, lo ha observado estos días, ha husmeado entre su chequeo médico por curiosidad, pero ahora solo es gentil y suave con él, considerado.
—Cita.
A Kaiser le costó decirlo, pero lo hizo. Y la mirada perpleja, en completo silencio y de shock de Isagi no lo tranquiliza.
Antes de que el japonés saque sus propias y erróneas conclusiones, el alemán se adelanta:
—No es una broma, lo digo totalmente en serio.—añade con sus facciones más endurecidas y totalmente serias, asustando un poco al contrario. Antes de darle oportunidad el menor de contestar, agrega:—No es en plan de amigos.
Isagi más que aliviarse, se preocupa. Tardando en darle una respuesta clara y sincera. Es difícil para él creerlo. ¿Le está tendiendo algún tipo de trampa el alemán?
—¿Por qué quieres salir conmigo?—Pregunta con interés y curiosidad, titubeante, mirándolo fijamente tratando de descubrir alguna señal de engaño o malicia en las expresiones del mayor.
—¿Titubeas?¿Acaso te pongo nervioso?—Sonríe con satisfacción y asombro. Sus dedos tocan el delgado cuello del menor, el cual parece sentir escalofríos ante su toque y ponerse un poco alarmado.
Tocar el cuello de un Omega es íntimo y peligroso. Pero Isagi no lo aparta, solo lo mira con precaución y al mismo tiempo, parece retar lo. Quizás quiere probar a Kaiser para saber si le hace daño aprovechando lo vulnerable que lo tiene. Sin nadie cerca y sus manos rozando su cuello. Esto sin mencionar que físicamente hablando, Kaiser es superior a Isagi.
—Me pone nervioso éste tipo de interés por parte de ti, eso es todo.—Responde a secas, con el pecho en alto y sosteniendo la intensa mirada del rubio.
—Te ves tan idiota cuando balbuceas. Luces tímido y patético.—Admite divertido, observando la forma en cómo aquellos labios regordetes del Omega se fruncen en desacuerdo y molestia.
—Eres insoportable.—Suspira irritado e indignado, apartándose de él y por lo tanto, soltando se de su agarre.
—Te enviare los detalles de nuestra cita por chat, tengo tu número.
—¡Ni siquiera te he dado una respuesta aún!—Exclama confundido, llevándose sus cosas consigo. Se detiene en seco al darse cuenta de cierto detalle.—¡Kaiser!¿¡Y cómo rayos tienes mi número!?
Michael se ha ido sin darle respuesta a su duda. Isagi suspira frustrado pero continúa su camino.
[...]
Diciembre 25.
Kaiser observa lo descuidado y poco arreglado que Isagi se presenta a su cita. Es observador, cada detalle de la ropa y calzado del Omega, es obvio que esté le tomó poco interés a la salida y escogió quizás lo primero que vio en su armario.
Pero fuera del mal gusto que tiene para combinar e ir a la moda, puede apreciar su aspecto.
Japonés, de baja estatura, con una apariencia juvenil y delicada que atrae miradas. Su rostro es fino y armonioso, con una piel clara que resalta la intensidad de sus grandes ojos azul profundo, enmarcados por pestañas largas y oscuras. Su cabello es liso y de un tono oscuro azulado, ligeramente despeinado, lo que le da un aire casual pero encantador.
Sus labios son pequeños pero regordetes, con un tono rosado natural que añade sensualidad a su expresión. Tiene un perfil refinado, con una nariz recta y proporciones equilibradas que complementan su figura menuda. Aunque su físico es delgado, sabe que debajo de esa ropa holgada hay una figuta atlética que necesita pulir un poco más, su postura transmite confianza.
Lleva una sudadera blanca con el logo de Adidas en el pecho, de corte ajustado que acentúa su figura estilizada. También utiliza los auriculares blancos que cuelgan de sus oídos, los famosos traductores que no pueden faltar, pantalones oscuros y tenis grises.
Cuando sus miradas se cruzan ambos se acercan uno al otro, Yoichi apenas lo reconoce puesto Kaiser lleva un sombrero que apenas cubre su cabeza, además de un cubre boca oscuro. Yendo de "incógnito" a la cita pero con una vestimenta que resalta entre la multitud.
El rubio le entrega un ramo de camelias (tsubaki) rosadas. Ha sido tan directo e inesperado que Isagi apenas puede reaccionar tomándolas, apreciando el aroma natural de estas.
—¿Flores? Kaiser, no prepare nada para ti. Esto es demasiado formal.—admite aceptando el bonito e inesperado detalle.—¿Qué se supone que haga con éste ramo?
No es fanático de las flores, aunque debe admitir que el gesto es muy lindo de parte del mayor.
—Luces tan desencajado.—Comenta de la nada, llenando de confusión al japonés.
—¿Qué?
—Vistes feo. Poco atractivo.
—Lamento que mi ropa no sea de tu gusto, pero no tienes que ser tan grosero.—le contesta indignado. Esos instantes en que Kaiser le pareció detallista y lindo, esa emoción desapareció. El rubio sigue molestando lo, ¿para qué vino entonces? No aguantará sus groserías.—
¡Oye!
Kaiser lo toma de su muñeca con moderada fuerza e insistencia.
—Tendremos que desviarnos un poco.
—¿A dónde piensas llevarme?
—De compras. Necesitas ropa bonita para salir conmigo.—responde encogido de hombros. Isagi le mira incrédulo, ¿de verdad lo hará cambiarse de ropa? No sabe como sentirse.—Hace rato vi un buen lugar de ropa de marca.
—¿Y yo cuándo te pedí ropa nueva?—Añade con enfado, apenas puede ver por donde camina debido a que parte de su visión es cubierta por el inmenso ramo de camelias.
—Por cierto, cuando estés conmigo, no es necesario que ocultes más tu aroma.—Responde cambiado de tema.
—¿Mi aroma?—Suena confundido, pero en el fondo, está preocupado.
—Tus feromonas.
—No sé de qué me hablas, yo soy un simple Beta—,
—No tienes que ocultarlo. Ya sé que eres un Omega. Uno dominante además.—le interrumpe con calma y sencillez, pero Yoichi no parece tomarlo de tal manera ya que se zafa de su agarre de manera brusca, a la defensiva. Se ve más molesto ahora.—¿Por qué te sueltas de mí?
—¿Cómo sabes algo tan personal de mi?¿Qué mierda te sucede?—Suelta acusatorio, visiblemente enfadado. Kaiser suspira y no responde a su pregunta.
—Sólo quiero saber a que hueles. Quiero de cifrar tu aroma.
—¿Es por eso que quieres una cita conmigo? ¿Sabes de mi casta y crees que soy un chico fácil con el cuál luego revolcarte?—insinúa con molestia.—
Estás equivocado si crees que soy de esos.
—Yo no quiero revolcarme contigo a menos que yo esté nublado por el celo o desee tener un bebé.—Dice con firmeza, observando los gestos de Isagi que sigue en negación.
No entiende porqué hace tanto show solo porque sabe su casta, no es como si fuera chismoso y lo esparciera por TV.¿De qué tiene miedo?
—No te creo.—Se cruza de brazos indeciso, frunce sus labios descontento y trata de de cifrar él mismo las verdaderas intenciones del alemán.
—¿Por qué?
—Eres el tipo de persona que se va detrás de cualquier Omega lindo que se le ponga en frente.—comienza a explicar su punto. Kaiser no entiende de donde se sacó eso, si solo han estado algunos pocos meses encerrados en las instalaciones de Blue Lock y antes de ése lugar Yoichi no lo conocía.—Cuando por error Chigiri tuvo un descuido de sus feromonas en el partido contra su equipo me confesaste lo hermoso que es, le hablaste con cariño, casi yendo detrás de él...—señala recordando ese partido. Kaiser hace una expresión de asombro ante aquellas observaciones así como no puede evitar sonreír con arrogancia y satisfacción, algo que extraña al japonés.—¿Por qué sonríes?
—Estás celoso.
El Alpha está tan seguro de que Yoichi debió tener celos en aquel entonces, debió enfadarle hasta el punto que, después de varios días aún lo tiene muy presente, debió sentir envidia verlo coquetear con otro chico. Inevitablemente aquello le hace creer que si Isagi sintió celos, eso quiere decir que siente atracción él.
—¿¡Ah!?¿¡Celoso yo!?—Exclama sonrojado, enojado y puede que indignado. No puede creer que de verdad Kaiser lo esté apuntando como alguien que sintió celos por verlo coquetear con Chigiri de manera tan breve en un partido.
Definitivamente está cambiando el rumbo de la conversación. Se supone que quiere dejarle en claro que no está interesado en el tipo de persona que se va detrás de alguien apenas huele un poco sus feromonas.
—Obviamente lo estas. No me di cuenta entonces, pero, realmente debes detestar que me fije en otras personas, sobre todo en otros Omegas, ¿no?—Sugiere sin dejar de sonreír.
No niega que la belleza de aquel Omega de cabellos rosados lo deslumbró por unos instantes en ese partido, además de poseer una velocidad y resistencia digna de reconocer. Pero existe algo más allá de la belleza superficial y natural, algo que cautivo a Kaiser para fijarse en Isagi y querer invitarlo a salir.
—No sabes que dices. Si me invitaste a salir para amargarme la noche, eres odioso, Kaiser.—Expresa sin ánimo de seguir con la charla, hasta que el nombrado lo acorrala contra la pared más cercana en un estrecho callejón donde nadie los puede ver.—
¡No te me acerques tanto!
Kaiser mira fijamente su boca, aquello lo inquieta y pone tan nervioso. Isagi se tensa, ¿Acaso se habrá dado cuenta...?
—No me fijé. Estas vestido tan descuidado que no me di cuenta del labial que te aplicaste. Es de un color suave, apenas notorio.
Siente el pulgar del alemán presionar su labio inferior, aquello le da escalofríos y pone nervioso. Maldice en voz baja, Kaiser si de dio cuenta.
—¡Es protector!—se excusa, apartando al rubio de él. Nunca había tenido a un Alpha tan cerca de él y tocando sus labios.—Es para que no se me resequen los labios, no tengas ideas equivocadas, rosa estúpida.—Le regaña desviando la mirada.
Había leído recientemente en una página de chismes que captaron al famoso Itoshi Sae comprar uno de estos, él tuvo curiosidad, investigó, se interesó y decidió comprarlo. Ya tiene bastante tiempo pero no lo había usado porque el sudor durante los partidos y entrenamientos hacen que se corra el labial.
Kaiser lo acorrala contra la pared, sus manos en cada costado por encima de sus hombros. Isagi no le queda de otra que sostener su mirada fija, mientras siente el aroma del rubio cosquillear su nariz.
—¿Te lo pusiste pensando en que te bese, no? Al final, Yoichi busca provocarme.—Sonríe con arrogancia y diversión, el nombrado le mira incrédulo y un poco enfadado. Lleva sus manos a los pechos de Kaiser para apartarlo, aunque no ejerce gran fuerza sobre éste.
—No es cierto.
El rubio se acerca hasta que sus labios rozan su oído, sintiendo el calor que se acumula en las mejillas del japonés. Debe admitir que luce bonito así, tan tentador.
—Puedes provocarme si dejas salir tus feromonas y me dejas besarte el útero con mi polla.
Yoichi se avergüenza y se pone nervioso, sus manos queman y la boca de Kaiser presiona contra su cuello que, inconscientemente ladea hacia un lado, dándole espacio al Alpha para olfatear o besar ahí. Su vientre se siente caliente y las feromonas del rubio se vuelven más fuertes, imponentes. Isagi se cuestiona si alguien los estará viendo, pero nadie parece notarlos.
—Estás expulsando tus asquerosas feromonas de Alpha.—Señala el nipón frunciendo la nariz, tratando de no inhalar ese delicioso e irresistible aroma que desprende Michael, pero resulta imposible.
—¿Asquerosas? Si pareces reaccionar gustosamente, Omega~
Aquello acelera el ritmo de su corazón, la forma tan seductora, maliciosa y dulce en que el Alpha se dirige a él es provocativa. Sus piernas tiemblan ligeramente y apenas puede mantenerse de pie. Sus pezones se alzan duros contra su prenda de vestir, sensibles, agradece que la chamarra que tiene puesta sea lo suficientemente gruesa para que no se note, todo por culpa de la voz gruesa y el aroma tan perfecto de Michael Kaiser.
Perfecto, es la palabra adecuada para definir lo.
—Kaiser, por favor, detente.—Pide tratando de sonar molesto, el nombrado solo disfruta la reacción tan natural y tímida que Isagi está tomando.
Ya no luce tan valiente, testarudo y grosero como suele ser con él. A Michael le encanta tenerlo así, aunque sea por momentos breves.
—¿Por qué?
Isagi traga saliva nervioso, dudando al principio de decir la verdad. Pero no puede permitir que ésto llegue tan lejos. A pesar de que tomó sus supresores creyendo que no habría problema en salir porque Kaiser no le afectaría, realmente se equivocó.
—H-Hoy no es un buen día. No es un día seguro.—Balbucea apretando sus nudillos, alejando al rubio de él. El calor en sus mejillas va disminuyendo, pero aún así, se siente inquieto, ansioso y sus pezones siguen duros.
—No te entiendo.—Expresa con aparente confusión.
Isagi suspira frustrado y tomando valor, le confiesa:
—Son mis días más fértiles, por favor, detente. Puede ser peligroso. No quiero embarazarme tan joven.
Michael queda pasmado, perplejo ante aquello. Isagi es divertido, ¿lo ve capaz de hacerlo ahí con él?¿En un lugar público y no tan oscuro? Ni siquiera tenía intenciones verdaderas de hacerlo con él realmente, solo quiso jugar un poco, pero Yoichi realmente lo ha tomado enserio. Es tan gracioso y... excitante.
Kaiser se cuestiona cual es la edad de consentimiento sexual en Japón. En su país natal es de catorce años.
—¿Puedes quedarte embarazado a los diecisiete años?—Pregunta para controlarse, dándole espacio al japonés de respirar.
—S-Si.
—¿Tan fértil eres?—Cuestiona con retórica.
Siente una leve pulsación en su verga al oír eso. La parte más primitiva de sí reacciona. Las venas de su pene hacen correr la sangre caliente, cerca de erguirse, regula su respiración y trata de no verse manipulado por la tensión sexual del momento. Por supuesto que Isagi parece no darse cuenta.
El frío del lugar ayuda a que se calme.
—Yoichi, cálmate. No te haré nada. Estamos en plena calle, sólo vamos de compras y luego a comer. Se supone que yo soy el turista, tienes que presentarme el lugar.—Le recuerda, dándole a espacio al menor para calmarse.
Isagi tiene una gran imaginación, realmente creyó que lo harían ahí en un callejón.
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