Capítulo 9
Jotaro en su lugar, disimulaba ignorar todo a su alrededor enfocándose solo en su comida, más en sus adentros sonreía al ver cómo Giorno se desplazaba alejándose de Jolyne y Anasui que, este último, lo incomodaba con movimientos bruscos haciéndolo tirar su comida sobre su ropa y otro ademán más que casi lo había golpeado "sin querer". Luego de terminar el pequeño bocadillo que su exesposa había preparado, reparó en la canasta que había traído el de cabellos rosas, curioso la abrió y notó que tenía varias latas de refresco y muchos sándwiches muy mal preparados con el jamón y la lechuga casi saliéndose por completo del pan, y claro, desacomodados sin ningún orden, todos amontonados en él.
Este tonto ya venía preparado, pensó.
Por parte de Giorno, con rastros de mostaza en su ropa que antes intentó quitar con una servilleta, sacó de la canasta de la familia Kujo un pequeño sándwich perfectamente cortado en un triángulo. No tuvo que moverse mucho para alcanzarlo, ya que al desplazarse se fue acercando donde se hallaba la mujer castaña que tenía los emparedados, aunque a pesar de tener la comida cerca no se sentía a gusto. ¿Por qué? Momentos antes se había movido de su lugar solo algunos centímetros estando un tanto incómodo con el otro joven que casi estuvo por pegarle en el rostro, o así le pareció.
-Disculpa, Giorgio. – Le habló Anasui suavizando su voz acercándose nuevamente.
Giorno le miró sin expresión alguna, dándole a entender que no le hacia gracia que este se acercara y le hablara como si nada.
-Giorno...
-Es igual. – De repente Anasui, no tomando importancia lo que había dicho, cambió su expresión y su voz a una más lastimera con una mano en el pecho. – Lamento mucho mi comportamiento de esta mañana. Creo que no fui muy educado, aun cuando tú me hayas provocado. – El rubio enarcó una ceja. – ¿Te parece si empezamos de nuevo? – Le sonrió de manera exagerada a parecer del rubio mientras extendía su mano en forma de saludo. Giorno dudoso, la estrechó y de inmediato sintió el fuerte agarre. – Narciso Anasui.
-Giorno Giovanna. – Respondió con voz tranquila y educada, pero en eso sentía el agitar brusco del otro.
-Así que, eres un empleado del señor Kujo. – Tomó una pose interesada mientras tomaba un bote de cátsup y un emparedado de la canasta de la familia, aunque por dentro no le interesaba en lo más mínimo. – ¿Eres francés?
-Trabajo con el señor Jotaro. Y no, soy japonés, pero llevo viviendo casi toda mi vida en Italia, si bien tengo la nacionalid...
Giorno no lo había visto venir, pero calló en seco cerrando por un momento los ojos al momento de sentir una plasta roja chocar contra su cara luego de un sonidito que pareció salir del bote de cátsup.
Miró a Anasui que mostraba un gesto de sorpresa y sus dedos tapando su boca como si lo que acababa de hacer no haya sido intencional. En eso, reparó que el dichoso bote estaba apuntando en su dirección.
-¿Giorno? – Dijo Jolyne luego de escuchar el típico sonido del bote sacando el aderezo, en eso se percató del pequeño accidente.
-Lo siento, soy un tonto. Solo quería ponerle un poco de cátsup al emparedado que amablemente la señora preparó. – Fingió pena en su voz.
Giorno supo que en eso, todos veían la escena; unas con preocupación y otros con gracia. Pero la que más le atrapaba eran los ojos de la jovencita que ya se acercaba con una servilleta en su mano.
-Anasui, que idiota eres. ¿Quién en su sano juicio sostiene la cátsup al revés? ¡Por dios! – Jolyne se sentó a su lado visiblemente molesta limpiándole la cara al rubio cual niño pequeño.
Giorno no lo sabia con seguridad, pero intuía que hasta ella sabia que ese "accidente" había sido con toda intención, aunque debía darle crédito al tonto, pues ahora "su prometida" la tenía más cerca. Y tanto Jotaro como Anasui no pudieron sentirse derrotados ante eso, y más el hombre regañando mentalmente al joven por tan estúpida táctica.
Un par de horas pasaron después y el de cabellos rosas no volvió a intentar otro movimiento que ridiculizara a Giorno, la próxima vez se aseguraría de ser menos obvio.
La convivencia se encontraba tranquila, y más con Giorno y Jolyne que no se pudieron hablar como hubiesen querido, ya que a cada contacto Anasui intervenía integrándose a la conversación sacando al rubio con su corpulento cuerpo casi haciéndole tirar el refresco que había traído el mismo joven alto.
Jotaro disfrutaba la estadía con ello, si había algo de lo que no podía hacer; era intervenir como lo hacía su cómplice; de manera rebuscada y rápida. Los miraba con gracia mientras comía de los emparedados que el joven había traído y suspiraba relajado. Quizá era egoísta de su parte, pues era un picnic para su hija, pero no evitaba aliviarse. Sí, que gran picnic a pesar de todo.
Se regocijaba en aquella vista apunto de darle la ultima mordida a su actual refrigerio. Sin embargo, un crujir y un sonido desagradable se presentó en su estómago parándolo por un segundo, más lo ignoró poniendo más atención a los chicos procediendo a comer. Poco se encogió de hombros no dándole importancia lo que pasaba en su cuerpo.
El ambiente comenzaba a refrescarse y el cielo poco empezaba a oscurecerse, por lo que se encendieron los faroles que adornaban el jardín. ¿Cuánto tiempo pasó? Pasó rápido para los mayores, pero para Jolyne y Giorno se había tornado aburrida, más que para el rubio poco a poco llegaba a sentirse decaído no sabiendo de qué manera.
En cuanto a Jolyne, a cada momento Anasui intentaba sacar platica a la jovencita, pero al no estar precisamente deseosa de hablar sobre la estúpida escuela y sobre los profesores que detestaba el joven, solo daba respuestas cortas.
-¿Y qué se cree ese estúpido de Pucci? Ese estúpido examen era imposible, y para colmo ¡Me reprobó! ¿Y sabes qué me dijo? – Contaba y Jolyne solo se acomodaba con un puño en su mejilla sosteniéndola, viendo a su padre que se miraba tranquilo comiendo un mal preparado sándwich, y ahora que daba cuenta, ¿Cuántos se comió ya? Ese era como el octavo.
-No lo sé, ¿Qué dijo? – Dijo con desgano y Anasui no lo llegó a notar por la euforia de recordar a su odiado profesor.
-"Anasui, debes darte cuenta que estudiar diez minutos y descansar cinco días no está funcionando." – Imitó con voz retrasada levantando las manos y con un gesto descompuesto. – ¡Ese imbécil, me las pagará! – Se cruzó de brazos molesto sin saber que Jolyne ya lo estaba ignorando por completo.
La jovencita siguió mirando a su padre y de un momento a otro vio como este se encorvaba como si le hubiesen pegado en el estómago. Eso la alertó, al igual que su madre.
-¿Jotaro? ¿Estas bien? – Se acercó la madre al hombre. Pero este de inmediato la apartó levantándose yendo al interior de la casa casi corriendo.
Todos lo miraron extrañados, aunque Giorno poco le importó, puesto que no llegaba a sentirse del todo bien. ¿Por qué se sentía así? Estaba muy cansado y las articulaciones le dolían, y eso no lo había advertido hasta ese momento que Jotaro se mostró pálido corriendo directo al baño o eso pensó luego de escuchar la puerta azotarse y las fuertes arcadas del hombre.
-Giorno. – Sin esperarlo, escuchó la voz de la señora que se acercaba con un rostro preocupado. Esta puso una mano sobre su frente y de ahí supo que estaba sudando un poco. – ¿Te encuentras bien? Creo que tienes fiebre.
-Señora, que linda es usted. – Dijo de repente cual joven ebrio. ¿Por qué lo había dicho? Quien sabe, le parecía tierna esa mamá y atenta que jamás tuvo. Se sentía extraño, luego vio a Jolyne que igual se acercaba mirándolo sorprendida y tal vez preocupada. Que hermosa niña, pensó Giorno. – Jojo...
-¿Pero qué...? – Se sorprendió Jolyne por como se comportaba el joven y por cómo le había llamado.
-Este tipo esta loco. Los únicos que la llaman Jojo son la señora y yo, por supuesto. – Mencionó en tono despectivo Anasui, que fue ignorado por todos.
Giorno estaba delirando, eso ya se intuía. Intentó levantarse de su lugar, pero al segundo perdió el equilibrio siendo ayudado por las mujeres, y sin previo aviso; Giorno soltó un poco de vomito al pasto alertando a los demás y haciendo que el otro joven de pelo rosa retrocediera.
-¡Pero que asco! ¡Agh! Ten más decencia, niño. Casi me vomitas encima.
De inmediato llevaron a Giorno dentro dejando a Anasui solo.
Era claro que Giorno y Jotaro se habían enfermado. ¿Pero cómo y en qué momento? Si hace algunas horas atrás se encontraban bien.
Giorno dejó de ser ayudado por las féminas corriendo ya por su cuenta con la mano tapando su boca, tenía unas horribles ganas de devolver todo. No se detuvo en tocar la puerta del baño o esperar a que Jotaro abriera, no. En una patada se abrió paso y para su suerte Jotaro ya no se encontraba en el escusado y se arrodilló sacándolo de su interior.
El hombre a su lado ya se enjuagaba la cara en el lava manos. ¿Qué había sido todo eso? Pocas veces enfermaba de esa manera y a decir verdad se sentía como un ridículo.
-Giorno, ¿Papá?– Les habló Jolyne entrando al baño encontrándose con un escenario en sí no muy agradable. Su padre correspondió al llamado con el rostro mojado y con palidez en su piel.
Mientras tanto en el jardín
-¡Estúpido Jotaro! Debí decirle que no se comiera los estúpidos sándwiches. – Decía para sí Anasui recogiendo con brusquedad su propia canasta que casi se encontraba vacía por Jotaro que comió como si no hubiera un mañana. – Al menos el Giorgia cayó en mi trampa. ¡Hasta vomitó en frente de Jolyne! ¡Fue bellísimo! – Dijo entre risas.
Tomó del pasto la lata de refresco que había tomado Giorno, le vio tomar unas tres de esas, y con burla se fijó en la fecha de caducidad. ¡Ja! Casi dos años caducados, pero que idiota. Pensó. Aunque quisiera decirlo también por Jotaro, pero más en forma de reproche. ¿Qué no notó el olor del jamón? A eso le llamaba hombre hambreado.
Varias horas pasaron y no supieron en qué momento Anasui se había marchado y tampoco es como si le tuvieran mucho cuidado, se enfocaban en los hombres que repentinamente mostraron síntomas de mal estar estomacal.
...
Unos cuantos sonidos lo despertaron ¿Qué sería? Giorno abrió los ojos no sabiéndose en qué realidad estaba y vio que a un lado en el mueble se encontraba una caja de pastillas y un vaso de agua. Apenas somnoliento sintió un trapo húmedo sobre su frente, la retiró y se reincorporó con un dolor en el abdomen y tal vez también asqueado. Poco pudo su vista acostumbrarse a la oscuridad y trato de palpar la sabana queriendo retirarla. Sin embargo; sintió una suave mano. Sus sentidos exaltados lo hicieron voltear hacia una silueta de una jovencita que descansaba a la orilla de la cama con los brazos cruzados acunando su cabeza. Al instante supo que se trataba de Jolyne, quien dormía cerca de la mesita de noche.
La observó por un par de minutos, ¿Lo estuvo cuidando? Sobó su trenza con suavidad, ¿Por qué llegaba a causarle ese sentir tan bonito? Jolyne es en verdad una persona hermosa.
Siguió escuchando el golpeteo en la ventana y ahora daba cuenta que lo que le había despertado eran las gotas de una tormenta. Un poco curioso quiso ver a través de ella, por lo que se levantó de la cama con cuidado sin querer despertar a la menor, si bien a causa de ello se supo adolorido, aunque eso no lo detuvo y retiró la blanca cortina.
Además de enfermo, Giorno se sentía extraño. Veía el exterior siendo opacado por la lluvia y de alguna forma sentía como si volviera a un sueño que alguna vez tuvo, como si ese escenario ya lo hubiera visto antes; y que además, eso le hacía sentir bien.
El joven miró el reloj que estaba a un lado de la cama, ya eran las seis de la mañana y al parecer ningún alma despierta se encontraba en la casa, más que él claro. Volvió a mirar hacia Jolyne, que respiraba apacible en su incómoda posición. Se sentía culpable y recordaba el picnic que había tenido la tarde anterior, una nada grata y en el mall le había dicho que la harían especial.
-Lo siento mucho... - Dijo volviendo a la cama, tuvo las intenciones de despertarla y llevarla a su habitación, pero se detuvo al escuchar un ligero gimoteo por parte de ella. Se acercó más a su rostro y vio las lágrimas escurridas en sus mejillas, ahí supo que momentos antes de que él despertara, Jolyne estuvo llorando entre sueños.
Ella solo quería una reunión familiar, una que no pudo hacerla especial.
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Mi niños :3 Hola! ¿Cómo están? juars juars xd por fin este capi. Ahora si ya se viene lo chido con respecto a Haruno xd
Jaja, debo decirles que este cap esta basado en un hecho real y si... Yo fui Giorno ese día :'^ Obvio no tal cual verdad? Que más quisiera yo que alguien tan cute como Jolyne se preocupara así de mí XD pero buenos, el chiste es que me enfermó en un ciantamen (asi se escribe?) un maldito refresco jaja neta, casi moría XD Y vomité en frente de todos, que pena D:
Buenos, espero les haya gustado, me encanta poner a Anasui como el que hace pendejadas xd Si ven una cosa fea como falta de tildes, incoherencias me perdonen :c menos puedo notarlas ahorita que ando algo malita.
Ah si! les hago comercial XD a mi nuevo fic ¿Amor a primer oído? (un titulo no muy original, lo sé), FugoNara y GioMis, por si les llegase a interesar xd si no, ps no. Apenas lleva un cap, pero la prox semana espero poner el segundo.
Feliz comienzos de Octubre :3 Ah si! también XD solo les quería comentar porque me emociono; en la pagina en Facebook de Narsui hay una colaboración de Halloween (Jojoween) :3 los invito a que participen y porque yo ya envié mi aporte XD cuando sea publicado ya les digo cual es el mio.
Los quiero mucho :3 se me cuidan, muchos besos. Los jamon. ❤💚💜💙💛🎃💀
Coman pan de muerto (es que soy mexa)
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