Capítulo 17
-No se ha aparecido en dos días. – Hablaba Giorno desde la sala con su teléfono celular. –Menciono algo de una nueva visita, pero espero y no lo haga. Ahora que sé que mi padre y Jotaro eran archienemigos o lo que sea, puede que me vaya peor.
-Sí, vaya que es una gran coincidencia. – Comentó con ironía, nadie esperaría que el mundo fuera tan pequeño, aun viviendo en diferentes continentes. – Tranquilízate, quizá se dio cuenta de su estupidez y se largó de nuevo a su cueva a chupar sangre. – Dijo casi seguro de eso, pues conociendo al mencionado; solía ser poco paciente.
-Mista, ¡Hablamos de Dio! – El rubio mayor era impredecible y el joven lo sabía más que nadie. – En serio temo que vuelva a arruinar aún más esto y si te soy sincero, me niego a soportarlo teniendo a Jotaro y a Anasui encima.
-Y hablando de ese idiota, tampoco se ha molestado en mostrar su fea cara, ¿Cierto?
-Sí y no sé qué pensar al respecto. – Se rascó la cabeza un tanto confundido. – Dudo que sea la última vez que lo vea, hasta que me vaya de Florida.
-Tienes razón, es un simio muy insistente. – Dijo pensativo. – Aunque ¿Qué más da? Ya le rompiste su mongólica cara y dos veces, ¿Qué tal una tercera?
-¡No, Mista! No puedo hacer eso. Quedo como imbécil cada que trato de defenderme de ese estúpido. Además, siempre sucede cuando Jolyne está cerca y jamás me perdonaría si alguno de nosotros la lastimara por error.
De recordar que Jolyne casi salía lastimada por los puños mal atinados de Anasui, le enfurecía.
-No tenías opción, ese idiota llegó por la espalda. – Giorno se mostraba un tanto ansioso, aunque no era para menos, pensó el moreno. Si bien, quería que el rubio dejara de pensar en ello. – Amigo, estás demasiado en alerta. Saldrás con Jolyne, ¿No? Deja de pensar en esas mierdas y disfruta la tarde con tu chica. Es lo que yo haría. – Y es lo que haré, pensó teniendo a Trish en mente.
Giorno dejó salir un suspiro, desde hace tiempo que no se sentía así, pero tenía razón.
-Sí, supongo que no todo puede ser tan malo. Después de todo... – Un pequeño sonrojo se asomó en sus mejillas junto con una sonrisa. – Siento que Jolyne y yo nos hemos acercado más desde esa vez en la lluvia. – Imágenes donde solo se percibían la lluvia, el beso y aquel abrigo. Giorno aun podía recordar casi en todo su esplendor ese tacto, sintiendo la tersa tela con la que la cubría mientras que la acercaba a su cuerpo. Un sentimiento y una sensación que no sabía si podía estar errada, pues su mente aun llegaba a relacionar con seguridad aquello que sospechaba. Quizá, podía hablar de eso con su amigo. – Mista.
-¿Sí? – El cambio de voz del rubio se hizo notable, cosa que sorprendió un poco al moreno haciendo que pusiera toda su atención en él.
-¿Qué tanto recuerdas de nuestros días aquí en Florida cuando éramos más jóvenes? Quiero decir, de esos días donde la mayor parte del tiempo la pasábamos todos juntos. – Preguntó casi ido en sus borrosos recuerdos. Mista por su parte, enarcó una ceja no entendiendo a lo que quería llegar.
De inmediato, el de ojos negros hizo memoria. Escenas desordenadas llegaban a su mente donde se les involucraba a ellos, a Trish y a sus demás amigos. Pero especialmente, se le veía aun Giorno de cabellos negros sumido en sus pensamientos con un semblante melancólico y que pocas veces llegaba a reír durante ese viaje.
-Admito que, no recuerdo todo exactamente con claridad. Tú sabes, pasaron como diez años de eso, ¿Por qué lo preguntas? – Estaba curioso, ¿Por qué esa pregunta tan repentina? Sabía que estando en Florida le llegarían algunos recuerdos, pero eso había sido un tanto especifico.
-Pues, lo que sucede es... - En eso, escuchó unos suaves pasos acercándose, el joven rubio miró a esa dirección y de inmediato se dirigió a Mista. – Tengo que colgar, hablamos más tarde. – Colgó dejando a un confundido moreno, pero luego de encogió de hombros. Ya se enteraría después, a veces su amigo llegaba a ser algo misterioso.
-Giorno. – Llamó Jolyne al rubio quien esperaba sentado en la sala esperando por la joven. Rápido se paró mirándola encontrándose con esos luceros contra los suyos. – ¿Estás listo?
-Sí, por supuesto. Pero, ¿Qué hay de Jotaro? – Preguntó queriendo asegurarse, tomaría en serio las palabras de Mista; se olvidaría de su jefe al menos por un par de horas.
-Descuida, está ocupando en el cuarto de lavado. – Le guiñó un ojo para tranquilizarle. Y a decir verdad, ella también se olvidaría de su padre aun solo lo haya dicho para sí misma.
Giorno se relajó soltando los hombros, luego la chica le tomó la mano casi como suele pasarle; de manera inconsciente jaló al otro hasta la salida y este advirtiendo el agradable agarre se dejó llevar sintiendo la suavidad y el calor de su palma.
...
-Jotaro...
-¡Calla! Ya te dije que no necesitamos pagarle a ningún infeliz – Decía Jotaro ya cansado de que la castaña se lo repitiera.
Ambos se encontraban dentro del cuarto de lavado; el hombre sentado y cruzado de piernas frente a la máquina, vestía una camisa vieja por si llegara a ensuciarse y de cuando en cuando tomaba alguna herramienta de la caja de platico que se situaba junto a él. Estaba tan concentrado que ni siquiera miraba a la fémina, además de que su voz le llegaba a turbar y por ende se molestaba. La mujer por su parte, seguía desaprobando su necedad, si bien decidiría en no insistir más, pues conociéndolo realmente era inútil razonar con el que fue su marido. Más, sí quería asegurarse de que no se lastimara o algo similar, por lo que constantemente veía cada movimiento del hombre con una mano en la barbilla mostrando cierta preocupación.
Realmente no sabía que tanto hacía o tal vez era la gran espalda de este que no le dejaba ver. Jotaro metía la mano y a veces la cabeza dentro de la tina moviendo quien sabe qué cosa.
-Esto estará... - Arreglaba desde el interior ni siquiera estando seguro de lo que había hecho, aunque por supuesto no lo admitiría. – En un momento. – Sacó la mano y procedió a levantarse para intentar prender la máquina, la mujer estaba expectante.
Jotaro dejó la herramienta y entonces giró el botón de encendido sin ningún apuro, de inmediato se escucharon los usuales sonidos que hace al encenderse para que al segundo mostrara buenos indicios de que al parecer, de lo poco que había hecho, había funcionado. Jotaro sacó una sonrisa orgullosa y triunfadora, mientras que la mujer estaba sorprendida. Quizá lo había subestimado, pensó.
-¿Ves? Te dije que no era necesario contratar algún servicio inútil. – Jactó victorioso, tal y como sabía hacerse aun con su personalidad seria.
La mujer estaba por decir algo, pues quería darle la razón y disculparse por su propia insistencia. Sin embargo, en ese momento la máquina de un momento a otro comenzó a tronar de manera violenta asustándolos y luego se apagó de manera inesperada.
Jotaro volteó inmediatamente y con los ojos bien abiertos intentó prenderla. Al ver que esta no cedía, cerró los ojos un tanto exasperado no queriendo ver a la castaña.
La otra no se abstenía, por lo que se acercó en hablarle.
-¿Está bien si...?
-¡No le pagaremos a nadie! – Se volvió aun con la misma idea orgullosa. La otra solo se cruzó de brazos rodando los ojos. – Puedo hacer esto, solo necesita unos cuantos ajustes. – Regresó a su pose inicial abriendo la puerta de la lavadora.
Su exesposa tan solo esperaría a que éste se rindiera para llamar a un profesional. Seguiría a su lado hasta que eso pasara teniendo el semblante molesto de Jotaro.
Para sorpresa de ambos, el timbre de la casa sonó distrayéndolos de sus pensamientos o de lo que hacían. La expareja se miró como si buscasen una respuesta de quien se trataría, más el hombre pensó en una posible persona, de tenerla en la mente se irritó más de lo que ya estaba.
-Yo iré. – Dijo la castaña dejando solo al hombre.
Si bien, Jotaro por su parte rezaba internamente que no fuera Anasui. Ha estado evadiéndolo e ignorándolo por los últimos dos días, no se atrevería en ir a su casa directamente otra vez luego de que lo golpeara. ¿O sí?
-¡Sí se trata de Anasui, ni te atrevas a abrirle! – Advirtió su exesposo, un tono que hizo impacientar a la mujer. Aunque tampoco es como si ella quisiese verlo, estaba molesta luego de la última vez que peleó con Giorno y casi su hija salía lastimada. De no haber sido por Dio, quien sabe qué habría ocurrido.
Y ahora que lo pensaba, ¿Qué habría sido de Dio?
La mujer llegó a la entrada sin pensar de quien se trataría y sin fijarse a la ventana por sumirse en sus pensamientos, abrió encontrándose con un fornido pecho cubierto por una camisa frente a sus ojos.
Su mente no asimiló, pero luego levantó la mirada y se encontró con el hombre del que estuvo pensando hace apenas unos segundos. Parpadeó mirando los ojos que casi parecían ser rojos y esa sonrisa que le era dedicada al saberse reconocida.
-Dio – Pronunció quizá algo sorprendida. Era como si lo hubiese invocado.
-Cariño, dichosos los ojos que te ven. – La saludó bastante sincero y con un ligero abrazo acompañado un beso en la mejilla. Algo pasmada y sonrojada la mujer por aquella acción, no notó que el rubio ya se encontraba dentro del hogar.
-Pensé que no te vería de nuevo. – Cerró la puerta tras de sí y le siguió no conteniendo lo que antes pensaba.
-Dije que vendría ¿O no? – Contestó examinando con atención la casa, ya que antes no había podido hacerlo como habría querido. – Pero no dije cuándo. – Le miró y entonces la mujer no supo cómo reaccionar, tener a Dio le ponía quizá algo nerviosa.
-¿Te ofrezco algo? – Fue lo que pensó a primeras, después de todo es un invitado.
-Gracias, si no es molestia. – La caballerosidad y el agradecer a alguien no es algo que suele estar en su vocabulario, más con aquella le salía de lo más natural. – Por cierto, ¿Dónde está Jotaro? – Quiso preguntar primero por Haruno, más sabiendo que Jotaro de igual forma residía ahí, la curiosidad le fue mayor. Con una botella y un vaso de vidrio sirvió la mujer al rubio, iba a responder con cierta incomodidad hasta que un fuerte sonido seguido de un grito encolerizado proveniente del segundo piso la interrumpió. – ¡Oh! Ya veo. – Fue respondido con eso y tomó un sorbo de la bebida como si no le importase.
-Está tratando de arreglar mi lavadora, no es nada. – Quiso justificar a Jotaro, más Dio sacó una leve risa.
-¿Problemas con electrodomésticos? Tal vez pueda ayudar. – Dejó el licor sorprendiendo a la otra.
-¿¡Qué!? ¡No! No te molestes en...
-Insisto, soy Dio. ¿Hay algo que no pueda hacer? Por supuesto que no. – Con arrogancia y decisión, el hombre fue directo a donde se había escuchado sin dejarle replicar. De igual forma, Jotaro no era de su interés estando en Florida o en esa misma casa.
-Al menos no es Anasui. – Pensó en voz baja la castaña mientras que seguía los pasos de Dio.
...
En el minisúper más cercano
En cuclillas y con el uniforme correspondiente al empleo, la joven de cabellos verdes acomodaba algunos de los dulces que se venderían o eso esperaba. Al ser vacaciones muchas personas, en especial niños, llegaban en busca de estas.
Tenía un rostro ciertamente aburrido y cada empaque que pasaba por sus manos le recordaba a cierto chico de cabellos negros y voz jovial.
Como deseaba terminar su turno y largarse a jugar en su habitación ¡Pero no! Sus padres insistían en que tuviera uno o más trabajos para pasar el verano, si bien tuvo que aceptar o seria castigada y eso significaría no tener videojuegos o un Narancia con quien divertirse.
-¿En serio piensas comer todo eso? – Alguien dijo a sus espaldas sacándola de sus pensamientos, aunque no se molestó en voltearle a ver para saber de quien se trataba. Era inconfundible ese tono idiota y molesto como consideraba. – Engordaras incluso si no dejas de ver esos dulces.
-Nadie te preguntó. – Replicó molesta. – Además, solo estoy acomodando. ¡Lárgate de aquí, Anasui! ¿No ves que estoy ocupada?
Se hizo el ofendido, más le importaba menos. De igual forma sabía cómo esta reaccionaria. – No puedes correrme, soy un cliente.
-Pues ve a comprar tus porquerías a otra parte. No estoy de humor para aguantarte. – Expresó queriendo dar por terminada la conversación. Aún era temprano y lo único que quería era enfocarse para no sentir el tiempo.
-¡No seas aburrida! ¿No puedo venir a visitar a mi querida Foo? – Dejó relucir una gran sonrisa, más la otra lo ignoró incorporándose y volviendo a su lugar por si un verdadero cliente llegase.
-Largo. – Ya detrás del mostrador y la caja, puso una mano en su mejilla. Realmente no quería ni ver su cara. – O tocaré la alarma de robo.
-¡Diablos, por favor escúchame! Tengo algo muy importante que decirte. – Esta vez fue más sincero, aunque la chica ni se inmutaba.
-Jamás puedo esperar nada bueno viniendo de ti y menos si se trata de Jolyne.
¿Cómo lo supo? Pensó Anasui.
-¿Y quién dijo que se trataba de mi futura esposa?
-Si no vienes a pedir dinero, siempre se trata de Jolyne. – Fue directa. – No aceptaré en lo que sea que estés pensando, siempre terminas quedando como un idiota y no seré parte de tus ideas infantiles.
-Pero...
-No, vete. – Tenía el dedo cerca del botón de alarma.
-¡Vaya, que carácter! – Su treta se iba desmoronando en su mente, Foo lo empezaba a desesperar. – Al menos admite que me odias.
-Te odio, ¿Ahora ya te vas? – Ella no perdía la paciencia, aunque no se molestaba en ocultar su desagrado.
-¡Esta bien, me largo! Tenía algo muy importante que proponerte ¡Pero te arrepentirás, Foo Fighters! – La señaló tomando la puerta de cristal para salir.
-Sí, sí. Como digas... - Le evitó la mirada viendo a la nada. Anasui era como un niño problemático al que no debes tomar en serio. Aunque no se preocupaba, era alguien inofensivo. – Idiota.
-Imbécil.
Se insultaron por lo bajo. Si bien, Foo pensaba en lo gracioso que era ese tonto, pese a que no le agradaba del todo.
...
En el parque
-Y bien, ¿Qué te parece? – Preguntó Jolyne a Giorno estando en un apartado con flores, la chica acomodó una manta sobre el pasto y lo invitó a sentarse. – Nadie nos molestará.
El joven rubio observó el lugar que era rodeado de pequeñas flores de varios colores y sin dar respuesta, acarició un par de flores tomando un par de pétalos azulados que se encontraban tirados y los colocó en el cabello de la menor.
Jolyne se sonrojó tocando aquellos pétalos en su cabeza, eso la había tomado por sorpresa. Giorno sacó una risa nerviosa y apenada. Ambos ya se encontraban sentados frente a frente con las palabras aun atoradas en la garganta.
-Ese color te queda bastante bien, ¿Sabías? – Y no lo decía al aire, con comparar sus ojos hacían una combinación hermosa o solo quizá el mismo rostro de Jolyne era el lienzo que hacia lucir el color.
-Solo es azul. – Dijo queriendo parar en su sonrojo y pena. Giorno era muy inusual a veces.
Ambos quedaron en silencio y recordaron por qué querían pasar la tarde juntos. Jolyne no quiso presionar en ningún momento, más el rubio tuvo la idea de estar en algún lugar a solas. Y no era precisamente por la petición de la menor en saber su pasado, quizá, una parte de él necesitaba sacarlo frente a ella.
Tal vez si lo hacía, sabría interpretar mejor lo que esos orbes que poseía Jolyne.
Giorno cerró los ojos aspirando el aire dulce de Florida mientras que miraba las nubes pasar. Varias imágenes, siluetas y sentimientos encontrados se hallaban en lo más profundo de su corazón, recuerdos y añoro los volvía a sentir. Si bien, mirando de nuevo los luceros de la menor, se sabía con fuerza.
La joven tomó de su mano, no quería escuchar si él no quería, pero si en verdad él aceptaba en contarle, ella estaría atenta y no solo en su relato, sino en su sentir y su afligido rostro que ya empezaba en aparecer.
-Todo comenzó cuando...
___
¿Qué tal chavos? ¿Cómo están? ¿Cómo pasan la cuarentona? xd :3
Aquí la actualización xd espero les haya gustado, el pasado del Giornito ya se viene jsjsjs Ya se la saben, si ven una cosa fea o asi, ple perdonen :c ya lo revise como diez veces, espero este en orden. Ya prontini igual actualizo el siguiente cap <3
Antes de terminar la nota final, quiero hacerles un comercial XD hace poquito publique un nuevo fic, igual tiene Giolyne con la importante participación de Dio, apenas lleva un cap, pero igual ya estoy por poner el segundo, por si quieren pasarse a leer uwu se llama Ojos Míos.
Bueno, nomas eso. Espero les haya agradado y si no les gustó ;c meper? jsjs nos leemos pronto :3 los quiero, cuidense mucho pls <3
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