Capítulo 14
-¿Qué te trae a Florida, Dio? - Preguntó la mujer castaña seria pero sin dejar de mostrar una postura amable suavizando su voz.
Dio no les respondió y luego de quitarse los lentes, sonrió de lado posando sus manos en sus caderas observando aquellas caras que hacía mucho no veía. No se movía de su lugar esperando alguna reacción por parte del otro hombre de apellido Kujo. Por un momento había olvidado el motivo de su visita teniendo a un Giorno a un lado de aquella joven expectante. Kujo solo cerró los puños.
-Un momento. - Dio un paso adelante Giorno con ambas manos levantadas. - ¿Ustedes se conocen?
-¡Ja! ¿Qué si nos conocemos? - Respondió el rubio mayor sin explicar nada en realidad.
-¡Dio! ¿Qué demonios haces aquí? - Sin preámbulos Jotaro cuestionó dejando claro que no era grato tenerlo ahí. - ¿No has tenido suficiente para joderme la existencia?
-Papá, ¿Quién es él? - Preguntó la Jolyne preocupada, pues no era usual que se comportara de ese modo con alguien así tan rápido. La chica, por su parte solo miraba de arriba abajo a Dio; ese cabello rubio, su cara...
-Así es Jotaro, ¿No le has contado a tu hija sobre el gran Dio? - Dio solo se miraba las uñas con una sonrisa irónica. - Claro, no podías revelar al gran fracasado que eras frente a mí.
-Dio, ¿Qué es lo que quieres? - Intervino Giorno con los dedos en la puente de su nariz. - Si solo vienes a irritar a mi jefe y molestar a los vecinos con tu ridículo alboroto será mejor que te vayas. - Le advirtió tranquilo, pero poco le faltaba para reclamar duramente al hombre.
El rubio mayor miró de reojo al joven y se cruzó de brazos dejando ver un gesto disgustado.
-Espera, ¿Cómo es que tú lo conoces? - Preguntó Jotaro juzgándolo internamente. Después del último encuentro con Anasui admitía que no conocía del todo a Giorno, pero jamás imaginó que tuviera alguna relación con su viejo "archienemigo" Dio Brando.
-Pues, yo... - Bajó la mirada apenado, no se sentía cómodo aclarar sus asuntos familiares y menos en una situación como esa.
-¿No es obvio? - Habló Jolyne ganándose la atención de todos. - Tan solo presta un poco mas de atención, papá. - La madre fue la primera en darse cuenta ante esas palabras viendo uno a uno, entre cada rubio.
-¿Son familia? - Indagó la mujer.
-Así es, soy su padre. - Por fin resolvió Dio yendo al lado de los jóvenes poniendo una mano en un hombro de estos. - Y tal parece que tu hija sacó la inteligencia y astucia de tu esposa, porque dudo que sean tuyas.
-¡Dio...! - Advirtió Giorno con la vergüenza desmedida.
-¡Me mentiste, Giorno!- Reclamó Jotaro. - Dijiste que tu padre era italiano.
-¿¡Qué!? - Fue turno de Dio. - ¿Me estas negando? ¡Yo soy tu padre!
-¡No es verdad, jamás dije eso!
-¿¡Entonces por qué nunca me dijiste que el imbécil de Dio era tu padre!?
-¡En la vida me preguntó sobre mis padres!
-¡Mide tus palabras, Jotaro. Soy más rico y poderoso que tú!
-¡Tú cierra la boca, maldito bastardo! - Insultó Kujo.
-¡Jotaro, basta! - Intervino la mujer tomándolo del brazo.
-¡Eres un imbécil, Dio!
-¡Jotaro Kujo!
-¡Y tú no te metas, estamos divorciados, ¿Recuerdas?! ¡Deja de intervenir en mis putos asuntos, perra escandalosa!- El hombre se desquitó con la castaña zafándose del agarre y esta puso una mano en el pecho, eso no lo esperó, nadie a decir verdad.
-¡Papá! ¿Pero quién te crees? - Le dijo Jolyne. La mujer se mantuvo quieta mirando el costado de Jotaro, tragó grueso, pero algo dentro se rompió y no supo por qué, pero sus piernas se movieron con prisa hacia el interior de la casa. - ¡Mamá! - A Jolyne también le había dolido aquello, de inmediato fue a con su madre, sino antes dirigiéndose hacia su progenitor. - Mira lo que hiciste, ¡Eres un estupido!
Las féminas desaparecieron y Jotaro solo cerró los ojos sopesando lo que le había dicho. Giorno quiso ir tras las mujeres, pero Dio al saber lo que este intentaba hacer, lo detuvo con la mano en el hombro.
-Increíble Jotaro, no has cambiado en nada. - Aplaudió con sarcasmo.
-Dio, ya cállate de una maldita vez. - Giorno ya estaba más que irritado y no podía dejar que su padre empeorara más las cosas.
Jotaro no dijo nada y se adentró al hogar sin saber exactamente qué pretendería hacer. Dejó solos a ambos rubios y Giorno solo dejó salir un largo suspiro, una ligera punzada en la cabeza le amenazaba y no se encontraba del todo bien precisamente después del incidente en el picnic.
-¿Quién diría que el hijo mayor del gran Dio fuera empleado del idiota de Kujo? ¡Que ofensa! - Comentó de repente. - ¿Cuándo pensabas decírmelo, Haruno? Pudiste ser mucho más de lo que eres ahora de haber aceptado mi oferta en las empresas Brando, pero te negaste. Y no solo eso, ahora me entero que trabajas para ese mentecato.
Giorno estaba cansado, ni siquiera quería verle a la cara.
-Simplemente, no entiendo por qué te quejas de mí, no soy tu único hijo. ¿Por qué solo me vienes a joder solo a mí? ¡Es más! ¿Qué es lo que quieres? - Hartó, se sobó las sienes pero aun así continuó. - No solo molestaste a mis amigos en Nápoles, ahora vienes y arruinas mi relación con mi jefe y su familia. Genial, no sabes cuanto agradezco eso. Contribuyes tanto a mi vida. -Evidenció la sátira, el mayor solo resopló con la actitud que le dedicaba.
-No seas un maleducado y deja el maldito sarcasmo, Haruno. ¡Te recuerdo que soy tu padre!
-Y otra cosa; deja de llamarme Haruno, solo mi madre puede llamarme así. Para ti soy solo Giorno, ¿Entendido?
-¡Sí, sí! Lo que digas. - Le sobó la cabeza con cierta brusquedad haciendo que se retorciera un poco el menor, era una mano muy pesada y no estaba para nada contento con él. - Solo te diré dos cosas, hijo. - Le hizo mirarlo girándolo tomando sus hombros. - Primero y antes que nada; estoy muy feliz de verte. Ni siquiera recuerdo cuando fue la ultima vez que te vi, ni una jodida vez me llamas. Esperaba verte en Nápoles hasta que los mocosos de tus amigos me dijeron que estabas aquí, ¡En Florida! Solo quiero decirte que a pesar de que no quieras verme, te quiero y no me rendiré por ganarme siquiera tu confianza. Y segunda; ¿Dónde está el baño?
El joven solo arqueó una ceja y una mueca. Sí, ese era su padre, desgraciadamente. No lo había pensado, pero quizá comprendía un poco como llegaba a sentirse Jolyne con respecto a Jotaro. Indudablemente, ambos hombres eran un caso especial a tratar.
Desde cierta distancia, varios ojos se posaban en esa casa por el alboroto que estos hacían, pero una mirada en especial los observaba a detalle. ¿Quién era ese hombre? Se parecía mucho a ese chico extranjero. Anasui solo dejaba ver la mitad de su cara y tenia muchas dudas. Se veía que Jotaro lo conocía, ¿Qué relación tenían? Tanto Giorno como ese hombre misterioso ya no se encontraban, ambos dirigiéndose al interior de la casa.
...
Al día siguiente
-Fue un desastre. - Se tapó el rostro de la pena Giorno con el teléfono en la oreja. - No pensé que averiguaría así de rápido mi paradero. Ni siquiera tuve tiempo de hacer un plan o lo que sea que funcione que ahuyente a Dio.
-Amigo, ese imbécil esta ahogado en dinero, no te sorprenda lo que pueda lograr. - Decía Mista desde la otra línea con un pedazo de pan en la boca. - Pero lo que más me sorprende, es que conozca al gorila de Jotaro.
-Siendo sincero, a mí también. - Puso una mano en la cintura recordando todo lo anterior. - Y no me atrevo en preguntarle a Dio, quiero el menor contacto posible.
-¿Tu chica no sabrá algo al respecto?
-No y no es mi chica, Mista. Su nombre es Jolyne.
-Sí, lo sé, tu chica. - Tomó otro bocado restándole importancia a lo que le quiso decir el rubio. Giorno solo rodó los ojos. - No sé qué es peor, si elegiste el peor día para besarla y confesar tus sentimientos o el hecho de que ahora este Dio para arruinarlo todo y tal vez ahora Jotaro te odie.
-¿Por qué Jotaro me odiaría?
-No seas ingenuo, conociendo a Kujo, tal vez no quiera verte cerca de Jolyne ahora que sabe que eres hijo de su archienemigo o lo que sea.
-¡Pero yo no tengo nada que ver con Dio! - Exclamó molesto, puede que ahora Jotaro no le agrade como antes, pero ¿Alejándolo de Jolyne?
-Eso a Jotaro no le consta. - Degustó un bocado más de su desayuno cerrando los ojos. Trish en frente le miraba negando con la cabeza, ¿Cómo le decía eso a su amigo con tanta calma? - Y no solo eso, ese estúpido de Ano apestoso o como se llame no creo que se quede con los brazos cruzados ahora que lo golpeaste y besaste a Jolyne.
-Mista, no le des "ánimos" - Regañó Trish.
-¡Vaya! Gracias por el apoyo, amigo. - Dijo sarcásticamente Giorno.
-¿Qué? Solo estoy diciendo la verdad. - Se defendió de ambos. - Sabes que estamos para apoyarte, Giorno. Y no solo Trish y yo, cuentas también con Narancia, Fugo, Bucciarati y tal vez Abbacchio. Ellos están enterados de todo.
Trish se palmeó la frente, Giorno solo abrió los ojos no entendiendo completamente.
-¿¡Qué!? ¿Qué quieres decir con todo?
-¡Tú sabes! Saben de tu desastroso picnic, Jolyne, que casi le vomitas a ese estúpido, todo.
...
En algún lugar de Nápoles
-¡Ja! Estúpido Giorno. - Comentó con gracia un hombre de cabellos largos y color plata llamado Abbacchio mientras bebía su café.
...
Volviendo con Mista
-Ya sabes que las mujeres como Trish, no pueden callarse con estas cosas. - La mencionada solo se sonrojó. Si los demás sabían de la situación del rubio, la culpable era ella.
Giorno solo pensaba en las posibles risas que se habrán llevado Abbacchio y Narancia, y las caras incrédulas de Fugo y Bucciarati.
-Supongo que no importa mucho, de todas formas. - Se encogió de hombros.
-Volviendo con Dio, ¿En dónde rayos esta ahora?
...
En algún hotel lujoso de Florida
Dio se miraba en el espejo escogiendo entre dos camisas, poniéndolas encima de su musculado pecho decidiendo cual le iría mejor para ese día. Tarareaba una melodía cualquiera y no se decidía por cual usar. Era Florida y hacia algo de sol, quizá deba llevar una mas fresca.
¿Cuál sería su plan para ese día? Muy simple en realidad, iría a ver a su hijo y lamentablemente tendría que toparse con la familia de Jotaro, o más bien a su exesposa y a su hija, por como lo había gritado la noche anterior.
De recordarlo le molestaba un poco, la actitud del hombre jamás fue de su agrado, pero si tenia la oportunidad de fastidiarlo lo aprovecharía.
-Estúpido Jotaro. - Dijo al aire recordando aquellos días de cuando eran mucho mas jóvenes y las riñas que se hacían cuando apenas y sus caminos se cruzaban. Le daba cierta nostalgia, eran días de grandeza y popularidad. Tenia todo a sus pies, hasta que un maldito día llegó Kujo y tuvo que competir por lo antes llegó a tener; en especial a cierta joven de cabellos castaños que ahora era toda una mujer y madre; una muy hermosa.
Aquel pensamiento lo dejó un poco ido, ahora sabiendo que ambos estaba divorciados, una extraña motivación lo lleva a querer no solo ganarse a su hijo, tal vez pueda hacer algunos movimientos con su antiguo amor por la que antes perdió por culpa de Jotaro.
-Tal vez, pueda ganármela también... - No estaba muy seguro, más podría averiguar que tanto podía congeniar con la dama que hace mucho llegó a besar.
...
Jolyne desayunaba junto con sus padres y Giorno a su lado. Todos en silencio sin mirarse el uno al otro, o más bien, eran los dos más mayores. El rubio miraba de vez en cuando a la chica, quien miraba con un dejo de tristeza e incomodidad a su madre y a su mano lastimada; lo cual había sido su culpa, como no paraba de repetirse, luego a su padre, quien no dejaba de recitarle en su mente palabras llenas de rencor.
Los dos últimos días habían sido una pesadilla, pensó la joven jugando con la cuchara en su plato. Giorno veía que poco había tocado la comida la chica. No estaba muy seguro de qué hacer, pero tomó su mano por debajo de la mesa de manera sigilosa.
Jolyne al sentir el cálido tacto, miró ligeramente sorprendida hacia el rubio, quien le sonreía disimuladamente queriéndole transmitir soporte y cariño. En eso, la menor recordó lo que le había dicho antes de que su padre apareciera cegándolos con las intermitentes de aquel auto. Ella no había podido expresar lo que sentía por él.
Devolvió la sonrisa correspondiendo el tacto, así entrelazando sus manos.
...
Anasui apoyado en la pared y cruzado de brazos, esperaba afuera de su casa a que Giorno o Jotaro salieran, pues estaba ansioso. No había podido dormir, ¡Necesitaba respuestas!
Desde el día anterior no se encontraba muy contento con el hombre por como le había hablado. Él, que había logrado descubrir algo importante con su gran inteligencia y astucia ¿Se atreve a pagarle de esa manera? Creía que estaban juntos en querer separar a Jolyne de ese rubio extranjero, sin importar el propósito personal de cada uno. Además de lo sospechoso de la identidad del francés o lo que sea, pensaba Anasui. Y la llegada de ese sujeto y el alboroto que hicieron en medio del vecindario.
Estaba tan sumido en sus pensamientos, que no había notado que alguien había salido de aquella casa y no era uno, sino dos. ¡Eran su amada y Gioconda! ¿Por qué saldrían juntos? Debía interceptarlos de inmediato y de la manera más sigilosa posible. No quería quedarse sin hacer nada, después de que este se atreviera a golpearlo poco antes de que pudiera besar a su chica, o como consideraba para sí mismo.
...
-Jolyne, quiero que sepas que lamento mucho lo que ha estado pasando. - Comenzó primero el rubio con una incrédula joven.
-No digas tonterías, Giorno. Nada de esto es tu culpa. Mi padre es un idiota que no sabe controlar sus estúpidas emociones y menos medir lo que sale de su boca. - Aunque pedía que el rubio no se culpara por lo sucedido, no evitaba dejar salir ese resentimiento hacia su padre. Eso le recordaba a Giorno que sabía un poco como se sentía en esos momentos. - Lamento que insultara a tu padre. Digo, a todos nos sorprendió, pero...
-Para nada, créeme que Dio se merece eso y más. - Giorno puso ambas manos en los bolsillos y miró hacia ningún lugar como si de solo mencionar a su padre, se transportara en tiempos remotos que no eran precisamente gratos.
Jolyne le observó con más atención, de pronunciar solo el nombre de su progenitor cambia drásticamente su expresión y ánimo. ¿Cuál será su historia?
-Giorno... - Llamó no muy segura. El rubio volteó a verla curioso por el tono que había usado.
-¿Qué pa...? - No lo vieron venir, pero antes de que terminara de pronunciar, un gran golpe llegó a su mejilla haciéndolo retroceder varios pasos casi tirándolo.
-¡Anasui! ¿¡Pero que mierda!? - Jolyne quiso auxiliar al rubio, pero el de cabellos rosado se lo impidió apartándola. - ¿¡Por qué hiciste eso!?
-¡Eso fue por el golpe de ayer! - Le señaló con el dedo el mas alto, mientras que Giorno se limpiaba la sangre que ya empezaba a brotar del labio con su manga.
-¡Anasui! ¿¡Tienes mierda en la cabeza o qué te sucede!? - No dejaba de gritarle Jolyne.
-Espero que con eso aprendas que no debes meterte conmi... - Giorno le devolvió el golpe sin previo aviso. Giorno será más bajo y menos fornido, pero por alguna razón logró que el otro de descolocara lo suficiente. - ¡Eres un hijo de...! - Otro golpe llegó a su cara.
-¡Giorno, ya basta!
Anasui no permitió el tercer golpe deteniéndolo con una mano y le asestó uno mas fuerte esta vez haciéndolo caer. Ambos ahora se encontraban en el suelo peleando cual animales, Jolyne no sabía qué hacer exactamente, pero de igual forma trató de jalar o levantar a alguno teniendo dificultades, pues cualquier puñetazo o patada podrían ir contra su cara.
Ninguno lo advirtió, pero un fornido cuerpo apartó a Jolyne de forma protectora y un par de manos grandes fueron capaces de separar a ambos jóvenes jalándolos por la ropa para después recibir un golpe en sus cabezas.
-¡Auch! - Se quejaron Giorno y Anasui. Una sombra los cubría con Jolyne atrás de este.
-¿¡Qué está sucediendo!? ¡Y quiero una explicación no gay! - Pidió Dio con los puños en la cintura reprendiéndolos con la mirada desde arriba.
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Chicos :3 aquí el cap jaja actualicé lo más pronto que pude xd
Espero les haya gustado y si ven una falta rara y lo demás, porfi háganmelo saber.
Ya pronto subiré el especial que antes mencioné (toda meca yo, que ya tiene mucho)
Bueno jaja es todo por el momento, les mando un beso, los quiero mucho. Cuídense porfa :3
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