He regresado, después de años de ausencia en esta ciudad. Solo una boda, la suya, podría haberme traído de vuelta. Desde que puse un pie aquí, los recuerdos me han asaltado como una inundación fría y voraz. He paseado por las calles que una vez recorrimos juntos, visitado los lugares que solíamos frecuentar. Incluso encontré aquel collar entre mis viejas pertenencias. Es curioso, pero no sentí nada. Esa joya que una vez adoré y que pensé atesorar para siempre, ahora no es más que un objeto más de mi pasado.

Miré el collar, sus brillantes piedras ya no me deslumbraban como antes. Lo guardé de nuevo en su caja y lo dejé en el cajón. No sentí tristeza, ni remordimiento, solo una especie de alivio. Un peso que no sabía que llevaba se había aligerado.

Mientras caminaba por la ciudad, pasé por el parque donde solíamos sentarnos y hablar durante horas. El banco de madera donde nos sentábamos estaba cubierto de nieve, pero podía ver nuestras iniciales talladas en el respaldo. Me senté allí, en el frío, y por primera vez en mucho tiempo, me sentí en paz.

Creo que finalmente estoy liberándome de ti. ¿Será esto lo correcto? ¿O es solo una parte más del proceso de curación? Solo el tiempo lo dirá. Pero por ahora, estoy contento de poder mirar atrás sin dolor, de poder recordar sin anhelar. Y eso, creo, es un buen comienzo.

Atte. Dean.