CAPITULO 2
La cita que no quería tener
Ivy y mi tía me habían convencido una vez más de salir en una cita a ciegas. Cada vez me arrepentía más. ¿Y si él no me gustaba? ¿Y si no teníamos nada en común o era un completo idiota? ¿Por qué me dejé convencer para salir en primer lugar? Realmente conocía la respuesta a esa última pregunta. De alguna manera, siempre lograban persuadirme para hacer cosas que sabía que acabarían en desastre.
Habíamos planeado ir a un lugar bonito para cenar, así que opté por un vestido azul corto sin tirantes, con un escote discreto, y dejé mi cabello castaño suelto. ¿Debería realmente arreglarme para un chico al que no conocía? Por supuesto que no. Así que decidí vestirme para mí, para impresionarme a mí misma y para sentirme bonita. Finalmente, estuve lista diez minutos antes de que Ivy viniera a buscarme. Ella llevaba un vestido rojo corto con un escote pronunciado y su melena rubia recogida en una cola alta. Además, lucía una sonrisa inquietante que solo había visto en asesinos en serie.
—¿Estás lista para la cita de esta noche? —preguntó Ivy con entusiasmo.
—¡Por supuesto, estoy emocionadísima! —respondí con sarcasmo.
—Cambiarás de opinión cuando veas lo guapo que es. Además, tiene un gran sentido del humor, según Tom. —dijo Ivy, emocionada.
Estaba a punto de responder con más sarcasmo, pero la mirada de mi tía, que estaba sentada en la sala dibujando, me bastó para reprimir mi comentario. Me recordé a mí misma que Ivy estaba emocionada porque pensaba que estaba haciendo algo bonito por mí. Así que solo dije:
—Suena divertido. ¿Cómo se llama?
—Su nombre es Dean. No te preocupes, ¡te aseguro que pasarás un rato genial con él! —respondió Ivy, riendo.
Sin embargo, Ivy estaba equivocada. Cuando llegamos al restaurante, nos informaron que Dean había cancelado. Ivy parecía decepcionada, pero a mí me alivió un poco. Pensé que podría disfrutar de una cena tranquila con mis amigos.
No podía haber estado más equivocada.
La cena fue un desastre. Ivy y Tom parecían estar en su propio mundo, y yo estaba sentada allí como una incómoda tercera rueda, intentando ser educada y no parecer incómoda. El camarero no era exactamente lo que llamaría mi tipo, pero para colmo, Ivy parecía estar jugando a ser cupido, tratando de hacer que el camarero y yo nos gustáramos.
—Oh, vamos, no te hagas la difícil. El camarero es muy guapo y podría ser tu tipo.
No, no lo era...
—¿Así que estás buscando a alguien especial? —preguntó él con una sonrisa un poco incómoda.
—No, en realidad estoy bien sola. —admití.
—Bueno, nunca se sabe. Tal vez te sorprenda y tengas una gran noche. —dijo él, coqueteando.
Por favor, no...
—Exactamente. ¿Por qué no le das una oportunidad, Mila? No tienes nada que perder. —comentó Ivy, lo que le ganó una patada mía por debajo de la mesa.
—Ivy, por favor, deja de presionarme.
—Lo siento, solo estoy tratando de ayudar. —dijo Ivy, volviendo su atención hacia el camarero—. ¿Qué hay de ti? ¿Te gustaría salir con mi amiga?
Él se volvió hacia mí y sentí que, a pesar de su visible incomodidad, por dentro se estaba riendo de la situación.
—Por supuesto, ella es muy guapa. —dijo él, con un tono seductor, sin dejar de mirarme.
—Oh, qué lástima que esta chica guapa no esté interesada. ¿Podemos simplemente disfrutar de nuestra cena? —dije, dirigiéndome a mi amiga—. Y por cierto, no hablen como si yo no estuviera aquí. Parece que están negociando por un caballo, por Dios. —dije, a punto de estallar. Si había algo que no me caracterizaba, eso era la paciencia.
—Oh, vamos, no seas así. Es solo una cita casual. ¿Qué podría salir mal? —dijo Ivy, repitiendo las mismas palabras que mi tía había dicho antes. No podía creer cuánto se parecían.
—Sí, ¿por qué no? Podríamos ir a tomar una copa después del trabajo y...
—No, gracias. Realmente no estoy interesada y si lo estuviera, créeme, no sería contigo. —Dije, interrumpiéndolo.
—Lo siento, chicos, creo que Mila solo está un poco nerviosa. Pero no te preocupes, la convenceré de que salga contigo y después...
¿Acaso nadie escuchaba lo que decía? Estaba a punto de decir algo cuando el camarero intervino.
—Está bien, lo entiendo. No hay problema. —Y sentí un poco de pena al ver que probablemente estaba un poco herido.
—Esto es ridículo. ¿Puedes dejar de jugar a ser cupido, Ivy?
Tom, que había estado al margen de la situación solo mirando su teléfono, ya que estaba más que acostumbrado a que su novia actuase así, comentó:
—Sí, amor, creo que te estás pasando un poco con la pobre Emilia.
—Lo siento, lo siento. Solo pensé que podríamos pasar una noche divertida juntos. —Se dirigió al camarero y dijo—: Lo siento, ¿podemos pedirte algo de comer?
—Sí, claro. Déjame traerte nuestro menú.
—Ivy, por favor, no hagas esto de nuevo.
Después de hacer el pedido, mi casi cita, el camarero, volvió.
—Aquí tienen su comida. ¿Les gustaría algo más?
—Gracias. Todo se ve delicioso. —Dije, mirando directamente a la comida sin prestarle atención a él.
—Bueno, espero que lo disfruten.
—Espera, ¿cuál es tu nombre? —Le preguntó Ivy al camarero, y antes de que volviera a intentar emparejarnos, le lancé una mirada de advertencia.
—Lo siento, solo estoy tratando de ser amable. ¿Qué te parece si compartimos un postre, Mils? He oído que aquí hacen un pastel de chocolate increíble.
—No, gracias. Realmente no tengo hambre. —Dije.
—¿Estás segura? El pastel es bastante bueno. —Dijo el camarero en un intento de ser amable.
—Yo estoy de acuerdo. Podemos pedir un trozo grande y compartirlo. —Propuso Tom.
—De acuerdo, solo un pedacito. —Dije, solo porque me encanta el pastel de chocolate.
—Genial. Estoy feliz de que finalmente te estés divirtiendo.
—No estoy divirtiéndome, Ivy. Estoy aquí porque te prometí que vendría, pero preferiría estar en mi habitación leyendo.
La tensión se podía cortar con un cuchillo después de mi declaración. Ivy no dijo nada, pero el camarero intervino.
—Muy bien, entonces una rebanada de pastel de chocolate. ¿Algo más?
—Ivy, ya te dije que no quiero ir a ningún lado. —Dije, interrumpiendo a Tom.
—Bueno, no es asunto mío, pero ya que me han metido en la conversación más de una vez, creo que tal vez deberíais dejar que Mila decida qué le gustaría hacer. Han estado solo obligándola a hacer cosas. —Dijo el camarero amablemente, a lo que le agradecí con una sonrisa. La verdad es que me sentía un poco mal con él, ya que no tenía la culpa de nuestra locura.
—En realidad, solo quiero terminar mi comida y volver a casa, Ivy.
—De acuerdo, está bien. Podemos irnos después de esto. —Respondió Ivy.
El camarero se veía incómodo.
—Debería ir a atender algunas otras mesas. Si necesitan algo más, solo llámenme.
Después de 20 minutos de ver cómo mis amigos comían sin parar, decidí salir al balcón del lugar. Para mi sorpresa y horror, el camarero estaba allí.
—Hola, no esperaba encontrarte aquí. —Dije.
Él se volvió hacia mí y me sonrió amablemente. En ese momento, lo vi bien por primera vez. Tenía unos hermosos ojos azules, una sonrisa muy dulce, y su cabello negro estaba algo revuelto, como si constantemente se pasara las manos por él. También noté que debajo de ese uniforme debía tener un cuerpo muy ejercitado. Definitivamente sería mi tipo si lo hubiera conocido en otras circunstancias.
—Yo también necesitaba un momento para mí mismo. ¿Cómo estás? —Dijo, sacándome de mis pensamientos sobre su cuerpo.
—Estoy bien, gracias. Y lo siento por lo de antes.
—Así que tu amiga está tratando de encontrarte pareja.
—¿Cómo lo adivinaste? —Respondí, bromeando—. ¡Sí! No puedo creer que lo esté haciendo. A veces Ivy puede ser un poco demasiado. —Admití.
—Sí, lo imagino, pero supongo que es con buena intención.
—Lo es. Cree que necesito una pareja para estar completa o feliz o algo así.
—¿Tú piensas lo mismo?
Lo pensé un momento y respondí:
—No realmente. Estoy feliz con mi vida tal y como está en este momento. Aunque a veces debo admitir que me preocupa que la gente piense que no lo estoy por estar soltera, como Ivy.
—Lo entiendo. Pero eso es una tontería. Una pareja no hace que alguien sea completo. La felicidad viene de uno mismo y de hacer cosas que te gustan. Además, eres una persona muy linda y agradable. Me agrada que no te dejes convencer por nadie. La verdad es que las personas pueden ser muy felices sin una pareja. Pero supongo que cuando alguien está muy enamorado, como imagino que está tu amiga, cree que todos necesitan lo mismo en su vida.
—Sí, eso tiene sentido. Pareces ser muy sabio.
—Eso creo. Trato de ver el lado positivo de las cosas. Al final del día, lo que importa es ser feliz y hacer feliz a los demás. —Me dijo con una sonrisa muy tierna.
—¿Por eso eres camarero, porque te gusta hacer felices a las personas? —pregunté, inmediatamente arrepintiéndome por mi falta de filtro.
Pero en lugar de ofenderse, soltó una carcajada tan contagiosa que no pude evitar sonreír también.
—Supongo que en parte tienes razón. Me encanta el servicio al cliente, sobre todo en los restaurantes. La gente lleva muchas cargas, pero una comida deliciosa siempre mejora un poco las cosas. Es el poder de la comida deliciosa. Pero debo decir que mi meta no es ser siempre un simple camarero, sino tener mi propio restaurante.
—Entiendo, tu sueño es tener un lugar que haga felices a las personas, ¿no?
Asintió, sonriendo. —Eres la primera persona que lo entiende así.
—Perdón por cómo se comportó Ivy también. —Dije, sintiendo una genuina contrición. Este chico me caía bien. Me gustaba su forma de pensar y era fácil hablar con él.
—No te preocupes por eso. Además, no es la primera vez que sucede algo así. Las personas vienen aquí a menudo en busca de romance y amor, muy pocas lo consiguen realmente. —Eso me hizo reír.
—Escucha, sé que no quieres esto, pero si algún día quieres salir, sabes dónde buscarme. Estaría encantado. —Dijo con una sonrisa antes de irse.
Finalmente, después de una cena incómoda y llena de silencios aún más incómodos, Ivy me llevó a casa en su coche. Durante todo el trayecto no le dije nada, estaba demasiado molesta para hablar. ¿Cómo había podido convencerme de algo así? ¿Por qué siempre me metía en estas situaciones? ¿Y por qué yo siempre accedía?
Cuando llegamos a casa, solo me bajé del coche y entré a casa, encerrándome en mi habitación. Estaba molesta y triste, no solo porque había pasado una noche horrible como mal tercio, sino también porque discutir con Ivy no era algo que quisiera hacer. Ella era mi mejor amiga y no quería perderla, por más loca que estuviera.
Mientras trataba de calmarme, mi teléfono sonó con un mensaje de Ivy que decía: "Lo siento, lo siento mucho. No debería haberte convencido de ir. Debería haberte escuchado cuando dijiste que no querías hacerlo. Por favor, háblame cuando estés lista. Te quiero".
Al leer su mensaje, sentí que mi corazón se ablandaba. Sabía que Ivy no había querido herirme y que solo quería ayudarme. Pero en ese momento, estaba tan enojada que no podía verlo. Decidí responderle y le dije que estaba bien, que entendía que ella solo quería ayudarme y que estaba agradecida por tenerla como amiga.
Me alisté para dormir, agradeciendo que por fin la locura hubiese terminado. Pero algo en mí decía que esta historia no había terminado aún, que algo interesante estaba por venir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top