CAPITULO 14
Mila: Hola, Tyler. Quería hablar contigo, me siento un poco apagada últimamente. Perdón por no haber contestado tus mensajes.
Tyler: Hola, Mila. Lamento escuchar que te sientes así. ¿Que pasa ?
Mila: Son problemas familiares los que me tienen un poco abrumada. Es difícil lidiar con ellos y me estoy sintiendo un poco perdida.
Tyler: Ah, los problemas familiares. Parece que a veces nuestros genes tienen una forma especial de hacernos cuestionar nuestra cordura. ¿Sabes qué? Para animarte un poco, voy a compartir contigo una anécdota graciosa sobre mi propia familia.
Mila: ¡Me encantaría escucharla! Necesito una buena dosis de risas en este momento.
Tyler: ¡Fantástico! Entonces, una vez estábamos en un día de campo familiar y mi abuelo decidió mostrar sus dotes de malabarista improvisado con manzanas. El resultado fue que las manzanas salieron volando en todas direcciones, incluso alguna sorprendió algunos picnics vecinos, ¡fue todo un espectáculo!
Mila: ¡Ja, ja, eso suena realmente divertido! Puedo imaginarme a tu abuelo lanzando manzanas por todas partes. Gracias por compartir esa historia, Tyler. Me has sacado una sonrisa y eso realmente ayuda a aliviar mi estado de ánimo.
Tyler: ¡Me alegra haber logrado eso! A veces, un poco de humor familiar puede ser el antídoto perfecto. Recuerda que siempre puedes encontrar momentos de alegría y risas incluso en medio de los problemas familiares. Si necesitas más historias divertidas o simplemente alguien con quien hablar, aquí estaré para ti, Mila.
Mila: Gracias, Tyler. Tu sentido del humor y apoyo significan mucho para mí. Me siento afortunada de contar contigo como amigo.
Dejo mi teléfono y me dirijo hacía el edificio que tenía enfrente de mi.
El asilo era un lugar sereno y encantador. Sus jardines estaban adornados con coloridas flores y árboles majestuosos que brindaban sombra y tranquilidad. Las ventanas de sus amplias habitaciones permitían que la luz del sol se filtrara suavemente, creando una atmósfera cálida y reconfortante.
Al entrar, el aroma de comida casera y la risa acogedora de los residentes se entrelazaban en el aire, creando un ambiente familiar. Las paredes estaban decoradas con fotografías que contaban historias de vidas vividas, eventos pasados y momentos importantes. Cada rincón tenía su encanto único, desde la biblioteca acogedora hasta las salas de estar donde los residentes compartían conversaciones animadas y risas contagiosas.
Habían creado un ambiente seguro y cuidado para sus residentes, donde se les brindaba atención y cariño. El personal cariñoso y dedicado se aseguraba de que todos se sintieran escuchados y apreciados.
Sin embargo, a pesar de la belleza del lugar y la necesidad de visitarla, no podía evitar que los recuerdos dolorosos de mi madre y los maltratos regresaran a mi mente y es por esa razón que habían pasado 3 años desde la última vez que la había visitado.
Toqué a la puerta de su habitación y la abrió lentamente, revelando una sonrisa cómplice y cálidos ojos arrugados por el paso del tiempo. Era mi abuela, una mujer sabia y amorosa que siempre había sido mi refugio en tiempos difíciles. Su cabello blanco como la nieve enmarcaba su rostro arrugado, reflejo de la vida que había vivido.
Ella me abrazó con dulzura y su abrazo era como un bálsamo reconfortante para mi corazón. A medida que nos sentamos en su acogedora habitación, rodeados de fotografías familiares, me sentí protegida y comprendida.
La habitación, decorada con detalles personales y recuerdos compartidos, nos envolvía con una sensación de familiaridad y amor. Las historias que ella solía contar sobre su vida y las experiencias que habían moldeado su espíritu, cobraban vida en ese espacio tranquilo.
Mila, mi nieta querida. dijo mi abuela Amaranta con voz débil pero emocionada._ No esperaba que vinieras a visitarme. ¿Cómo estás?
le devolví la sonrisa._ Estoy
bien, abuela. Lo siento por no haber venido antes, he estado muy ocupada con la universidad y todo eso.
mi abuela asintió y suspiró. _No te preocupes, mi amor. Sabes que tomé la decisión de estar aquí por mi propia cuenta. Y aunque extraño mi casa, aquí estoy cuidada y no tengo que preocuparme por las tareas del hogar.
Me daba gusto ver a mi abuela pero su mirada me recordó mucho a la de mi madre y mi abuela pareció darse cuenta de que algo me preocupaba porque dijo.
_ Algo te preocupa princesa ¿que es?
_Abuela, ¿mi madre me quería cuando nací?. solte de golpe.
Amaranta parpadeó sorprendida. _Claro que sí, mi niña. Tu madre te amaba profundamente. Ella era muy joven cuando te tuvo, solo tenía diecisiete años. Hubo momentos en que quería tener un aborto porque no estaba lista para ser madre, pero yo la convencí de que tu vida era importante.
sentí un escalofrío al escuchar esto. _¿En verdad quería abortar?
_Sí, lo hizo. Pero después de tiempo aceptó la situación y te crio con mucho amor. Los primeros cinco meses de tu vida, fue como cualquier madre amorosa y ejemplar.
asentí con tristeza. _¿Y después?
suspiró. _Desafortunadamente, un año después de que naciste, abandonó todo lo que había construido. Empezó a beber, a descuidar su trabajo y su vida en general. A pesar de todo, seguía amándote a su manera, pero su adicción era más fuerte que cualquier otra cosa.
sentí un nudo en la garganta al escuchar esto. Nunca pensé que mi madre pudiera haber querido abortarme.
_¿Porque ella se hizo adicta?.
esa es una historia que no me pertenece hija.
y entendí lo que quiso decir, apesar de que era su madre ella tampoco conocía la respuesta a esa pregunta.
Me tomó un momento asimilar lo que mi abuela acababa de revelarme. Nunca antes me había planteado la posibilidad de que mi propia madre hubiera considerado abortarme. Siempre la había visto como una figura complicada, pero nunca imaginé que nuestros comienzos fueran tan difíciles.
La tristeza se apoderó de mí mientras me sumergía en un mar de pensamientos. ¿Cómo había lidiado mi madre con esa carga emocional? ¿Cómo había afectado nuestra relación? Me sentí abrumada por la revelación y me pregunté si alguna vez podría llegar a comprender completamente su pasado y las decisiones que tomó.
Miré a mi abuela, buscando respuestas o algún tipo de guía en sus ojos cansados pero llenos de sabiduría. Aunque parte de mí se sentía herida por la noticia, también sabía que Amaranta compartía sus experiencias conmigo porque tenía la intención de ayudarme a entender.
_Abuela, esto es mucho para asimilar.dije finalmente, sintiendo un nudo en mi garganta. _Aunque nuestra relación ha sido complicada. No sé cómo procesar esta nueva información.
Amaranta tomó mis manos en las suyas y me miró con compasión. _Mi querida Mila, entiendo que esto es difícil de aceptar. Todos llevamos nuestras cargas emocionales y cometemos errores en el camino. Tu madre cometió errores, al igual que yo los cometí con mis hijas. Pero eso no significa que no te haya querido o que no haya cambiado desde entonces.
Una lágrima se escapó de mis ojos mientras escuchaba las palabras de mi abuela. Apreciaba su franqueza y su capacidad para aceptar sus propias fallas. Me hizo darme cuenta de que todos somos imperfectos y estamos en constante evolución.
_Gracias, abuela. Aprecio mucho que me compartas esto, murmurré, luchando por encontrar las palabras adecuadas. _Tendré que reflexionar sobre todo, procesar mis sentimientos y decidir si estoy lista para enfrentar mi madre y tener una conversación sincera con ella.
_Dijiste que tú tampoco fuiste la mejor madre ¿porque?. pregunte recordando lo que me dijo.
_Cuando yo criaba a tus tías, cometí muchos errores. No siempre fui la mejor madre para ellas, y eso es algo de lo que me arrepiento aún hoy en día. respondió.
_¿De verdad, abuela? Yo siempre he creído que eres una persona increíble y amorosa.
_ Me alegra que pienses eso, pero la verdad es que no siempre he sido así. Cometí errores y me arrepiento de ellos. Y es por eso que también entiendo si tu mamá se arrepiente de algunos de los errores que pudo haber cometido contigo. Estoy aquí para apoyarte, mi amor. Toma el tiempo que necesites y confía en tu corazón para tomar la decisión correcta. Recuerda que, sin importar lo que decidas, siempre estaré aquí para ti.
Nos quedamos allí, abrazadas, encontrando consuelo en la conexión especial que compartíamos. Sabía que iba a ser un proceso difícil, pero estaba determinada a encontrar la verdad y trabajar hacia una comprensión más profunda con mi madre.
Mirando a mi abuela, pude ver el amor y la sabiduría que emanaba de ella. A pesar de todas las dificultades que habíamos enfrentado como familia, ella siempre había sido mi faro de esperanza y fortaleza. Era en su compañía donde encontraba consuelo y recordaba que el amor y los lazos familiares pueden superar cualquier adversidad.
El tiempo que pasé en el asilo, visitando a mi abuela, fue un recordatorio de la importancia de esos momentos especiales y de aprovechar al máximo el tiempo que tenemos con nuestros seres queridos. Aunque las memorias dolorosas podían emerger, el amor y el apoyo de mi abuela trascendían cualquier oscuridad.
Después de charlar y compartir risas, me despedí de mi abuela con un abrazo lleno de gratitud y promesas de volver pronto. Al salir del asilo, me sentí reconfortada y llena de una determinación renovada para enfrentar los desafíos de la vida. Sabía que mi abuela me esperaría con los brazos abiertos cada vez que necesitara su apoyo y amor incondicional, Y tenía más información de como tratar el asunto de mi madre.
Al salir de la habitación de mi abuela y bajar a la entrada un rostro familiar llamó mi atención.
_Dean , ¿acaso eres mi sombra secreta o algo así?. el sonrió al verme.
_Parece que sí, Mila. Tal vez somos almas gemelas de algún tipo extraño.sonrei_ Pero en serio, vine a visitar a mi abuelo que está aquí en el asilo. ¿Cómo has estado?.
_Oh, ya sabes, faltando a la universidad, causando estragos por doquier, lo habitual. dije con sarcasmo pero al ver la preocupación genuina en los ojos de Dean, mi expresión cambió.
Dean, con una mirada más seria, preguntó._En serio, Mila, ¿cómo estás? Ivy no ha dejado de preocuparse por ti porque has estado ausente en la universidad y no me a querido decir nada ¿Ha pasado algo?.
Mis defensas se derrumbaron mientras las lágrimas comenzaban a brotar sin que las pudiera controlar. _Han habido problemas en casa... cosas familiares complicadas de manejar. No sabía cómo lidiar con todo y me sentí abrumada, por eso he faltado a mis clases.
Dean, con voz suave pero firme, dijo: _Mila, estoy aquí para ti. se que nos conocemos hace poco y que nuestra amistad no es para nada bueno una amistad pero si necesitas hablar o cualquier cosa, cuenta conmigo. No tienes que enfrentar esto sola.
Las lágrimas seguían fluyendo y no pude contenerme. me dejé caer en los brazos reconfortantes de Dean, y entre sollozos, susurre_ Gracias, Dean. Significa mucho para mi.
Después de unos minutos, las lágrimas finalmente cesaron y respire profundamente, sintiendo un poco de alivio. Levanté la mirada hacia Dean y me disculpe tímidamente.
_Lo siento por dejarme llevar así y mostrarte esa parte de mí. dije con voz temblorosa.
Dean me miró con una suave sonrisa tranquilizadora. _No tienes por qué disculparte, Mila. Todos pasamos por momentos difíciles y a veces necesitamos desahogarnos. Estoy aquí para ti y quiero que sepas que puedes ser tú misma conmigo.
Asentí, agradecida por su apoyo. Dean entonces propuso ir a una cafetería cercana para tomar un respiro y cambiar de ambiente.
_¡Eso suena genial!. respondí,sintiendo un destello de entusiasmo en mi voz. _Una pausa con un buen café definitivamente ayudaría.
Caminamos juntos hacia la cafetería, disfrutando de la brisa fresca mientras conversábamos más relajadamente. El aire revitalizador y la perspectiva de disfrutar un momento tranquilo en la cafetería ayudaron a alejar un poco la tristeza que había dominado mi estado de ánimo momentos antes.
Una vez en la cafetería, elegimos una mesa acogedora y pedimos nuestras bebidas favoritas. agradecí internamente por la presencia de Dean en ese momento y por su capacidad de brindar apoyo sin juzgar.
Dean rompió el silencio suave y dijo._Mila, quiero que sepas que de verdad no tienes que pasar por esto sola. Puedes contar conmigo en cada paso del camino.
Las palabras de Dean resonaron en mi corazón, mientras me esforzaba por contener las lágrimas que aún podían amenazar con aparecer. Finalmente, no pude evitarlo y las lágrimas comenzaron a caer nuevamente.
Dean se levantó rápidamente de su asiento y me rodeó con sus brazos, ofreciéndome un abrazo cálido y reconfortante. Me permiti rendirme al abrazo, dejando que las lágrimas fluyeran libremente en un espacio seguro.
_Mila, estoy aquí para ti, no importa lo que pase.susurró Dean con ternura mientras acariciaba suavemente mi espalda.
Aún sollozando, no podía expresar con palabras mi gratitud por la presencia de Dean en este momento. Pero, su abrazo lo decía todo. Me sentía amparada y comprendida, y sabía que Dean era un amigo en el que podía confiar plenamente a pesar de que seguía siendo un ídota podía ser buen amigo.
Pasamos el resto de la tarde en la cafetería, compartiendo historias, risas y momentos de calma.
Cuando porfin llegue a mi casa saqué todo lo que sentía en una pintura y cuando estaba terminandola sonó mi teléfono, cuando lo revisé vi su nombre otra vez en la pantalla, a pesar de que está debia ser mi desición mi madre no dejaría de insistir y ese no era un buen presajio de su cambio, siempre fue así queriendo controlar cada desición que me pertenecia a mi. Colgué el teléfono y bloquee su número, no hablaría con ella hasta que me sintiera lista para hacerlo.
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