Viaje a Europa III

Estuvimos un rato más hablando hasta que Ava se levantó.

—Jovencitas voy a comenzar a preparar la comida, Zahira si deseas quedarte puedes —hablo la mujer observándome.

—Si va quédate —cantaron todas al unísono.

Me reí y asentí con la cabeza.

—Bien, pues en un rato Daria os aviso -dijo abriendo la puerta de la habitación y saliendo y cerrando la puerta.

Cuando Ava se fue, las cinco continuaron charlando por un buen rato, hasta que Ava mando un mensaje a Daria, diciéndole que ya podían bajar, que la comida estaba casi lista.

—Mamá me ha dicho que la comida esta lista —hablo Daria conectando su teléfono.

Las cinco salimos de la habitación y bajamos las escaleras, antes de llegar al final de estas, vimos pasar a su padre y a su hermano pequeño.

—¡Papá! —Lo llamo Daria terminando de bajar las escaleras.

Babak se giró hacia su hija y la abrazo por los hombros.

—Hola, jovencitas —saludo girandose hacia nosotras.

Todas lo saludamos y los seguimos al comedor, donde ya estaba servida la comida.

—Sentaros ahora ire —hablo Ava desde la cocina.

El padre de Daria se sento en la cabecera de la mesa y el hermano de esta lo hizo en su lado derecho.

—¡Mamá! —Grito Daria. —¿Te ayudo?

—Si, ven —contesto esta.

Daria se levantó y se dirigio a la cocina. Poco después ambas salieron con un par de platos más.

Durante la comida pude reírme junto a los padres de mi mejor amiga y mis amigas, olvidándome por un rato de Hasan.

Cuando acabamos de comer, las chicas comenzaron a hablar de ir de tiendas al centro comercial, pero decliné ese plan, y decidí irme a casa a descansar.

Cuando llegué a casa no vi ninguna luz encendida por lo que supuse que no estaban ninguno en casa, pero al abrir la puerta oí la tele en la sala puesta.

—¿Mamá? —pregunte dejando el bolso y quitándome los zapatos, pero no hubo respuesta.

Zahira guardo los zapatos en el armario, cuando la puerta se abrio entrando Ali.

—Hola Zahira —saludo Dada dejando las bolsas de las compras en el suelo y sentándose en la banca a quitarse los zapatos.

Mientras que Dada se quitaba los zapatos, tomé las bolsas y me dirigí a la cocina, pasando antes por la sala.

Mamá estaba acurrucada en el sofá. En la tele tenia puesta su telenovela turca favorita.

—¿Está durmiendo? —Pregunto asomándose Dada.

—Si —respondí girándome para ir a la cocina. Dada me siguio.

—Voy hacerme algo ¿quieres algo?

Negue con la cabeza, sacando las cosas de la bolsa para guardarlo en la nevera.

Dada comenzo a hacerse algo de comer.

—Sabes ha venido Hasan esta mañana a casa —hablo Dada girandose hacia mí y apoyándose en la encimera.

—¿Cómo?

—Si quería disculparse con nosotros, por no poder ir contigo.

—Oh.

—No quería que mal interpretásemos las cosas —siguio hablando.

Sonreí, era increíble como había tenido en cuenta a mi familia, para que esta no se sintiera mal.

Mientras que hablaba con Dada, entro mamá a la cocina.

—¡Hola! —saludo dandome un beso. —No os he oído llegar.

—Estabas durmiendo y no queríamos molestarte —respondio Dada dandole un beso en la frente.

Los tres siguieron charlando durante un rato más hasta que Zahira se marchó a su habitación.

Entre a mi habitación y comence a quitarme el hiyab, mientras terminaba de quitármelo mamá entro a la habitación.

—¿Cómo estas, cariño? —pregunto sentándose en la cama.

—Algo triste pero bien, las chicas me han animado bastante —respondí tomando el cepillo del pelo para cepillarme el pelo.

—Ven te lo cepillo —dijo mamá dando unos golpecitos en la cama.

Me sente en la cama y le di el cepillo, mamá comenzo a cepillarme el pelo.

—¿Te hago una trenza? —pregunto dandome el cepillo.

—Si por favor —conteste pasándole la goma del pelo.

Habían pasado dos semanas desde la última vez que vi a Hasan, este me escribía prácticamente todos los dias e incluso me enviaba todos los dias flores, con sus notas.

Quedaba un día para marcharnos oficialmente de viaje, Daria se encontraba en mi casa ayudandome a preparar lo que quedaba del equipaje.

—Te llevas más ropa que yo —hablo doblando una blusa nueva que me había comprado dias atrás.

Mientras que terminábamos de guardar lo que quedaba llamaron a la puerta, por la hora supuse que sería el chico que venía todos los dias a traer las flores.

—Yo voy —dije saliendo prácticamente corriendo, chocándome con el marco de la puerta.

—¡Cuidado! Eso siempre ha estado ahí —rio Daria.

Mamá y Ali se habían ido de vacaciones aprovechando que yo también me iba.

Antes de abrir la puerta me aseguré de tener bien puesto el hiyab, y le abrí tomando las flores que me ofrecía, esta vez era un ramo de lavanda, mi flor favorita. Le di las gracias y cerre la puerta.

—¿Quién era? —pregunto Daria llegando.

Me gire hacia ella y le enseñe el ramo.

—Que bonitas —dijo acercandose a olerlas. —Y que bien huelen.

—Oh, mira hay una nota —hablo tomandola.

Daria me la entrego y tomo el ramo dirigiéndonos de nuevo a la habitación, estando ahí fue a buscar un florero para ponerlas en agua.

—¿Qué pone? —pregunto arreglando las flores.

Iba a responderle, cuando alguien llamo.

—¿Si? —pregunte, pero no hubo respuesta.

Deje el móvil en la mesita y tome de nuevo la nota abriéndola para leerla en voz alta. Era realmente preciosa, tenía como fondo el morado, con las flores de lavanda, e incluso su perfume...

—¡Qué bien huele! —exclamo Daria llevándose la tarjeta a la nariz.

Asentí, esta vez Hasan se lo había currado más de lo normal.

Comence a leer la nota en voz alta, comenzando a sollozar. Daria me abrazo consolándome.

—¡Uy que romántico! —exclamo, haciendo que comenzara a reírme.

Tome la nota y la guarde junto a las demás.

Daria estuvo un rato más conmigo hasta que se marchó a su casa.

Cuando Daria se marchó cerre la maleta y la bajé como pude a la entrada, pues su padre iba a recogernos a cada una para llevarnos al aeropuerto.

—Ya está —dije hablando para mí, mientras la dejaba y dejaba encima de esta la chaqueta que me llevaría.

Zahira se dirigio a la cocina a prepararse algo de comer e irse a dormir.

Me hice el sándwich y me dirigí de nuevo a la habitación, estando sentada ya en la cama cogí el móvil y me metí en el chat grupal. Las chicas habían escrito hacia un rato atrás, despidiéndose hasta mañana, escribí un mensaje y dejé el móvil.

Cuando acabe el sándwich, me levante de la cama y deje el plato en la mesa, antes de volver a la cama cogí el cargador del móvil y lo enchufe a la pared. Me aseguré de tener puesta la alarma y me metí entre las sabanas, quedándome dormida prácticamente al instante.

Eran las seis de la mañana cuando el despertador de Zahira sono.

Abrí los ojos y tomé su móvil para apagar la alarma, era de levantarme. Me desperece y me levante de la cama, tomando la ropa que me había dejado preparada ayer por la tarde.

Me coloque el hiyab y baje las escaleras, cuando un coche pito en la calle, supuse que sería el padre de Daria.

—¡Voy! —grite.

Me puse los deportivas y tomé el bolso, abriendo la puerta de la casa.

—Hola señor —salude.

—Hola Zahira —contesto este tomando mi maleta. —Asegúrate de que esta todo apagado y cierra bien la puerta.

Asentí y me metí dentro de casa para asegúrame que estaba todo apagado, y salí nuevamente, cerrando la casa. Ahora sí.

Cuando abrí la puerta del coche, vi a Yaiza.

—Hola Yaiza —salude subiéndome.

—Hola preciosa, ¿Cómo has dormido?

—Hola chicas —salude a las demás.

—¿Has podido dormir? —pregunto Daria asomándose desde la parte de atrás, dandome su mano

—Eh si claro, de echo me dormí enseguida —conteste tomando su mano.

—Pues ella no lo hizo —hablo Sami asomándose. —Estuvo toda la noche molestando, de echo la tuvimos que sacar del grupo.

Todas comenzamos a reír.

Mientras que seguían hablando y riendo, llegamos al aeropuerto.

El padre de Daria aparco el coche, y comenzamos a bajar de una en una.

Barak abrio el maletero y comenzo a bajar las maletas de las chicas.

—Ya están todas —hablo cerrando la puerta. —¿Vais a querer que os ayudemos con los tramites? -pregunto tomando la mano de su mujer.

—No hace falta papá, pero gracias —respondio Daria abrazándolos.

Ambos correspondieron a su abrazo.

—Entremos ya, que entre que hacemos la cola —hablo Amira poniendose su chaqueta por los hombros.

—Si, entrar ya —contestaron los padres de Daria empujándola hacia nosotras. —Llevad cuidado muchachas y disfrutar mucho de esta maravillosa experiencia.

Tomamos nuestras maletas y nos dirigimos hacia la entrada. Nuestro viaje comenzaba oficialmente.

Nos pusimos a la cola, mientras que esperábamos a que nos tocase comenzo a sonarle el teléfono a Daria.

Daria lo tomo y miro la pantalla.

—Son mis padres —dijo alejándose.

Tomé su maleta y seguí charlando con las chicas.

Cuando llegue al mostrador, Daria apareció a mi lado.

—Ya estoy —dijo sacando su pasaporte y poniéndolo junto al mío en el mostrador. Cuando acabamos de poner mi maleta en la cinta nos alejamos para que las siguientes que eran Amira, Sami y Yaiza hicieran también el proceso.

—Tengo hambre —se quejó Daria apoyándose en mi hombro.

—¿Tu cuando no tienes? —pregunte.

—Pues a veces no tengo —contesto tomando mi bolso y hurgando en él.

Le iba a preguntar que estaba buscando cuando mi teléfono comenzo a sonar, era mamá. Iba a llevarme el teléfono a la oreja, pero la llamada se cortó.

—¿Quién era? -pregunto señalando mi teléfono.

—Era mamá, pero a colgado la llamada antes de que lo pudiera coger. —Ahora mientras que desayunamos la llamare.

Daria asintio con la cabeza, viendo su teléfono.

—Mira las chicas ya han acabado —dije señalando hacia estas, quienes ya estaban acercandose a donde nos encontrábamos.

—¿Ya estamos todas? —pregunto Sami.

—Si —contestamos todas al unísono.

—Bien pues vayamos a desayunar, que estoy muerta de sueño y quiero mi café —hablo Sami.

—Mira Daria tu hermana —reí empujándola hacia Sami.

Las cinco nos dirigimos hacia una cafetería, mientras que estabamos en la barra pidiendo nuestros cafes mi teléfono volvio a sonar.

—Mamá ¿hola?

—Hola, soy yo Dada —saludo este. —La mamá está en el servicio y me ha dicho que te llame para preguntar si ya estabas en el aeropuerto.

—Si ya estamos, ya hemos hecho el embarque y ahora estamos pidiendo el desayuno -explique sacando mi cartera para pagar.

Mientras que seguía hablando con Dada y mamá que acaba de llegar, seguí a las chicas hacia una mesa vacía.

Después de terminar de hablar con ellos, puse mi teléfono en modo avión.

—¿Qué te han dicho? —pregunto Amira.

—Mm, pues que me vaya bien, que nos vaya bien, que nos divertimos y que llevemos mucho cuidado —conteste riendo, viendo como Daria y Yaiza habían comenzado una pequeña disputa.

—Ya están otra vez —susurro Sami viéndolas.

—Creo que la chica nos está llamando —hablo Yaiza mirando hacia el mostrador.

Sami y yo nos giramos hacia este.

—Vayamos nosotras tres mientras que siguen discutiendo

Las tres nos levantamos y nos dirigimos al mostrador a recoger las bandejas con los cafes y las tostadas.

—Ya habéis acabado de discutir? —pregunto Amira dejando la bandeja en la mesa.

Ambas asintieron.

Después de acabar de desayunar, las cinco chicas se dirigieron hacia la salida de embarque, mientras esperábamos subir al avión comenzamos a hablar de que haríamos al llegar a Florencia, nuestro primer destino.

Nada más subir las cinco nos dirigimos hacia nuestra fila de asientos, habíamos intentado que estuviésemos lo más cerca unas de otras.

—Por fin —dijo sentándose Daria a mi lado.

—Si —conteste sacando mi libro de la mochila.

—¿Vas a leer? —pregunto Daria apoyándose en mí.

Asentí con la cabeza.

Vi de reojo a Daria cerrar los ojos.

—Daria —susurre moviéndola. —Ponte una chaqueta o tendrás frio.

Daria abrio los ojos y comenzo a hurgar en su bolsa, sacando su chaqueta y colocándosela.

—¿Qué lees? —pregunto Yaiza apoyándose en Amira, quien tenía los ojos cerrados.

Me estire y le pase el libro a Amira, quien lo tomo y se lo paso a esta.

Yaiza le echó un vistazo y se lo paso de nuevo a Amira para que esta me lo devolviese.

Zahira tomo de nuevo el libro, y se acomodó en su asiento comenzando a leer.

Mientras que Zahira leía, Daria y Amira dormían, Yaiza y Sami se habían puesto a jugar a las cartas.

No sé en qué momento me quede dormida, hasta que note a Daria moverse en su asiento.

—Mm ¿Cuánto queda? —pregunte estirándome.

—Estamos a punto de llegar, quedara una hora —respondio.

¿Tanto dormí? Me pregunte.

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