Universidad

Zahira llego a casa y dejó su bolso colgando en la percha, y se sento para poderse quitar las deportivas. Luego se dirigio hacia la cocina a preparase algo para cenar.

De camino a la cocina fui quitándome el chador y cepillándome el pelo con la mano, cuando llegue a la cocina lo deje sobre el banco y me dirigí hacia la nevera, aun no tenía claro que hacerme. Abrí la nevera y me quedé viendo, había un trozo de pechuga en un plato con una nota.

"Zahira puedes comértela" era la letra de mamá.

Zahira saco el plato de la pechuga y la dejó encima de la encimera mientras que sacaba del cajón de los utensilios la sartén y sacaba una tabla para poder cortar la pechuga. Coloco la sartén al fuego y comenzo a cortar la carne, cuando la tuvo cortada en tiras finas la tiro a la sartén, esta comenzo a chisporrotear por el agua residual.

Me acordé de que no había llamado a Daria para decirle que ya estaba en casa, baje el fuego y me dirigí a la entrada a buscar el móvil. Saque el móvil del bolso, ya tenía una llamada suya.

       —¿Dónde estabas? — pregunto nada más descolgar la llamada molesta.

       —Perdona — me disculpe. — Estaba preparándome la comida — respondí volviéndome a la cocina.

       —Pues primero me llamas a mi Zahira y luego cocinas, no al revés. — Me riño.

        —Vale, vale no volverá a ocurrir — reí.

        —¿Qué estás haciéndote? — pregunto.

       —Espera voy a ponerte en altavoz — objeté mientras que sacaba la pechuga ya cocida al plato. — Me he preparado una pechuga a la plancha que me ha dejado mamá — explique.

       —Hay haz pan de kebab y mañana me llevas, que a ti te salen muy bien — pidio.

       —¿Y qué obtengo yo a cambio? — pregunte llevándome el primer trozo de carne a la boca.

       —Que siga siendo tu mejor amiga para siempre — contesto.

       —Bien voy hacértelo — conteste suspirando.

Daria siempre se salía con la suya, pero yo no podía negarle nada, y si sucedía al revés ella tampoco a mí.

Ambas continuaron hablando, mientras que Zahira preparaba el pan de kebab y se acaba su cena.

Terminé de hacer el pan y recogí todo.

Zahira se dirigio al servicio a asearse un poco antes de terminar el trabajo e irse a dormir.

       —¿Nos ponemos al Face y terminamos juntas el trabajo? — le pregunte a Daria, mientras que me ponía pasta de dientes en el cepillo.

       —Está bien — respondio. —Espera le voy a pedir a mamá que me haga un sándwich — hablo chillando.

       —Creo que mi madre y Ali te han oído — bromeé.

Pude escuchar a lo lejos a su madre riñéndole por haber gritado.

       —Ahora vengo — dijo.

Me dirigí a la habitación y encendí el ordenador. Poco después Daria me pidio una solicitud de video llamada, la acepte.

       —Hola — salude con la mano, llevándome un trozo de carne a la boca.

       —Hola — saludo acomodándose en su asiento. —He tenido que hacerme yo el Sándwich — gimió.

Me eche a reír.

       —¿Has empezado hacer algo? — pregunto metiéndose el sándwich a la boca.

       —No, estaba esperándote — conteste buscando el trabajo y la carpeta con las fotos.

Mientras que hablábamos le mandé las fotos que yo iba a poner, para que se hiciera a una idea.

       —¿Vas a poner estas fotos? — pregunto.

       —Aja, si — respondí bebiendo de la botella de agua.

       —Yo he buscado antes estas — contesto. —Espera te las paso por el móvil.

Daria comenzo a buscar en su teléfono.

       —Ya las tienes — hablo mirando la pantalla del ordenador.

       —Ok — dije mirando mi móvil.

Zahira reviso las fotos que Daria le acaba de enviar e eligió las que pensaba que irían más de acuerdo con lo que le había escrito en la tarde en la cafetería de Sami y se las renvió.

       —¿Estas? — pregunto Daria enseñándome el móvil.

Asentí con la cabeza.

       —Vale pues las agrego y ya estaría — dijo bostezando.

       —¿Vas a tardar mucho en irte a dormir? — pregunto mientras oía como escribía.

       —No, realmente estoy cansada — conteste. — De echo creo que me despido ya.

       —Vale nos vemos mañana — se despido mandándome un beso.

       —Descansa — dije devolviéndole el beso.

Mientras que acaba de terminar el trabajo y lo guardaba todo en el pen, oí a mamá y Ali llegar.

       —Ya estamos en casa, cariño — hablo mamá desde la entrada.

       —Acabó el trabajo y voy — grite.

Zahira metio todo en el pen y lo puso a la vista para así al día siguiente no olvidarse de este, pues contaba como nota y no quería suspender.

Después de enviarlo al pen y dejarlo a la vista, me levanté y fui a ver como se lo habían pasado.

Entre en el comedor pensando que estarían ahí, pero no fue así.

       —¿Dónde estáis? — pregunte saliendo del comedor.

       —Perdona cariño, estamos en la cocina bebiendo un poco de agua — respondio Ali.

Zahira salio del comedor y se encamino a la cocina, donde estaban sus padres. Su padrastro estaba con un vaso de agua con hielo, mientras que su madre tenía un vaso de leche.

       —Hola — salude entrando a la cocina. - ¿Cómo os ha ido?

       —Oh muy bien — contesto mamá dejando el vaso de leche encima de la encimera.

       —¿Sabes a quien hemos visto con un chico? — pregunto Ali.

Negue con la cabeza, aunque la única que se me venía a la cabeza en ese momento era Sami con Richard.

       —¿A quién? — pregunte, aun así.

       —A Sami — respondio mamá. — El chico también se le veía extranjero.

       —Oh, ese sería Richard, lo hemos conocido esta tarde en su cafetería — explique sentándome en la banqueta junto a Ali.

       —¿Richard? — pregunto Ali girandose hacia mí.

       —Si, Richard — reí por la cara que estaba poniendo este.

       —Vaya nombre, ¿no? — hablo viendo a mamá.

       —Pero Dada es extranjero. —Dije levantándome a por un vaso de leche. — ¿Qué nombre debería de tener según tú? — pregunte.

       —No le hagas caso, cariño — contesto mamá pasandome su vaso de leche. —¿Vas a irte ya a dormir? — pregunto acariciándome el pelo.

Me quede viendo el reloj de la cocina, ya era tarde y a la mañana siguiente tendría que madrugar, me gire hacia mamá.

       —Si me voy a dormir — respondí terminándome el vaso de leche.

Le di un beso de buenas noches a mamá, mamá me abrazo y me dio el beso en la frente.

Me acerqué a Ali y le di un abrazo.

       —Buenas noches, pequeña — dijo devolviéndome el abrazo.

       —Buenas noches — me despedí de ambos saliendo de la cocina.

       —Buenas noches Zahira — respondieron ambos al mismo tiempo.

Me dirigí a la habitación y  tomé el cargador del móvil, que estaba encima de la mesa, y el libro que estaba leyendo en ese momento, era un libro de poesía que me había recomendado para leer Amira. Amira era una compañera de la universidad, esta había llegado a la ciudad desde la capital tras que a su padre lo destinen aquí.

Me metí en el grupo que teníamos formado Daria, Sami y yo, para ver si Sami había llegado a casa, en ese momento llego un mensaje de Sami escribiendo que ya estaba en casa y que todo le había ido muy bien.

Me acosté en la cama y abrí el libro por la pagina que iba.

Mientras hojeaba el libro Zahira se quedó dormida.

Mientras tanto aún en la cocina...

       Sabes estaba pensando en ir cuando acabe Zahira a la capital – hablo Ali. - ¿Qué te parecía? – pregunto mirando a Leila.

       —¿Si? — pregunto Leila acercandose a este.

       —Pero no a trabajar, sino para que Zahira conozca a Hasan y bueno recorrer la ciudad hace mucho que no vamos — explico envolviendo a Leila con sus brazos.

       —Me parece bien, y creo que ya habrá acabado las clases. —Contesto abrazandole.

Ali le devolvió el abrazo, este tomo la mano de Leila y salio con ella de la cocina, dirigiéndose a su habitación.

Ambos entraron a la habitación y cerraron la puerta, dirigiéndose al servicio, este se encontraba dentro de su habitación. Poco después ambos salieron del servicio y se acostaron.

       —Buenas noches, mi vida — dijo Ali abrazando a Leila por la espalda.

       —Buenas noches — murmuró Leila con los ojos cerrados acorrucándose un poco más.

A la mañana siguiente...

Eran las siete de la mañana cuando comenzo a sonar el despertador de Zahira, esta como pudo abrio los ojos y apagó la alarma, haciendo que el libro callase al suelo.

Me levante a recoger el libro que había caído, y me quede viendo la habitación con el libro en la mano, después de eso deje el libro encima de la mesita.

Me dirigí al armario a ver que me ponía hoy, aunque tenía claro de que iba a ser algo cómodo, me vestí y saque la bolsa donde iba a meterme los libros de hoy y el pen, el pen lo primero antes de que se me olvidase. Dejé la bolsa preparada encima de la mesa y fui a estirar la cama.

Después de dejar su habitación arreglada Zahira tomo la bolsa con los libros y tomo su móvil y se dirigio a la entrada a dejar el bolso y volvio a la cocina a prepare un café cargado de azúcar.

Me acordé de que tenía que llevarle el pan de kebab que había preparado para Daria, así que abrí la nevera y tome el tapar en donde lo había metido.

Zahira se acabó su café y tomo el tapar, saliendo de la cocina se encontró con Ali quien la saludo.

Me dirigí a la entrada y me sente en el banco a ponerme las deportivas. Me asegure de que no se me olvidasen las llaves, ni nada, ya lo tenía todo ahora a casa de Daria, pense abriendo la puerta y saliendo.

En el camino a su casa le escribí para preguntarle si ya estaba.

       —Si ya estoy, estoy en la puerta — escribió esta.

       —Estoy a punto de llegar ya — respondí.

Poco después Zahira ya había llegado a la casa de Daria, esta era una casa pequeña de piedra.

Ambas amigas se encaminaron hacia la universidad, encontrándose por el camino a compañeros y profesores. Durante el camino se les unió el resto de sus amigos, haciendo que el camino fuese más ameno.

Después de una hora andando por fin habíamos llegado a la universidad. Nos dirigimos a nuestra aula.

       —¿Has traído el pen? — pregunte dejando mi bolsa encima de la mesa.

Daria comenzo a rebuscar en su mochila, enseñándomelo.

Asentí con la cabeza mientras me sentaba.

       —Hola — saludo Amira.

       —Hola — saludamos Daria y yo a la vez.

       —¿Visteis ayer a Sami? — pregunto sentándose en su asiento. —Iba con un chico extranjero. — Siguió hablando.

Cuando recién llego a la ciudad Amira, Daria y yo la llevamos a la cafetería de Sami.

        —Oh si el chico se llama Richard — dijo riendo Daria.

Me gire hacia Daria.

        —¿Por qué te ríes? — pregunte viendo como le guiñaba un ojo a Amira y me señalaba con la cabeza.

        —¡Ay! Que pesada eres — proteste.

        —¡Que! Qué es lo que pasa, ¿Qué es lo que me perdí? — dijo mirándonos extrañada.

Daria se aproximó más a la mesa para que esta pudiera escucharla mejor.

       —Ayer el chico este, Richard fue a ver a Sami porque son amigos — explico. –
—Y bueno a nuestra amiga no dejaba de verla.

       —¿Y quién no lo haría? — pregunto sonriéndome. —Eres muy guapa Zahira.

       —Si, cualquier hombre caería a tus pies — siguio Daria.

       —Hay que exageradas que sois — dije tapándome la cara, me daba mucha vergüenza que la gente me alagase.

Mientras que las tres amigas conversaban entro la profesora Sahara, y comenzo a pedir el pen con los trabajos, las tres amigas les entregaron los suyos cuando llego a su zona.

       —Vaya Daria hoy te acordaste — comento la mujer.

       —Si hoy lo hice — respondio Daria sonriendole.

Cuando la mujer se alejó, Daria se aseguró de que no pudiera escucharla y se giró hacia Zahira.

       —Que mal me cae esta mujer, uff – suspiro quejándose.

Las clases continuaron sin más incidentes.

Ya era hora del almuerzo.

       —¿Vas a ir a casa? — pregunto Daria.

       —¿Tu? — pregunte señalándola con la cabeza.

       —No hoy comeré aquí — respondio.

       —Me quedo contigo — dije levantándome de la silla y estirándome.

En el camino a la cafetería llame a mama para decirle que almorzaría con Daria, y que luego me gustaría ir al centro comercial.

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