Capítulo 82
Pasado
No encontraron a Black, por supuesto, y los rumores por todo el colegio fueron impresionantes. La historia que contaba el pequeño Weasley era cada vez más y más fantástica y Fred ya me había contado la real, así que dejé de escuchar las nuevas versiones que fueron saliendo una y otra vez y me centré en estudiar. No dejaba la biblioteca para nada que no fueran las clases y los entrenamientos, así que casi no veía a Fred desde el partido de Gryffindor contra Ravenclaw. Entre los profesores con los TIMOs, ayudar a Hermione con el caso del hipogrifo y las exigencias de Percy no tenía más de cinco minutos para estar con él, por mucho que lo intentase. Cuando terminabamos los entrenamientos venía al vestuario de Slytherin, pero me tenía que ir rápidamente a la biblioteca, así que le besaba rápidamente y luego salía corriendo porque llegaba tarde. Después de las clases avanzadas de transformaciones contabamos con algunos minutos, pero tampoco podíamos arriesgarnos mucho porque solo había cinco minutos hasta el toque de queda, los justos para llegar a nuestras salas comunes. May seguía pensando que solo me había liado con él después de la victoria de Gryffindor y la dejé pensar que había sido así, aunque no habíamos parado desde Navidades y tampoco pensaba parar en ningún momento. No podía contarselo a May, no porque no confiase en ella o porque me fuera a repetir lo mismo, si no porque no estaba preparada para admitir en voz alta que me gustaba Fred.
Los entrenamientos aumentaron de nuevo, según se iba acercando el partido contra Hufflepuf y, la semana de antes, según volvimos de Hogsmeade, Hermione se acercó a nosotras y nos tendió una nota. Habían perdido el juicio del hipogrifo. May insistió en que podíamos hablar con el señor Malfoy para que no siguiera adelante, pero Hermione no dijo que no hacía falta, que lo ganarían por apelación y entonces May volvió a aparecer por la biblioteca para leer aún más libros de leyes mágicas. Hasta entonces se los había ido sacando y ella los leía en la habitación, tranquilamente, pero consideró que esto tenía la suficiente importancia como para volver a ella, así que se unió a nuestro grupo de estudio cuando no tenía que estar en los invernaderos. Y con los entrenamientos extras de la última semana nos resultaba casi imposible pasarnos por allí.
—¡Este partido lo ganamos! —nos grita Flint antes de salir al campo de quidditch y todos gritamos en respuesta. Seguía molesta tanto con él como con Draco por su tontería del partido de Quidditch, pero por lo visto el profesor Dumbledore les había dado un buen castigo del que parecían haber aprendido. O al menos eso era lo que decían—. ¡Y luego a por la copa!
Hacía un día soleado para ser marzo, y eso nos permitía jugar en unas buenas condiciones. La señora Hooch hizo que los capitanes se dieran la mano —no se me pasó como Diggory saludaba a May y ella le devolvía el saludo amistosamente, debían de haber estado hablando en Cuidado de Criaturas Mágicas— y empezó el partido. Lo único bueno que tenía Hufflepuff era su buscador y se notaba porque conseguimos empezar ganando sin ningún problema. Sus golpeadores se fueron volviendo más y más agresivos según jugabamos y Derrick y Bole no daban a basto con tantos intentos de tirarnos. Se habían dado cuenta —supongo que al vernos jugar en el partido anterior— que tirar a una de las dos bastaría para que tuvieramos problemas para marcar, así que eso intentaban. Estuvieron a punto de darme varias veces con las dos bludgers a la vez, pero Bole apareció de la nada y las desvió sin mucho problema.
—¡Hufflepuff abre el marcador, tanto de Macavoy! ¡Cincuenta-diez para Slytherin! —grita Jordan y la multitud ruge. No importa que la mayoría vayan con Hufflepuf, como siempre que jugamos—. ¡Parece que los buscadores han visto la snitch!
Le paso rápidamente la quaffle a Flint y esquivo otra de las bludger para ver como va Draco. Y tiene la snitch en la mano, por fin.
—¡Y Malfoy coge la snitch, que pena porque Diggory podría haberla atrapado!
—¡Jordan! —le grita la profesora McGonagall y lo ha tenido que hacer bastante alto porque está lejos de él y aún así se ha amplificado su voz.
—¡Slytherin gana!
Vuelo hasta May y la abrazo rápidamente en el aire y luego vamos a por Draco, que está rodeado por el resto del equipo ya casi en el suelo. Solo ha tardado dos años en coger la snitch en un partido, pero no importa, hemos ganado. Le abrazo y luego vuelvo a abrazar a May porque esta victoria nos pone doscientos puntos por encima de Gryffindor. Lo tienen realmente difícil para ganarnos.
—¡Cuidado! —chilla May y me empuja contra el suelo.
Una bludger la golpea en el hombro y ella grita de dolor, cayendose al suelo. Todo el equipo reacciona, al igual que las gradas. Van a verla rápidamente, que se mantiene consciente e incluso se levanta con la ayuda de Draco, que la coge con cuidado. Y yo me giro para ver quien ha sido. Rickett tiene el ceño fruncido, está con el bate en la mano y baja lentamente hasta el suelo.
—Una pena que no os haya dado a las dos —dice cuando toca tierra.
No pienso mucho, voy hacia Derrick, le quito su bate y entonces voy a por Rickett. Fijate por donde que me iba a venir bien lo poco que había aprendido de Fred. Quería hacernos daño a propósito.
—Quieta —no sé de donde ha salido Fred, pero se pone delante y no me deja avanzar por mucho que lo intento.
—¡Weasley, fuera de mi camino, le voy a abrir la cabeza con el bate ahora mismo! —intento pasar por debajo de su brazo, pero no me deja y suspira. Lo siguiente que sé es que estoy en su espalda, chillando que me baje y George me quita el bate—. ¡Rompele la cabeza! ¡Y bájame ahora mismo, Weasley! ¡Derrick, Bole, ayudadme ahora mismo a ir a por Rickett!
—Avery, relajate — Bletchley se acerca hasta nosotros, quitandose el casco y me levanto un poco para poder verle mejor. Y no viene solo, Adrian también está a su lado y no tengo muy claro de donde ha salido. Al fondo puedo ver como todo el equipo discute con el de Hufflepuff e incluso el equipo entero de Gryffindor —algo típico, que se metan en discusiones ajenas— ha bajado al campo y están metiendose entre ambos. Todos menos George y Potter, claro, que nunca se sabe muy bien donde se mete cuando hay un partido de quidditch en el que no juega—. Madame Hooch se encargará de él, no podemos perder a otra cazadora.
—¿Cómo que perder otra cazadora? ¡Weasley bajame ahora mismo! —chillo, pero Fred me agarra aún más fuerte porque no dejo de revolverme para bajar y casi lo consigo.
—May tiene el hombro roto, Madame Pomfrey se lo arreglará, pero quizá le obliga a guardar reposo —dice Adrian— jugará el próximo partido, eso seguro. Y Alexa está con ella, no te preocupes.
—Te voy a matar a ti también, ¿por qué me asustas de esa forma? —digo y dejo de hacer fuerza para verle y me quedo colgando, con vistas estupendas al culo de Fred.
—Para que te tranquilizaras, no te pueden suspender todavía, tienes otro partido que jugar —dice Bletchley y me da unos golpes en la espalda—. Bien hecho, Weasley, gracias por no dejar que una de nuestras cazadoras fuera suspendida.
—Queremos un partido de lo más justo, así no podréis justificar vuestra derrota —le responde Fred y yo aprovecho para volver a golpearle la espalda para que me baje.
—No voy a ir a por Rickett, puedes bajarme —le digo, pero entonces empezamos a andar—. ¡Weasley, bajame!
—No.
—¡Fred! —chillo, pero él me ignora y me lleva hasta los vestuarios. Donde se mete conmigo y, por fin, me baja al suelo—. Vete de aquí.
—No hasta que no me des un beso —dice y se inclina para que le bese y gruño, pero le beso y él sonríe en mitad del beso. Joder, me encanta cuando hace eso—. Sabía que no podías resisitirte a mi.
—No tendría ningún problema, Weasley, ¿quieres comprobarlo? —le digo y él niega y vuelve a besarme—. Venga, vete, quiero ir a ver a May.
—George la ha llevado a la enfermería, quería hacerlo Malfoy y Travers, pero tu hermana insistía en ir andando a pesar de que estaba a punto de desmayarse y la estaban dejando —dice y no puedo evitar poner los ojos en blanco—. Al final George la ha cogido en brazos y se la ha llevado y Travers ha intentado ir a por Rickett, pero Pucey la ha atrapado antes de que llegara a él.
—Tendré que agradecer su intento por matarle —digo y empiezo a empujar a Fred hacia la puerta, pero él la cierra y se apoya en ella—. ¡Fred, vamos!
—¿Cómo sé que cuando me vaya no vas a salir corriendo de aquí y vas a ir a por Rickett? —insiste, sin dar su brazo a torcer y suspiro.
—Porque me quiero duchar para ir a ver a mi hermana —le digo, cruzandome de brazos.
—Pues venga.
No me esperaba que me fuera a coger en brazos y nos fuera a meter a ambos en la ducha. Abre el grifo y empezamos a mojarnos y menos mal que todo lo que llevo encima va a ir a lavar porque está chorreando.
—¿Pero qué haces? —le digo y levanto la cabeza para mirarle, aunque me cuesta porque la ducha es demasiado alta para mi, pero perfecta para Fred ya que a él no le cae el agua en la cara como a mi, si no que es capaz de escapar al chorro. Él sonríe de oreja a oreja y luego se inclina, dejando que el agua le moje completamente la cara y nuestras narices se rozan.
—¿No te gustaría repetir lo de la última vez? —dice, acercandose más y, al final, acabo quitando el poco espacio que queda entre ambos para volver a besarle—. Sí, creo que te gustaría.
—Oh, cállate y bésame.
***
Las vacaciones de Pascua fueron el momento más estresante que había pasado en toda mi vida. Por las mañanas Flint nos hacía levantarnos casi al alba para entrenar y había días que también teníamos que volver por la tarde. El partido contra Gryffindor estaba a tan solo una semana y no quería perder contra ellos. Y yo tampoco quería perder porque picar a Fred con nuestra victoria sería muy divertido. Claro que, si perdíamos, sería él quien me picaría.
May pudo volver a jugar en las vacaciones de Semana Santa, cuando Madame Pomfrey se aseguró de que tenía de nuevo la movilidad en el brazo de forma correcta porque el imbécil de Rickett no solo le había roto el hombro, si no que le había partido tanto los huesos que ni siquiera madame Pomfrey pudo unir todo y que quedase bien fijado. Había tenido que hacer muchos ejercicios para recuperarla, pero al final lo consiguió. Y sabía que George había tenido mucho que ver en ello cuando vi todas las nuevas fotos en su habitación. Por lo visto, al haber ido con ella en la enfermería, Madame Pomfrey decidió que era buena idea que la ayudase con todos los ejercicios así que cada día quedaban para que los hiciera. Algún día me uní a ellos, sacando tiempo debajo de las piedras y tenían tantos ejercicios que hacer que acabé jugando con la cámara de May y haciéndoles fotos. Había más de una que dejaban muy claro los sentimientos entre ambos. Y se lo dije, pero ella me ignoró descaradamente, dijo que solo eran amigos y que nada más. No la presioné porque yo tampoco le había dicho nada de Fred. Ni pensaba decirselo porque en cuanto acabase el curso terminaríamos con esto. Ya lo tenía todo pensado, solo hasta final de curso podría gustarme, pero no tenía sentido seguir alargando esto tontamente. Estabamos jugando con fuego y al final nos quemaríamos.
La semana previa al partido de Gryffindor tuvimos que ir acompañadas a todos los lados con Runcorn y Montague. Parecía que Flint los había contratado como nuestros guardaespaldas. Y lo entendimos cuando parecía que todo el colegio estaba en nuestra contra. Por lo visto algunos idiotas —Crabbe y Goyle los primeros— se habían dedicado a intentar fastidiar a Potter antes del partido. Y el resto del colegio decidió que las que teníamos que pagar eramos May y yo porque todos sabían que Draco no iba a coger la snitch en el partido, había tenido muchísima suerte contra Hufflepuff según lo que nos habían contado Adrian y Alexa.
—¡Runcorn, dejame en paz, solo voy a la biblioteca! —le chillo en el pasillo cuando veo que le tengo detrás de nuevo y él gruñe.
—Flint me ha dicho que...
—¡Qué me da igual! —le grito de nuevo y salgo corriendo para llegar, por fin a la biblioteca. Y Percy vuelve a estar allí, con los brazos cruzados y enfadado conmigo. Su novia parece que intenta calmarle, pero no hay forma—. Sí, ya sé que llego tarde, no hace falta que me lo digas.
—¿Y por qué llegas tarde esta vez? ¡No tengo todo el tiempo del mundo!
—Madre mía, Percy, relajate, solo han sido cinco minutos —le digo y me siento en la silla—. Intenta llegar a tiempo a cualquier lado cuando tienes a todo el colegio en contra, verás cuanto tardas.
—Perce, Avery tiene razón, venga, vamos a estudiar —le dice la Ravenclaw y eso parece que le relaja. Sé que lo ha hecho porque el tema la pone incómoda y parece que a Percy también ya que se remueve en su silla.
—Que sea la última vez —me advierte y no puedo evitar reírme.
—El último partido es el sábado, ya no tendré más entrenamientos de quidditch, no te preocupes —le digo y parece que eso le alivia. Seguiré llegando tarde, por supuesto, pero porque por mucho que lo intento nunca llego a tiempo, parece ser que el castillo no está de mi parte.
Cuando Clearwater viene a estudiar a la biblioteca se crea un maravilloso clima que Ginevra evita porque por lo visto en la biblioteca se sienten suficientemente seguros como para besarse cada vez que alguno de los dos hace algo bien. Y a mi me viene muy bien porque no levanto la vista de los libros por no ver semejante espectáculo. ¿Quién iba a decirme que el perfecto prefecto Percy Weasley dejaba de ser tan perfecto cuando estaba con su novia?
***
—Avery y Avery, o marcáis en este partido todos los tantos de vuestra vida o a mitad del partido os saco y entraran Pucey y Montague—nos amenaza Flint y May le saca la lengua—. Malfoy, coge la snitch.
—¿A él no le amenazas con echarle? —le pregunta May y Draco le da un golpe en el hombro, para luego quejarse—. ¡Oye!
—Centrate en la quaffle —le responde Draco y se va hacia la salida.
—¡No mires tanto a Potter, que le vas a desgastar! —le grita May de vuelta y Draco le enseña su dedo corazón.
No sentía tantos nervios desde que jugamos por primera vez al quidditch. Quiero vomitar. Había desayunado demasiado por si el partido se alargaba tener suficiente energía, pero ahora solo quería vomitar. Y más quise vomitar cuando vi que tres cuartos del colegio apoyaban a Gryffindor.
—¡Y aquí llega el mejor equipo del colegio! ¡Potter, Spinnet, Johnson, Bell, los gemelos Weasley y Wood, su capitán! —la afición de Gryffindor grita a su equipo, mientras la nuestra les abuchea—. ¡Y ahí viene el equipo de Slytherin, con su capitán Flint a la cabeza! ¡Parece ser que el equipo ha decidido proteger a las únicas jugadoras que merecen la pena de todo el equipo y actúan como escudo!
Y Jordan tiene razón, cuando salimos al campo Flint va delante, May y yo justo detrás y al lado a Derrick y Bole, cada uno a un lado nuestro. Al final van Bletchley y Draco, que es significativamente más pequeño que nuestros compañeros, pero ya es más alto que nosotras, que nos vemos ridículas a su lado.
—¡Capitanes, daos la mano! —ordena Madame Hooch y Flint y Wood se estrechan las manos con tanta fuerza que parece que en cualquier momento se van a partir los dedos—. Subid a las escobas. Tres, dos, ¡uno!
Salimos volando rápidamente y Madame Hooch lanzó la quaffle, que atrapó Spinnet y se lanzó hacia Blechtley, pero May fue más rápida y le quitó la quaffle. Pero le duró poco en las manos porque George le lanzó la bludger y luego un beso cuando ella la perdió y pasó a manos de Johnson. Iba a ser un partido duro y se veía.
—¡Gryffindor marca, diez cero! —chilla Jordan y los gritos de todo el colegio casi le tapan la voz.
—¡Ah! —oigo gritar a Johnson antes de que volvamos a empezar el juego y veo a Flint demasiado cerca de ella.
—Perdón, no te vi —dice Flint mientras que la gente le abuchea. Y con motivo.
—¡No juegues sucio! —le chillo justo cuando un bate le da en la cabeza y le hace darse con el palo de la escoba. Y Fred va volando a recoger su bate.
—¡Basta! ¡Penalti para Gryffindor por ataque no provocado contra su cazadora! ¡Penalti para Slytherin por agresión deliberada contra su cazador! —grita Madame Hooch poniendose en medio de todo el follón.
—¡No diga tonterías, señora! —oigo gritar a Fred desde abajo, pero es justo. Que no le hubiera lanzado el bate a Flint.
—Tiro yo —le digo, intentando evitar mirar como le sangra la nariz y él niega y vuela hasta Madame Hooch. Y tengo que alejarme ya que empiezo a marearme. ¿Cómo de grave sería la caída? Aunque estaría bien si le vomito encima. Tengo que apoyarme en el palo de la escoba porque, de nuevo, tengo la sensación de que me voy a caer.
—Es un imbécil, dejale —me dice May mientras que oigo como Spinnet marca a Bletchley. Y luego como Flint falla. Levanto la cabeza de la escoba ya que parece que vuelvo a tener la cabeza en su sitio y veo como está la situación. Mal para nosotros—. ¡Pasanos la quaffle, gilipollas!
—¡Pasadmela a mi! —nos grita con la sangre todavía callendo por la nariz. Voy a vomitar. Tengo que pedirle tiempo muerto a la señora Hooch entre arcadas y salgo volando hacia los vestuarios, donde vomito en el lavabo. Lo bueno es que ya me encontraba algo mejor. Me enjuago rápidamente la boca y salgo corriendo de nuevo al campo, subiendome de un salto a la escoba. Sin duda estoy bastante mejor ahora.
Volvemos al juego, intentando jugar lo más limpio posible —algo que solo se aplica a las cazadoras de Gryffindor, May y a mi; por lo visto— y tratar de marcar algún tanto, pero Flint vuelve a las andadas y no hay forma de que nos pase la quaffle, así que tenemos que apañarnoslas para robarsela a las cazadoras de Gryffindor. Y lo hacemos un par de veces, pero parece que Wood nos ha estado estudiando y resulta imposible. Además de que los gemelos no dejan de lanzarnos bludgers continuamente. Una de las veces casi acabo colgando de la escoba y la afición gritó, parte emocionada y parte casi llorando. Me volví a colocar bien en la escoba, viendo como Fred pasaba casualmente por debajo de mi y pensé, por un segundo, en dejarme caer para ver que hacía. Sería bastante emocionante.
—¡Katie Bell lleva la quaffle, se dirige a toda velocidad y...! ¡ESO HA SIDO INTENCIONADO! —había visto el quiebro de Flint, pero no me esperaba que fuera a cogerla de la cabeza en lugar de coger la quaffle, que May rápidamente consiguió de vuelta e ibamos a empezar una nueva jugada, pero Madame Hooch volvió a parar el partido.
—¡Penalti para Gryffindor! —chilla y luego va hacia Flint—. ¿¡Pero cómo se te ocurre cogerla de la cabeza, Flint!? ¡Como sigáis así suspenderé el partido!
—¡Bell marca, treinta a cero para Gryffindor, chupate esa tramposo!
—¡Jordan como no puedas comentar de manera neutral se acaba el quidditch para ti!
—¡Lo cuento como es, profesora! —grita de vuelta Jordan a la profesora McGonagall—. ¡Tendréis que trabajar más rápido para vencer a una saeta de fuego!
Miro a mi alrededor y veo Derrick y Bole están agarrando la cabeza y se están tambaleando. Genial, lo que nos faltaba, no tener golpeadores. Vuelo hasta Johnson, que tiene la quaffle y Flint está al otro lado. Trata de empujarla y al final ella acaba dejando caer la quaffle, que recojo rápidamente y vuelo hasta Wood. Nunca había lanzado con más rabia una quaffle, pero lo hago y entra.
—¡Treinta a diez para Gryffindor, que pena! ¡No, profesora, no me quite el micrófono!
Se estaba convirtiendo en uno de los juegos más sucios de la historia. Las cazadoras de Gryffindor, May y yo seguíamos intentando jugar lo más limpio posible, pero todos los demás nos lo ponían muy difícil para seguir así. Incluso Fred y George estaban recuriendo a lanzar sus bates contra Flint, Derrick o Bole cuando se pasaban tres pueblos con sus cazadoras. Aunque hubo una vez que Fred le lanzó el bate porque Flint casi me tira de la escoba al robarle un pase entre Spinnet y Bell. Al final Gryffindor se adelantó en el marcador cincuenta a diez y Fred y George fueron volando hacia Bell, que había marcado el último tanto.
—¡Dejad de jugar sucio! —les chillo a nuestros golpeadores cuando veo que le han dado a Wood con dos bludgers. Y otro penalti a favor de Gryffindor.
—Flint, por última vez, pasanos la quaffle, somos mejores, no vas a marcar —le insiste May, pero él la ignora y sé que está tan tentada como yo de ir a por los bates de Derrick y Bole y darle en la cabeza con ellos.
Gryffindor volvió a marcar de penalti y luego Spinnet volvió a marcar, sacandonos ya sesenta puntos. Pensaba matarles a todos cuando salieramos del maldito partido.
—¡ASQUEROSO! ¡SO CERDO! ¡SO TRAMPOSO! ¡OJALÁ Y TE ATRAGANTES CON TU ESCOBA! —grita Jordan por el megáfono y como el juego se ha vuelto a parar, veo como se aleja de la profesora McGonagall, pero ella no se preocupa por él porque también está gritando sin parar, insultando a nuestro buscador. Es lo más normal del mundo que no nos soporten. Es normal que abucheen a los nuestros cuando el Sombrero los selecciona para Slytherin.
—¡Penalti! ¡Penalti a favor de Gryffindor! ¡Nunca he visto técnicas semejantes! —chilla sin parar Madame Hooch—. ¡Agarrar la escoba del buscador, Malfoy!
—Vamos a perder —me dice May con el ceño fruncido, pero sonríe cuando Gryffindor falla el penalti—. Voy directa.
Bletchley le pasa la quaffle a ella, que sale despedida hacia Wood. Es nuestro momento porque cada vez tienen menos concentración y si no aprovechamos ahora perderemos. La sigo de cerca por si necesita ayuda, pero esquiva con facilidad las bludgers que Fred y George lanzan con todas sus fuerzas y marca.
—Setenta a veinte para Slytherin —Jordan lo anuncia casi con un gruñido.
Gryffindor saca de nuevo y tratamos de ir a por Johnson para quitarle la quaffle, pero no solo vamos Flint, May y yo, que sería lo lógico, no. Derrick y Bole se unen también para que sea una jugada realmente sucia. Potter aparece de la nada y le esquivamos por los pelos, pero basta para que Johnson marque de nuevo.
—¡GRYFFINDOR GANA, GRYFFINDOR GANA EL PARTIDO Y LA COPA DE QUIDDITCH! CHUPAOS ESA ASQUEROSAS SERPIENTES TRAIDORAS.
Jordan no deja de chillar en el micrófono y todas las gradas aplauden y chillan. El equipo de Gryffindor sale volando hacia su buscador, que lleva la snitch en la mano. Mierda. Flint sale volando hacia los vestuarios y nada más llegar allí puedo ver como lanza la escoba contra el suelo y la deja abandonada. Derrick y Bole no tardan en hacer lo mismo, como Draco y Bletchley. Menos por la parte de las escobas, claro. May y yo nos quedamos en el campo, viendo como el equipo de Gryffindor baja al suelo y empieza a festejar.
—Se lo merecen más que nosotros —dice May y asiento—. ¿Cómo han podido jugar tan sucio?
—Porque son así de estupidos —le respondo y ella suspira, así que me acerco a ella y le paso el brazo por los hombros—. Venga, Flint ya no puede repetir de nuevo, el año que viene jugará Adrian y podremos aplastarles.
—Esperemos que elijan a Adrian. Venga, vamos a felicitarles, se lo merecen.
Volamos hasta el suelo y nos acercamos hasta el equipo de quidditch de Gryffindor, como el resto del colegio. Todos chillan y gritan, felices porque han ganado a Slytherin.
—¡Enhorabuena! —gritamos las dos a Wood, que no deja de llorar y entonces nos abraza, mientras que sigue llorando sin parar.
—¡Es el mejor día de mi vida! —chilla y vuelve a ir hacia Potter para levantarle del suelo.
—Gracias, amor —me susurra Fred al oído y me pongo nerviosa. Muy nerviosa. ¿Amor?¿Por qué me gusta la idea de que me llame así?
Me giro y le veo sonriendo de oreja a oreja. A su lado May está abrazando a George, que la ha levantado por los aires. A nadie parece extrañarle cuando ella empieza a reírse porque están demasiado ocupados celebrando. Y Fred parece que lo sabe ya que se inclina rápidamente y me besa.
—¡Weasley! —le chillo y él se ríe, para volver a hacerlo.
Esta vez puedo responderle y parece que nadie se da cuenta de lo que está pasando. Al final nos separamos, me guiña un ojo y va a por George. Entonces entiendo porqué no se están dando cuenta, todo el que está en el campo está con los brazos extendidos, levantando a Potter, Wood y las tres cazadoras del equipo por los aires.
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LOS QUIERO MUCHO AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
Por cierto, quinto se acaba el domingo, se viene lo interesante poco a poco jejejeje
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