Capítulo 72

Presente

Los siguientes días fueron realmente complicados. El rescate de todos aquellos que habían sido sometidos a los juicios de sangre fue una de las primeras cosas que se realizó, aprovechando también para llevar a los mortifagos atrapados durante la guerra hasta Azkaban, aunque esta vez sin los dementores. En mi opinión se los merecían, pero por lo visto los consideraban inhumanos. Como si alguno de nosotros hubiera hecho algo humano alguna vez. No había gobierno, pero no tardó en surgir un movimiento que proponía a Kingsley como Ministro de Magia provisional hasta que se consiguiera restaurar un poco el orden. Se empezó a reconstruir el castillo como se pudo, a pesar de que los alumnos no iban a volver hasta septiembre nadie quiso dejar Hogwarts tan roto, con tantas heridas. No ibamos a olvidar, pero si se podía intentar volver a la normalidad cuanto antes mejor.

Todos habían vuelto a La Madriguera y yo había ido allí por primera vez en mi vida. La boda no la contaba porque solo había visto el jardín y la casa de lejos. No podría salir de los terrenos sin que nadie me acompañara y, básicamente, estaba bajo arresto domiciliario, pero May estaba conmigo así que podrían hacerme lo que quisieran. Fred seguía pidiendome perdón por haberme arrinconado contra la pared —que era lo que me causaba terror y me hacía volver a recordar todo lo del callejón Diagon— en el Gran Comedor y yo le decía que no pasaba nada, pero él no estaba de acuerdo y seguía disculpandose cada vez que nos cruzabamos por la casa, sobre todo por las noches. Porque las noches eran realmente divertidas.

Cuando llegamos a La Madriguera la señora Weasley lo hizo bastante enfadada porque no quería que estuviera allí, pero por orden de Madame Pomfrey no podían dejarme sola. May se ofreció a ir conmigo, entonces George dijo que también venía. Como George dijo que venía, Fred dijo que él también. Entonces Charlie preguntó que si el plan era hacer una fiesta el se apuntaba y le dijo a Ginny que si si apuntaba, ella dijo que sí y entonces invitó a Hermione, que le dijo a Potter y a Ronald. Potter dijo que vale, pero que le dejaran dormir y Ronald preguntó que si habría comida. Entonces Fleur dijo que la prepararía ella y Bill dijo que mejor cocinaba él y que Fleur hiciera los postres. El señor Weasley vio que la situación era bastante cómica —yo me eché a llorar porque eso debía ser tener una familia de verdad, aunque no te llevases bien con todos estaban ahí, para ti, no torturandote, si no apoyandote y a tu lado— y entonces consiguió convencerla para que todos fueramos allí.

Al entrar por la puerta de la casa todos los Weasley empezaron a derrumbarse poco a poco, supongo que el peso de la muerte de Percy había caído de golpe. Fleur tomó el mando de todo y se fue directamente a la cocina, seguida de May. Tardé un poco en reaccionar, pero cuando lo hice yo también me fui allí, junto con Hermione y Potter. Eramos trece personas y había que intentar organizar todo de la mejor manera posible. May viendo como cogía un cuchillo me lo quitó de las manos y pasó a decirme donde estaban las mesas para que saliera al jardín a colocarlas. Luego me tendió unos cuantos manteles y, con la ayuda de Hermione, entre ambas conseguimos colocar todo. Por lo visto Hermione era tan mala cocinando como yo lo era y Potter había pasado muchos años cocinando para los muggles por lo que se puso un delantal y junto a Fleur —que se puso a hacer una tarta, diciendo que si hacia otra cosa nadie comería nada— se puso manos a la obra. 

Hermione y yo pasabamos por el exterior de la casa, aprovechando la  puerta de la cocina para ir sacando los platos, vasos y cubiertos. Y luego la comida. May se había desaparecido y había ido a comprar ya que habían pasado fuera de La Madriguera bastante tiempo y allí no había nada. Todo empezó a oler de una forma espectacular y la especie de desayuno que tuvimos ese día fue una de las mejores cosas que había comido en la vida, a pesar de que acabé vomitando más tarde de todo lo que había comido y que mi estómago no había podido soportar después de tantos meses sin comer a penas. May me había sujetado el pelo como había podido en el estrecho baño de los Weasley.

El primero que había ido a ver qué olía así había sido Ronald, que no dudó en abrazar a su amigo al verle con el delantal puesto y una espátula en la mano. Entonces llamó a toda su familia y la señora Weasley llegó corriendo y regañando a Potter por estar cocinando en lugar de descansando y comenzó a llorar de nuevo cuando Potter le dijo que no le importaba cocinar para su familia. Luego pasó a regañar a Hermione cuando la vio sacando platos por la puerta de la cocina y no pasar por el salón. Y cuando ella dijo que lo hacíamos para no molestarles lloró aún más y empezó a abrazar a todos sus hijos, a ella, a Harry e incluso a Fleur y a May, que se puso completamente roja cuando luego la empujó hacia George. Bueno, al menos parecía que a ella la toleraba bastante más.

—¡A dormir todos! —dijo una vez terminamos de cenar. E iba a ponerme a ayudar al señor Weasley a recoger la mesa, pero ese fue el momento en el que tuve que salir corriendo para llegar al baño y vomitar. Fue encantador.

Quise ayudar a poner las camas, pero no me dejaron por mucho que insistí, decían que tenía que estarme quieta porque había vomitado y no tenía nada en el estómago y podría desmayarme o algo así. Tonterías en mi opinión, estaba bien, había estado mucho peor, pero tampoco quería decíselo así, no quería su pena, su lástima. Era mi problema haberme unido a los mortifagos.

En la habitación de Ginny dormíamos ella, May y yo, aunque la señora Weasley intentó que Hermione durmiera también allí Potter y Ronald se negaron en rotundo y al final los tres bajaron a dormir al salón porque la señora Weasley se negaba a que Hermione durmiera con los chicos. Algo totalmente ridículo ya que llevaban durmiendo juntos desde la boda. Bill y Fleur sí que pudieron dormir juntos y por eso Charlie se fue a la habitación de Ronald en el desván. Nadie dijo nada de la habitación de Percy, totalmente vacía. Pero de madrugada quedó demostrado para toda la casa que yo no podía dormir con nadie porque gritaba cuando conseguía dormir un poco.

Potter, Ronald y Hermione aparecieron en la habitación, con las varitas en alto y totalmente asustados y en estado de alerta por los gritos, que también despertaron al resto de la casa. Las consecuencias de la guerra iban a ir apareciendo con el paso de los días y esa fue la primera. No intenté dormir más esa noche, cogí una manta y salí al jardín, donde estuve tumbada en el césped hasta el amanecer.

—Métete dentro, vamos —me ordenó la señora Weasley cuando me descubrió a las cinco de la mañana tumbada entre la hierba.

—Siento haber despertado a todo el mundo —digo cuando entro y la veo sentada frente a dos tazas de té en la cocina. Ella niega y me hace un gesto para que me siente frente a ella.

—No es un secreto que no te soporto, casi consigues que maten a mi hija, torturaste a otro de mis hijos y apoyabas a los mortifagos —empieza diciendo y asiento. No sirve de nada negar lo de los mortifagos porque la marca resalta sobre mi piel—. Pero por lo visto mis hijos si lo hacen y no voy a conseguir que te alejes de ellos.

—Puede intentarlo, pero no voy a volver a alejarme de May —le ofrezco y ella frunce los labios, supongo que molesta porque la he interrumpido.

—Como te atrevas a hacerles algo, el más mínimo daño te las verás conmigo —me advierte para luego beber tranquilamente de su taza.

—No se preocupe, no es mi plan —murmuro, pero ella no parece satisfecha, así que suspiro—. Lamento mucho la muerte de Percy, señora Weasley.

—¿Qué vas a lamentar tú si no lo conocías de nada?

—Me estuvo ayudando para mis TIMOs —le respondo ante su frialdad y parece que eso la hace temblar un poco—. Saqué ocho Extraordinarios gracias a sus consejos.

—¿Gracias a Percy? —dice y parece que se ablanda un poco, así que asiento.

—Sin él hubiera suspendido, la profesora Babbling nos puso un examen que su hijo me aseguró que era de nivel de EXTASIS y que lo hacía con todo el mundo. Cuando hice todos los exámenes me contó la verdad antes de que terminase el curso, que se lo había inventado todo y solo me lo había dicho para que volviera a confiar en mi misma —continúo la historia, y ella parece que le emociona porque veo las lágrimas caer—. No se hace una idea de lo agradecida que estuve con él por haber hecho eso.

—Percy era muy bueno —dice entre lágrimas y asiento.

—No he conocido a nadie más inteligente que él, con tanta pasión por lo que hacía. Cuando le vi en el Ministerio intenté... bueno, no me enorgullezo de que lo último que le dije fuera eso, pero le dije que había matado a May y que George estaba destrozado. Me inventé una pequeña historia para que, cuando saliera de trabajar ese día no volviera nunca, pero no debió ser suficiente ya que siguió trabajando allí. Quizá tenía que haberle metido más miedo o haberle amenazado directamente o... no sé, no fue lo suficiente, tendría que haberle sacado de allí y haberle llevado hasta la tienda de los gemelos o algo así —digo, pero me callo al ver como la señora Weasley sigue llorando sin parar—. Sé que no sirve de mucho, pero cuando vi que Rookwood había tirado esa pared salí corriendo detrás de él y le torturé. No fue solo por May, también por Fred, Hermione, Percy y Ronald, pensaba que había matado a los cinco. Creo que también le partí la nariz, aunque tengo todo un poco borroso y no recuerdo mucho porque me golpeé la cabeza contra el suelo cuando me aturdieron.

—No sirve, pero servirá si testificas contra él y paga por lo que ha hecho —dice y se limpia las lágrimas rápidamente—. ¿Lo harás?

—Contra él y contra todos ellos, señora Weasley —murmuro y parece que la satisface. Se levanta de la mesa y a los pocos minutos vuelve con un plato de tostadas con mantequilla.

—Come, despacio, estás muy delgada y ya has vomitado una vez.

—No he tenido muchas oportunidades de comer bien en los últimos meses —digo, cogiendo una tostada y cuando veo que la señora Weasley se queda muy quieta trato de arreglarlo—. Aunque tampoco sé cocinar.

—¿Y cómo has vivido este tiempo? Según lo que decían mis hijos vivías sola.

—Vivía sola, pero desde que empecé a trabajar en el Ministerio comía allí y luego la señora Boots... ¡la señora Boots! —me levanto de la silla todavía con la tostada en la mano, tengo que ir a ver si se encuentra bien.

—¿Quién es la señora Boots?

—Una empleada de su marido, siempre pedía comida de más para que luego me la pudiera llevar a casa, solía comerme un poco de ello, pero casi nunca tenía hambre —le respondo y ella relaja su expresión—. Tengo que ir al Ministerio, tengo que ver si se encuentra bien.

—Tú no te vas a ningún sitio, sientate a desayunar ahora mismo —no le hago caso y me voy hacia la puerta, que se cierra delante de mis narices—. ¡April Avery, sientate ahora mismo a desayunar!

—¿Acaso es mi madre? —le pregunto y ella bufa—. Abra la puerta, quiero irme.

—No te vas a ir a ningún lado y esa es mi última palabra.

—¡No tengo porqué hacerla caso, ya se lo he dicho, no es mi madre!

—¡Tu madre estará muy disgustada con tu actitud!

—Seguramente se esté revolviendo en su tumba, si es que tiene una. Quizá Percy puede consolarla —le respondo y parece que el enfado se le pasa de golpe para volverse a echar a llorar. Y a mi se me pasan las ganas de irme a buscar a la señora Boots porque me siento mal por haberla hecho llorar—. Lo siento, señora Weasley, me he pasado, no era mi intención.

Me acerco lentamente hasta ella mientras que sigue llorando y no sé muy bien como acabo abrazandola. Al principio es algo tenso porque ella no me devuelve el abrazo, pero de repente lo hace y yo también me pongo a llorar. Soy una mierda de persona.

—¿Qué está pasando aquí? —Ronald entra seguido de Hermione y Potter, que parecen estar tan despiertos como lo estaba yo. Quizá ellos tampoco han dormido nada. En realidad dudo que nadie haya dormido. La señora Weasley se aparta rápidamente y empieza a moverse por la cocina, preparando tres tazas más de té y dandoselas a cada uno. Y yo me limpio las lágrimas intentando ser disimulada, pero no parece que funcione ya que Hermione se da cuenta.

—Venga, a desayunar, tenemos muchas cosas que hacer hoy —les dice, fingiendo que no ha pasado nada y yo vuelvo a sentarme en una de las sillas para seguir comiendo otra tostada—. ¿Mermelada, April?

—No gracias, señora Weasley, me gustan así —le respondo y ella asiente, poniendose a preparar más tostadas—. ¿Cuáles son los planes?

—Tengo que ir a casa de tía Muriel a recoger todo lo que nos llevamos —frunzo el ceño cuando la oigo mencionar a la mujer porque según May no me iba a soportar— y deberíamos ir todos a ver a Andrómeda y conocer a Teddy, necesitará ayuda con él ahora que Ted, Tonks y Remus no están —en la cocina se guarda un momento de silencio que parece eterno—. Bill me dijo que era tu ahijado, ¿no Harry?

—Sí, lo es —murmura el chico y por un segundo parece que el mundo se le cae encima—. Voy a salir un momento.

Intenta abrir la puerta de la cocina y no puedo evitar reírme al ver que no puede. La señora Weasley la desencanta y luego le da una sonrisa a Harry.

—La ha cerrado porque me quería ir a ver a la señora Boots—le susurro a Hermione, que me mira raro por haberme reído y, supongo, que porque no sabe quien es la señora Boots.

—¿Y por qué no te vas ahora que puedes? —dice Ronald.

—Deja a la novia de tu hermano —le dice para luego darle una colleja. ¿Quizá ya no le caigo tan mal?

—¡Mamá!

—¡De mamá nada! —le grita de vuelta y le amenaza con el cuchillo de la mantequilla—. Cuidadito con lo que dices, Ronald, ve a ver quien está despierto.

—Sí, mamá —murmura Ronald, que me va a odiar de por vida. La mirada que me echa antes de subir las escaleras me lo demuestra.

—Tengo que hablar con Potter.

No espero a que digan nada y sencillamente me levanto de la silla y salgo. Me gusta mucho el aire que se respira en este sitio, así que en lugar de ir a buscar a Potter vuelvo a tumbarme en la hierba. Se siente bien no haber muerto. Se siente bien estar viva.

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La narración es caótica adrede jejejejeje Creo que os podéis hacer una idea de como está April, ¿no?

Bueno, al lío, no sé cuando vais a leer esto porque Wattpad está rebelde, pero no importa, lo subo y ya estaría. Los comentarios y votos me hacen mucha ilusión, claro, pero vamos que si no los tuviera seguiría subiendo igual porque esto me encanta.

Ahora viene la parte mala, no sé si voy a poder subir la semana que viene porque me quedan 14 días para entregar el TFM y esto me distrae mucho (tiene que estar perfecto así que me consume mucho tiempo :( ), así que bueno, antes de olvidarlo prefiero decirlo. Lo dije en Mors Memoriae, pero lo repito aquí, si no subo la semana que viene nos vemos el día 16 con capítulo de Primavera en pasado que os prometo que va a merecer la espera. Eso es todo lo que voy a decir jejejejeje.

Y nada más, creo, que mil gracias por leer ♥♥♥♥♥♥♥ Estamos casi en las 20k lecturas y cuando lleguemos voy a llorar como una madgalena.

¡Nos vemos el viernes en Mors memoriae y el domingo en Primavera!

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