Capítulo 59
Pasado
Tanto April como yo nos damos cuenta de que, cada vez que vamos a entrenar, los gemelos Weasley están allí, espiando. No son muy discretos, aunque parece que somos las únicas que nos damos cuenta, quizá porque Flint sigue empeñado —a pesar de haberle demostrado mil veces que somos las mejores cazadoras que va a encontrar para el equipo de Quidditch— en que no valemos para nada. Si no fuera por nosotras el último partido contra Hufflepuf lo hubieramos perdido, y lo sabe todo el equipo, pero ninguno dice nada porque no quieren aguantar a Flint. Así que seguimos esperando a que por fin este año se largue de una santa vez y el año que viene tengamos un capitán decente. Quizá Adrian pueda entrar el año que viene como tercer cazador, todo depende de a quien elijan como capitán, que probablemente sea Derrick o Bole, que son los que tienen mayor antigüedad en el equipo.
Le hago un gesto a April para que vayamos a robarle la pelota a Flint y ella sale disparada tan rápido que puedo oir a los gemelos Weasley gritar desde el suelo. Si, sin duda alguna no son nada discretos. Flint empieza a chillar a mi hermana cuando ella tiene la quaffle y, tal y como hicimos para nuestras pruebas, empezamos a vacilarle. No vamos a probar ninguna técnica nueva teniendo espías de Gryffindor en el campo, o quizá sí. Lanzo la quaffle con fuerza hacia Bletchley, que otra vez es incapaz de pararlo y me acerco hasta April.
—¿Qué te parece si les vacilamos un poco? —le susurro, haciendo un gesto con la cabeza hacia los pelirrojos y ella sonríe de oreja a oreja. Por supuesto que eso la animaría.
Desde el incidente con el equipo de Gryffindor a principios de septiembre, April parecía más desanimada, aunque tratase de ocultarlo y hasta Alexa se había dado cuenta. Ella decía que mi hermana tenía que estar preocupada por si la relacionaban con el juego sucio, pero sabía que había algo más y que tenía nombres y apellidos. Podía confiar en Alexa, claro, pero no me atrevía a decirle mis sospechas sin hablar antes con April, lo cual era imposible. Parecía que vivía en la biblioteca, y si no estaba encerrada dentro de su habitación o bien en el campo de quidditch, entrenando. Había sido imposible hablar con ella y por eso me había ido acercando más a Alexa en los últimos meses. Draco me preguntaba cada dos por tres que si nos habíamos peleado ya que a penas nos veía juntas, pero ya le había dicho tantas veces que no estabamos peleadas que no me creía.
—¡Venga May, vamos a probar esa jugada! —me chilla April cuando vuelve a tener la quaffle y sé a cual se refiere. Sería realmente complicado hacerlo durante un partido real, pero será divertido ver la cara de los gemelos Weasley y la de nuestros compañeros—. ¡Derrick, Bole, lanzad las bludgers! ¡Flint, a ver si nos quitas la quaffle!
April empieza a volar y la sigo, volando un poco más bajo para poder hacerlo. Hemos prácticado lo suficiente durante toda nuestra vida como para poder controlarlo perfectamente, así que en cuanto April ve que Flint se dirige a ella a toda velocidad, se lanza en picado hacia mi, saltando de la escoba. En el momento en el que veo como la escoba pasa bajo la mía me lanzo para coger la de April y ella deja caer la quaffle, permitiendome cogerla a los pocos segundos e ir contra Bletchley. Que está con la boca abierta en los postes.
—¡La idea es que pares la quaffle, no que te marquemos los tantos! —le grito cuando vuelvo a marcarle. April viene volando hacia mi y de nuevo nos cambiamos las escobas en el aire, aprovechando para mirar disimuladamente a los gemelos Weasley. Que tienen las bocas abiertas de par en par y luego salen corriendo.
—¿Podéis hacer eso en un partido de quidditch? —nos pregunta Flint a los pocos segundos y April niega.
—Preferiríamos no hacerlo, hay demasiada gente como para que salga bien, no queremos matarnos —le responde y Flint se cruza de brazos.
—¿A qué ha venido entonces? —dice, y parece enfadado, seguramente porque le hemos vuelto a dejar en ridículo.
—Teníamos espías, ¿no te parece buena técnica para despistarles? —le digo y entonces vuela de nuevo lo más alto que puede para volver gruñendo.
—Buen trabajo —dice, y luego vuela lejos, hacia los vestuarios—. ¡Se acabó el entrenamiento!
—¿Acaba de felicitarnos? —me pregunta April y su expresión es todo un poema. Debo de verme igual de confusa que ella, pero asiento.
—Creo que sí.
***
El día de Halloween el castillo estaba espectacular, había decoraciones por todos los pasillos y el Gran Comedor tenía murciélagos vivos y había unas calabazas gigantes como lámparas que daban a todo un toque más espeluznante. Y no podíamos olvidar los rumores del espectáculo que habría en la noche, unos esqueletos bailarines. Sin duda alguna el día prometía ser estupendo, no teníamos clase y no teníamos entrenamiento de quidditch, solo deberes por hacer. Y conseguí convencer a April de hacerlos al día siguiente e ir a las cocinas para buscar una calabaza y tallarla nosotras mismas. La pusimos encima de la chimenea de la sala común, con una pequeña vela dentro y nos quedó bastante graciosa, aunque por supuesto no todo el mundo opinaba lo mismo. La cena, para no defraudar, fue totalmente espectacular y comimos todo lo que pudimos y más. Alexa estaba muy contenta porque April había sacado la cabeza de los libros durante un día entero y no dejaba de contarle todo lo que se había perdido como que Cassius Warrington —otro de los compañeros de curso de Adrian con el que no se había molestado en hacer amistad porque decía que era "demasiado estúpido"; aunque nuestra teoría era que no le caía bien porque quería ser cazador como él y era amigo de Flint— había conseguido tener una cita con una Ravenclaw —Adrian aprovechó para meter una puya ahí, con lo que April sí que se rió—, o que Pansy no dejaba de perseguir a Draco, o que Cedric Diggory me había mirado —yo no le había visto hacerlo ni una sola vez— durante todas las clases de Cuidados de Criaturas Mágicas hasta la fecha. April asentía y la dejaba hablar y de vez en cuando le demostraba su interés hablando, pero no se inmutaba mucho. Solo miraba la mesa de Gryffindor de vez en cuando y bajaba la mirada rápidamente. Por la zona a la que miraba, sabía que no estaba buscando a los gemelos, entonces ¿a quién buscaba?
Terminamos de cenar y Draco vino hacia nosotras, seguido de Crabble y Goyle, que parecían estar más llenos que de costumbre. Draco empezó a meterse con April por no soltar los libros en ningún momento y le dijo que cada vez se parecía más a la sangre sucia de Granger, a lo que ella le gruñó en respuesta y le revolvió el pelo. Draco iba a quejarse, pero entonces se chocó con alguien e iba a gritarle a él, pero algo le hizo sonreír y decidió meterse entre la gente. April tenía los ojos abiertos de par en par y miraba hacia delante, así que hice lo mismo:
—¡Temed, enemigos del heredero! —grita Draco, que al final ha conseguido llegar hasta la primera fila del espectáculo para llamar la atención—. ¡Los próximos seréis los sangre sucia!
La gata de Filch estaba colgada sobre un charco de agua y tenía la pintada "La cámara de los secretos ha sido abierta. Temed, enemigos del heredero." justo detrás, muy cerca de donde se encontraban Potter y sus dos amigos, que parecían los claros sospechosos para Filch, que llegó a los pocos segundos del grito de Draco. Creo que quería matar a Potter en ese mismo instante, pero el profesor Dumbledore llegó e impidió el asesinato que estaba a punto de cometerse en ese mismo instánte.
—Mi despacho es el más cercano, director, puede disponer de él —oigo decir al profesor Lockhart y a mi lado April hace una arcada y no puedo evitar reírme. Las clases con él están resultando de lo más pesadas porque lo único que hace es contarnos sus maravillosas azañas. Y luego nos enseña hechizos que nunca funcionan.
—Gracias, Gilderoy —le responde el profesor Dumbledore—. Ven conmigo, Argus. Vosotros también, Potter, Granger, Weasley.
La multitud se abre para dejar paso a todos ellos, incluidos la gata muerta, la profesora McGonagall y el profesor Snape que se encargan de mandarnos a todos hacia nuestras salas comunes. April tira de mi rápidamente y salimos del pasillo lo más rápido que podemos entre tanta gente, pero sorprendetemente, no vamos a las mazmorras si no que empezamos a subir.
—¿A dónde vamos? —le pregunto y ella sigue andando rápidamente, pero se va girando cada poco tiempo hasta que llegamos a uno de los pasillos del cuarto piso. Tenemos vistas perfectas a todos los estudiantes de Gryffindor que pasan, de vuelta a su sala común—. ¡April!
—Estoy casi segura de que han sido ellos o, al menos, deben de saber algo porque se estaban riendo cuando han visto llegar a Filch —me dice, y sigue mirando a los gryffindor que suben—. Es el momento perfecto para conseguir más semanas de su estúpido mapa.
—¿Por qué quieres el mapa? Nunca se lo hemos pedido —le pregunto y ella me mira fijamente, como si fuera algo realmente obvio. Pero no lo es, claro que no lo es.
—¿No has pensado para qué lo utilizan? ¿Por qué siempre saben como acertar con sus estúpidas bromas? Quiero acumular todo el tiempo posible y el año que viene pedirselo cuando quede poco tiempo para los TIMOs, de esa forma no podrán gastarnos bromas y podremos estudiar tranquilamente —me responde, y entonces sale corriendo para volver con los dos gemelos, agarrados por la túnica—. Sabemos que habéis sido vosotros.
—¡No hemos hecho nada! —dicen ambos a la vez mientras se vuelven a colocar las túnicas. Empiezan a crecer y se nota bastante cuando April se pone delante de Fred y le amenaza. Es bastante gracioso porque él le saca más de una cabeza.
—¿Seguro? ¿Y por qué os reíais? Se lo contaremos a los profesores —insiste ella y los dos niegan.
—Te lo repito, Avery, nosotros no hemos hecho nada a la gata de Filch, estabamos en el Gran Comedor, cenando como todos los demás —le dice Fred y ella niega.
—¿Quién me dice que todo el agua que había en el suelo no la habíais puesto vosotros? Podríais haber echado algún veneno en ella y eso hubiera matado a la señora Norris —dice April y Fred se cruza de brazos.
—¿Y la pintada? ¿Cómo la hubieramos hecho?
—Sabes tan bien como yo que hay pintura que no aparece hasta unas horas después, podríais haber dejado todo bien preparado y...
—Vaya, parece que conoces muy bien todos esos trucos, ¿por qué no se los contamos a los profesores? —Fred interrumpe a April y ella bufa, totalemente indignada.
—¡Dame una semana más de mapa a cambio de mi silencio!
Fred la tapa rápidamente la boca ante su grito y yo frunzo el ceño. Esto no es un nosotras, como siempre. Ni siquiera me molesto en mirar a April y me voy. No sé cual es su idea con todo esto, pero no puede decirme durante cuatro años que no debemos acercarnos a ellos para que, a la mínima de cambio, estemos haciendo tratos estúpidos con ellos.
—¡Avery, espera! —la voz de George me hace pararme en seco y me giro, con miedo. No quiero hablar con él—. ¿Estás bien? Parecías enfadada.
—Perfectamente —mi voz suena mucho más aguda de lo normal, como me había pasado cuando estuve contandole sobre el concierto de Las Brujas de Macbeth.
—Ya, no lo parecía —dice y nos quedamos callados en mitad del pasillo. Podemos dar las gracias a que todos están muy ocupados con lo que acaba de pasar o estaríamos castigados por estar fuera de la sala común a estas horas, se supone que después del banquete tendríamos que volver a las salas comunes—. Quería también disculparme.
—¿Qué? —le miro sin entender lo que dice y él asiente.
—Por la broma de las Navidades pasadas —dice y parece que está nervioso. Aunque quizá soy yo quien lo está—. No estuvo bien y deberíamos habernos disculpado antes.
—Ya —le digo, sin saber que responder. No me esperaba una discupa, y mucho menos diez meses después. Bueno, algo es algo.
—Y también quería preguntarte algo, ¿por qué cuando nos caimos en la nieve me bes-.
—¡Mira que hora es, tengo que irme, llego tarde!
Después de gritar salgo corriendo hasta las mazmorras y entro directamente hasta mi habitación. Draco me llama, al igual que lo hace Alexa, pero me escondo dentro de la habitación de April, dentro del armario. Los oigo llamarme, pero no me encuentran ni cuando entran a la habitación. Mi hermana tiene todo perfectamente ordenado y por eso hay un precioso hueco dentro de su armario donde entro a la perfección y me quedo allí escondida hasta que la veo entrar y hechizar la habitación.
—Por fin vuelves —le digo, saliendo del armario y ella grita y luego se lleva una mano al pecho, austada—. Te lo mereces, ¿cómo que tu silencio y que te de una semana más de mapa? ¿Desde cuándo es personal? Porque desde lo del campo de quidditch estás más rara que un bicornio con un cuerno.
—Nunca ha sido personal, como no hablabas he pensado que no te interesaba. Además, ni siquiera habías pensado en el uso que podríamos darle al mapa —me responde y se mete en el baño, a lo que la sigo—. ¿Qué hacías dentro del armario?
—Salir del armario, pensaba que era obvio —le respondo y ella se ríe un poco.
—Conmigo saliste hace años, ahora el motivo real.
—Esconderme de Alexa y Draco, no quería hablar con ellos —le respondo y entonces la doy un golpe—. ¡No cambies de tema!
—No he cambiado de tema, es que no hay nada más.
—¿Y por qué te estás escondiendo en el baño?
—¡No me estoy escondiendo!
—¿Puedo dar la luz?
—¡No!
—¡Te estás escondiendo!
—¡No lo estoy haciendo! —doy la luz rápidamente y miro a April, que está totalmente roja. Quizá me he visto igual cuando George me ha preguntado por el beso—. ¿Por qué estás roja?
—Yo no estoy roja, tú estás roja —April se mira rápidamente en el espejo y sale de nuevo hacia la habitación—. ¡April!
—¡Vete ya a dormir! —me dice y vuelve a entrar en el baño, para cerrarme la puerta en la cara.
—¿Acaso te ha pasado algo con Weasley? —es la única posibilidad y, cuando abre la puerta con el ceño frundido lo confirmo. Casi me arrepiento de haberme ido antes.
—Con ese lo único que me pasa es que me saca de mis casillas—dice y vuevle a cerrar la puerta. Sí, definitivamente algo le ha pasado con él y no va a querer contarmelo. Lo bueno es que se le ha olvidado que me he ido antes que ella y tampoco se ha debido de dar cuenta de que he hablado con George.
***
Podemos oir perfectamente los gritos de toda la gente que estaba esperando fuera para ver el partido de hoy y, por algún motivo que no entendía, estaba nerviosa. April también lo debía de estar ya que no se estaba quieta. Desde la fiesta de Halloween no habíamos tenido tiempo de hablar ya que los rumores de una cámara secreta en el colegio atacaron las ideas de mi hermana y volvió a toda prisa a la biblioteca. Llevaba consigo una copia de Historia de Hogwarts que no dejaba de leer e incluso la vi copiar trozos. Alexa quiso quitarle una mañana el libro, mientras que desayunabamos, entonces April cogió, se levanto de la mesa y se sentó al final del Gran Comedor, donde se sentaban los de séptimo y sabía que no la molestarían. Al menos más o menos, ya que más de uno intentó hablar con ella —Alexa dijo que intentaba coquetear con ella— y ella sencillamente les ignoraba como si nadie estuviera allí.
—Vamos, hay que aplastar a Gryffindor —dice Flint todos asienten.
—¿No deberíamos cambiar la forma de jugar? —sugiere Betchley y Flint le mira, pidiendole explicaciones—. Llevamos dos años jugando igual, ¿no crees que es hora de cambiar?
—¿Y qué propones?
—Esperan que las gemelas tengan que pelear por el balón robandoles la quaffle a las cazadoras de Gryffindor, no que juguéis en equipo —dice Bletchley y entonces Draco se mete.
—Eso no se lo esperarían ni de lejos —dice y April le mira como queriendo matarle.
—Limitate a buscar la snitch, Malfoy —le contesta Flint y entonces nos mira a ambas—. Si os paso la quaffle, ¿marcaréis?
—¿Por quién nos tomas? —le contesta April, frunciendo el ceño. Al final va a acabar con una arruga en el entrecejo que nunca más podrá relajar la cara—. Que Derrick y Bole se centren en derribar a las cazadoras contrarias, nosotras nos ocupamos de esquivar las quaffles y marcar.
—Y si podéis hacer...
—No —le corto antes de que siga—. No vamos a hacer lo del entrenamiento, es demasiado arriesgado con tanta gente en el campo, una cosa es entrenando y otra muy distinta en mitad de un partido.
—Volaré debajo si lo hacéis —dice Draco y April niega—. Venga, sería espectacular.
—¿Qué parte de no no lo habéis entendido? —respondo yo por ella.
—Yo también volaré debajo —dice Flint y miro a April. Que parece que está a punto de cambiar de opinión.
—Si decidimos hacerlo te avisamos, Flint —le responde April y luego mira a Draco—. Tú a por la snitch, con que haya una persona debajo nos basta. Ah, y no te distraigas con Potter.
El equipo empieza a salir según nos van llamando y somos de las primeras, junto con Flint. Luego siguen los bateadores, el guardián y finalmente el buscador. Jordan sigue siendo este año el comentarista de los partidos de quidditch y sigue empeñado en llamarnos princesitas, a pesar de que hemos demostrado con creces que de princesas tenemos poco. Sigue siendo igual de imbécil. Quizá podría pedirle prestado a Derrick o Bole uno de sus bates y golpear la bludger contra él.
Los quince nos elevamos en el aire lo más rápido que podemos y la señora Hooch lanza libera la snitch, saca las bludgers y, finalmente, lanza la quaffle al aire y con el ruido del silbato empieza el partido. Flint es quien coge la quaffle y, para mi sorpresa, se la lanza rápidamente a April, despistando totalmente al equipo de Gryffindor y a todos los espectadores, que pensaban que iba a salir volando, como siempre hace. Me doy prisa en seguir a April y, en el último momento, me lanza la quaffle para que marque yo. Y Wood recibe el tanto, nada contento viendo que nuestro equipo parece funcionar mucho mejor.
—¡Avery marca, diez cero para Slytherin! —nuestras gradas rugen, emocionadas porque vamos primeros en el marcador—. ¡Gryffindor inicia el ataque, pero una de las gemelas Avery corta la quaffle y se la pasa a Flint!
Esta vez Flint es quien marca, y nos ponemos veinte a cero. Sin duda alguna si trabajamos en equipo funcionamos mucho mejor. Seguimos así, sin parar a pesar de que empieza a llover con un poco de fuerza y podemos ver como el equipo de Gryffindor es sencillamente machacado ante nosotros. Bole consiguió impedir un tanto de Johnson con una de las bludgers, lo que nos dejaba en muy buena posición.
—¿No te da la sensación de que falta algo? —dice April cuando marcamos el quinto tanto y mira en todas direcciones—. ¡Cuidado, May!
Me giro rápidamente para ver la bludger venir en mi dirección, directa, pero en el último momento, a escasos centímetros de mi, cambia bruscamente de dirección para ir contra Potter. Los gemelos Weasley vuelan a su alrededor, y parece que no están nada contentos cuando tienen que volver a golpear la bludger, esta vez hacia Flint, pero parece que no sirve de nada ya que vuelve contra Potter.
—¿Qué está pasando? —le pregunto a April y ella se encoge de hombros.
—¡Dejad la chachará y a marcar!
Volvemos al partido y no puedo quitar la mirada de la bludger loca y de George, que le hace gestos a su capitán y la señora Hooch toca el silbato, anunciando una pausa. Todos los Gryffindor bajan al suelo y los gemelos y Potter lo hacen con dificultades ya que la bludger no deja de atacarles.
—¿Qué es lo que pasa? —grita Flint y April le señala la bludger.
—Creo que es por eso por lo que han parado el partido —le grita de vuelta.
La lluvia aprieta cuando volvemos al partido y esta vez Potter vuela solo, dejando que los gemelos Weasley vuelvan al partido. Ahora es incluso más peligroso para él —y para nosotras ya que Gryffindor ha recuperado a sus golpeadores— ya que no tiene a nadie que le proteja, y miro a April, que no aparta la vista de él. El año pasado la escoba embrujada, este año la bludger. Cualquiera podría pensar que somos los Slytherin los que estamos haciendo esto.
La quaffle vuelve a ponerse en juego y de nuevo parece un partido de verdad por lo que tenemos que esforzarnos de nuevo. Derrick y Bole tienen que apartar la bludger normal que parece que viene hacia nosotras, pero lejos de eso todo parecía normal. Marcamos algún tanto más, pero las cazadoras de Gryffindor también lo hicieron, haciendo que nuestra ventaja de sesenta puntos se viera reducida. Cada vez llovía con más fuerza, lo que hacía que agarrar la quaffle fuera cada vez más complicado y ver casi imposible. Potter pasaba en mitad del campo, con la bludger loca siguiendole y April tuvo mucha suerte de que Bole estuviera al lado y pudiera desviarla o la hubiera partido el brazo.
—¡La bludger le ha dado a Potter, eso ha tenido que doler! —oigo gritar a Jordan y miro a April. Flint es quien tiene ahora la quaffle y está mucho más adelantado que nosotras—. Potter sigue volando hacia el buscador de Slytherin y... ¡coge la snitch, Gryffindor gana!
Potter estaba un poco alto y no puedo evitar gritar cuando le veo caer, pero April es más rápida y se lanza en picado para cogerle, llegando antes que los gemelos Weasley, que estaban casi a su lado y habían ido hacia él antes. No consigue parar del todo el golpe de Potter contra el suelo, pero si consigue que, en lugar de tener una caída brusca contra el suelo, golpee de una forma más suave al haber podido cogerle de la túnica.
—¡Es del equipo contrario, Avery! —oigo gritar a Flint, pero April le saca el dedo del medio y baja de la escoba, teniendo que esquivar por los pelos la bludger loca, que seguía empeñada en ir contra Potter.
—¡Avery, abajo! —le grita Fred con el bate en la mano viendo que la bludger vuelve y la golpea con fuerza—. ¡George, preparate!
Vuelo hasta ellos y cuando vuelve la bludger ambos se tiran a por ella, intentando frenarla, a lo que bajo con April al suelo. Ella me da un pequeño apreton en la mano y entonces se inclina sobre Potter.
—¿Le arrastramos hasta la enfermería? —me pregunta y yo me encojo de hombros. Quizá ya han llamado a Madame Pomfrey.
—¡Apartad, yo lo arreglaré! —el profesor Lockhart hace escena y April tira de mi para evitar que me arrolle, se inclina sobre Potter y sonríe.
—¡Usted no! —oigo decir al niño y Lockhart levanta la vista, como si alguien le estuviera escuchando.
—¡No sabe lo que dice! —cuando habla parece que se ha amplificado la voz, para que le puedan oir desde todos los lados del campo de quidditch sin problema ninguno—. Que nadie se preocupe, voy a inmovilizarle el brazo.
—Deberíamos mandarle a la enfermería —oigo decir a April, y Wood la mira.
—Así debería hacerse, profesor —dice Wood y luego mira a Potter—. Maravillosa jugada, Harry, sin duda alguna la mejor que has hecho nunca.
—Su buscador tiene un brazo roto, ¿a este que le pasa? —le susurro a April y ella se ríe.
—Creo que está obsesionado con el quidditch.
Potter protesta, pero el profesor Lockhart no le hace ni caso, ni siquiera cuando se resiste y entonces mueve la varita.
—Oh, a veces pasa esto, nada de lo que preocuparse, ¡ya no tiene nada roto! Ah, señor Weasley, señorita Granger, ¿me ayudan? Madame Pomfrey podrá... esto... arreglarlo un poco.
Me atrevo a mirar el brazo de Potter sin mucha confianza y me entran arcadas al ver que ya no es un brazo, si no una cosa de goma que se mueve sin control ninguno. Le ha quitado los huesos, todos los del brazo. Potter no va a pasar una buena noche.
—¿Veis? Es un inútil —los gemelos Weasley parece que ya han conseguido meter la bludger en la caja y vienen hacia nosotras, sonrientes.
—Os lo acaba de demostrar —dice George y miro a April, incapaz de mantener la risa—. ¿De qué os reís? Vuestro ídolo es un fraude.
—De lo tontos que sois —les responde April y termina de soltar una carcajada—. No me puedo creer que os lo creyerais.
—¿Qué? —dicen ambos a la vez y les miro entre risas. Sin duda alguna se lo han creído y sus caras lo demuestran.
—Sabemos desde el principio que es un farsante, ¿nos tomáis por tontas? Alexa tendrá el mejor expediente de todo nuestro año, pero ¿sabéis quienes van justo detrás de ella? —les digo y George noto como George me mira fijamente. Y eso me pone nerviosa.
—Nosotras —termina April por mi y se acerca hasta Fred, mirandole desafiante—. Podemos con vosotros sin problemas, Weasley, esta vez solo habéis tenido suerte. Como siempre que jugáis, claro.
—Cuando quieras nos enfrentamos —April se había acercado tanto a Fred que ahora estaban a unos centímetros.
—Estupendo, dime día y hora y te machacaré.
—Te escribiré para confirmartelo —le dice Fred y April se gira rápidamente y se aleja, algo roja. ¿Por qué parece que ambos están ligando el uno con el otro? Miro a George y veo que él parece tan confuso como lo estoy yo con la dinámica de esos dos. ¿No había estado tan enfadada con él hace tan solo tres semanas que parecía que quería matarlo?—. ¡Gracias por ayudar a Harry, se lo diremos!
—¡Madame Hooch! —le grita April, supongo que para huir y me hace un gesto para que vaya con ella.
—¿Qué quieres, Avery? —le dice, con el ceño fruncido y cogiendo el maletín como puede ya que la bludger sigue moviendose como loca. Hasta que Potter sale del campo y el maletín parece que se calma, por fin—. Como me entere de quien ha sido...
—Eso venía a decirla, no sé quien ha sido, sé que puede parecer que lo hemos hecho nosotros, pero le aseguro que nadie del equipo lo haría —le dice April y la señora Hooch no parece muy confiada— Bueno, al menos May y yo. Y sé que Derrick, Bole y Bletchley tampoco, Madame Hooch.
—¿Y su capitán, el señor Flint? —le pregunta y April suspira, así que intervengo.
—Es demasiado tonto, Madame, nos ha costado dos años que nos pasase la quaffle en un partido, ¿de verdad cree que podría hechizar una bludger? Todavía no sé como consigue mantenerse sobre la escoba —le digo y un atisbo de sonrisa aparece en la boca de Madame Hooch, pero rápidamente la oculta.
—Y deduzco que el señor Malfoy es imposible que lo hiciera porque solo está en segundo —dice y las dos asentimos—. Si se enteran de algo me lo comunicarán inmediatamente, ¿entendido?
—Sí, Madame Hooch —decimos ambas a la vez.
Madame Hooch se va del campo y nosotras aprovechamos para volver dentro del vestuario, donde Flint le está echando la bronca del siglo a Draco. Se lo merece, si no hubiera sido por él y su tontería hubieramos ganado este partido. Y luego nos mira a nosotras.
—Bien jugado, tendríais que haber hecho vuestra jugada, pero bueno —dice Flint y veo a April sonreír. Es sorprendente que nos esté felicitando por algo, quizá los gemelos le han dado con alguna bludger en la cabeza y no nos hemos dado cuenta—. Pero te recuerdo, Avery, que Potter es del equipo contrario.
—Y yo te recuerdo, Flint, que sigue siendo un niño —le responde mi hermana y Flint pone los ojos en blanco.
—Lo que tú digas, limitate a marcar tantos con tu hermana y punto —le ordena y April se va del vestuario común al nuestro haciendole burlas, que Flint ni siquiera se da cuenta de ellas porque ve como Draco aprovecha para escabullirle y le sigue para echarle la bronca. Quien nos hubiera dicho que que Draco entrase en el equipo iba a hacer que fuera el nuevo blanco de Flint.
____________________________________________________________________
Os lo iba a preguntar ayer, pero se me olvidó je
¿Cómo pensáis que son April y May físicamente?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top