Capítulo 117
Presente
De vez en cuando el pelo de Fleur tiene destellos rojos. Son solo algunos momentos y tiendo a pensar que me lo imagino, pero no, no es así. De verdad que, de vez en cuando, tiene mechas pelirrojas que duran unos segundos. Y sus mechas las confirmo del todo el mismo día que sé de las mías.
Las mías, sin embargo, parece que sí que aguantan un poco más, pero son bastantes menos, son solo algunos mechones en la parte de la nuca. Fue April quien me los encontró un día de diciembre cuando pintabamos una de las habitaciones de mi casa.
Me había cansado de las paredes de colores y estaba intentando dejarlas blancas. Y digo dejando porque había colores imposibles de sacar. George consideró que era buena idea tener una habitación morado oscuro y otra naranja. En la naranja era en la que había colgado todas mis fotos y por eso el color de la pared se disimulaba, pero ya lo había dicho Lee más de una vez que se había quedado a dormir, la habitación resultaba agobiante.
Así que April y yo estabamos pintando en un intento de que, quien se quedase a dormir, no pensase que se le iban a caer las paredes encima.
— Tu marido podía haber elegido lavanda, ¿sabes? Que también es un puto morado.
April estaba hasta las narices y no era para menos ya que ibamos por la tercera capa de blanco y parecía que ibamos a necesitar, al menos, dos más. Y la idea era terminar todo cuanto antes ya que Alexia y Adrian iban a venir a pasar la Navidad con nosotros. No terminaba de entenderlo ya que se supone que tenían una casa en Inglaterra, pero bueno, no me iba a quejar a que mi mejor amiga estuviera unas semanas en mi casa.
— Te juro que voy a matarle.
— Espérate a que veas la naranja, ahí sí que vas a querer matarle —le digo y ella gruñe—. Cuando quite más fotos te va a dar un infarto.
— Que lo utilicen para la tienda es una cosa, que lo pongan en todas partes empieza a ser preocupante, Fred quiere comprar platos naranjas y ya tenemos vasos morados —dice April y no puedo evitar reírme.
— Creeme, eso es lo menos que puede hacer.
Seguimos todo el fin de semana pintando y, al final, ni siquiera llegamos a terminar ya que el morado seguía viendose en las paredes, pero al menos parecía mucho más claro que antes. Y como April todavía tenía clases, ese día no se quedó a dormir. Su apartamento en los Alpes estaba conectado exclusivamente a su casa desde que arregló todo con Fred de forma definitiva.
En mi opinión era una excusa para tener que ir siempre a su casa.
— ¿Qué tienes ahí? —me había agachado a recoger los botes de pintura y todo el pelo se me vino a la cara porque no me lo había recogido—. ¿Intentas teñirte de rojo y no sabes si te va a quedar bien o qué?
— ¿De qué estás hablando?
April fue a buscar un espejo y, cuando volvió, las vimos. No tenía ningún sentido.
— ¿Estás intentando experimentar?
— Yo no me he hecho nada —le respondí y ella señaló mi pelo—. ¡Te lo estoy diciendo en serio!
— ¿Crees que será algo de familia? ¿Tenemos a alguien pelirrojo? —April se puso a pensar, pero no parecía encontrar a nadie.
— Ya sabes que todos los sangre pura están emparentados, las posibilidades de que tengamos un tatarabuelo Weasley son muy altas —le contesté y April asintió.
— Mira a ver si yo también lo tengo.
Pero no, April no tenía ningún mechon rojo por ninguna parte ni reflejos rojos. Después de eso, April no se desapareció ni utilizó la red flu, si no que cogió a Tara, que había estado jugando en el jardín y las dos se fueron tranquilamente andando por el bosque. Se suponía que iba a ser una noche tranquila porque George estaba con Fred, inventando unos nuevos productos de cara a la campaña de Navidad y volvería bastante tarde, pero no, era obvio que no podía tener un poco de tranquilidad para revelar las fotos que había ido haciendo desde el verano.
Y todo comenzó con el grito de Fleur saliendo de la chimenea.
— ¡Estoy embarazada!
— ¿Qué? —la rubia empezó a asentir y no paraba de reírse y se tocaba la tripa. Una tripa bastante plana, en mi opinión.
— No podía aguantar más el secreto, ¡estoy de tres meses! Pero quería pedirte ayuda para cuando se lo digamos a todos en Navidad.
— ¿Qué?
Ahí fue cuando noté de verdad los reflejos rojos en el pelo de Fleur. Y eran bastante reales. Tanto como que ella estaba emocionada en mi salón y yo estaba intentando entender qué estaba pasando.
— ¡May!
— ¿Qué?
— ¡Qué vas a ser tía!
Y volvió a chillar y a saltar y empezó a contarme todo. Y cuando pude procesar por fin lo que Fleur estaba contándome yo también empecé a chillar con ella porque, como bien había dicho, iba a ser tía.
Lo que Fleur quería era una sesión de fotos. En realidad sí que se le notaba un poco de tripa, pero era algo muy sutil que solo si sabías podías decir que era un embarazo y no que se había pasado comiendo el postre en La Madriguera.
Durante las Navidades iban a venir sus padres desde Francia porque les había convencido para venir, a pesar de que se suponía que Bill y ella iban a ir a Francia, pero por el embarazo lo habían cambiado al próximo año. Fleur me estuvo contando todas las mentiras que les había ido diciendo a sus padres para que vinieran a Inglaterra por Navidad y como, al final, se las habían comido todas.
— No puedes decirle nada a nadie, ni a George, ni a April, ¿entendido? Quiero ver sus caras con el resto —sonaba a advertencia, pero era en realidad una amenaza. No necesitaba saber que pensaba hacerme si lo contaba, así que no dije absolutamente nada.
Fue al siguiente fin de semana cuando hicimos la sesión de fotos y Bill también estaba. Ya tenían algunas cosas compradas para el futuro bebé y allí hicimos muchas de las fotos. La idea era regalar, tanto a los señores Weasley como a los señores Delacourt un album de fotos que dijera "¡Vamos a ser abuelos!" y esperar que así pillasen la indirecta. Para el resto de Weasleys era un "¡Vais a ser tíos!" en unos jerseys que Fleur había intentado tejer con magia. No estaban mal, pero dudaba en las tallas de algunos de ellos, pero como Fleur era la única que podía tejer de forma medianamente decente —Hermione no contaba, solo sabía hacer gorros y bufandas— era lo que podía hacer. Yo había intentado tejer en más de una ocasión, pero... bueno, mejor no hablar de ello.
— Creo que Fred sabe —le sujerí cuando levantó el jersey de Ron. Definitivamente le iban a faltar unos cuantos trozos de lana por los brazos.
— No, si se lo cuento a Fred no será capaz de mantener el secreto y George y April lo sabrán enseguida.
— Te sorprendería lo bien que guarda un secreto, preguntale qué paso en su quinto curso y ya verás como no dice ni pío.
Y lo hizo. Durante la cena de Nochebuena, Fleur no dudó en preguntar a Fred por ello, pero no dijo absolutamente nada, al igual que April tampoco dijo ni una sola palabra por mucho que Fleur preguntaba una y otra vez. Fue realmente divertido ver como ambos empezaban a ignorarla totalmente, hasta que llegó la mañana siguiente.
Todos los regalos estaban en el salón y Ginny, junto a los gemelos, nos desperaron a todos a las siete de la mañana para abrir los regalos. De los gemelos me lo esperaba porque no dejaba de ser un tipo de broma, pero de Ginny no. Al menos, hasta que no abrimos los regalos.
— ¡Ginevra! —gritó April y empezó a chillar, y yo con ella porque en nuestras manos había una camiseta de las Arpías de Holyhead con el número seis y el apellido Weasley. Tenía mucho sentido que nos hubiera despertado tan pronto.
— ¡Juego el primer partido en enero! ¡En enero! —chilló y todo el mundo empezó a felicitarla.
Lo siguientes momentos dejaron de ser gritos cuando la señora Weasley levantó el album de fotos y luego Ron enseñó el jersey. Primero silencio, luego ruidos de papeles abriendose y todo el mundo menos Bill y Fleur tenían un jersey, los señores Delacourt su album y Gabrielle, la hermana de Fleur, otro jersey.
— ¡Sorpresa!
— ¡Vamos a ser padres!
La eufória se desató ese día con tantas buenas noticias y la tripa de Fleur empezó a ser lo más acariciado del mundo. Resultaba gracioso porque hasta Tara se acercaba a la tripa de ella y apoyaba suavemente la cabeza sobre su tripa. Una vez consiguió lamerla y Fleur chilló porque se había sustado. Por lo visto la lengua del perro de mi hermana resultaba que no era tan suave como parecía.
Para rematar las Navidades, Fleur y Bill, junto a Ginny, no resultaron ser los únicos que tenían buenas noticias, si no que Alexa y Adrian también las tenían y parecía que el futuro bebé Weasley iba a tener a a alguien en Hogwarts, a la pequeña Pucey. Porque Alexa estaba de cinco meses y a ella sí que se le notaba un poco más de tripa.
— Ahora ya sabes porqué no quería quedar nunca, no podía dejar de vomitar —bromeó y no pude evitar reírme yo también.
— A ver si vosotros no tardáis, ¿eh? Queremos que tenga a alguien con quien jugar —dijo Adrian y sé que me puse tan roja como el pelo de George.
— Tenemos tiempo, ¿verdad, May?
— Sí, tenemos tiempo —dije y George sonrió.
Quiza no estaba tan mal empezar a pensar en hacer crecer la familia.
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Feliz cumpleaños Mayyyyyyyyy tkm a ti también me das los mismos dolores de cabeza que tú hermana ❤️
Ahora, después de esta actualización, quizá, y solo quizá, suba 29 y 30 de mayo, los dos seguidos a final de mes. No quiero dejar a las gemelas desatendidas mucho tiempo, la verdad, tengo muchísimas ganas de seguir con ellas cuanto antes.
Nos vemos pronto ❤️❤️❤️❤️❤️❤️
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