Capítulo 115

Pasado

April acabó apareciendo el día de mi cumpleaños a media tarde, con una mezcla entre felicidad y mal humor que definitivamente no tenía ningún sentido.

Aunque luego me contó que su mal humor era por Filch y la señora Norris y como les había arrinconado en una de las aulas del séptimo piso desde la tarde anterior y luego se habían quedado dormidos, para cuando despertaron y abrieron la puerta la señora Norris seguía allí y un maullido atrajo los pasos de Filch así que se volvieron a encerrar en el aula. No sé cuántas veces se disculpó esa tarde y por la noche, pero importaba más bien poco porque se sentó conmigo a rellenar mi libro. El que me había regalado.

Estuvo contándome todo lo que había visto en Edimburgo sobre los muggles, me habló de los museos, del castillo, de un gaitero y del pub donde había estado. También de un parque y como los niños muggles jugaban, de lo amarga que era la cerveza muggle y del pasadizo que podía sacarte de Hogwarts.

— Podríamos utilizarlo —dijo bien entrada la madrugada, cuando se notaba que está más dormida que despierta—. Cuando sepamos aparecernos el año que viene, no volver en el tren, desaparcer directamente desde allí abajo.

— ¿Lo estás diciendo en serio? —le pregunté y ella asintió lentamente.

— Podría funcionar, solo tenemos que tener un lugar al que ir —dijo ella y no pude evitar lanzarme a sus brazos, a lo que ella protestó.

— Lo haremos, claro que lo haremos. Oh, April, vamos a hacerlo.

— Tenemos que ser perfectas. No vale ningún desliz, padre tiene que estar contento para que podamos hacer el examen de aparición antes de volver en el próximo curso.

— ¿Cuándo no hemos sido perfectas?

April no llegó a responder, solo se terminó de tumbar en la cama y metió uno de los brazos bajo la almohada así que se que supe que estaba lista para irse a dormir. Tampoco hacia falta que respondiera a esa pregunta porque más de una vez no lo habíamos sido, los aceptables de nuestros TIMOs seguían sobre nosotras a pesar de todo.

Fueron unos meses buenos, a pesar de que todo nuestro tiempo libre se iba a estudiar para poder conseguir lo que queríamos, libertad. Estaba tan cerca, solo un año más. Aguantar un verano, no sería necesario volver por Navidades el curso siguente, no tendríamos que volver en Pascua. Cuando acabase el curso nos iríamos, no cogeríamos el tren, si no el pasadizo y con una simple desaparición no volverían a encontrarnos.

Cuando quisimos darnos cuenta, estábamos casi a final de curso, con la tercera prueba del torneo de los Tres Magos a unas horas. Fue una cena llena de conversaciones sobre lo que íbamos a tener a continuación, sobre las pruebas a las que se enfrentarían los campeones y quién podría ser el ganador.

— Diggory tiene posibilidades, sale en primera posición —decía Alexa y April hizo una mueca.

— Y Potter también, lo único bueno de eso es que Hogwarts tiene más posibilidades —responde ella y Alexa asiente.

— No es que no quiera que Fleur no gane, pero...

— Se lo pienso decir luego —le digo a Alexa y ella niega, sabiendo perfectamente que estoy de broma—. No me importaría si ganase Fleur, la verdad, mucho mejor ella que Potter o Viktor, ellos ya tienen demasiada fama.

— Y lo que menos falta le hace a Potter es fama —responde April—. ¿Crees que hay apuestas? Apostaré por Cedric.

— Seguro que tu novio lleva alguna —dice Adrian y luego da un pequeño grito—. ¡Bruta!

— Pues cállate —dice mi hermana y, definitivamente, ahora que se acaba el curso parece que vuelve el miedo a que padre se entere.

— Todo el mundo lo sabe, April, ¿que más da? —Adrian habla mientras que se frota la espinilla y, sabiendo como son los puntapiés de April, se que duele.

— Sencillamente no le llames así aquí, ¿vale?

Adrian acaba asintiendo y yo solo miro a April. Si que es verdad que desde mi cumpleaños no habíamos visto mucho a los gemelos porque estábamos casi siempre en la biblioteca. Había momentos cuando salíamos de allí en los que Fred aparecía de la nada y se llevaba a April prácticamente en brazos y George no tardaba mucho en aparecer también por allí. No eran momentos muy largos, porque a pesar de todo queríamos estudiar para que padre estuviera completamente contento, así que eran a penas unos besos y abrazos antes de volver a separarnos.

Lo que no llegó al final fue el día fuera del castillo los cuatro. Íbamos a ir el segundo fin de semana de junio, pero no contábamos con que los gemelos iban a probar en mitad del patio una de sus bromas y la profesora McGonagall les vio. Habían llenado un montón de gobstones de pintura y todo aquel que estaba en el patio quedaba cubierto de un color lavanda precioso, pero no solo ellos, también el suelo, las paredes, las estatuas y un largo número de cosas que acabó con ellos castigados todas las tardes hasta fin de curso.

Otro de los motivos por los que apenas nos habíamos visto.

— ¡Vayamos al campo de Quidditch! —anunció Dumbledore y al instante todo el Gran Comedor se movilizó.

Fuimos con Alexa y Adrian hasta el campo de Quidditch, ahora convertido en... una locura. Había un montón de setos enormes en lo que antes era el campo en si y los asientos los habían descendido a nivel del suelo, así que estaba claro que no íbamos a ver nada. Y yo me había traído la cámara para absolutamente nada.

Nos sentamos en mitad de las gradas, apartados en uno de los rincones para poder hablar tranquilamente y lo único que hacemos es gritar un poco cuando dicen el nombre de Diggory y otro poco cuando dicen el de Fleur. A partir de ahí solo desconectamos de lo que sea que esté pasando en la prueba, porque, al igual que con la segunda, no vemos absolutamente nada.

Los gemelos acaban apareciendo en mitad de la prueba, acompañados de Katie y entonces me pongo a hablar con ella sobre las cámaras muggle porque ella había conseguido una por su cumpleaños.

— Le hablé por carta a mis padres y ¡mira, es como la tuya! —dijo, agitando su cámara y no pude evitar reírme al ver lo emocionada que estaba—. Venga, nos da tiempo a que me enseñes a utilizarla bien. Creo que en verano me voy a comprar una como tu cámara mágica, ¿me enseñarás a revelar las fotos el curso que viene? Sé que tienes los ÉXTASIS, pero...

— No te preocupes, te ayudaré —la interrumpí y Katie parecía por ello.

Mientras que hablamos George aprovechaba para abrazarme y, de vez en cuando, también le daba consejos a Katie sobre algunas fotos, sobre todo las que hacía con la cámara apuntando a nosotros. Y, como necesitaba demostrarle como se hacía, no dudó en coger mi cámara.

— ¡Sonríe!

Nunca llegué a saber cómo salió la foto. Todo empezó a pasar muy rápido. La gente se levantó de golpe, empezando a gritar y la banda volvió a tocar con tanta fuerza como cuando había empezado la prueba. Nosotros también nos levantamos, para ver qué había pasado y, entonces, llegó el grito.

— ¡Diggory está muerto!

Y más caos, más movimiento y pronto tuve a April tirando de mi.

— Vámonos de aquí, venga —susurró y estaba pálida. Prácticamente pegado a su espalda estaba Fred, bastante serio y vi como movió la cabeza, señalando la multitud.

No pude evitar girar la cabeza en la misma dirección y vi a Ginny, a Ronald y a Hermione al lado de una mujer que recordaba perfectamente como la madre de los gemelos. Avancé directamente hasta April, y la que empezó a tirar de ella fui yo, agarrando a Alexa con la otra mano y salimos de allí prácticamente corriendo.

Lo que no esperábamos era el ambiente en la sala común. Draco se reía, en medio de todos sus estúpidos monos de feria. Y eso parecía que enfadaba a April, que le cogió de la oreja y le llevó hasta su habitación, donde empezó a gritarle.

— ¿De qué coño vas? —fue el primer grito y, la cara de Draco cambio drásticamente.

— Tenéis que aprender a disimular, a hacer que os agrada —ya no estaba riendo, estaba serio y para tener quince años recién cumplidos no lo parecía.

— ¿De qué coño estás hablando? —April tenía el ceño fruncido y Draco la empujó suavemente para que se sentase en la cama.

— Pri, el Señor Tenebroso ha vuelto —susurró Draco.

Sé que todo empezó a dar vueltas y tuve que sentarme en el suelo. Sé que April levantó la varita y apuntó a la puerta para luego empezar a gritar. También sé que quedamos en fingir que no nos importaba que uno de nuestros compañeros acabase de morir a manos del mago más oscuro de los últimos tiempos y también sé que quedamos en tener más cuidado al hablar con los gemelos. Pero no recuerdo la conversación, nunca lo hice.

Draco nos habló de todo lo que había oído en la mansión Malfoy durante las vacaciones de Pascua. Las idas y venidas de algunos de los antiguos mortifagos, todos los planes que había y que, si todo salía bien, el Señor Tenebroso volvería y nosotros estaríamos en su bando.

Por mucho que no quisimos creer a Draco, Dumbledore nos lo confirmó el último día de curso, dijo las palabras "Cedric Diggory fue asesinado por Lord Voldemort" y los murmullos en el Gran Comedor fueron la respuesta de todas las mesas menos de la nuestra, probablemente porque todos los que estábamos allí ya lo sabíamos.

El viaje de vuelta a casa en el tren fue silencioso. Alexa solo estaba apoyada en uno de los cristales, mirando el paisaje mientras que le daba la mano a Adrian. April leía un libro sobre el que no dejaba de anotar cosas y yo solo intentaba entender todo lo que había pasado. Luego estaban Runcorn y Montague, que estaban en su mundo jugando una partida de snap explosivo sin cruzar ni una sola palabra.

A mitad de camino George pasó por delante del compartimiento, con mi cámara levantada y no dude en decir que iba al baño. Secreto, tenía que ser secreto y todavía no se lo había dicho.

— No te la devolví aquel día y tampoco... tampoco hemos tenido tiempo para vernos—dijo George dentro del compartimiento vacío donde se había metido y yo solo asentí, sin ser capaz de hablar. ¿Cómo iba a decírselo?—. ¿Cómo estás? Sé que Diggory era tu compañero en Cuidado de Criaturas Mágicas.

— Solo era un compañero de clase —recuerdo decir y sé que me puse de puntillas y le di un beso rápido en la mejilla antes de salir del compartimiento—. Nos vemos el curso que viene, George.

— ¡Hablamos en el verano!

Cuando volví al compartimento el libro de April estaba en el asiento y mi hermana no estaba en ninguna parte así que supuse que había ido con Fred. Cuando volvió llevaba en las manos ranas de chocolate y varitas de regaliz y volvió a esconderse detrás de su libro.

Lo que no sabíamos era que lo peor estaba por llegar.

El tren llegó a Londres bien entrada la tarde y, en cuánto, frenó, Ambur apareció en el compartimento y no nos dio tiempo ni siquiera a decirle hola ya que tocó los baúles y se despareció.

Padre y madre estaban en la estación, junto a tío Thorffin, que nunca había venido. Esa vez no utilizamos la red flu, no, esa vez hicieron una desaparición conjunta y lo último que vi de la estación era a George mirando en nuestra dirección, vocalizando las palabras "Te quiero".

— Rigel, deja que se expliquen —diji tío Thorffin cuando llegamos a casa, pero padre no parecía por la labor y solo se limitó a echar a madre del salón, dejándonos con él y tío Thorffin.

— ¿Qué se expliquen? ¡Tú me has dado esto, si quisieras que lo explicarán lo habrías mantenido en secreto! Se lo dejé bien claro, a ambas, pensaba que ya lo tendrían claro y entenderían perfectamente las consecuencias de desobedecer.

Entonces lanzó un montón de papeles a nuestros pies y uno de ellos cayó bocarriba. Era una foto de un árbol en Hogwarts, del mismo árbol en el que habíamos estado muchas veces con los gemelos, pero esa foto concretamente era de la primera vez, cuando creamos la cúpula para que hiciera un tiempo estupendo. Y se nos veía perfectamente con ellos.

— ¡Con traidores a la sangre! ¡Con esos Weasley! —gritó padre y entonces April tiró de mi hacia atrás, poniéndose ella delante.

— Rigel, déjalas hablar —repitió tío Thorffin, poniéndose entre él y nosotras, pero padre le apartó rápidamente y nos apuntó con la varita.

— May no tiene nada que ver, solo me está cubriendo —dijo April rápidamente y no pude evitar mirarla fijamente—. A veces ha tenido que venir conmigo para que ellos no lo descubran. No nos distinguen, se piensan que... que... cada uno sale con una y... son muy tontos, padre, podemos aprovecharnos de ellos y... me contarán todo, padre, ellos están con Potter, podemos utilizarlos y...

— April, ¿qué estás diciendo? —le dije y ella negó.

— Ve con madre, vamos, yo les... les contaré todo. Lo que puedo hacer para que... para que confíen en mí y... y me cuenten todo.

April me empujó hacia la puerta, suavemente para que andase, pero no llegué a salir de la habitación. Padre empezó a gritar y llegó el primer hechizo. El primer grito fue mío y April también empezó a gritar. No sé que gritaba porque lo único que recuerdo es el dolor y gritos, sollozos por parte de mi hermana. El como me quemaba todo el cuerpo por dentro, como se rompía en pedazos de golpe y todo volvía a unirse a la vez.

Y luego todo negro.

Lo siguiente que me despertó fueron los gritos de April, distantes, así que fui a coger mi varita.

Pero no estaba.

No podían habérmela quitado, no podían haberme dejado sin varita. Así que me puse a buscar por la habitación sin parar.

— DÉJALA, ELLA NO HA HECHO NADA, HE SIDO YO, HE SIDO YO —April chillaba sin parar y sus gritos solo consiguieron que se oyera un portazo y luego pasos.

Pasos que definitivamente se acercaban a mi habitación.

— April está mintiendo —dije en cuanto la puerta de abrió y padre apareció en mi habitación—. Sí que estaba con George.

— Mentirosas, sois las dos unas mentirosas —dijo padre.

Fueron las últimas palabras que le oí decir. Las siguientes solo fueron maldiciones. Una detrás de otra. Y yo solo grito y April, al otro lado del pasillo, grita en respuesta.

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El verano de los dulce diecisiete ya está aquí y no es para nada bonito.

En otro orden de cosas, voy a parar de subir por aquí un tiempo. Quiero que los últimos capítulos tengan la calidad que merecéis y por eso creo que tengo que centrarme en una única cosa. Mi otra historia a medias, Mors Memoriae le quedan veinte capítulos y quiero centrarme en terminarla para poder terminar, por fin, Primavera que, por cierto, acabará si todo va bien en el capítulo 155 si no me equivoco. Tengo perfectamente planificado todo el pasado de Primavera, pero me queda el presente y es el que me está dando tantísimos problemas, así que me voy a centrar en escribir esos capítulos de pasado hasta el final junto con Mors y luego me centraré en el presente. Lo bueno de todo eso es que, cuando vuelva, es muy probable que los capítulos vuelvan a ser dos por semana. O, quién sabe, quizá son más ;)

Mil gracias por seguir leyendo esta historia, de verdad, mil gracias por el apoyo y por querer saber cómo sigue la historia de April y May.

Os quiero mil y, de nuevo, mil gracias.

Volveremos a leernos pronto ❤️

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