Capítulo 113
Presente
Vuelvo a ver a April durante los sábados en La Madriguera, pero nunca hablamos durante las comidas. Ella solo come, agradece la comida a la señora Weasley y se despide de todos para volver a los Alpes. No la veo fuera de esos días hasta que no llega la inaguración de la tienda de Hogsmeade el último viernes de agosto.
Ella está allí, intentando pasar desapercibida entre todo aquel que ha sido invitado, casi escondiendose detrás de una de las tiendas cercanas. Es probable que la vida en Hogsmeade fuera totalmente tranquila hasta ahora, donde nos hemos reunido más de cien personas para la inaguración de la nueva tienda de Sortilegios.
La mayoría de estas personas han ganado el sorteo que habían organizado los gemelos, por cada compra en Sortilegios Weasley una posibilidad de ir a la inaguración de la tienda. El Callejón Diagon había sido una completa locura durante todo el verano y más de una vez me había tocado hacer fotos de como estaba para El Profeta y que todo el mundo viera como la normalidad estaba volviendo sin ningún tipo de problema. La semana pasada había tenido que hacer otra sesión de fotos a la tienda para el artículo que les querían dedicar por la apertura de la tienda de Hogsmeade y por la que habian liado con tanta gente por allí. Había que ir comprobando los tickets uno a uno hasta dar con los cien afortunados que iban a poder asistir al evento exclusivo y ver los nuevos productos antes que nadie.
Así que ahora estabamos en Hogsmeade, viendo como los gemelos cortaban una cinta delante de la tienda y todo el mundo aplaude. April incluida.
¿Qué hace aquí? Porque volver a comer los sábados a La Madriguera no parece un motivo lo suficientemente fuerte como para que vengas a la inaguración de la tienda de tu exnovio. O lo que sea que sean ahora, porque nadie se cree que después de estar una semana encerrados en la casa de Charlie sean solo amigos. No cuando April ha aceptado volver a salir de su casa y Fred está menos gruñón, aunque esto último no tengo muy claro si es por April o si es por esa misteriosa chica de la que nos habla cuando viene a casa a cenar. George piensa que esa chica es April y yo pienso que hagan lo que les de la gana, porque es lo que van a hacer siempre.
Por eso April está en la inaguración de la tienda de Hogsmeade, pero no ha sido capaz de venir a casa a disculparse por echarme de su casa y por intentar controlarme de nuevo la vida. Y el enfado por sus mentiras sobre escapar o no podría llegar un año tarde, pero me daba exactamente igual. Quería estar enfadada con ella e iba a seguir estándolo hasta que se disculpara.
— Sois tontas —me dice George cuando ya podemos entrar a la tienda y la gente empieza a dar vueltas por allí. El apartamento de arriba ha desaparecido para dar lugar a una nueva zona de la tienda con las últimas novedades y es donde está ahora todo el mundo—. ¿Te quieres acercar ya a ella y hablar?
— Que se disculpe ella, que es la que miente y ordena.
— No te digo ella no se tenga que disculpar, May, digo que podrías acercarte a ella porque sé que la echas de menos —George abre los brazos y yo no tardo nada en estar entre ellos—. Sabes como es y sé que te gustaría que viniera a casa a cenar cuando viene Fred o cualquier otro día.
— No es verdad, no quiero saber nada de ella —respondo, pero George se ríe.
— Por eso no has dejado de mirarla, ¿no?
— Bueno, está distinta, claro que la miro, no logro entender que tiene distinto —claro que lo noto, no tiene el ceño fruncio y está volviendo a usar color, no ropa negra. De hecho está utilizando otro tipo de ropa completamente distinta, ropa muggle mucho más ancha en la parte de arriba de lo que solía llevar ella.
Le queda bastante bien y es definitivamente algo que ella no compraría, ¿habrá encontrado a alguien que le diga que le queda bien? ¿Y si me ha cambiado?
— Estás mintiendo como ella, claro que sabes que es lo que está distinto, pero si no quieres ir no vayas —George me da un beso en la cabeza antes de alejarse un poco—. Creo que voy a ir a cambiarle el puesto a Fred, debe de estar hasta arriba de tanta gente, ¿te vienes?
— Claro.
Y, por supuesto, George no falla cuando dice que Fred está harto de tanta gente. Todo el mundo estaba en la planta superior, mirando los nuevos productos y en la parte de abajo no había nadie. Y cuando decía nadie era nadie, solo querían ver las novedades. Pero en cuanto tuvieran lo que querían bajarían hasta la caja, así que el caos estaría luego allí.
— ¿Te gusta la práctica para cuando vengan los alumnnos de Hogwarts? —le pregunto cuando pasa por mi lado y Fred niega.
— No sé hasta qué punto ha valido la pena cambiar el apartamento por una planta más, la verdad, la tienda del Callejón no es tan caótica como esta y ya es decir.
— Eso es porque allí tenéis hueco para poder vigilar todo desde los aires, aquí... bueno, es mejor no mirar el suelo.
El suelo que es de cristal y te deja ver lo que hay abajo. La verdad es que no termina de gustarme porque parece que en cualquier momento se puede caer y acabarás sobre todo aquel que esté en la planta de abajo.
— Ah, el suelo sí, lo ha hecho April, necesitaba aplicar sus conocimientos para terminar una asignatura o algo así e hizo esto —lo comenta como si nada, pero aun así es imposible no notar como está orgulloso de ello. Definitivamente han vuelto juntos. No me importa lo que hayan hecho—. Está abajo, ha venido solo para asegurarse de que todo estaba en orden y viendo que todo aguanta estupendamente supongo que ha llegado la hora de firmar los papeles de la universidad para que los pueda entregar.
— ¿Y va a ir a entregarlos ahora?
— Pues supongo, pregúntala, no sé que planea hacer ahora —se encoge de hombros y va hacia las escaleras.
April se acerca a él cuando le ve llegar a la planta de abajo y hablan unos momentos hasta que April saca unos papeles de debajo de su blusa —¿o debería llamarlo poncho? Porque definitivamente es demasiado grande— y se los da para que los lea. O los rellene.
Son un par de minutos en los que Fred va haciendo cruces en el papel y, finalmente firma. No hay nada cuando le devuelve los papeles, no hay una sonrisa, no hay un guiño, no hay nada. ¿Puede ser que Fred esté diciendo la verdad y haya alguien más que no sea April? ¿O todo forma parte de una actuación? Sea lo que sea, se despiden con un gesto de la mano y April sale de la tienda. Pero dura sola en la calle apenas unos segundos porque, de la nada, Fred parece que se da cuenta de que hay un papel extra en la mesa y sale detrás de ella. Solo tengo que moverme hasta la ventana que da a la puerta principal para ver qué está pasando, aunque no entiendo nada. Bueno, sí entiendo algo, que han vuelto a mentir. Pero no me incumbe, no, claro que no lo hace. Al principio parecen ser totalmente serios, luego cambia.
— ¿Qué es lo que miras con tanto interés? —Ginny no tarda en ponerse a mirar también por la ventana y Harry se apoya la barbilla en su hombro, también cotilleando—. No saben disimular.
— ¿Por qué mienten? —dejo de mirar por la ventana y miro a Harry y Ginny, que de repente tienen la boca abierta—. ¿Qué?
— ¿Le acaba de dar un beso en la tripa? —pregunta Harry y Ginny asiente.
— Sí lo acaba de hacer, que fuerte, que fuerte, que fuerte —parece que Ginny quiere salir corriendo escaleras abajo, pero Harry es más rápido y la coge—. ¡Tengo que ir a preguntarles!
— Ya lo dirán, ya has hecho bastante encerrándoles en casa de Charlie y fíjate la que has liado —le responde Harry, pero ella no parece estar de acuerdo.
— ¡Gracias a mi vamos a ser tíos, así que no me vengas con esas!
Tíos.
La palabra se queda en el aire mientras que Ginny sigue intentando escaparse del abrazo de Harry y yo me vuelvo a girar para ver a mi hermana y a Fred. No es real, no está embarazada, no puede estarlo, habrá vuelto a mentir. O quizá lo están intentando. Pero seguro que no lo está, es imposible que se hubiera quedado embarazada y no me lo hubiera dicho, ¿no? Aunque tiene sentido, ropa más ancha, lleva los brazos escondidos debajo del jersey y, si me fijo ahora, parece que tiene algo de tripa.
¿Y si ella también estaba enfadada conmigo? ¿Y si estaba enfadada conmigo por las fotos de Azkaban? Había dejado que salieran las fotos tanto de padre como las de tío Thorffin, había dejado que salieran los nombres en el periódico. Y ella seguía utilizando el apellido Avery. ¿Y si le había quitado grandes oportunidades en los últimos meses por eso y ahora estaba enfadada conmigo?
Como a mi no me sujeta nadie es fácil bajar hasta la planta de abajo y fingir que solo quiero salir a tomar el aire. Aunque no se lo crea nadie. Como tampoco se cree nadie que no están juntos, no después de lo que acabamos de ver desde la ventana, no cuando ahora no se alejan.
— Hola, May —dice April y tengo que esforzarme por solo asentir porque si hablo sé que voy a decir cualquier tontería.
— Bueno, os dejo, tengo que volver a la tienda. Ten cuidado y si necesitas cualquier cosa voy.
— Estoy perfectamente capacitada para cuidar de mi misma y de Tara, ¿vale?
— ¿Ya le habéis puesto nombre al bebé? —se me escapa y los dos se giran de golpe para mirarme.
— ¿Qué bebé, May? —parece que April está intentando aguantar la risa, pero Fred no lo ha hecho, ha soltado una carcajada en su lugar.
— Lo hemos visto desde arriba, te ha besado la tripa, llevas ropa ancha, Ginny...
— Bueno, en cierto modo sí que es un bebé —dice Fred, mirando a April que niega.
— Pero porque tiene tres meses —dice April y Fred no sé si decide que le parece muy gracioso todo esto o que, pero se pone detrás de April y pone las manos en su tripa—. ¡No hagas eso, sabes que no le gusta!
— Sí, sí, lo que tu digas, como que no le ha gustado que le diera un beso.
— No es verdad, me lo ha dicho, dice que no le gustan y tampoco le gusta que sea la primera vez que sale a la calle y que no la dejes tranquila —y ahora sí que no entiendo de qué demonios están hablando. April ha salido a la calle, ¿puede ser que se acaben de enterar y que por eso diga que es la primera vez que sale a la calle?
— ¿Podéis decirme qué es lo que está pasando?
— ¿Se lo dices tú o se lo digo yo? —pregunta Fred y cuando ve como April pone los ojos en blanco sonríe aun más—. ¡Somos padres!
— Por favor, no lo repitas así —mi hermana parece que se lo suplica, pero a Fred parece importarle más bien poco.
— ¿Le presentas ya a Tara o lo hago yo?
— No, ya lo hago yo, conociéndote la vas a liar.
Entonces April se levanta la camiseta y debajo no hay una tripa. Hay un pequeño cachorro entre los brazos de mi hermana. Es, como bien ha dicho Fred, un bebé.
— ¿Ves? ¡Somos padres! —repite Fred y ahora sé por qué ha dirigido la conversación de tal forma que todo parecía indicar al embarazo. Quería gastar la broma estúpida.
Me giro para mirar a la ventana y entonces ya no están solo Ginny y Harry, también están Ron y Hermione, mirando con bastante curiosidad lo que está pasando.
— Te lo repito, no somos padres, solo hemos adoptado a Tara de forma conjunta —dice April y vuelve a esconder al cachorro dentro de la camiseta—. Ahora, si no te importa, me voy ya a casa porque sabes perfectamente que Tara no debería haber salido.
— Era la inaguración de la tienda, claro que tenía que venir.
— Fred, las vacunas son por algo.
— Está perfecta, y además la has llevado en brazos todo el rato escondida debajo de ese jersey, no le va a pasar absolutamente nada por estar un momento en la calle. Tendría que haber recorrido la tienda en lugar de haber estado todo el rato contigo —Fred vuelve a acercarse a April y, sin cortarse ni un pelo, vuelve a levantar la camiseta de mi hermana para luego intentar coger al cachorro.
— ¡No, está dormida, déjala! —April se aleja rápidamente y entonces el cachorro ladra. O más bien hace algo parecido a ladrar—. ¡Ya la has despertado!
— La adoptamos los dos, así que yo también tengo que cuidarla.
— Vete a trabajar y déjanos tranquilas, si sabes perfectamente que me prefiere a mi antes que a ti —April le saca la lengua a Fred y él solo levanta una ceja. Parece que se hablan sin decir ni una sola palabra y no sé cuando han llegado a esto.
— Esta noche duerme conmigo, que lo sepas.
— Dormirá donde ella quiera —April retrocede otro paso y luego me mira. No sé si quiero que me mire así—. ¿Podemos hablar, May?
— Yo me vuelvo a trabajar entonces —Fred empieza a andar hacia atrás y juraría que le da a April un pequeño asentimiento antes de girarse y empezar a andar normal.
— Diles a Ginny, Ron, Harry y Hermione que se alejen de la ventana —le digo y él levanta el pulgar para luego desaparecer dentro de la tienda—. ¿Quieres ir a algún lado?
— Tengo que ir mi casa, Tara no puede estar fuera en realidad, pero Fred ha insistido tanto que... bueno, pues la he traído también. Y ahora que se ha despertado pues no va a parar de moverse hasta que no la suelte, así que si podemos ir a mi casa...
— Claro.
April sonríe y empieza a andar hacia Las Tres Escobas, donde está la chimenea con la red flu más cercana. No saca al cachorro de debajo de la camiseta en ningún momento y, cuando se mete en la chimenea, lo único que hace es sacar la varita un momento y pronto la camiseta se pega por todas las partes de su cuerpo.
— Es para que no le entre ceniza, la primera vez que salió del apartamento por la red flu no dejó de estornudar durante cinco minutos seguidos —explica April mientras que se mete dentro de la chimenea—. Te veo ahora, ¿vale? ¡El sueño!
Fred siempre dice ese sitio cuando se mete en la red flu. ¿Viven juntos también? April nunca se va de La Madriguera allí, siempre vuelve a los Alpes, ¿por qué no dicen si viven juntos o no? Me meto yo también en la chimenea y pronto estoy en la casa, que sencillamente es un desastre. April está sentada en el suelo, sacando al cachorro de la camiseta.
— Perdona el desorden, Tara la ha liado bastante esta mañana y Fred lleva sin recoger días, ya le he dicho que este no es un lugar saludable, pero bueno, no hay forma de convencerle. ¿Vamos ya? —dice, señalando la chimenea de nuevo. ¿No va a fingir que no vive aquí, ¿verdad?
— ¿No hemos llegado ya?
April se queda callada y luego acaba asintiendo, para negar rápidamente.
— No vivimos juntos, si eso es lo que estás pensando. Si me hubiera mudado a vivir con él lo sabrías, no tiene ningún sentido que no te lo cuente aunque hayamos peleado —levanto una ceja y luego señalo al perro y April niega—. Es en realidad de Fred, no mía, vive con él.
— Lo habéis dicho antes, la habéis adoptado conjuntamente.
— Porque Fred trabaja y no quiere dejarla sola, no porque sea de verdad de los dos. Solo somos dos amigos que han adoptado un cachorro juntos porque si no no podrían cuidar de él bien.
— ¿Amigos que se besan? —ja, no se lo cree ni ella.
— Vale, amigos con algunos beneficios —acaba admitiendo. Tarda unos segundos, pero se acaba sentando de nuevo en el suelo y Tara va con ella de nuevo, tumbándose en su regazo—. ¿Ves por qué tenemos custodia compartida? Este mes le toca a Fred, el mes pasado me tocó a mi. Se supone que cuando crezca algo más se quedará aquí definitivamente porque tiene más hueco que en el apartamento.
Si en algo me he fijado es como April nunca ha dicho mi apartamento. No, al unico lugar al que se refiere como mi casa es este sitio y antes lo había dicho. Lo había llamado mi casa.
— Quiero que me digas la verdad, ¿vives con él o no? —se lo pregunto directamente y ella suspira—. La verdad, April, creo que ya podemos dejar los estúpidos secretos de una vez.
— No vivo con él, al menos no de verdad, vivo en el apartamento de los Alpes de verdad. Sí que es verdad que a veces me quedo a dormir aquí o Fred se queda a dormir en el apartamento, pero no vivimos juntos —me cruzo de brazos y April vuelve a suspirar. Sabía que no estaba contando todo—. Sí, también nos acostamos cuando se queda, ¿vale?
— ¿No se supone que él tiene novia? Es lo que nos ha dicho a todos —le pregunto y ella se encoge de hombros—. ¿Te da igual?
— No, claro que no, si tuviera novia no me lo tiraría, May, solo digo que no sé por qué os ha dicho eso —no me lo termino de creer. No porque April se pone a jugar con sus dedos y decido que yo también me voy a sentar a su lado. Es inmediato, deja de mirar sus dedos para entonces mirarme—. ¿Me perdonas por haberte mentido tantas veces? Lo hacía sin mala intención, lo prometo, solo quería...
— Protegerme, sí, pero tienes que entender algo, no necesito protección, April, puedo tomar mis propias decisiones y no tienes que estar encima de mi.
— Por eso Fred dijo que era buena idea que adoptasemos un perro —dice de golpe y luego sonríe cuando mira a su cachorro.
— ¿Me estás sustituyendo por un perro?
— Claro, Tara sí que necesita que la cuide y tú ya te puedes cuidar sola.
— Eres lo que no hay.
— Te echo de menos, May, de verdad. No quiero que sigamos así, pero... no sabía que hacer, cuando nos hemos visto los sábados no parecía que quisieras hablar conmigo y... Fred lleva regañandome muchos meses, pero pensaba que tenía que dejarte tiempo y...
No la dejo hablar más porque yo también la echo de menos y la abrazo. La abrazo hasta que April se echa a llorar y acaba disculpándose porque lleva unos meses que llora por todo.
— Es que desde que volví a Inglaterra estoy de los nervios y todo por culpa de lo de Rigel —empieza a justificarse, mientras que se limpia las lágrimas con el dorso de la mano—. ¿No pueden meterle en otro lado donde esté más vigilado? A veces me despierto por la noche y creo que se ha escapado y me ha encontrado porque oigo algún ruido. Últimamente los ruidos los hace Tara y algunas veces Fred, pero me asusto igualmente y acabo vomitando de los nervios.
Quizá Ginny no estaba tan desencaminada.
— April... ¿habéis usado protección?
— Sé a donde quieres llegar, es imposible, ¿vale? —se levanta del sofá, empezando a andar por todo el salón y el cachorro empieza a perseguirla, probablemente pensando que es un juego—. Es imposible, ¿sí? Hemos utilizado protección los últimos meses y estoy teniendo algo que se parece a la regla y... ¡lo dijo el médico raro muggle!
— ¿Y en Rumanía? —la interrumpo porque allí no hubo magia. Si no tenían ni forma mágica ni forma muggle...
Ahí es cuando April se queda quieta en el sitio, cuando la cara le cambia a una de terror absoluto y empieza a negar.
— No, no, no está pasando, no es posible, no, no, no. Hemos tenido cuidado, es imposible ya oíste a los médicos. ¿Por qué siempre piensas en lo mismo? Yo no quiero esto, ni siquiera me lo planteo, por Morgana, ¿por qué siempre llegas a la misma conclusión, May? Solo tengo ansiedad, muchísima ansiedad y siempre de me olvida beber agua y eso me hace estar fatal y...
No hago caso a mi hermana, solo levanto la varita y conjuro mi patronus para llamar a Hermione porque no es el primer susto que hay en la familia.
El suyo fue bastante divertido, fue una semana más tarde de anunciar que Ron y ella se iban a vivir juntos. Ese mismo sábado, mientras que todos ayudaban a poner la mesa fuera me arrastró hasta el cuarto de baño temblando y me explicó como funcionaba. Me dio el palito y luego salió corriendo a ayudar porque no quería ver el resultado. Fue negativo, claro, pero también fue realmente divertido asustarla. Y luego llegó el de Ginny en agosto. El suyo incluyó multitud de gritos a las ocho de la mañana porque tenía que haberle bajado ya la regla y no lo había hecho. Se había traído también a Hermione y mi casa era un completo caos hasta que nos dijo que tenía un retraso de una hora. En ese momento Hermione y yo empezamos a reírnos a carcajadas y ella nos estuvo persiguiendo por toda la casa hasta que consiguió su venganza por, en sus palabras, "reirnos de ella".
Hermione no tarda en aparecer en la casa y, por supuesto, no lo hace sola ya que Ginny también viene con ella.
— Los traigo, ¿crees que estás embarazada? ¿Seguro? ¿O es una hora de retraso? —Ginny no duda en darle un pellizco a Hermione, que chilla por ello.
— ¡Dejad de reiros de ello!
— Nunca —le respondo a la pelirroja, que se cruza de brazos y luego mira a April.
— ¿Se puede saber por qué demonios llevabas un perro debajo del jersey? ¡Pensaba que iba a ser tía! —se queja y April señala al cachorro.
— Fred ya dice que somos sus padres, si te quieres unir a su locura y decir que eres su tía no te lo voy a impedir.
— No descartes todavía que no sea solo el perro —le digo a Ginny y ella vuelve a mirar a April.
— Cállate, es imposible —repite mi hermana.
— Vamos, April —Hermione no deja que hable, la coge de la mano y tira de ella hasta que se queda parada en mitad del salón—. No sé donde está el baño.
Ahí es cuando April la dirige y mientras que esperamos, Ginny juega con el perro. No tenemos que esperar mucho hasta que salen del baño, pero el tiempo de espera hasta que está el resultado sí que se me hace eterno. Y sé que a April también por como empieza a morderse las uñas hasta que me doy cuenta de que se las está mordiendo tanto que se está haciendo sangre.
— Tranquila.
— No puedo estar tranquila, no cuando esa cosa me puede arruinar la vida.
— ¡Ya está!
Hermione está sobre el test que habían dejado sobre la mesa y Ginny se lanza a mirarlo, pero solo frunce el ceño mientras que April no se mueve del sitio.
— ¿Qué significa una sola raya?
April lo entiende cuando Hermione respira aliviada y empieza a reírse sin parar.
— ¿Has hablado con madame Pond sobre esto? —le pregunto y April asiente todavía riéndose aliviada—. ¿Y qué te ha dicho?
— Que no piense en que se van a escapar, como si fuera tan sencillo, ¡yo no decido que sueño! —consigue decir cuando se le pasa la risa—. Eso y que hable con el Ministerio porque si de verdad creo que se pueden escapar es por algo.
— Quizá tienes que verlo por ti misma, ¿no? Que no pueden escapar —sugiere Ginny y sé, en ese mismo momento, la ha cagado por como April asiente.
Ahora va querer ir a Azkaban y nadie le va a poder decir que no.
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May parece que solo quiere ser tía y Ginny no debería haber dicho eso ups. ¡Pero ahora tienen un perro! Es un bebito, es un golden retriever por cierto, es adorable y quiere mucho a April, le gusta comer zapatillas de andar por casa y considera que los gnomos de La Madriguera son lo más divertido del mundo.
Y ahora cambiando de tema, ¿vais a ir al partido de April Fools contra Wood Knochers? Es que buah, me llegó por fin la entrada el otro día y estoy deseando que llegue el jueves porque omg la alineación de los equipos????? Los comentaristas???? La árbitro???? Buah es que va a ser un partidazo, ya me he pillado la cerveza de mantequilla y un montón de pulmas de azúcar, además de unas palomitas. ¡Espero veros el 1 de abril en el campo de quidditch!
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