I
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Los días de primavera vuelven, los pétalos de cerezo son tan hermosos como el de todos los años, la brisa sigue siendo fresca pero agradable, el cielo despejado y el cantarillo de las aves hacen de un día perfecto.
Han pasado dos años desde que se supone que la había perdido, pero ahí estaba, sonriendo tan linda y preciosa como la última vez que la vió.
Corre, corre a abrazarla y está corresponde, oculta su rostro en el espacio entre el hombro y cuello de su contraria, aspirando su aroma, dejando que su llanto se pierda en la piel de ella y sus sollozos se ahoguen en lo más profundo de su ser. Sus cabellos son acariciados con delicadeza, sintiendo esa cálida sensación de hogar.
Su llanto aún no acaba pero se aparta de la jovencita, retirando sus lágrimas y mostrarse fuerte ante los ojos de ella, por otra parte ella le sonríe dulce, traduciendo eso en un "Estoy devuelta", solo asiente, comprendiendo esas palabras.
—Crei que no regresarias—Confiesa la de cabellos cortos, está vez sonriendo sin hacer muecas por el martillo de su corazón. Teme a ser escuchada.
—Gillian, lo siento.
—No—Niega, no quiere escuchar eso— Descuida, lo que me tiene feliz es que-
—¡Anna!
La mencionada presta atención al llamado, sus ojitos se aguadan y puede ver entre borroso como el joven de hebras negra luce cansado y desalineado. Quizás está así por la carrera que se había tomado desde el otro lado de la escuela, empujando alumnos y maestros cuando se enteró que la rubia había regresado. No tenía tiempo que perder.
Está sonriendo, está feliz, se siente en la gloria, más cuando llega con ella y la rodea entre sus brazos, besando sus cabellos, frente, ojos y mejillas, hasta llegar a sus labios en dónde deposita un tierno beso. Correspondiendo a cada tacto, con sus manos toma las mejillas del chico y ella le da un beso, para después abrazarlo y ser correspondida. Muy por detrás de toda esa burbuja, llegan dos personas más, un albino y una pelirroja, quienes al ver la escena igual se unieron. Poco a poco empezaron a llegar más personas que le daban la cálida bienvenida a "la chica desaparecida".
Gillian... Ella no tiene nada que hacer ahí, solo sonrie, suspira, observa unos segundos y después pasa a retirarse. Se abrazo a sí misma, camina por el resto del sendero que le falta para llegar a la escuela, sube al tercer piso, recargandose en el barandal y mirar como el viento se lleva las hojas de los árboles, las risas de los demás y de paso sus lágrimas.
Se quita ese gorro rosado con que siempre lleva, entre todos esos botonsitos que lo adornan retira uno en específico, que era de una pequeña mariposa azul, siendo la que destacaba más que todos los demás. Lo tiene entre sus manos un rato, hasta que el sonido de unos pasos acercándose llaman su atención. No se da a la tarea de voltear a ver quien es, solo espera a que esa persona llegué a su lado y de igual forma mire el paisaje y le haga compañía.
—¿No deberías estar con ellos?—Interroga el chico.
Gillian mira a la misma dirección que su amigo, observando a esa rubia y al resto de sus amigos convivir por el regreso de la antes mencionada.
—No tengo nada que hacer ahí.—Se sienta, dejando su espalda recargada en el barandal y mirar al cielo.
Las nubes forman figuras abstractas y muy realistas. No está pensando en nada solo siente una sensación de vacío.
—Oliver, Sonia, Violet y los demás son nuestros amigos, Anna es tu mejor amiga, deberías de ser una de las principales que debe de estar ahí.
—Esta Ray.
—¿Y eso es un problema?
—Nigel.—Lo llama advertido, sabe muy bien cuál es la situación y lo único que siente es que se están burlando de ella.
—¿Al menos le diste la Bienvenida?
—Iba. Ray llegó y ya no pude hacerlo, luego llegaron los demás y me vine para acá. Pero la pregunta es ¿Tu que haces aquí?
—Te ví venir muy solitaria así que te seguí.
—jo ¿Ahora acosas a las chicas?
—¡No me malinterpretes!
La rubia se hecha a reír, burlándose de la voz chillona de su amigo y de lo rojo que está. A Nigel no le había pegado bien la pubertad.
—Volviendo a lo importante. ¿No piensas decírselo?
Calla su risas escandalosas pero sigue sonriendo y vuelve a poar su vista en la nubes.
—A Anna la conoci cuando éramos niñas. Ocurrió en el jardín de niños, fue mi primera amiga y la primera persona en aceptarme y no burlarse de que mis padres fuesen... Bueno, ya sabes.—El chico asiente. Para él fue una total sopresa enterarse que los padres de Gillian y Oliver eran dos hombres que llevaban por nombre Lucas y Yuugo. Al principio fue extraño, hasta que se acostumbro a la presencia de ambos padres de su mejor amiga, o bueno, a la de Lucas porque aún le sigue teniendo miedo a Yuugo.— Fue... Todo fue genial, la convivencia, los viajes que hacíamos durante las vacaciones, las pijamadas. Todo fue espectacular.
—Hasta hace dos años.
—Hasta hace dos años.—Repite.
Nigel le sonríe comprensivo, el sabía toda la historia, pero parecía que ella quería retomar todo eso.
—Se suponía que nos veríamos en aquel invierno de hace dos años, en navidad. Celebrariamos navidad juntas como siempre. Un año antes descubrí algo que me desconcertó, y fue que yo no era heterosexual, lo comprobé cuando todas esas cosas relacionadas con el amor no se me daban con los chicos y solo una chica. Y esa chica era ella. Las mariposas en el estómago, los nervios por su cercanía, sonrojos, detalles pequeños que los veía como la octava maravilla del mundo porque venían de sus manos, cosas simples que solo hacían que mi cuerpo reaccionara ante su presencia. Me tomo meses para decidirme entre si decirle o no, cuando me decidí... Ella no llego. Mis padres no sabían nada, sus amigos no sabían nada, Norman quien es su hermano dejo de asistir a clases aún después de regresar de vacaciones, le preguntaba a Emma algo y ella tampoco sabía. Lo único que me había dicho fue que Norman estaba fuera del país, de ahí no había ninguna otra información. Para ese punto yo creo que ya tenía el corazón en la mano, no sabía absolutamente nada y eso me estresaba, no tardó mucho para que comenzará a tener pesadillas, a no dormir por noches, a padecer de ansiedad, todo esto sin saber absolutamente nada de su estado. No sabía nada. Un año paso, cuando Norman volvió pidió que me vieran a mi en específico en el salón de arte, yo fui, pero cuando llegue había visto a Ray salir a toda prisa, lagrimeando y yendo a la salida. No comprendía.
Trate de simular que no había visto nada así que me espere unos minutos hasta que me decidí por entrar. Cuando llegue, Norman estaba mirando a la nada por la ventana y al percatarse de mi presencia sonrió.
—Me alegro que hayas venido. Vamos, siéntate.—Señalo ambas sillas.
Yo hice caso, estaba intrigada, hace un año que lo veía y si está aquí debe de tener noticias respecto a Anna o alguna clase de información.
—Necesito que te mantengas en calma.
Su voz se hizo gruesa, de inmediato me sorprendi y lo ví directo a los ojos. Tenía una mirada sombría, un aura nostálgica y como su fuera para colmo, el clima estaba empeorando. Sentí un escalofrío recorre todo el cuerpo, seguido de una sensación fría en mi espalda. Esto no era bueno...
De su bolsillo saco una cajita color crema, la deslizó sobre la mesa e hizo que quedará justo enfrente mío. Por mi parte, tome la caja, deshice el moño y procedí a abrirlo, en contenido era un broche, una mariposa de llamativo azul con definiciones en negro. No comprendía lo que sucedía, mire a Norman en busca de respuesta, parecía triste y dolido.
—Es de parte de Anna, dice que lamenta no haber llegado a la cena, pero que ese es tu regalo de Navidad, ella tiene la misma mariposa pero es de color naranja.
—No comprendo.
—Estabamos apunto de ir a tu casa. Anna comenzó a toser, su malestar parecía una simple tos pero empeoró, no podía respirar, su corazón latía de una manera anormal hasta que colapso. La llevamos al hospital, estaba mala de los pulmones y aquí no estaban los recuerdos suficientes así que la llevamos fuera del país.
—Espera...
—Su situación no mejoro, todo lo contrario, sus defensas eran bajas y no había nada que se pudiese hacer.
—Espera...
—Pulmomia, pero era demasiado avanzada. Hace unos días nos avisaron que ella no podría aguantar más tiempo-
—¡Espera! ¡¿Qué estás tratando de decirme?!
Guardo silenció, miro a sus costados y se abrazo tratando de darse calor. Suspiro y me miró a los ojos.
—Ese fue su último regalo, dijo que quería ir lo tuvieras en caso de que no sobreviviera, que tuvieses una part--
—¡Llévame con ella!
Claro que no iba a dejar las cosas así, si la perdía, quería mínimo estar con ella en ese poco tiempo, quería confesar ese pesar y sentimiento que habitaba en mi corazón, pero su respuesta fue un:
—"No"
Insistí todo lo que pude, le rogué, pero solo me dijo que esa era una de las condiciones, que me iba a decir lo de Anna con tal de que yo no tuviese la idea de ir al bendito país y hospital en el que estaba.
—Días después me enteré de que Ray se había ido con Norman, tal vez era por eso que se había ido tan rápido aquel día. Después no recibí noticias de nadie. Me rendí, a pesar de ser menor de edad pude entrar a bares, comencé a escaparme de la escuela, le cause muchos problemas a mis padres, hasta hace un mes que decidí dejar todo eso y tratar de iniciar de nuevo. Todo estaba avanzando bien, hasta el día de hoy, dandome el resultado de que mi mejor amiga y amada estaba viva, estaba sana, llena de grata y belleza... Y también enamorada de Ray.— Tomo una de las hojas que eran llevadas por el viento, para después dejarla ir con la siguiente ráfaga que pasó.—Hice sacrificios nunca mencionados, creí que estaría bien si no decía nada y ella solo estaba con quién sea, pero en el fondo queria que ese "quién" fuese yo. Que tonto ¿Verdad?
—No diría tonto. No fue opcional tu orientación, tampoco que Anna te gustase. Todos saben que los sentimientos no se controlan, Gillian. Tampoco creo que tus sentimientos sean estúpidos, te admiro, con todo el dolor y pesar dejas que ella sea feliz con alguien que no es tu. Si eso no es amor, entonces no sé que sea.
—Creo que sí.
—Ahora, vamos. Tenemos un partida de juegos que no hemos terminado.
—¡El último en llegar al arcade paga las amburguesas!
—¡Espera Gillian! ¡Eso no es justo!
No, no ha cambiado de pesar así de rápido, pero prefiere distraerse con otra cosa que estar lamentándose por otra. Quizás sus sentimientos sea para alguien más en un futuro, pero por el tiempo que queda solo le perteneceran a un persona y no se lamenta que las cosas sean así. Sabe que su corazón está en buenas manos, después de todo, puede seguir avanzando.
Ella los mira a lo lejos correr, se quita el broche que adorna la manga de su camisa. Le causa tristeza, pero sabe que su cercanía le afecta y no se siente mal, está tranquila, porque sabe que llegara un momento en dónde algo cambiará y quizás no vuelva ser igual, pero estará contenta de saber que al menos los lazos formados no se los llevo el viento.
El viento de una triste primavera con sabor a invierno...
Hola raza owo
Ya se, debería de estar actualizando, pero si no escribía esto iba a morir ¡-¡
Espero y le haya gustado uvu💙
Nos leemos luego~
Bye -3-
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