50.Estaba buscando amor
LISA
Siempre había buscado el amor a pesar de las constantes desilusiones que me había llevado en mi vida. A pesar de todo ello, esos ojos dorados con los que me topé me hicieron replantearme el poder darle una nueva oportunidad al amor, aunque ello pudiera costarme un nuevo golpe.
Durante ese tiempo que lo conocí, jamás fui tan feliz en mi vida y eso lo sabía hasta mi madre que me veía sonreír cada día. Sebastián fue para mí mi primer y único amor verdadero; un remanso de paz en mi locura de vida.
Pero todo lo bueno tiene su caducidad: o bien la vida te lo arrebata o bien es el tiempo mal empleado o las decisiones inadecuadas.
Aquí arriba en este avión, miraba las nubes debajo de mí y me sentía volar como cuando sus ojos dorados me miraban con esa intensidad. Ahora estaba haciendo un viaje, el típico viaje que deseas hacer con la persona que amas, pero nunca imaginas hacer por motivos como los míos.
Matt no había hablado nada acerca de sus propios motivos por los que se iba de Nueva York pero me prometió contármelo cuando estuviera preparado. A pesar de la fortaleza de mi moreno, él tenía un lado sensible que, aunque él negaba su existencia, yo sabía que realmente estaba ahí.
Agradecía a Matt en silencio el haberme sacado de aquel encierro autoimpuesto en mi piso porque eso no sería bueno para mí. Si realmente Sebastián tenía un problema que lo atormentaba, pero me amaba como me había dicho aquella noche, él me buscaría, pero yo...yo no sabía si querer hablar con él o darle una nueva oportunidad.
Desde que tomé la maleta, decidí apagar el móvil para que nadie me llamase o quisiera hablar conmigo sobre mi repentina desaparición. Con la última que hablé fue con Selina para informarle de mi ausencia.
Sabía que un mes no borraba todo y que cuando volviese quizás las cosas no estaban como siempre, pero a veces es necesario liarte la manta a la cabeza y largarte. Y eso es justo lo que he hecho; lo que hemos hecho.
Y aunque las noches y los días se avecinaban largos, debía de ser fuerte por mí. Sólo esperaba que si Sebastián me había echado de su vida fuera para ser feliz.
Porque a pesar de lo que me había hecho, yo lo amaba más que nunca y temía no olvidarlo jamás.
Porque sus ojos dorados se sumergieron en los míos, marcándome como si fuera suya, temiendo que así fuera para siempre.
FIN DE LA PRIMERA PARTE
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