40.El ardor de tus labios
Maratón día 1 (2/2)
SELINA
Acepté con gran gusto la invitación de Ryan y más en presencia de aquellas dos arpías. Cuando él me tomó de la mano, pude ver como el rostro de ambas cambiaba de color, percatándose que él y yo teníamos algo más que una simple relación de jefe y empleada.
La amistad creciente que había crecido entre nosotros era realmente agradable. Aproveché mi extraña capacidad de comer comida humana para disfrutar de su compañía y hablar de todo lo que últimamente estaba pasando.
Ryan parecía cómodo conmigo, pero notaba un cierto nerviosismo emanar de él. Estaba claro que la presencia de su hermana y de su ex psicópata estaban afectándole y, por primera vez en mi vida, no soportaba ver sufrir a alguien de mi alrededor.
Cuando nos sentamos en la mesa, él se apresuró a pedir el vino cuya elección siempre era impecable y apetecible. Yo no paraba de sonreír ante tal caballerosidad que cada vez se hacía más evidente en su personalidad. El Ryan de verdad era un hombre que merecía la pena, que te hacía sentir sentimientos estúpidos y necesarios. Mientras que mi mano descansaba sobre la servilleta, la mano de Ryan de puso sobre la mía, provocando un ardor que se expandió aprisa por todo mi cuerpo. El deseo estaba acumulándose bajo mi piel y deseaba quemarme en aquel cuerpo de ensueño que deseaba ver en su esplendor y totalidad.
Mi mano se la llevó a sus labios, notando como su lengua rozó ligeramente la piel sensible del dorso. Un suspiro ligero salió de mis labios, viendo como los ojos metálicos de Ryan se transformaban en un mar metálico de acero y pasión.
El camarero interrumpió el momento, pero Ryan no interrumpió aquel contacto. Entrelazó su mano con la mía sin quitarme la vista de encima. Si seguía tocándome así, no respondería de mí.
- ¿Sabes que es un enorme placer para mí poder comer por fin contigo?
La voz de Ryan,que siempre estaba segura y con el semblante neutro sin emoción, ahora era un sonido ronco, ahogado y cargado de pasión. Aquel timbre de voz era mi preferido y lograba excitarme más que cualquier caricia de unas manos expertas.
Yo le sonreí con cierta picardía y le respondí sin disimular lo que más ansiaba:
-Me gusta hacerme de rogar, deberías saberlo.
Mi garganta seca pidió un buen trago de vino y Ryan me siguió el gesto. Ambos disfrutamos de una comida excelente y yo no podía estar más feliz y llena de vida. Los problemas parecían disiparse ante el calor de su piel y las promesas silenciosas de aquellos hermosos ojos.
Cuando terminamos de comer, teníamos que volver a nuestro trabajo, pero Ryan no pudo evitar tomarme de la mano. Caminamos hasta Carter Corp como si fuésemos pareja y todo el mundo parecía estar viendo una aparición a nuestro paso.
Y lo más extraño es que esa sensación no me desagradaba en absoluto.
Cuando ambos llegamos a nuestro despacho, nos sentamos en nuestras respectivas mesas para seguir con nuestro trabajo. Estaba tan ocupada en lo que hacía que no me di cuenta de la taza humeante de chocolate que Ryan me había puesto bajo la nariz.
Cuando lo miré vi su sonrisa amable y yo me derretí como el chocolate de aquella taza. Estaba encantada por su amabilidad así que le acepté la taza. Cuando tomé el primer sorbo y dejé la taza en la mesa,Ryan se acercó aún más y me tomó del mentón depositando sus labios gentilmente sobre los míos. Tras ese corto beso me dijo con dulzura:
-Deseaba saber cómo sabe el chocolate de tus labios y mi teoría era cierta: es mucho más dulce.
Entonces, no pude aguantar más mis ganas y lo besé respondiendo a su fervor. Él se colocó entre mis piernas apretando su pecho contra el mío mientras que sus manos se paseaban por mis piernas cubiertas por unas finas medias. Esto lo frustraba, murmurando entre mis labios lo perverso que fue el creador de aquel artilugio que cubría mis piernas.
La pasión junto con el momento divertido que ambos experimentábamos hacía que aquel momento comenzara a ser inolvidable. Mi falta poco a poco iba ascendiendo y mis braguitas estaban cada vez más a la vista.Ryan comenzó a quitarme los zapatos y luego fue en busca del borde de mis medias para enrollarlas y quitármelas para tener más acceso a mi piel.
Yo me acomodé en la silla mirando como él hacía su magia, pero yo no iba a quedarme atrás. Cuando mi falda cayó al suelo, me puse de pie y obligué a Ryan a sentarse en mi asiento.
Me coloqué encima y él aprovechó para desabotonar mi camisa así que yo hice lo mismo. Aquella guerra de miradas estaba caldeando y cargando cada vez más el ambiente; ambos sabíamos lo que íbamos a hacer y dónde estábamos, pero no podíamos parar.
Su mano se introdujo en mi entrepierna mientras que sus labios poseían los míos. Susurros guturales salían de mis labios.
-Oh Ryan...Ryan...
Mi cabeza viajó lejos, lejos de donde estábamos, pero el placer era lo único que me mantenía anclada a la deliciosa realidad. Mis manos acariciaban el pecho intrincado de Ryan mientras que él se aventuraba en mi humedad más profunda. Notaba como su erección iba creciendo cada vez más conforme mi trasero se volvía más inquieto.
-Voy a comerte de pies a cabeza Selina...
Aquella amenaza me hizo reír porque yo iba a hacer justo lo mismo en cuanto tuviera la oportunidad. Entonces, se puso de pie enrollando mis piernas a sus caderas, quitando todo lo que había de la mesa para acostarme encima.
Se puso encima de mí para besarme y su lengua jugueteó con la mía sin pudor. Mis manos agarraban sus hombros con fuera y firmeza mientras que mis piernas lo tenían encerrado para que no se alejara ni un milímetro de mi ardiente cuerpo.
Pero entonces, justo cuando sus manos se pusieron sobre su pantalón para desabrocharlo, escuchamos un golpe en la puerta y Ryan reacción con rapidez escondiéndonos tras la mesa. Daba gracias a que la ropa desperdigada no se veía desde el ángulo de la puerta principal:
-Ryan,¿Ryan?¡Tío tengo que contarte una cosa!¿Estás por ahí?
¿Matt?¿Qué hacía Matt en el despacho?
¿Y qué era eso tan importante que quería decirle a Ryan?
Entonces, al comprobar que no había nadie,Matt cerró la puerta y se fue.
Ryan me miró con una sonrisa y yo le pregunté:
- ¿Se puede saber qué te parece tan divertido?
-Eres tan adorable así semi desnuda bajo la mesa de mi escritorio. Me hace pensar tantas posibilidades.
-Pues espero que esas posibilidades no sean aquí porque casi nos pillan-Le dije molesta y avergonzada.
Entonces Ryan me tomó del rostro y me dijo con pasión:
-No te preocupes, lo que te tengo reservado no va a ser aquí sino en mi cama.
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