38. La reunión de la discordia


SELINA

Aquella pérfida mujer, o mejor dicho mujeres, nos miraban como si fuéramos un sujeto de experimentos o más bien sus peones.

Mark y Gabriel estaban en la sala charlando entre ellos despreocupadamente mientras que Ryan y yo nos sentamos en la mesa intentando normalizar la presencia de esas dos arpías. Como no, Jenny comenzó a usar su autoridad:

-Buenos días señores y señoritas, por favor cojan asiento.

Su voz era segura y su arrogancia estaba sobre ella como un manto de piel de foca tan falsa como esas tetas que asomaban por su apretado escote que le proporcionaba esa camisa que atraía a demasiadas miradas para mi gusto. Una vez todos acomodados, ella comenzó a hablar:

-Bueno, estas reunidos esta mañana porque quiero presentaros a mi nueva secretaria de recursos humanos, mi querida amiga y mano derecha Priscilla Torinni. Espero que la trates con el debido respeto y cariño al igual que ella hará lo mismo con vosotros.

Pero entonces, Ryan la interrumpió justo cuando iban a seguir con otro tema de la lista de hoy:

- ¿Y no presentas a Selina?, ella también es una nueva empleada en Carter Corp.

Aquella contestación me sacó una sonrisa de satisfacción que supe fingir bien. Estaba realmente feliz porque Ryan me defendiera de todos, sobretodo de su hermana. Eso demostraba que era una persona leal y que lo que mostraba a los demás era una pura fachada. Casi podía decir que me agradaba.

Y el trabajo cada vez me gustaba más.

Jenny sonrió intentando no sentirse afectada pero mis sentidos vampíricos podían ver claramente que ella se sentía en un absoluto ridículo. Las ganas de saber lo que pensaba en aquel momento aumentaron por lo que intenté leer su mente, pero, al igual que me ocurría con Ryan, su mente estaba bloqueada.

Ryan, al no tener respuesta, fue él el que me presentó al equipo con amabilidad.

Tras el inciso, Priscilla le comentó algo al oído a Jenny y ella comenzó a hablar:

-Antes de que se me olvide, el asunto de suma importancia que debemos tratar es la anulación del proyecto "take my hands", es un proyecto inviable y perderemos mucho dinero así que no se puede llevar a cabo. En cambio, la empresa que crearemos será dedicada a ropa donde tenemos unos inversionistas y varias marcas queriendo afiliarse con Carter Corp. Ese negocio será el definitivo para expandir la empresa a todo el mundo.

Ryan parecía sorprendido, pero no iba a quedarse callado, él defendía sus ideales con garras y dientes de quien se le pusiera por delante. Él interrumpió suavemente la charla de su hermana, pidiéndole que este asunto siguiera en su despacho para hablar de los detalles con más calma y ella aceptó con una sonrisa que mostraba que se sentía la ganadora de esta partida.

Era realmente frustrante que los humanos, que solían ser criaturas que solo miraban por sí mismos, vetaran así a alguien que sí que deseaba ayudar y aportar un poco al mundo marchitado que tenemos.

No tenía sentido hacer otra empresa con la que ganar más dinero ya que Carter Corp era una empresa de sobra conocida. Además, tampoco tenía sentido expandirse porque eso implicaba que Ryan tuviera menos tiempo libre y eso no era justo porque ya de por sí vivía para trabajar, así que este asunto, lejos de ayudar, haría que Ryan perdiera parte de su vida en un proyecto que no le gustaba ni le llenaba.

Estos días él me había explicado su inquietud de siempre de ayudar a los que más lo necesitaban. Decía que no tenía sentido tener una gran fortuna si no puedes aportar nada bueno al mundo sino solo a ti mismo. Su sabiduría era realmente alentadora y conmovedora; era un hombre como tenía que ser lejos del mujeriego que parecía no pensar en nada más que en sus deseos carnales.

Pero yo no podía predicar con el ejemplo ya que yo había hecho lo mismo; saltar de cama en cama sin involucrarme con nadie. Entre los motivos uno era claro: no tenía sentido tener una relación con un humano porque su caducidad era limitada mientras que yo viviría eternamente.

El asunto de que, desde que comí comida humana por primera vez no había vuelto a probar la sangre, era algo que me preocupaba. Esta semana pensaba en ir a hablar con mi padre para pedirle explicaciones porque había algo en mí que no estaba yendo como siempre.

Pero lejos de sentirme mal, me sentía mejor que nunca.

Tras abandonar la reunión, la mano de Ryan tomó la mía y tiró de mí hasta chocar con su pecho. En medio de ese pasillo, Ryan me preguntó con una tierna sonrisa mientras me acariciaba la mandíbula:

-Me encantaría que comiéramos juntos si me haces el honor.

Aquel gesto improvisado me desarmó admitiendo que no podía negarme ante ese despliegue de galantería. Ante los ojos en llamas de Priscilla y Jenny, Ryan y yo nos tomamos de las manos, lo besé en la mejilla y ambos salimos de la empresa con unas fuerzas renovadas.

Sabía que el acercarme a mi jefe era arriesgado pero las tentaciones son así; ardientes y que hacen soñar.


Mi nueva vida más humana y menos vampírica despertaba en mí sentimientos y pensamientos que nunca había sentido o pensado. La frialdad habitual de mi alma poco a poco se iba disipando y todo se lo agradecía a Ryan. Finalmente me demostró que era cierto que entre él y Priscilla no había nada y que nunca había sentido nada por ella excepto una atracción.

Pero ahora su presencia en la empresa hacía peligrar la bonita relación amistosa que íbamos construyendo. No éramos amantes ni pretendía serlo, pero admitía que me sentaba bien tener un amigo de verdad que no intentaba meterse entre tus piernas a cada momento.

Pero, aunque Ryan me gustaba, lo nuestro quedaría solo en una amistad, al menos hasta que irremediablemente su vida se consuma y me deje sola de nuevo.

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