32.Malas noticias para Ryan
Papu Ryan en la foto(L)
RYAN
Cuando volví del descanso me di cuenta que Selina no estaba. Iba a aprovechar esa pequeña falta para pincharla un poco; hacía varios días que no intentaba un acercamiento con ella porque decidí darle un espacio para que comenzara a acostumbrarse a su trabajo. Para mi fortuna, el esfuerzo monumental que hice para no tomarla de la cintura y plantas mis labios sobre ella, había tenido su buen resultado. Selina parecía feliz con su trabajo y se desenvolvía con una maestría que rara vez había visto y menos en alguien tan joven como ella.
Tras cinco minutos,Selina entró al despacho con la cara desencajada por la carrera que había hecho por acabarse el descanso antes de volver a su puesto de trabajo. Ella me miró con cierta culpabilidad, temiéndose que yo le dijera algo respecto a su falta; no se equivocaba.
Ella se sentó en su silla tras dirigir unas disculpas por el retraso y yo me puse de pie para acercarme a su mesa. Me posicioné justo detrás de ella y le dije al oído:
-Señorita Waters...es usted muy impuntual. Debo de castigarla de alguna forma...
Mientras que le susurraba, mis dedos comenzaron a deslizarse por su cuello viendo como el vello se iba despertando a mi paso. Un pequeño gemido escapó entre sus labios entreabiertos, haciendo que mis manos se deslizaran por sus hombros lentamente hasta sus caderas. Esa caricia tan liviana era suficiente para ponerme en un estado de excitación tan elevado que pensaba que iba a deshacerme como si fuera efervescente, y los gemidos suaves y atenuados de Selina no me ayudaban.
Mi vista se dirigió a la falda de tubo que ella llevaba. Tras el movimiento de sus caderas que había provocado mi caricia furtiva, su falda se había subido lo suficiente como para ver las ligas que sujetaban sus medias. Mis labios se posaron sobre su cuello sin besarlo; sólo para aspirar su exquisito aroma. Las piernas de ella se retorcían como si intentara luchar por dejar esa silla y tirarse sobre mí, pero como dije antes tenía que castigarla.
Justo cuando sentí que Selina estaba cerca de perder el control, me alejé de ella bruscamente marchándome a mi escritorio. Cuando ella abrió los ojos y se dio cuenta de mi juego, dio un golpe en la mesa y se sumergió de nuevo en los papeles del dossier que había sobre su mesa. No pude evitar soltar una carcajada ante su rostro frustrado y sus mejillas enrojecidas por la excitación. Pero lo peor era que ese castigo no era solo para ella sino para mí porque yo también me sentía realmente frustrado por no haber seguido.
Pero cuando intentas conquistar de verdad, debes de saber tirar y aflojar para avivar la llama lo suficiente para que, cuando llegue el momento, sea tan intenso que quede impreso en el corazón de tu conquista. Y así, desee repetir una y otra vez...
Justo cuando las cosas se habían calmado un poco, Mark se presenta en mi despacho con una carpeta que decía: "Para Ryan Carter"
Se acercó a mi mesa y me lo entregó diciéndome lo que menos esperaba oír en mi vida:
-La señorita Carter me ha pedido que revise su contrato para que le dé el visto bueno y pueda comenzar cuanto antes.
Tras mirar el contrato que tenía entre mis manos durante unos minutos, miré de nuevo a Mark que estaba esperando por mi veredicto, pero lo único que salió por mi boca fue:
-Espera, ¿Qué?
Tras mi cara de completa alucinación, Mark se acomodó las gafas y comenzó a explicar con mayor exactitud:
-La señorita Carter se presentó ayer en mi despacho y pidió su contratación. Al ser dueña en parte de la empresa, me veo en la obligación de no negarle su puesto de trabajo. Pero, por mucho que me encargue de la contratación del personal, debo de comentárselo a usted para que me diga si hay algo que deba cambiar o si todo está en orden.
- ¿Y por qué nadie me ha informado de esto? -Dije con cierto enfado. No deseaba pagarla con Mark pero lo de Jenny era demasiado...
-Lo siento señor, pero como dije antes su hermana es también mi jefe y no puedo contrariarla. Si está todo en orden, ¿Podría firmar su contrato para entregárselo en la mayor brevedad posible?
Mi mirada se dirigió a Selina, que me miraba con un rostro plagado de molestia. Estaba claro que ella no estaba emocionada al saber que mi hermana iba a trabajar en la misma empresa que ella, pero no podía negárselo porque la mitad de la empresa le pertenecía.
Miré de nuevo el contrato y vi que todo estaba en orden, así que tomé mi pluma y lo firmé con gran pesar. Tras ello, Mark se disculpó y se marchó en silencio de mi despacho.
Miré de nuevo el contrato y vi que todo estaba en orden, así que tomé mi pluma y lo firmé con gran pesar. Tras ello, Mark se disculpó y se marchó en silencio de mi despacho.
Justo cuando me estaba lamentando profundamente de la decisión de mi hermana, un correo electrónico llegó a mi buzón de entrada: era Jenny.
En el correo me decía que mañana realizaría una reunión de recursos humanos donde se presentaría como la nueva jefa de la sección. Me rogaba que fuera puntual; como si no me conociera.
Aquella noticia me desestabilizó por completo. Sabía que ella ahora se enteraría de mi proyecto y no iba a querer que lo llevara a cabo. Mi sueño de aportar mi grano de arena al mundo iba a irse al traste por el egoísmo de Jenny.
Tras un buen rato en un silencio tan frio e incómodo que comenzaba a volverme loco, miré a Selina, que parecía realmente ocupada. A pesar de trabajar de forma incansable, se veía en su rostro la misma incomodidad y desesperación que yo, así que decidí cambiar un poco la situación.
Me puse de pie y caminé hasta ella, sentándome justo en frente. Tras sentarme, Selina levantó la vista y me miró con extrañeza:
-Selina...me gustaría pedirte algo. Lo de hoy me ha dejado un poco bajo de moral y me gustaría compartir una cena contigo.
Selina me miraba con los ojos desorbitados como si yo hubiera dicho algo fuera de lo común. Tras parpadear varias veces, ella me dijo:
-Lo siento, pero me gusta cenar en casa. No ceno nunca fuera; tengo muchas manías acerca de eso...
-Bueno... ¿Y una copa?, me gustaría que fuera en un sitio tranquilo como mi apartamento. Tranquila, no voy a intentar anda contigo, sólo necesito una noche tranquila en compañía.
Ella pareció escanearme en busca de alguna mentira. Estaba claro que, por culpa del incidente de Priscilla, ella no se fiaba de mí, pero iba a cumplir mi promesa por encima de cualquier cosa.
Ella pareció convencerse de mi sinceridad y aceptó mi propuesta.
Tras recoger todas nuestras pertenencias, le mandé un mensaje a Jake para que me esperara abajo y llevarme a casa.
Su cara fue de sorpresa al verme con Selina, pero inmediatamente puso su semblante serio de siempre, abriéndonos la puerta de la parte trasera del coche. Notaba a Selina un tanto nerviosa y yo no estaba más tranquilo que ella precisamente. Era extraño, pero, ahora que habíamos quedado para una noche de amigos y no de amantes, estaba realmente nervioso como un adolescente. Ella estaba tan preciosa que me costaba mucho no tomarle de la mano en ese espacio tan reducido que nos mantenía tan cerca.
No tardamos en llegar a mi departamento que, hasta ahora me había parecido lo más majestuoso que tenía en mi vida, pero después de ver a esa mujer ya comencé a pensar en que no lo era tanto. La sonrisa de Selina tras ver cada rincón de aquel lugar no se podía comprar ni con todo el dinero del mundo y, en estos momentos, era sólo para mí.
Cuando ella se quitó el abrigo me miró con interés y me dijo con tono divertido:
-Si deseas una noche en mi compañía más te vale sacar tus mejores vinos.
Tras su broma comencé a reír y le guiñé el ojo antes de marcharme a la cocina a buscar lo que ella necesitaba:
-Tus deseos son órdenes para mí.
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