28.Destilando odio


NARRADOR DESCONOCIDO

Mientras que tomaba café en una cafetería con una revista entre mis manos para evitar destrozar algo del mobiliario que me rodeaba, miraba a la gente de mi alrededor para calmar mis ánimos. Estaba furiosa y envenenada; deseaba una venganza tan mala y cruel que hiciera pagar por toda la humillación que me habían hecho.

Entonces la bombilla de mi cabeza se iluminó como nunca, dándome la maravillosa idea de quién iba a ayudarme.

Marqué su teléfono esperando que su seductora voz llenase mis oídos y me hiciera estremecer como siempre lo hacía. No me hizo esperar demasiado tiempo...

-Hola mi panterita, ¿Qué tal amaneciste?, tengo ganas de verte-Me dijo ronroneando como un gatito en busca de mimos.

-Te llamo por negocios cielo; luego vendrá el placer.

La risa de DaryL sonó al otro lado del teléfono y yo me mordí el labio intentando que nadie notara mi excitación creciente; eso sí que era un hombre de verdad.

-Está bien hermosa, dime que necesitas y tu papi Daryl te lo dará.

-Siempre me das lo que quiero-Le dije poniéndole énfasis a cada palabra; estaba claro que ambos estábamos tan ardientes que podíamos convertirnos en antorchas humanas. Pero primero eran los negocios...

-Necesito vengarme de alguien y ahí entras tú con tus hombres. Necesito que secuestres a una zorra de Cárter y te la lleves lejos de aquí. Haz lo que te plazca con ella, pero la quiero bien lejos.

-¿Te parece bien el inframundo?¿Te parece lo suficientemente lejos?

Y con una carcajada que hizo girar varias cabezas la de cafetería le dije:

-Me parece perfecto.


SELINA

Carter me miraba con una mezcla de sentimientos que era difícil de distinguir y más que aquel imbécil tenía la sesera tan dura que no podía leer en ella. Desde que descubrí que no podía leer la mente, la sospecha de que Carter no fuera un simple humano era cada vez más evidente. Pero, por lo que podía ver, quizás él no tenía idea de su propia naturaleza.

¿Cómo había descubierto quién era y con esa rapidez? ¿Alguien me había investigado?

La voz nada amable de Carter resonó en la sala:

-Siéntate por favor.

Hice caso a su orden sin abrir la boca ya que tenía las de perder si él sabía cosas sobre mí que podía divulgar. Aunque el vampirismo no estaba mal visto en mi lugar de origen, tras investigar al llegar a Nueva York me di cuenta que nadie sabía nada de la existencia de criaturas mágicas, por lo que debía mantener en secreto lo que yo era por mi bien.


Él me miraba con su mano posada en la barbilla como si intentara analizarme antes de destruirme de un golpe. A pesar de ser una vampira Original y él aparentemente un simple humano, él podía hacerme mucho daño debido a su gran poder. A pesar de ser tan joven, había heredado las capacidades de su padre, siendo implacable cuando algo se le metía entre ceja y ceja.

Y ese tipo de hombres eran peligrosos.


-Creo que es hora de que te presentes ya que nunca te presentaste como realmente debería de haber sido porque no te conocí a ti sino a otra persona.

Aquel comentario era mordaz y directo, pero no le di la satisfacción de mostrar ninguna mueca de miedo o de enfado; controlaba al 100% mis emociones.

-Me llamo Selina Winch pero eso ya me demostró su querido empleado Jake que ya lo sabía. ¿Está usted tan aburrido que se dedica a investigar a la gente? ¿tan poco le entretiene su novia?

Aquella última frase lo había fastidiado debido a su cambio casi imperceptible de mirada cuando mencioné a su novia. Era evidente que el tema era espinoso, pero, en este juego de tirar dardos, yo no era precisamente manca.

-Creo que lo del tema de mi supuesta novia quedó zanjado pero ese tema no es el que ahora nos concierne sino lo de ocultar su identidad y el motivo. Y debo saberlo ya que quise hacer negocios con usted y su empresa que, por cierto, sé que no representa. Sé que hizo negocios con ellos o al menos intentó hacerlos, pero no trabaja para ellos, ¿Algo que decir, señorita Wilch?

- ¿Algún problema si deseaba protegerme de gente indiscreta como usted que no sabe hacer otra cosa que meter sus narices en donde no debe?, habré cambiado de nombre, pero sigo siendo la misma y eso es lo que realmente cuenta.

-Metí las narices porque esta empresa perteneció a mi padre y no hago negocios con cualquiera. Espero que entienda las razones, pero soy benévolo y vi en usted un gran potencial. No sé a qué se dedica realmente, pero está claro que tiene ideas de negocios y su gestión por lo que le ofrezco un trato que, creo, no va a rechazar. Un trato a cambio de mi silencio, ¿Tentador, no cree?

- Y por eso anuló usted mi vuelo, ¿verdad? ¿Para retenerme contra mi voluntad y tener mano de obra en lo que le venía a usted bien con tal de callar mi secreto?, desde luego es usted un empresario de pura cepa: frío, calculador y sin escrúpulos.


-Créame, es un trato más que justo, además que va a seguir ganando, se lo aseguro. Le ofrezco que sea mi asistente durante un periodo de tres meses hasta que encuentre a otra sustituta. En ese tiempo, recibirá una buena suma de dinero, recibirá una buena formación gratuitamente al ser empleada en Carter Corp y, desde luego, su currículum se verá beneficiado por trabajar para mí. Además de que, cuando finalicen esos tres meses, escribiré una carta de recomendación que le abrirá todas las puertas que desee.

- ¿Me está diciendo que tengo que quedarme en Nueva york durante tres meses? -Le dije al borde de gritar como una histérica.

Carter comenzó a sonreír, asintiendo como si su magnífico plan fuera la mejor idea que había tenido en su vida. El problema es que no podía decir que no, ¿Y si se enteraba de algo más?, pero estaba claro que esos tres meses no iban a ser agradables para él...


-Y no se preocupe; recibirá un adelanto para cubrir los gastos de los primeros días del hotel donde se hospeda hasta que encuentre apartamento y por si requiere ropa para venir a trabajar.

¿Cómo decirle a ese desgraciado que era tan asquerosamente millonaria que superaba la fortuna de su familia varias veces?

Le sonreí intentando suavizar el asunto y entonces ahogué un quejido antes de hablar:

-Está bien; traiga el contrato.

Había sido derrotada en esta batalla, pero, estaba claro que no en la próxima. Carter tendría lo que quería, pero yo no iba a quedarme con los brazos cruzados.

Entonces la idea de arrebatarle su empresa se me presentó como la forma perfecta de venganza, así que sonreí para mis adentros pensando que Carter iba a tragarse lo que había hecho.


Tras poner una pila de documentos y firmarlos con mi nombre, Carter me extendió la mano y me dijo de forma cordial:

-Bienvenida a la empresa, señorita Wilch, le aseguro que su estancia será agradable.

-No me cabe ninguna duda, señor Carter.

Y entonces, de forma digna, me levanté del asiento y me dirigí a la salida con la convicción de que los hombres eran un auténtico asco y una pérdida de tiempo.

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