18. ¿Todo a su gusto, señor Carter?
SELINA
El viaje en limusina fue realmente silencioso, pero para nada incómodo. El lenguaje corporal de Carter me indicaba aquello que no podía leer en su blindada mente; podía notar lo ansioso que estaba de que nos quedásemos solos.
Llegamos en menos de 20 minutos al hotel, abriéndome caballerosamente la puerta y aprovechando para ponerme las manos encima, aunque solo fuesen unos segundos.
Carter se acercó al chófer y le dijo algo en voz baja que no pude distinguir a pesar de mi fino oído. El asintió y se subió al coche, marchándose y quedándose Carter en tierra, ¿Tan seguro estaba que lo iba a dejar subir a mi habitación?
Cuando me pilló observando con sorpresa e incredulidad, él me sonrió con aires de seductor y me preguntó:
- ¿Una última copa, señorita Waters?
Yo me reí ante su seguridad; me encantaba ese flirteo directo pero suave, era tan divertido...
Ante su pregunta no pude evitar asentir e indicarle que me acompañase. La noche había sido realmente buena y excitante, pero la noche aún no había acabado, de eso estaba segura.
Entramos a mi suite que era la mejor del hotel no sorprendiendo a Carter ni en lo más absoluto, cosa comprensible porque él estaba rodeado de lujos siempre. Él se quitó la chaqueta, quedándose solo con su camisa blanca que dejaba una parcela de su pecho a la vista. Parte de la camisa estaba fuera del pantalón, lo que le daba un aspecto sexy y desenfadado; era realmente comestible...
Él caminó hasta donde yo estaba, tomando la estola que tenía sobre mis hombros y deslizándola hasta el suelo sin apartar la vista de mis labios.
-Un caballero ayuda a una señorita a estar cómoda, ¿No le parece, señorita Waters?-Dijo con su voz teñida de deseo.
-Totalmente de acuerdo,Carter,¿Desea algo para tomar?
-Como usted es una experta en las cosas buenas y deliciosas, la dejo elegir un buen vino.
Aquel comentario me hizo reír recordando nuestra reunión en su despacho; como olvidarlo...
Rebusqué entre las botellas del botellero de la cocina y encontré la indicada para compartir con un poderoso hombre de negocios como Carter.
Tomé la botella y un par de copas, llevándolas conmigo a la mesa de café del salón donde Carter me esperaba con una posición que indicaba lo cómodo que se sentía en esa habitación.
-Un Massandra Sherry, un vino ucraniano de los mejores. Antiguamente la fábrica de donde proviene fabricaba vino para los zares. Es un vino dulce, de estilo del jerez; una elección romántica señorita Waters.
-Es que yo el el fondo soy muy tierna.-Dije mientras me sentaba en el sofá y cruzaba mis piernas.
Serví las dos copas y le cedí una a Carter que la tomó con gran gusto y una chispa divertida en sus ojos.
-¿Por qué brindamos señorita Waters?
-Por las hermosas noches cargadas de sorpresas...-Dije susurrándole de forma seductora.
Él puso su mano sobre mi muslo mientras bebía la copa de un trago. El contacto ardiente del alcohol con su mano sobre mi piel me calentaba hasta unos niveles infernales y el maldito lo sabía mostrando su sonrisa socarrona.
-¿Me tiene alguna sorpresa, señorita Waters?
-Puede ser...depende... ¿Qué sorpresa le gustaría?
Carter se acercó más a mí y me susurró en el oído.
-Sorpréndame...
Entonces reí suavemente con picardía, levantándome del sofá de cuero y puse algo de música para amenizar el ambiente y volverlo más picante.
-Como siempre, buena elección. Estoy impaciente de ver qué me tiene preparado...
Comenzaba a contonearme seductoramente al ritmo de la canción marcando el vaivén de mis caderas. Carter parecía fascinado por mis movimientos gráciles, elegantes y perversos cuya intención era volverlo loco. Se acomodó más en el sofá, dejando la copa a un lado mientras que yo me iba acercando más y más a él. Conforme más me acercaba, mas se mordía el labio inferior y más abría sus piernas, como invitándome a que me sentara sobre él.
El abrió sus piernas, dándome acceso a que me colocara entre ellas y fui descendiendo hasta quedar entre ellas. Mis manos comenzaron a acariciar sus piernas, sacando las uñas conforme iba ascendiendo. Carter estaba más que fascinado, tenía la cabeza hacia atrás y gruñía suavemente a mi contacto.
-Ven aquí...-Dijo con voz ahogada.
-No me des órdenes Cárter; a mí nadie me dice qué tengo que hacer.
Entonces él se puso erguido y me tomó en brazos, tumbándome con gran facilidad en el sofá poniéndose encima de mí. Enrosqué mis piernas alrededor de su cintura mientras que sus manos acariciaban mis piernas en su totalidad.
Su boca comenzó a susurrarme al oído:
-Me pone terriblemente cachondo tu insolencia, señorita Waters.
-No solo soy insolente, puedo ser tan caliente y apasionada que no quieras sacar tu miembro dentro de mí. Puedo hacer que supliques que yo te monte con fuerza mientras te muerdo el cuello y dejo marcas por todo tu cuerpo. Puedo hacer tantas cosas...
-¿Y por qué no me lo demuestras?
Comencé a reírme; él me estaba retando y eso me encantaba. Él me daba las riendas para tomar el juego, me daba la posibilidad de ser yo la que mandase aunque, conociéndole, eso era un golpe a su ego.
Sus labios fueron hacia los míos con una pasión desbordante. Desde nuestro primer encuentro estábamos guardando mucho fuego en nuestro interior y ahora que comenzaba a salir, dudaba que una noche nos bastara.
Mis manos comenzaron a desabotonar su camisa, viendo por primera vez su pecho desprovisto de vello, moreno y suave. Era tan delicioso que deseaba morder y lamer cada parte de su cuerpo tan perfecto.
Mis manos fueron directamente a sus abdominales, haciéndole sonreír seductoramente. Él era un creído y ahora lo era más porque sabía lo que provocaba en mí, pero a aquel creído lo iba a callar de un plumazo, aunque mejor dicho, de un polvazo.
Él no había estado con nadie como yo y eso jugaba un punto a mi favor. Él sería mi nuevo y mejor juguete con el que divertirme siempre que quisiera. Ahora solo faltaba convencerlo para que se viniera a Mistery Spell conmigo ya que no podía acceder a su mente y controlarla cosa que no entendía el motivo.
Pero esta noche lo único que importaba era disfrutar.
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