16. Una nueva vida
SEBASTIÁN
Tras haber tenido aquella desagradable y dolorosa discusión con Selina la cual consideré una despedida, decidí que era hora de echar a volar de su lado por el bien de mi salud. Notaba como cada año que pasaba, mi obsesión iba creciendo cada vez más y temía que un día me consumiera por completo. Mí manada dependía de mí y desde que conocí a Selina, había descuidado mis obligaciones y no escuchado los consejos de amigos y familiares. Mi hermano ya ni me hablaba y estaba más que harto de toda aquella situación.
Decidí que iba a quedarme un tiempo en Nueva York; no iba a volver a Mistery Spell para ver el espectáculo lamentable de Carter y Selina; eso terminaría por matarme. Era bien entrada la noche por lo que fui a un hotel alejado tanto de Carter Corp como del hotel donde Selina se hospedaba, ya que no deseaba encontrármelos a ninguno de los dos.
Tomé el coche de alquiler y conduje hasta el lugar donde pasaría mis próximos días hasta encontrar un apartamento tranquilo donde poder pensar y curarme de esta maldita adicción.
Gracias a mi posición en la manada, disponía de mucho dinero con lo que poder vivir cómodamente, pero esta vez, iba a tomar un camino nuevo en mi vida ya que necesitaba retos. Quería trabajar como una persona más y vivir en un apartamento, no en un poblado perdido en el bosque como el típico hombre lobo. Quería ser parte de la sociedad y por fin sentar la cabeza, aunque ni la cabeza ni el corazón me pedían entrar en ninguna relación hasta que me curase.
Necesitaba un tiempo para mí, para poder ser feliz sin tener que servir a alguien con la que, fantasee que sería mía pero que en realidad no sería de nadie; ya que Selina no es de nadie sino solo de sí misma.
Era algo que sabía pero no algo que aceptara y por fin, esta noche con el cielo estrellado y la luna llena de testigo, era un hombre nuevo.
Cuando me hospedé en la habitación, dejé lo poco que traje de equipaje y lo acomodé en los armarios. A pesar de ser luna llena y que mi instinto me dijera de salir, no estaba de ánimos para cazar o hacer el idiota por la cuidad, además de que tendría que conducir a las afueras para encontrar las zonas de bosques ya que estaba en el maldito centro de la ciudad.
Tomé un periódico que había en mi mesilla de noche y me puse a ojearlo presa del profundo aburrimiento que tenía. Iba a aprovechar para buscar alguna oferta de apartamentos que me llamara la atención para mudarme lo antes posible; era una necesidad bastante imperiosa.
Tras ojear varias páginas que realmente no anunciaban nada bueno, encontré lo que llamaban "casa estudio" perfecta para pintores o gente tranquila que desea un apartamento con buena luz. Miraba las fotos del periódico y realmente me daba una buena sensación; lo mejor era que estaba más alejado del centro de la ciudad.
Estaba decidido a verla a la mañana siguiente. Gracias a ese anuncio, la sensación de que mi vida comenzaba a enderezarse estaba creciendo dentro de mí a pesar de mi estado de nerviosismo creciente por culpa de la luna llena. En esas noches, las ganas de aparearse se triplican, por lo que esta noche tocaba mantener la mente ocupada para evitar hacer alguna idiotez y volver como un perrito faldero a los brazos de Selina.
Pedí al servicio de habitación una cena digna de rey que constaba de carne y patatas fritas, croquetas, empanadillas, pizzas y de todo lo que tenía buen aspecto. Cuando vino el señor del carrito y se dio cuenta que todo era para mí, se quedó más que helado, pero al ver mi tamaño comenzó a entenderlo.
Encendí la tele pillando una película de comedia; perfecto para las noches depresivas como ésta. Coloqué toda la comida en la mesa del comedor y comencé a devorar cada plato con una sonrisa de satisfacción. Por primera vez en mucho tiempo estaba pensando en mí y no en ella; era extraño pero realmente placentero. En aquél momento, las ganas de hablar con mi hermano y arreglar las cosas se acrecentaban pero deseaba primeramente arreglar mi vida caótica para demostrarle que había escuchado sus sabios consejos.
Tras terminar la cena, pegar unos tragos y terminar de ver la película, me di una buena ducha y me fui a la cama con una sensación de paz extraña. El silencio de la habitación me hacía darme cuenta como sería mi vida a partir de ahora, silencios y solitaria, de momento. Pero era algo que necesitaba hacer; alejarme de todo y de todos.
LISA
Tras una noche genial e inolvidable en compañía de mis queridos amigos y ahora Selina, volvía a casa resoplando tras dejar caer mis tacones en el felpudo de la entrada. El dia había sido largo y Carter habló conmigo respecto al tema de Cassidy, indicándome que no me preocupara que él sabía que yo no lo había hecho con mala intención. Suspiré aliviada al saber que mi puesto de trabajo no peligraría, de hecho, Carter me dio la buena noticia que esa arpía no volvería a Carter Corp.
Así que la semana que viene pintaba realmente bien ya que este fin de semana que empezaba justo hoy, iba a aprovecharlo para ir a un buen spa, sesiones de pedicura y más tonterías de chicas varias. Estaba claro que era algo que necesitaba, sobre todo si me topaba con aquel chico de mirada dorada como el sol. Al saber que quizás me lo tropezaría alguna vez, quería esmerarme en mi apariencia sin dejar de ser yo, estaba claro. La próxima vez que lo viera, ese café me lo cobraría con creces.
Tras desmaquillarme lo poco de maquillaje que aún no se había evaporado tras mi sesión de baile épico y lavarme bien la cara, me puse mi pijama de bonitas y adorables ovejitas. Mi cama suave y fresquita me dio la bienvenida y yo, como buena chica obediente, me dejé caer al mejor y más profundo de los sueños.
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