14. Llegada a casa


RYAN

Tras un día de buena compañía y negocios, llegué a casa un una sensación de victoria que iluminaba mi cara. Deseaba sumergirme en un buen baño con una buena copa de vino, en concreto, el vino que había bebido con aquella belleza de porcelana.

Había tanta atracción en mi despacho y en aquella sala de reuniones que pensaba que de un momento a otro, la alarma de incendios saltaría. Esos ojos claros delataban tantas perversiones que me daba curiosidad por conocerla un poco más a fondo.

Tras cerrar la puerta de casa, me aproximé a la cocina, en concreto, al botellero donde guardaba los mejores vinos. Tomé una copa y la botella, dejándola en la pequeña mesita que tenía en el baño.

Abrí el grifo dejando que el agua caliente comenzara a llenar la bañera. Mientras tanto, me preparé una degustación de tostas con trozos de queso de diferentes lugares a los que deseaba llevarme a aquella hermosa mujer en mi maleta. Sería una grata compañía y de eso no tenía duda alguna.

Disfrutaba de esos momentos de soledad que me permitía después del trabajo. Decidí que Priscilla no viniera esta noche ya que tenía la cena con los compañeros de la empresa y ella no estaba invitada ya que no trabajaba en Carter Corp. Además, el que ella fuera, haría a los demás pensar que estábamos juntos y eso era algo que no quería que pensaran.

Me desnudé y me metí en la bañera, poniendo una suave meoldía relajante en mi equipo de música del comedor, dejando la peurta del baño abierta. Cerré mis ojos mientras que me llevaba la copa a los labios y el sabor me hacía recordar a la señorita Waters. Comencé a sonreír ante el recuerdo de su dulce voz, de su insolencia que salía tan natural de sus labios sonrosados; realmente era cautivadora.

Mi teléfono me sacó de mi ensoñación, dándome cuenta que el culpable era, como no, Matt:

-Ya puede ser algo importante...

-Sí que lo es tío; necesitamos a una suplente en recursos humanos pero ya.-Dijo con gran nerviosismo en su voz.

-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?

-Resulta que Cassidy tuvo una reacción alérgica. Parece ser que fue cuando Lisa trajo los cafés a la reunión de recursos humanos. Ella no lo sabía pero Cassidy es alérgica a la canela y el café llevaba, así que ha sufrido un shock anafiláctico y no se encuentra bien.

-¿No hay ninguna becaria apta para el puesto?

-Sí, el problema es que la candidata del puesto para recursos humanos es tu secretaria personal y eso haría que esa vacante quedase libre.

Mi cabeza comenzó a trabajar a toda velocidad, iluminándose una deliciosa idea...

-¿Y la señorita Waters?, quizás le interese ser mi secretaria personal...

-¿Enserio vas a poner a tu chochito a trabajar cerca de ti? ¿Quieres convertir a Carter Corp en una anarquía sexual?-Exclamó marcándose aún más su acento.

Eso me hizo bastante gracia, comenzando a reír por aquel comentario, ¿Anarquía sexual?, desde luego Matt era original...

-Matt ella no es nada mío pero he de admitir que ella podría ser una buena representante de Carter Corp. Sabe hablar correctamente, se expresa realmente bien y además tiene muchos conocimientos acerca de administración y dirección de empresas. Considero que ella debería ser algo así como mi asistente personal, con la que fuera de viaje y atendiera mis entrevistas.

-Recuerda que ella trabaja para Miyamoto cosmetics y esa marca no es moco de pavo, tío. Va a ser complicado convencerla de que abandone su trabajo para venir aquí. Básicamente, le tendrás que dar unas garantías.

-Haré todo lo que esté en mi mano para convencerla, además Cassidy no quiero que vuelva; ya me estaba hartando con sus aventuras entre Gabriel y Mark...cada esquina del edificio era como su picadero personal.

-Espera... ¿Has dicho Mark?

-Sí, aquel que parecía ser el más tímido y recatado de todos es el que se tiraba a Cassidy día sí y día también.

Matt comenzó a reírse y a alucinar ante la bomba que había explotado a través del teléfono; aquello de Cassidy solo lo sabía yo porque, por desgracia presencié algunos de sus encuentros. Prometí no decir nada pero, aprovechando su ausencia por enfermedad, quise prescindir de ella.

-Bueno pues espero que tengas un plan Carter, la señorita Waters no parece ser una mujer fácil de convencer.

-Tranquilo, yo siempre tengo mis armas cargadas.

LISA

No paraba de dar vueltas alrededor de mi armario y del espejo de cuerpo entero de mi dormitorio. Me había probado cientos de vestidos y no me aclaraba aún. Solo quedaban 20 minutos para que Matt viniese en coche a recogerme y conociéndole bien, no podía tardar en bajar porque estaría continuamente molestándome con mensajitos idiotas.

Después de mucho probarme, encontré un vestido dorado de tirantes que me hacía sentirme la reina de la elegancia. Dejé mi pelo suelo y apenas me maquillé ya que siempre me ha gustado ir natural. Elegí unos tacones altos pero no kilométricos; en su justa medida para no morir de rotura de crisma.


Mientras que me daba los últimos toques, no pude evitar pensar en aquel bello desconocido y la impotencia de no volver a verle. Y lo peor es que, por culpa de la zorra de Cassidy, me había caído una enorme bronca por parte de Gabriel.

Daba gracias al cielo de que Matt había intervenido y avisado a Carter para que no pensara cosas que no eran. Lo malo es que Gabriel, a partir de ahora, me iba a tener fichada por haberle quitados a su prostituta personal.

Pero no era momento de llantos o de problemas, iba a disfrutar de la noche porque, después de un día lleno de trabajo y sorpresas, me merecía una copa o varias.

Y alguien me debía esas copas.

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