veintisiete¡!

Definitivamente Momo no estaba soñando y eso lo confirmó cuando se pellizcó la palma de su mano dos veces, pero no podía creer que a dos metros de distancia se encontraba aquella chica que había visto en la tienda de manualidades, retirando su mochila y el saco escolar que anteriormente portaba como parte de su uniforme.

En ningún momento fue capaz de posar sus ojos en otro lado que no fuera la muchacha que seguía de perfil y no supo qué hacer cuando la pelinegra finalmente dirigió su vista a la estancia donde conectó miradas con ella. Ambas se reconocieron al instante.

Dejando sus cosas en una banca de la recepción, Dahyun caminó hacia la estancia sin despegar los ojos de la chica al que se dirigía, y así, finalmente estuvieron frente a frente.

—Tú... Nos encontramos en la tienda de manualidades— La nipona no tenía ni idea de cómo había hecho para hablar sin rodeos.

—S-sí... Perdón por irme rápido aquella vez, es una fortuna verte de nuevo— le respondió Kim.

—Lo mismo digo... Me hubiera gustado haberme podido presentar al menos.

La menor sonrió y logró provocar una reconfortante sensación en el interior de la chica contraria, eran como las mariposas en el estómago, era más que obvio que ésto podría tratarse de una especie de amor a primera vista si así podía llamarse.

—Soy Momo, Hirai Momo— la pelinegra estuvo por responder pero al voltear a su izquierda vió al mayordomo acercándose a ella.

—Señorita — en un rápido movimiento, la chica avanzó mientras interrumpió al señor.

—¿Nos permites un momento?— pidió Dahyun llevando al mayordomo algo lejos de ahí.

—La estaba buscando, veo que ya conoció a Momo— inició hablando.

—¿Qué hace aquí?— cuestionó al percatarse de que seguían en su casa. —Es mi sobrina— Dahyun quedó más sorprendida. —Creo entender que se estaban conociendo ¿O es que le molesta su presencia?

—¡No, para nada!— exclamó. —Es decir... Me está cayendo muy bien, es agradable.

Después de una corta conversación, la chica le pidió a "Myung" que trajera dos vasos de agua a lo que ella aceptó sin molestia. Fue entonces que la menor regresó a donde estaba Hirai.

—Entonces... Hirai Momo— la nombrada asintió. —En sí, nací en Japón, mi padre es de ahí, por eso el apellido, pero mi madre si es coreana— explicó mientras la persona frente suyo asentía lentamente.

—Entonces... ¿Podría saber cuál es tu nombre?— Dahyun quedó en blanco ante la pregunta

Ella no sabe quién soy...

Como ya sabíamos, la pelinegra había tenido dificultades para encontrar a gente que no se aprovechara de ella y era algo que ya había quedado en el pasado, pero por alguna extraña razón la sensación de volver a vivir esa experiencia se planteó en su mente nuevamente y por eso mismo aceptó la idea que había llegado a su cabeza.

—Me llamo... ¡Mina! Sí, Kim Mina— asintió tratando de sonar convincente.

—Es un placer conocerte finalmente, Mina, perdona mi curiosidad pero, ¿Por qué estás aquí?

Es cierto... Estaban en la casa presidencial. —Yo... ¡Trabajo aquí! Lavo los platos y... así— la japonesa formó una perfecta 'o' con sus labios, totalmente convencido del cuento de Dahyun.

Momo vió a su tío con dos vasos de agua a lo que la pelinegra fue a recibir las bebidas, la mayor creyó que su tío se había percatado de que podría estar sediento al igual que su acompañante.

Mientras tanto, Dahyun le dió la espalda a la chica y nuevamente alejó al mayordomo un poco de ahí, el adulto de cabello negro la miró con curiosidad, la había escuchado seguramente.

—Myung, tú y yo somos amigos ¿Cierto?— el adulto asintió. —Y los amigos se cuidan la espalda— volvió a asentir dudoso. —Entonces, por favor, sígueme la corriente— le miró con ojos suplicantes.

—Si usted lo dice, jo— fue interrumpido otra vez. —Y ya te dije que puedes decirme Dahyun con toda confianza— le sonrió la menor.

—¿No sería Mina?— Kim se percató del nombre. —¡Sí, eso!— respondió.

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