extra especial
Justo como había acordado el ahora castaño, sus amigas llegaron puntuales y Jihyo estaba seguro de que había sido más por el hecho de querer tener la noticia completa que por querer ayudarla.
Para la suerte de Park, su novia estaba trabajando y no saldría hasta dentro de 3 horas. El son del timbre del departamento manifestó su presencia con un eco singular, fue entonces que Jihyo corrió a atender teniendo la confianza de que serían las personas que esperaba.
—Buenos días— saludó la pelirroja de apellido Hirai.
—Tardes ya— le corrigió Nayeon.
Jihyo les hizo pasar, en la sala de estar se encontraban sentados RyuJin y Chaer, Nayeon y Jeong y también Momo y Dahyun, fue entonces que la pelinegra se dignó a hablar del motivo principal de la imprevista reunión.
—No sé qué haré, en serio necesito de su ayuda— fueron sus palabras antes de tomarse de los cabellos con ambas manos.
Chaer fue la primera en tomar la palabra —¿Por qué no haces lo mismo que cuando le propusiste noviazgo?
—Fue muy sencillo y espontáneo, en un parque además— dijo sin parar de caminar de un lado al otro frente a todos.
—No veo lo malo— opinó Jeongyeon siguiendo a Park con la mirada al igual que los demás.
—Mírala Jeong, ella quiere que sea bastante especial— fue la respuesta de su novia. —No te preocupes Hyo, te conseguiré un caballo y un carruaje para que hagas una gran entrada.
—Tampoco quiero hacerme viral en internet, gracias.
—¡No te harás viral! No planeo subir el video a internet— se defendió cruzando los brazos.
—Como la amiga más íntima de Nayeon, puedo confirmar eso— dijo Momo.
—Estuviste por subir la declaración de Nayeon en la universidad— contradijo Ryujin.
—¡Mentira!
En el antepenúltimo semestre de universidad las chicas habían estado enfocándose en sus proyectos y tareas, uno que otro examen también pero no eran impedimentos para ellas, es decir, tenían a Momo de su lado ¿Qué podría salir mal?
Siendo que ya se habían completado 5 meses del ciclo mismo, las cosas estaban más tranquilas luego de las entregas más laboriosas así que ya no había mucho ajetreo con las tareas.
Aunque alguien aún sentía una extraña presión que no le dejaba pensar.
Durante el transcurso de la primera semana del primer mes, en la hora del almuerzo de un día cualquiera fue cuando el grupo de amigas estaba buscando un lugar para comer pacíficamente, fue entonces que por ir distraído, Nayeon se quedó atrás y además terminó chocando con una conocida chica de cabellos dorados y su bandeja.
La risa nerviosa fue la que la sacó de sí, viendo sus ojitos achicarse mientras se disculpaba y seguía su camino, dejándola estática en su lugar mientras se sumergía en sus nuevos pensamientos.
"¿Desde cuándo Jeongyeon se veía tan bien? Su cabello rubio, sus ojos y esa sonrisa que..."
Entonces Nayeon se sintió confundida y así continuó por el resto del mes, pasando por esa fase de negación hasta que terminó aceptando sus sentimientos por Jeongyeon. Ese fue el empujón que necesitó Im para comenzar a conquistarla, cosa que obviamente dió resultado.
Habían pasado meses pero para el final del primer mes del penúltimo semestre, Nayeon estaba segura de declararse finalmente, sus amigas que habían estado al tanto de todo estaban sumamente felices por ella y se ofrecieron a ayudarla.
—... Entonces, Jeongyeon ¿Aceptarías ser la nueva mamá de Garden?— preguntaba finalmente sosteniendo a la ovejita de peluche y una rosa.
—¡Por supuesto que sí!— y se abalanzó sobre ella para fundirse en un tierno abrazo.
Momo, quien había grabado tan conmovedora escena, estaba en las lágrimas y quiso hacer viral la declaración, cosa que impidió Chaeryeong, sin embargo, nadie quitaba que todos estaban tan contentos como la misma nueva pareja.
—Ah ¿Sugerencias?— preguntó Jihyo a la vez que peinaba su cabellera hacia atrás.
Dahyun levantó la mano como si estuviera en la escuela, seguramente recuerdos recientes de su vida escolar ya que hacía casi un mes que se había graduado de la universidad. Jihyo le dio la señal para que pudiera hablar finalmente y así lo hizo.
—Podrías organizar una cena con su comida favorita.
—De hecho sí lo pensé— dijo.
—¿Y cuál fue el problema?— entonces la pelinegra recordó el intento que había hecho hace una semana.
Jihyo terminaba de mimar a Bbuyo y luego de colocar al animalito en su casita fue que se dirigió a Sana que veía su teléfono en la comodidad del sofá de dos plazas.
Pensando en su plan que llevaba en proceso desde hace meses, se le ocurrió hacer una pregunta.
—Cielo— Sana hizo un sonidito sin apartar la vista del celular pero indicándole que le escuchaba.
—¿Qué te gusta más éstos días?
—Tú— respondió a la vez que volteó y conectaron miradas, una de expresión juguetona con una que irradiaba sorpresa.
—Sana es alguien que cambia de gustos constantemente— habló una vez salió de sus pensamientos.
—No te rompas mucho la cabeza, seguro hasta el detalle más sencillo puede gustarle, siempre y cuando venga de ti— motivó Im juntando ambas manos en una pose soñadora.
—Ahí está otro problema, ella es la detallista de la relación— agregó, Dahyun ya no pudo decir más.
—Ajá, claro— agregó Chaer rodando los ojos con una sonrisa. —En cambio, yo tengo otra idea.
—Te escucho.
—Dale un ramo de sus flores favoritas y entre ellas escondes el anillo— reveló.
—No tiene alguna flor favorita...
—¡No puede ser, Park Jihyo! ¡Ayúdanos un poco, la conoces desde los 6 años y llevan 7 años de relación, tienes que saber!
—¡Te dije que es alguien con gustos de cambios constantes!
—Dale un ramo con todas las flores que haya— sugirió Ryujin sin más alternativa, entonces Jihyo sintió que estaba por rendirse hasta que alguien más se atrevió a sugerir algo más.
La siguiente persona en hacer una propuesta fue Momo y así, acomodando sus gafas, terminó de escribir cuidadosamente la nota que había hecho en su teléfono mientras los demás habían estado hablando, Dahyun leía con atención mientras sus expresiones cambiaban notoriamente.
—Tengo una mejor idea— sonrió maliciosamente generando confusión al resto.
Pasaron cerca de 20 minutos mientras Jihyo se concentraba en arreglarse un poco para salir y acompañar a Sana a donde le había dicho, había estado pensando en los sucesos de hacía unas horas, cuando ella y las demás discutían cuál sería la forma más ideal de hacer su propuesta.
Después de buscar su chaqueta de mezclilla se detuvo frente al tocador para peinar y ordenar un poco sus cabellos, dejando el peine luego de usarlo sus ojos divisaron las fotos que habían puesto en el marco del espejo.
Una foto de Bbuyo cuando recién tenía días desde su llegada, una foto de sus amigas y ella en la graduación y 2 de ellas dos, una de una feliz Sana en la noche la cual le sacó una sonrisa.
Habían pasado dos semanas desde que Sana y Jihyo habían formalizado su relación y si de por sí ya solían pasar tiempo juntas, ahora con más razón lo hacían.
Y como eran personas con mucha energía, estaban en casa de Sana haciendo lo que más les gustaba hacer esos días.
—Me gusta mucho ésto, podría estar así— suspiró —Todo el día.
—Siempre, Satang, siempre— se acomodó mejor entre las frescas y suaves sábanas de la cama de su novia mientras la susodicha repetía sus acciones.
Porque al parecer solo sabían acostarse en la cama y quedarse ahí sin hacer nada, un buen plan a decir verdad.
Sana dió media vuelta abrazando a Jihyo mientras se recostaba cerca de su hombro, poniendo su mano derecha debajo de su cara a la vez que su otro brazo lo usaba para rodear a su novia llevando su mano hacia sus cabellos con la intención de hacerle mimos; Jihyo tomando su cintura con su mano izquierda e inclinando su cabeza hacia la nipona dejándose consentir.
Minatozaki aprovechó la posición de su mano para acercar suavemente a Park más hacia ella, Jihyo entendió la acción y terminó acortando la distancia en un dulce beso.
—¿Quieres salir hoy?— preguntó Jihyo luego de haberse separado. —Tengo un buen plan— sugirió.
—Me parece bien, sorpréndeme— le dijo Sana.
Y así, la sorpresa llegó junto a la noche, cuando Park reveló que la cita de ese día sería un picnic nocturno y es que tanto Sana como Hyo ya habían hecho ese tipo de cosas pero nunca en la noche y realmente sonaba divertido.
—Bueno, sí me has sorprendido— Minatozaki admiraba el mantel a cuadros tendido sobre el césped y la canasta sobre el mismo mientras ella sostenía en sus manos un ramo de margaritas, que en ese entonces lo tenían encantado.
—Me alegra haber logrado mi objetivo— sonrió.
La pareja se acomodó en la manta preparándose para disfrutar los panecillos y la mermelada de fresa que había traído Jihyo, también había panquecitos de vainilla y un poco de arándanos en un recipiente pequeño.
Cenando dulcemente bajo la inmensa luz de la luna y la compañía de las estrellas se veían con amor y compartían la merienda, para la desdicha de ambas, el tan mágico ambiente se vió interrumpido cuando Sana sintió un muy diminuto piquete seguido de una sensación de comezón, Jihyo también comenzó a sentirlo y entendieron que debían correr de ahí.
Esa noche ambas llegaron a la casa de Sana, que quedaba más cerca de donde estaban, con un sinfín de picaduras de mosquitos en los brazos alarmando al matrimonio Minatozaki. Para los siguientes picnics nocturnos recordaron llevar repelente.
Jihyo checó la casita de su gato asegurándose de que todo estuviera en orden antes de dejar el departamento, para cuando estaba seguro de que nada estaba pendiente, escuchó la cerradura siendo abierta y luego de ello la puerta se abrió dando paso a Sana.
—Llegué.
—¿En serio? No lo había notado— bromeó sacándole una sonrisa ante la obviedad.
—Anda, vámonos ya.
En el camino al set de grabación iban platicando de su día mientras compartían las gomitas de frutas que había comprado Sana, la susodicha no pasó mucho tiempo conduciendo y pronto llegaron al lugar.
Cuando Jihyo escuchó del set rápidamente pensó en un gran salón con cámaras que enfocaban sus lentes en un montaje diseñado perfectamente, pero se llevó la sorpresa de que ahora ambas se encontraban en un desalojado parque de diversiones, un poco más grande que el que conocía, podía calcular.
—Pensé que iríamos al set.
—Es éste, decidí usar algo más real así que rentamos éste parque, asombroso ¿No?— exclamó mientras guiaba a su novio por el establecimiento.
Todas las atracciones estaban encendidas, iluminando mágicamente cada parte y de pronto ambas se sentían en una escena de película; pasaron cerca de los juegos de azar de donde la nipona tomó un oso de peluche con lazo que le pasó a Park.
—¿Ésto para qué es?
—Es parte de la escenografía, más adelante dejaron el resto de la utilería— le respondió tranquilamente con una sonrisa.
Y así fué, arribaron a la rueda de la fortuna como último destino ya que ahí se encontraba situado el equipo de iluminación acompañado de las cámaras y algunas cajas de plástico cerradas, sin embargo, no había nadie mas que ellos dos.
Sana solamente caminó hacia las cajas de plástico como si buscara que su contenido fuera el correcto o algo así.
—Tal vez llegamos muy temprano... O demasiado tarde— opinó Jihyo.
—Ésto es raro— Sana revisó su teléfono con una notoria confusión que no duró demasiado. —Vayamos al carrusel.
La pareja continuó caminando hasta llegar al tiovivo de brillantes luces, un ruido tras de ellas alentó al castaño a dirigir su vista hacia el origen de tal estruendo pero no encontró nada, para cuando regresó su mirada a los caballitos notó que Sana ya no estaba a su lado.
—¿Sana?— buscó a su alrededor sin poder hallarla y estuvo por llamarla al teléfono cuando nuevamente volteó hacia la atracción y encontró a su novia salir detrás de la misma mientras le sonreía tiernamente.
Antes de poder soltar media palabra, el pelinegro sacó de detrás suyo un ramo de tulipanes y se lo entregó, al recibirlo no pudo decir más porque de repente ya se encontraba escuchando las palabras de la persona enfrente suyo, el amor de su vida.
—El primer día de clases en la primaria recuerdo haberte llamado ladrona de lápices porque creí que me habías robado mi único lápiz y que no podría seguir trabajando— ambas rieron recordando remotamente cuando terminaron peleándose ese día. —Por suerte, dejamos las diferencias atrás y también dejaste de robar lápices.
—Satang, sabes que no fue así— la molestó.
—¡Silencio! Mi yo de 6 años lo creyó así. En fin, te decía que logramos ser amigas, crecimos juntas y creí que todo iba bien, pero no, no aprendiste tu lección, volviste a robar— Jihyo empezaba a confundirse con las palabras de su novia. —Pero ahora ya no fue un simple lápiz... Te robaste mi corazón, Park Jihyo— le sonrió obteniendo la misma respuesta.
Sana continuó —Te llevo conociendo casi toda mi vida, contamos 13 años de amistad, celebramos 7 años de noviazgo y te confieso que han sido los 20 años más maravillosos de mi vida, no me quiero quedar con los brazos cruzados mientras veo que te llevas todo el crédito, así que hoy enfrente de todos, me atreveré a robar la luna— sintió que de repente el mundo a su alrededor iba en cámara lenta cuando cayó en cuenta de que Minatozaki se arrodillaba frente a ella.
—Park Jihyo, mi luna ¿Me harías el honor de casarte conmigo?— sus brillantes ojos se centraban en el anillo dentro de su cajita y sonrió mientras le daba el sí en un susurro que solo fue audible para ambas.
Sana se incorporó para abrazar fuertemente a Jihyo para después colocarle el anillo mientras las manos de ambas temblaban, producto de la emoción, fue cuando finalmente la pelinegra se percató de que ya no estaban solas y que todos estaban ahí, Momo sonriendo en grande a lado de Dahyun, RyuJin y ChaerYeong aplaudían a más no poder junto a Jeongyeon que celebraba a la vez que abrazaba a Nayeon quien lloraba por la conmoción del momento.
Al final, la pareja acordó organizar una celebración íntima y sin mucho lujo por lo que la boda se llevó a cabo a finales de año, el 23 de diciembre para ser exactos ¿Entienden? Una muy buena referencia habían sido las palabras de Momo, un día muy especial para Sana y Jihyo si me lo preguntan, la fotografía en la repisa de su nuevo hogar lo decía.
(...)
—Y esa es la historia de tus padres— concluyó.
—Oh... No sabía, tía— dijo con su vocecita prestando atención con total asombro.
—Pues ahora ya sabes— intervino Jeongyeon quien pasaba por ahí con rumbo al comedor.
—¡Yo fui la que las unió!— alardeó Nayeon desde la cocina.
Una pequeña niña de 6 años con cabellera castaña se acercó a la pelinegra antes de que pudiera decir una palabra más.
—Tía Momo, Ni-ki se cayó del columpio— dijo ella sin percatarse mucho del estado de alerta que había provocado a la nipona.
Hirai se levantó del sofá rápidamente en busca del infante de 3 años mientras se deseaba suerte a sí misma porque su hijo no tuviera herida alguna o recibiría un regaño de Dahyun, por suerte, Ni-ki era un pequeño muy fuerte y cada que se caía reía como si no le causara dolor.
—¿Mi tía te dijo si ya venían mis tías? Quiero ver la nueva muñeca de Yuna— suspiró la menor con frustración.
—No creo que tarden en llegar— le respondió, a lo que la niña tomó asiento a su lado.
—Quiero gomitas de frutas— volvió a hablar hacia su hermana.
—Mamá dijo que las traería, Yunjin, solo queda espe— el ruido de la puerta abriéndose llamó su atención dejando ver a quienes esperaban.
—¡Llegamos!— Chaer entró acompañada de Ryujin y Yuna solo corrió una vez vió a Yunjin para poder saludarla.
—También hemos vuelto— Jihyo y Sana ingresaron después de ellas.
—¡Mamá, Ni-ki se cayó del columpio!— fue lo primero que dijo Yunjin causando la misma sensación de alerta que a su tía.
—¡Está bien!— Momo llegó desde el patio con el alegre niño en brazos, saludó a las recién llegadas y dejó que Ni-ki jugara en la alfombra con Yunjin y Yuna.
—¿Tardamos demasiado? Pensé que serían unas compras cortas pero al parecer no fue así— Jihyo miró a Sana quien rió por lo bajo. —Casi nos llevamos media tienda, pero muchas gracias, espero que Yunjin y Jooyeon no hayan causado problemas.
—Nah, para nada— contestó Hirai dando un vistazo a los niños.
La puerta se abrió una vez más dando paso a la última persona que faltaba —¡Hola!— y el más pequeño se puso de pie corriendo a los brazos de Dahyun.
—Llegas a tiempo, la comida ya está— avisó Nayeon llevando platos hacia la mesa, fue entonces que todos se dispusieron a comer.
Todo iba de maravilla para todo mundo, ChaerYeong y RyuJin habían abierto su propia línea de cosméticos y llevaba un buen progreso, también estaban felices ante la oportunidad de tener a Yuna con ellas.
Por otro lado, Nayeon estaba al mando de una empresa de comercio mientras Jeongyeon trabajaba como Co-CEO en una compañía de productos electrónicos, ambos dedicando su tiempo libre a Kookeu, claro que por ahí también estaba Garden, la ovejita de peluche.
Mientras tanto, Momo había logrado obtener el reconocimiento que tanto había deseado cuando el padre de Dahyun, que en esos momentos aún era presidente, lo felicitó ante la aportación que había hecho su corporación a la economía del país. Dahyun continuó por el rumbo de su padre aunque no como ella, sino como vicepresidenta, eso no hacía menos su felicidad por su amiga desde la secundaria, Tzuyu, quien ahora era la presidenta de la nación. Igualmente, luego de mucho tiempo, la pareja había decidido compartir sus vidas con el pequeño Ni-ki.
Jihyo dirigía su propia compañía, cabe recalcar, con ayuda de Jeongyeon y como toda empresa había tenido altos y bajos para lograr llegar a la estabilidad que mantenían ahora. Sana era la CEO de una empresa de entretenimiento y orgullosamente podía decir que era una de las más reconocidas del país; fuera del trabajo, ahora compartían la fortuna de tener a Yunjin y Jooyeon junto a ambas, sin olvidar a Bbuyo, claro ¿Quién no quiere a ese pequeñín?
Sin duda, una bonita historia.
Fin.
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