O6

Philza caminaba detrás de Cellbit, quien buscaba entre todos los estudiantes a Roier, pues el brasileño decidió perder el miedo y confesarle sus sentimientos a ese chico de una vez por todas.

Caminaron así unos cuantos minutos, hasta que para la sorpresa de ambos, el mexicano antes mencionado hizo su aparición topándose accidentalmente con Cellbit.

—¡Auch! - exclamaron ambos.

—Uff.. de qué me perdí? - dijo Tubbo agitado, porque sí, el no iba a perderse aquello por nada del mundo.

Philza se encogió de hombros y señaló al frente.

—Oh... Esto se pondrá bueno. - sonrió de manera cínica.

— Roier-

— Cellbit-

Hablaron al unísono, y bajaron la mirada con un leve rubor en sus mejillas.

—Te estaba buscando-

Volvieron a hablar a la par, soltando una leve risilla al final.

—Yo-

—Tú primero. - dijo Cellbit.

—Quería hablar de algo contigo, p-pero quiero que vengas conmigo.

—¿H-hablar de algo?

—Sip, ¿vienes? - Cellbit claramente asintió y el mexicano tomó su mano para guiarlo.

—¡Vamos! - dijo Tubbo jalando a Philza de la mano.



Los tres amigos tenían la boca abierta de la sorpresa que se llevaron.

Roier lo había planeado tan bien, un cartel colgado en la pizarra del salón adornado con fotos del castaño y pequeños gatos de caricatura, pero eso no era todo, como todo un romeo también acompañó aquello con un postre pequeño y flores.

"Cellbit, un gatinho con linda sonrisa de gomita y el aura de un ángel ¿Te gustaría ser mi novio y destruir camas en Minecraft conmigo?"

Philza quería morirse ahí mismo, ¿todo este tiempo ambos chicos se gustaban mutuamente? Se sentía tan culpable por pensar en asesinar al pobre chico al acusarlo de robarle a Missa.

—¿Entonces? - preguntó el mexicano con una sonrisa nerviosa, el brasileño no decía nada y lo empezaba a preocupar, pero no debía porque en el fondo aquello era lo que Cellbit más anheló durante mucho.

—Roier... Esto es muy tierno. - dijo Cellbit cubriendo su boca de asombro. - ¡Por supuesto que sí!

El brasileño corrió hasta el castaño y lo abrazó cálidamente, después unió sus labios en un tierno beso el cual generó aplausos de los demás chicos presentes así como unos cuantos "Aww".

Philza se derretía de la ternura, pero a la vez se sentía triste porque Cellbit pudo conseguir a su chico sin ser rechazado, porque claro, ambos se gustaba sin saberlo.

¿Y el? Era detenido por la razón más tonta del universo: Una adorable sonrisa de hoyuelo.

Ya se estaba rindiendo. 

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