O2
Al día siguiente Philza caminaba de un lado a otro en el pasillo frente a su salón, aún faltaban quince minutos para dar empezada la clase y estaba esperando al mexicano muy decidido a declarar sus sentimientos.
Bueno, tal vez la idea de decirle que le gusta mientras su profesor les explicaba química no era la mejor opción, pero si lo hacía durante el receso posiblemente volvería a caer en los encantos de su adorable amigo y se tragaría las palabras nuevamente.
—¿Sucede algo? - y hablando del rey de Roma, haciendo su aparición llamándolo con ese suave tono de voz.
Como no podía faltar la sonrisa, pero agradecía que está vez fuera más leve.
—Q-qué, no... Estaba esperándote y como me aburría quise matar el tiempo.
—¿Caminando de un lado a otro como si estuvieras preocupado? ¿No era mejor esperarme adentro? - Missa preguntó divertido y Philza apretó sus labios.
—Sí, bueno, ya sabes, dicen que caminar te ayuda a desestresarse.
—¿Entonces si hay algo que te trae mal? - volvió a cuestionar el menor levantando ambas cejas.
Philza entonces supo que su respuesta no estuvo bien ejecutada y se había delatado... Un poco.
Quería que alguien lo pellizque por tonto.
—N-no, lo que quiero decir es- -Missa esperó a que hablara. - ugh, olvídalo creo que ya me entiendes.
—N-
Missa estaba por hablar pero justo detrás de él había llegado el maestro.
—Cotorreando afuera del salón antes de que empiecen las clases, ¿Debería bajarles esa "A" en comportamiento?
Los chicos se miraron asustados y rápidamente corrieron dentro, mientras oían como el hombre reía burlón, era bueno tener un profesor buena onda.
......
Pasó química, física y ahora iban a filosofía, luego el receso y Philza aún no se atrevía a decirle nada a Missa.
A pesar de que compartían banca el mexicano parecía haber entablado una amistad con Roier, un lindo chico un poco más bajo que él y que compartía nacionalidad con Missa. Todas las horas de clase pasaban a compartirse notitas e intercambiar de vez en cuando palabras, algo que Philza ignoró porque no quería saber de qué se trataba
Y claro, esto lo alertó de inmediato porque posiblemente el menor de los mexicanos podía tratarse de un rival.
—¿Nos vemos en el receso? - le preguntó el castaño a Missa y este se quedó pensando unos segundos.
Philza sabía muy en el fondo que Missa no lo iba a dejar por irse con ese chico que apenas creo amistad.
—De acuerdo!
Oh...
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