Pretty Brown Eyes





Su cabello negro era un nido de pétalos rosados de cerezo. Tae no había visto una cosa tan linda desde un día de invierno en su infancia cuando nevó, y de la nada alumbró un frío sol por unos segundos, convirtiendo los copos que flotaban en el aire en pequeños diamantes multicolores. Fue una escena preciosa, y aún así, no se le comparaba a aquella bella durmiente en su regazo.

Deslizó sus delgados dedos por entre las oscuras hebras, intentando peinarla, y algunas de las florecillas cayeron al pasto. Ella no despertó, simplemente, movió la nariz como la de un curioso cervatillo, cuando otro pétalo cayó directo sobre su labio.

Tae sintió unas pisadas en el pasto, y por alguna razón supo inmediatamente que alguien se acercaba a ellas.

Suspiró tranquila al ver que sólo se trataba de Yoonji. La última vez, había sido la insoportable de Wendy queriendo hablar con Jinnie muy urgentemente acerca de la siguiente salida pedagógica y los dineros a recaudar por clase. Le llevó también, como si fuera poco, un postre hecho por ella y no había cosa que Tae odiara más que la gente lame botas como ella.

Yoonji le diría "tú eres igual".

No, Tae no hacía un esfuerzo tan ridículo y Jinnie le prestaba mucha más atención, sin postre ni regalos hechos a mano que luego terminaban juntando polvo.

Yoonji se sentó junto a Tae, y miró abajo a Jinnie dormida.

-¿No se supone que tiene una reunión a esta hora con las del centro de estudiantes?

-Me dijo que no quería ir y que no la despertara. Está cansada

-El director va a regañarla

-Lo mismo le dije. Ya sabes, se manda sola, terca como mula

-No hablen de mí como si no estuviera aquí

Habló la aludida, aún con los ojos cerrados como si durmiera. Yoonji empezó a reírse, y Tae se sorprendió. No quería parecer que hablaba de ella mientras Jinnie no sabía. En todo caso, la muchacha pelinegra jamás se complicaba demasiado por cosas de ese tipo. -Dejen dormir, y avisen cuando suene el timbre- finalizó, se puso de lado y acomodó la cabeza una vez más sobre las piernas de Tae, y continuó su siesta.

Yoonji suspiró junto a Tae y comenzó a usar el teléfono, seguramente texteando a alguien, a esa persona que, supuestamente, jamás la aburría. Cosa novedosa en Yoonji, quien parecía encontrar todo tan insulso, y allí estaba, sonriéndole como boba a la pantalla.

Tae no era muy distinta, así que no juzgaría a Yoonie. Dios, hacía apenas unos minutos estaba mirando al objeto de su devoción como si no quedara nada más en el mundo, no podía negar que al menos Yoonji era un poco más disimulada.

Pero es que Jinnie daba vuelta su mundo de las formas más bonitas, pero también le causaba dolorosas caídas que preferiría borrar de sus recuerdos.

~

Todo había comenzado hacía unos tres años, creía recordar. En realidad, Tae y Jinnie habían sido compañeras de clases desde la escuela elemental, pero no se habían acercado sino hasta el primer año de secundaria, uniéndose en forma fortuita.

La vida en un colegio de mujeres era un campo de batalla, que Tae creía que habría sido mucho más fácil de sortear en un establecimiento mixto. Sus amigas de otras escuelas, le contaban apesaradas que los chicos de sus colegios terminaban peleando por un juego de pelota, pero al menos, no pasaban cosas como que una chica le cortara el pelo a otra o le escondiera un pájaro muerto en el casillero. Cuando Tae les explicaba su situación, nadie quería estar en su lugar.

No había estado libre de la persecución, pero todo había acabado en forma positiva y hasta agradecía sus desgraciadas circunstancias. Tae tenía la mala suerte de, así como le agradaba a mucha gente, también muchas la odiaban. Siempre fue linda, extrovertida y tenía buena llegada con los profesores, lo cual, significó tener en contra a un grupo de chicas que la molestaban.

Las cosas empeoraron al enterarse que era lesbiana. Huían de ella como si tuviera una plaga, y las que no, la confrontaban como si pudiera nacer de nuevo y cambiar aquello que era parte de su esencia.

Eso hasta que Jinnie pasó a ser presidenta de la clase y puso orden de una manera muy poco ortodoxa: le hundió la cabeza en el inodoro a la líder de las chicas que molestaban a Tae. Esa tarde, la muchachita se quedó mirando la escena, temblando, mientras Jinnie tiraba la cadena una y otra vez con la cabeza de la tipa hundida en el agua. Cuando la tortura terminó, la matona cayó de culo a las baldosas, empapada a más no poder, y salió entre corriendo y resbalándose. Jinnie se lavó las manos, y miró a Tae, quien estaba enmudecida.

-No va a acusarme- dijo, secándose las manos con la ropa

-Jinnie...

-Si lo hace, tendrá que reconocer que te ha estado molestando

-No tenías que-

-Sí, Tae, si tenía, debía hacerlo

-Pero... ¿por qué? No me debes nada... yo nunca he hecho algo por ti

-Por el orgullo, Tae

La muchacha se fue, y Tae se quedó allí haciendo nada, ni siquiera pensando. Días después, entendió lo que la chica quiso decirle: Jinnie era como ella, era una más, en esa eterna lucha.

~

En los días posteriores al enfrentamiento de Jinnie con la matona, el par de chicas se empezó a acercar bastante. Si bien Jinnie era popular, admirada y respetada, no tenía muchas amigas, al menos en el curso. Sí era amiga de Yoonji, de la clase B, y de Joonie, que iba en un grado mayor. Eran chicas tan maduras, parecían tan grandes, por lo que Tae se sentía pequeña al compararse con ellas, pero al llegar a conocerlas, se dio cuenta que reían de las mismas idioteces y no eran muy diferentes de ella.

-Chicas, ella es Kim Taehyun. Hemos sido compañeras por años, pero en estos días nos hemos hecho amigas- anunció Jinnie, presentado a Tae ante la mesa en donde almorzarían. Frente a sus cercanas, Jinnie era efusiva y parlanchina, y Tae estaba conociendo ese lado totalmente opuesto al de la princesa de hielo que solía proyectar.

Las tardes eran más amenas así, con la compañía de ellas. Tae no había gozado de amistades cercanas. Sí, hablaba con todo el mundo, pero conversaba profundamente con nadie. Esos días con el trío de muchachas había llegado a expresarse con libertad, pues las chicas tenían algunas de sus mismas inquietudes en la vida. ¿Qué haremos al terminar el colegio? ¿Sabemos realmente qué queremos estudiar? Jinnie insistía en que quería irse lejos a vivir sola. Joonie le daba golpecitos en la espalda, casi como consolándola, y Tae sentía que había algo que no sabía.

A decir verdad, no habían vuelto a conversar con Jinnie sobre eso. El radar gay de Tae le decía que Yoonji y quizás Joonie, también eran lesbianas, sin embargo, no era tema, ni se atrevía a hablarlo. Quizás más adelante, cuando tuviera más confianza, podría preguntarlo sin parecer chismosa, pero por ahora debía conformarse con quedarse con la duda.

En poco tiempo, las cosas cambiaron un montón entre Tae y Jinnie. Tae pasaba largas horas en casa de la chica, y al revés también, pero Jinnie siempre prefería estar en casa de Tae. La castaña entendía la situación perfectamente, y es que ir a casa de Jinnie era, contradictoriamente, una tormentosa maravilla. Sus padres eran tan fríos, y siempre tenían esa actitud de funeral, pero lo genial, era que casi nunca estaban allí.

Si lo pensaba bien, quizás para Jinnie era triste estar tan sola, y por eso prefería ir a casa de Tae. La madre de Tae era cálida y amorosa, casi más parecida a una abuela que a una mamá, y para Jinnie eso era nuevo. Probablemente, desde allí era que Tae había heredado tal forma, tan suya, de demostrar afecto, pensaba Jinnie. Y por ser tan cariñosa, también era más fácil de lastimar, pero aquella no era su intención. Decir que Tae se lastimaba sola era cruel y egoísta, en realidad, si Jinnie vivía negándola.

Jinnie recordaba bien esa tarde de helado y jugar tamagotchi. Se habían quedado en la escuela a hacer una tarea de historia y luego salieron a divertirse. Tae le había dicho a Jinnie que quería decirle algo más tarde, y eso la tenía expectante. Insistía en que quería saber qué era, mientras iban en el autobús, pero Tae estaba concentrada en alimentar a su mascota virtual.

-Ya deja de evadir la situación- le dijo la azabache, quitándole el juguete. -¿Qué es aquello tan importante?

-Ah, unnie. Lo arruinas todo

-¿Qué hice?

-No tienes paciencia. Pásame mi mascota

-No. Hasta que me digas.

-Okay. Vas a tener que esperar entonces. Me aguanto sin mi mascota.

Tae no dijo nada más durante el trayecto en el bus, y bajaron para ir hasta la gelatería. Jinnie parecía haberse olvidado del asunto ya, pero cuando Tae intentó pedirle el tamagotchi, le chica le dijo "no, hasta que me digas". Cada una compró su helado, a Jinnie le gustaba el helado de chocolate, aunque no le gustaba el chocolate en sí, y Tae pidió de frutilla. Compartieron un buen rato, arrojando maíz a los patos de la laguna, y caminando entre personas que paseaban a sus perritos. Finalmente, se sentaron a descansar en una banca raída, y las rodillas de Tae temblaban por la anticipación.

-Creo que ya es hora...- dijo Tae, tomando aire en los pulmones, resuelta a hablar -Jinnie, me gustas- dijo la muchachita, sin más rodeos. Su directa declaración no significaba que se sintiera segura ni mucho menos. Más bien, era algo que estaba atorándola y no podía guardarlo más.

Jinnie le sonrió. No le dijo nada, pero no tardó en responderle con un beso suave y virginal en los labios. Fue tan sutil, que por un momento Tae dudó si es que realmente pasó, si es que no fue que una mariposa se detuvo en su boca y no se dio cuenta. Sin embargo, había mantenido los ojos abiertos todo ese tiempo, y su vista no podía ser engañada: Jinnie de verdad la había besado, y probablemente, esa era su forma de decirle que también le gustaba.

-Tae, niña hermosa, gracias por sentir lo mismo que yo- Jinnie escondió el rostro en su cuello, y comenzó a reír despacito.

-¿Es en serio?- La chiquilla castaña preguntó, los ojos brillantes, llenos de ilusiones. Jinnie la abrazó, permitiéndole descansar en su hombro.

-Es en serio, pero me parte el alma, Tae- inmediatamente, la menor de las dos retrocedió, inquisidora.

-¿Qué es lo que te parte el alma?- preguntó, sintiéndose más nerviosa que en cualquier otro momento de su vida. De alguna manera, sabía que nada bueno saldría de la boca de Jinnie.

-Que nosotras... no podemos estar juntas, Tae. Nunca vamos a poder

Lo que esperaba. Jinnie estaba en lo profundo del closet, Tae había podido notarlo irremediablemente cuando, en una cena en casa de los padres de la chica, su madre había criticado duramente a Sinnead O'Connor, que estaba saliendo en televisión, por llevar el cabello rapado en un estilo que ella consideraba poco femenino. Jinnie le discutió, que lo importante era la canción, y su madre la hizo callar. No era la primera ocasión incómoda allí. Por fortuna, fueron apenas un par de veces.

Pese a las adversidades, Tae creía que de todas maneras, podría funcionar. Jinnie tenía carácter ante todo, no había dificultad que fuera obstáculo, o más bien, esa era la ilusión que Tae guardaba en su pecho.

-Pero Jinnie... por favor, tú misma eres tan luchadora por lo que quieres... no me digas que mi amor es correspondido, si luego vas a decirme estas cosas. Yo quiero estar contigo

-Tae... vives en un mundo color rosa. La gente es cruel, y lo sabes. Y sabes... como son mis padres

-Sólo... sólo déjame al menos amarte a escondidas

-No es tan lindo como crees, Tae...- Jinnie suspiró, agotada. Algo como eso sería terriblemente difícil, pero era un prospecto aún más amargo ver la carita de Tae frente a sus negativas y su pesimismo. Se decidió a tomar su mano suave y acanelada, y la envolvió cálidamente en las suyas. -Okay. Vamos a intentarlo. Pero no podemos decirle a nadie, Tae, a nadie, ¿lo entiendes? Esto es importante

-¡Lo sé, Jinnie! No me subestimes. Actuaré como tu amiga de siempre- la castaña le guiñó un ojo, haciéndola reír.

-Sabes que será complicado...

-Lo sé, ya calla- Tae le dijo por última vez antes de mirar alrededor cautelosamente, y al no encontrar moros en la costa, la besó suave, pero profundo, inhalando hasta la última partícula de aroma de su piel. Jinnie se quedó de boca abierta cuando Tae se separó, y sólo consiguió sonreírle cuando la más joven la tomó de la mano para levantarla de la banca.

Triste fue soltar su mano apenas salieron del parque.

~

El verano no estaba teniendo piedad con ningún ser viviente en esos días. La acera desde lejos parecía temblar por como reverberaba el calor, y proyectaba la ilusión de una calle mojada. No tenía caso querer relajarse en alguna plaza o parque, era añadir más estrés por lo insoportable del clima. En su lugar, Tae y Jinnie disfrutaban de la casa grande de esta última, el aire acondicionado y la poca supervisión. Los padres de la chica estaban trabajando, y aquello significaba una importante cosa: libertad.

Lo primero que hizo Jinnie llegando de la escuela, fue quitarse los calcetines, la falda y el sujetador, y se quedó en la camiseta del uniforme escolar. Tae hizo lo mismo, arrojando la ropa donde cayera, y corriendo como una liebre que acaba de escapar de una jaula.

La privacidad de esa casa era, literalmente, un escape a sus prisiones.

Tae se había cansado de alegar que por qué en la escuela Jinnie era tan fría. Ya lo habían hablado un montón de veces, no era así porque quisiera, no era así por elección, era su obligación, básicamente, si no quería tener problemas con sus padres, y ya tenía suficientes.

A veces Tae se preguntaba si es que significaba tan poco para Jinnie que no valía la pena ni siquiera ser un problema. Luego, la invadía la culpa por pensar en forma tan egoísta. Evidentemente Jinnie ya no quería volver a enfrentarse a sus padres, y menos por algo tan personal. Obviamente, tampoco quería dañar a Tae, pero evitar dañarla incluía omitirla de su vida, y eso era lo que le causaba resquemor a la más joven.

Sin embargo, lejos de toda mirada, Jinnie era una exquisita fogata en el campo, en la que derretir malvaviscos y dormirse segura.

Y bien, lo segundo que Jinnie cercioró, tras quedar más liviana de ropa, fue agarrar a Tae por la cintura firmemente y arrojarla a la cama, repartiendo besos juguetones por toda su cara, orejas y mandíbula, y gruñendo como un perrito, mientras la otra muchacha se retorcía en cosquillas y protestas graciosas.

-Estoy salada y sudada- se quejó

-Eso no me importa- le dijo la mayor, besándole la nariz, y luego, descaradamente, le pasó la lengua por la cara, y se puso de pie para salir corriendo. Tae chilló, y la persiguió por toda la casa. Terminaron en la cocina, bebiendo agua en tazones navideños que encontraron en el primer mueble que abrieron.

-Estos tazones son como para beber chocolate caliente- dijo la muchacha de cabello castaño, mientras analizaba su propio tazón

-Ni lo digas, me da más calor- Jinnie respondió, acercándose a tocar su cintura, y Tae inmediatamente se apegó a ella, abrazándola

-El roce humano da más calor, Jinnie- se apartó un poco, al darse cuenta de los hechos

-Contigo es rico

Dicho eso último, Jinnie le quitó el tazón, medio vacío, de entre sus manos, y lo dejó en el lavaplatos junto al suyo, en un sólo estiramiento de brazo, y volvió a apegar a Tae a su cuerpo, esta vez, menos dulce y más intensa, menos chiste y más deseo. Enredó los dedos en su melena y la besó, lento y voraz, buscando sentir cada leve sabor en su boca hasta encontrar la verdadera esencia de Tae.

El atardecer pintó sus pieles en rojo y azulado, entre sesiones de gameboy, besos encendidos, ver El Mundo de Beakman sin prestar verdadera atención a la pantalla, sino al calor sedoso en los dedos mojados bajo las bragas, a los gemidos sin reproche, a lo suave de envolver un pezón en los dedos, y posteriormente, sólo quedaba arrojarse de cabeza a cuidar de las necesidades del tamagotchi.

~

Yoonji no se había visto tan radiante en años. Jinnie había estado preguntándole qué la tenía tan contenta, y la muchacha pálida se rió en su cara diciéndole que ella tampoco le estaba contando por qué se veía más alegre también.

Jinnie no se había dado cuenta de lo que era obvio para las demás. Sí, se veía más animada pese a todas sus responsabilidades, le confirmó Yoonji, y entonces decidieron hacer el trato de contarse lo que pasaba, jugando a piedra papel o tijeras.

Yoonji perdió, y sin ninguna dificultad, le dijo a Jinnie, mirándola desafiante hacia arriba, pues era bastante más baja, -Estoy saliendo con alguien.

-Dime algo que no sepa

-Es tu turno

-¿Ah sí? Bueno, también estoy saliendo con alguien. Te toca

-Okay. Estoy saliendo con una persona de afuera del colegio, ayer nos vimos, y ya estamos en algo oficial

-¡¿Qué?!

-Te toca, Jinnie

-Bueno, yo también estoy en algo oficial, hace meses, Yoonji. Seis, para ser exacta

-No me habías dicho, perra, ¿o estás inventando para no sentirte menos? No es malo estar soltera

-Te toca...

-Bueno. Se llama Hyoseon.

-Es una chica...- Jinnie puso cara de sorpresa.

-No nos veamos la suerte entre gitanas, Jinnie, ¿Qué acaso no es obvio? Y sé que tú también

Jinnie tragó saliva. Se sentía expuesta, obvia y fácil de leer, pese a todos sus esfuerzos por pasar inadvertida ante los demás. Sin embargo, ya era momento de contarle a su amiga y esa era su intención. Si le daban a elegir, no esperaba que fuese tan evidente, y le hubiera gustado generar más sorpresa.

-Es Taehyun

-Wow. No, eso no lo esperaba. Bueno, ustedes son muy amigas, y a veces es inevitable cruzar límites... pero no pensé que estaban el algo serio

-Lo estamos, Yoonie. Pero se acabó mi turno. Háblame de Hyoseon.

-Esto dará para todo un día, Jinnie. Ella es... distinta a mí. Es alta, es atlética, siempre está riendo, ella brilla. Bueno, es mayor. Supongo que toda esta etapa tonta de vestir oscura y creerse la muerte ya se le pasó

Jinnie se largó a reír. Le agradaba que Yoongi tuviese un humor en el que se reía bastante de sí misma y no solía ofenderse por pequeñeces. Con Joonie las cosas eran diferentes, era un poco más sensible en algunos aspectos, o más bien, demasiado consciente de todo y algunas cosas para ella simplemente no eran motivo de chiste. No era algo que criticar, se trataba simplemente de diversidad.

-Yo no entiendo cómo se fijó en mí. Pero se lo agradezco. Me ha ayudado a ver cosas lindas de mí para las que antes estaba ciega

Jinnie se quedó pensando en ello. Tae la había hecho sentir como si fuese el mundo para ella, y a veces Jinnie concebía que eso era peligroso. No quería que alguien dependiera de ella de esa manera. Sin embargo, con el tiempo, se había dado cuenta de que Tae era fuerte también, y que lo que Tae quería decir cuando se refería a Jinnie como "su mundo", era que en Jinnie podía cobijarse y vivir en ese instante.

La castañita se lo había explicado en palabras simples pero hondas. "Habito en tu piel, Jinnie, porque es la primera que he tocado, y la que me abre las puertas al mundo. Si mañana no estamos juntas, voy a acordarme de ti como la casa donde crecí". Jinnie lloró toda esa noche y no sabía exactamente por qué. La llenaba de emociones mezcladas y opuestas el saber que no era indispensable, pero en ese momento, sí lo era todo para Tae.

-Eso es bueno. Que te ayude a ver lo mejor de ti

-Sí, lo estoy disfrutando bastante. Y oye, ¿cómo es que ustedes han escondido esto tan bien?

-Bueno... tú sabes cómo son en esta escuela. La última vez... no quiero recordar.

Jinnie se vio una vez más, con catorce años, dando patadas dentro de la tina con agua fría. Su madre lo había considerado un castigo sensato tras encontrarle literatura homosexual en su mochila. Por favor, ¡era Mishima! todo el mundo debería leerlo, y a esa señora se le ocurrió nada mejor que reprenderla por ello de forma barbárica. Jinnie habló con la encargada de protección social en la escuela, pero le dio a entender que se había equivocado, que aquello era una etapa, que algunos libros eran para mayores, y Jinnie la dejó hablando a medias y salió de la oficina.

-Bueno... es cierto. Acá son reinas del chisme. Me alegra que Seonnie esté fuera de este infierno. Pero Tae y tú... lo tienen difícil

-Por eso estoy obligada a esconder todo esto. Sólo espero a que llegue el día de irme de esa casa y por fin ser libre. Y deseo estar con Tae ese día, estoy cansada de negarla y verla triste cada vez que debo mentir

-Ustedes deberían llegar a un acuerdo...

El trato sería algo que Yoonji básicamente hacía todo el tiempo. Salir con su novia en otros distritos, incluso en otras ciudades. La mujer trabajaba en Seúl, pero tenía su casa en Gwanju y viajaban allí cada vez que quisieran, dos horas de viaje no eran tan terribles si eran para por fin encontrarse en la forma en que deseaban. La mayoría de las veces, salían por Seúl, pero buscaban los alrededores para encontrarse y salir, y habían tenido suerte. Yoonji nunca se encontró con ningún conocido a quien confrontar.

El plan sería salir con Tae a otro lugar, en Seúl, pero un poco más lejos de Mapo Gu. Pasar un día de mirar escaparates, jugar Snow Bros hasta que las manos les temblaran, ver Hércules rodeadas de niños en el cine, y mirar las luces del recientemente re-inaugurado Puente Seongsu. Y así fue. Tae no se había visto tan feliz en todo ese tiempo en relación. Jin podía verlo en sus ojos brillantes, su resplandeciente sonrisa cuadrada bajo la luz púrpura del puente.

Nunca se habían besado al aire libre y para Tae fue el beso más hermoso entre las dos, uno que la hacía pensar en que sí podían tener un futuro juntas. Cerró los ojos, y se aferró al cuello de su novia volviendo a besarla, su rostro bañado con lágrimas de felicidad y los labios temblorosos, barro en los zapatos y el corazón abierto.

~

Tae y Jinnie lo habían estado experimentando por varias semanas, el salir del distrito hacia otros lugares. Hongdae era impresionante. Chicos y chicas bailaban tan libremente, H.O.T. y SECHSKIES sonaban chillones en parlantes grandes y coloridos, y algunos muchachos parecían seducirse con cada paso de baile. Tae aplaudía y saltaba, mientras que Jinnie abría la boca de sorpresa con cada demostración de interés o afecto entre personas del mismo sexo.

Era algo así como un paraíso en medio de una ciudad infernal.

Se tomaron la mano, y salieron a caminar. Si alguien les parecía juicioso en su mirar, se encadenaban con el brazo, como un par de amigas muy unidas, y luego, entrelazaban sus dedos una vez más. Jinnie sentía a Tae vibrar cada vez que sus manos hacían contacto.

En lo que se acercaban a una pastelería para comer algo antes de ponerse el sol, ocurrió lo indeseado. Uno de los incansables pretendientes de Jinnie, de la escuela paralela a la de mujeres, estaba allí, parado mirándolas como un idiota.

Demonios, cuánto lo detestaban. Su grupo siempre iba a meterse al colegio, a buscar a sus novias y mirar a otras chicas, y ese tipo siempre estaba insistiéndole a Jinnie por una oportunidad. No era molesto que lo pidiera, al fin y al cabo, todos estaban en lo mismo, buscando compañía ante el duro desafío de crecer, pero él era un grosero. Se lo pasaba haciendo piropos asquerosos y lanzando indirectas acerca de que Jinnie seguramente estaba loca, y que por eso era que estaba soltera siendo tan bonita.

Cuando las vio de la mano, su gesto de desagrado fue evidente. Arrugó la cara, como chupando un limón, y empezó a vociferar "lo sabía, lo sabía" sin detenerse.

-Sabías qué, simio- Jinnie le preguntó, con un tono de afirmación. Daría cara a la situación, y enfrentaría lo que fuera por su dignidad

-Que eras tortillera

-Ah, claro- respondió con una audaz sencillez, sin sudar una gota

-Eso es simple

-Okay, ya- Dijo Jinnie, evitándolo y caminando con Tae para entrar a la tienda y olvidarse de él. Podía sentir los nervios de la más joven a través de su mano transpirada y su gesto temeroso.

-Eres así porque te falta polla. Jamás has probado una. Déjate coger, para que te hagas mujer de una vez. Te va a gustar. Yo puedo darte lo que ella no-

No pasó ni un segundo desde que el tipo dijo la miserable frase, y ya estaba pegado a la pared producto de un certero puñetazo en la mandíbula. Gritaba como un orate, sosteniendo su rostro, y su cara lucía extraña, fuera de su forma natural, una mejilla enorme y la otra hendida. Tae notó, al verlo retirar las manos, que tenía la mandíbula desencajada.

-¡Dios, Jinnie, le rompiste la cara!- gritaba la muchachita, encogiéndose, doblando las rodillas, cubriendo su llanto con las manos. Jinnie la tomó de la mano una vez más, y se la llevó casi a rastras hasta un autobús de vuelta a Mapo Gu que pasaba por ahí.

Arriba, se sentaron una al lado de la otra sin decir nada. Jinnie estaba tensa, los puños apretados, mientras Tae lloraba sin consuelo. Cuando la mayor entró en razón, abrazó a la jovencita, quien se dejó consolar sin miedo.

-Lo siento tanto, Tae

La chica no dijo nada, sólo siguió llorando. Su novia le acarició el cabello, repitiendo disculpas una y otra vez, mientras Tae negaba con la cabeza, hasta que pudo hablar.

-No estoy enojada contigo, Jinnie

-¿Tienes miedo? ¿Te asusté? Ya van dos veces en que me vez golpear a gente y te juro que-

-No, no, no tengo miedo. Sé que no me harías eso jamás.

-De todas maneras, he sido muy violenta

-Él fue violento, Jinnie, siempre lo es, se lo merecía

-Supongo... supongo que alguien alguna vez lo callaría, si no era yo, quizás otra persona... pero a veces me doy miedo, Tae, y si te asusto, no dudes en decirme que esto te molesta-

-Yo sólo tengo miedo de lo que él dirá en su escuela el día lunes, Jinnie, apenas nos vio, ese fue mi horror, que le dirá a todo el mundo, y no quiero que tengas problemas con tus padres, ni que luego sientas que él tiene razón, y que necesites probar estar con un chico, y-

Jinnie la calló con un beso más. No le importó estar arriba del autobús, no le importó al contexto. El beso fue real y como un sello a sus convicciones. Tae la observó, directamente a los ojos, con un gesto sorprendido, y sus lágrimas y el torrente de sus oscuros pensamientos se detuvieron.

-No quiero estar con un chico, quiero estar contigo. No me importa si se lo cuenta a quien sea... quiero estar contigo

Se tomaron las manos, y viajaron en silencio hasta la casa de la mayor, mientras el día se nublaba y comenzaba a caer algo de lluvia.

~

Su reloj de Hello Kitty indicaba que aún faltaban unos cuarenta y cinco minutos para que llegaran sus padres. Jinnie no esperó más, no podía permitirse arrojar el tiempo a la basura así, y apenas cruzaron el umbral de la puerta y se quitaron los zapatos, Jinnie apegó a Tae contra la pared, sin fuerza, pero con rapidez y ansias, y la castaña se dejó besar y peinar con dedos ágiles.

Jinnie era el fuego mismo en una hoguera, y aunque no lo demostrara habitualmente, Tae la había visto arder antes. Eso sí, nunca como en ese día. Había reído enérgicamente en Hongdae, como en el día más feliz de su juventud. La ira se apoderó de ella tras encontrarse con ese idiota hasta destrozarlo. Y ahora, la pasión se desparramaba por su piel y el nombre de Tae hacía eco al repetirse como un mantra en sus labios.

La cama las invitó a quedarse un rato más, mientras Tae apretaba los ojos y abría la boca, muda. Sus muslos temblaban sin control mientras sus manos se enredaban en el pelo de Jinnie, a la altura de sus caderas. A ratos olvidaba que lo que estaba tironeando era el cabello de su novia, pero es que no podía contener las ganas de tomar su cabeza y hundirla en su cuerpo aún más si era posible.

La lengua de la mayor se deslizaba suave y tibia entre sus delicados pliegues, a veces blanda y abarcadora, y otras veces dura y precisa, internándose en la pequeña y empapada abertura. Mientras tanto, el pulgar de Jinnie hacía circulitos lentos en su clítoris, el cual a ratos también chupaba, y no pasó mucho para que Tae lanzara un último aliento antes de que sus piernas comenzaran a juntarse involuntariamente y un calambre en los dedos de los pies acompañara su orgasmo, ahogado y tembloroso.

Jinnie subió hasta su rostro, besándola, y Tae sintió el leve sabor acídico en su lengua, invadiendo sus sentidos y despertándola del pequeño letargo post clímax.

-Te lastimé. Lo hice muy fuerte- pidió disculpas, tras dejar un último y tierno beso en su mentón.

-No, Jinnie. No me hiciste daño, te lo habría dicho. ¿Me dejas intentarlo?

-Claro. Me encantaría- le sonrió, más tranquila. Sus venas aún seguían palpitando por la rabia anterior, pero hora el deseo nublaba cualquier atisbo de furia.

Tae le devolvió el favor, bajando tortuosamente con besos por sus pechos y abdomen, hasta llegar a su objetivo, degustando el sabor almizclado en su propia boca, y pese a un poco experimentado, y en realidad el primer, cunnilingus que hizo, Jinnie parecía estar feliz después de dejarse agasajar por su linda novia. Le agradecía con palabras sucias lo maravilloso que fue sentir su lengua entre sus piernas, lo rico de sumar los dedos dentro del postre y la deliciosa vibración de sus sonidos y respiración en su carne.

-No quiero una polla, jamás, Tae. Nunca la he querido, no me interesa, no estoy confundida ni perdida. Eres millones de veces superior a cualquier cosa que quiera colarse entre mis piernas

Tae se rió cuando Jinnie se lo dijo, y la abrazó firmemente, como si estuviera a la deriva y necesitara sostenerse a lo que le permitiera flotar, aprovechando los últimos minutos entre las sábanas, antes de que sonara la alarma que indicaría hora de una ducha, lavado de dientes y fingir inocencia.

Jimin estaba aburrida de pegar los carteles por el colegio, y aunque fueran a darle una anotación positiva en su hoja de vida, ya estaba cuestionándose hacer ese favor. A su lado, llegó Kookie, quien sin decirle nada tomó uno de los carteles y lo miró con desdén.

-Gran Baile de Graduación- habló con entusiasmo fingido

-Mira, tiene algo positivo: será el último día que le vea la cara a estas estúpidas

-¿Eso significa que vamos a venir? - reclamó

-Tengo que hacerlo, Kookie, soy parte del centro de estudiantes, y tú no vas a dejarme sola

-¿Y tenía que ser un baile?

-Reclámale a la mayoría que votó por eso

­-¿Qué sugirieron ustedes?

-Jinnie quería una noche de campamento. Habría sido... interesante, la apoyé. Pero ya ves como ganó la opción baile y nos juntarán con la sección de hombres

-Horrible

-Siempre podemos apelar a un dolor de estómago e irnos antes

-Hmm- musitó, poco convencida -¿Y a quién vamos a invitar? Quiero bailar contigo

-Sabes que yo también, pero no quiero escándalos. Los chicos de patinaje, podría ser

-Sí... podría ser. Te ayudaré a pegar estas mierdas

Tae pasaba por ahí cuando las vio pegando los carteles por el pasillo principal de la escuela. No era del todo cercana a ellas, pero se llevaban bien, y las tres siempre se miraban con sospechas. El radar gay de Tae sacaba chispas cuando las veía juntas, pero no podía asegurar nada. Jinnie también sospechaba, pero no tenía la certeza, pese a compartir con Jimin día a día en el centro de estudiantes.

-Hola, Tae- Saludó Jimin primero, y luego Kookie. Tae les contestó sin afán de hacer conversación, pero Jimin la detuvo. Ella tenía un gran carácter, hablaba fuerte, se hacía notar, no era alguien a quien podría dejar hablando sola y seguir caminando como si nada. -¿Con quién irás al baile?

-Ah... eso... no sé, no lo he pensado. Recién es el primer día que avisan, así que nada está claro aún. ¿Y ustedes?

Ambas se miraron con un gesto dudoso, casi como si no se esperaran la pregunta. Como casi siempre, Jimin respondió por ambas.

-No sabemos tampoco. Aún faltan dos semanas, así que, estamos igual que tú. ¿Sabes con quién irá Jinnie?

Tae ni siquiera lo había pensado, estaba completamente enfocada en terminar bien el último año y pensar en el examen de admisión. Un baile no parecía tan importante sino hasta ese momento. Su corazón se estrujó por un instante, pensando en que seguramente tendría que pasar por el absurdo estrés de esperar la invitación de un chico (que probablemente no llegaría), luego quedar como la pobre chica lastimosa a la que ningún chico invitaba al baile, y finalmente, saber que alguien sí invitó a Jinnie. Y no, no quería que un chico la invitara a bailar, pero sí le daba tristeza saber que probablemente Jinnie le diría que sí a algún tipo porque ella sí tendría que ir al baile aunque no quisiera.

-No. No tengo idea. Ya me voy a casa, adiós

Jimin la quedó mirando con la sensación de ser ignorada. Continuaron pegando los carteles con Kookie, hasta terminar. O más bien, un poco antes, y el resto de los carteles quedó en la sala de consejo tras un necesario break a solas.

~

Jinnie observaba los carteles pegados en la escuela antes de pasar al comedor. Allí estaba Yoonji esperándola con un puesto en la fila, y le hizo una seña para que se acercara. Jinnie caminó hasta ella y le sonrió.

El día había estado algo aburrido. Tae se había ausentado a clases por haber pescado un resfrío y Jinnie había notado lo sola que se sentía sin ella y quizás podría ser algo así como una triste probada de cómo serían las cosas una vez que entraran a la universidad.

Hablaron una que otra cosa casual con Yoonji, sobre los últimos días de escuela, los planes para las vacaciones, mientras retiraban el almuerzo en sus bandejas. Se sentaron juntas, en un rincón, y Jinnie sacó a colación algo que la tenía un poco confundida.

-¿Vas a venir al baile, Yoonie?

La muchacha tragó su comida, y con un gesto que gritaba obviedad, le dijo -No

-¿Por qué no? Será nuestra despedida, a fin de cuentas. Yo tampoco quería un baile, pero es lo que hay

-Es un show de hipocresía. Tú sabes que acá nadie se quiere. ¿Y encima tener que venir con un tipo? No le veo la gracia a venir a un baile en donde todos se odian, y bailar a regañadientes con quien no quiero

Jinnie se quedó un momento en silencio, engullendo la comida lentamente, casi como un rumiante. Por algún motivo, el alimento no pasaba, y le tomó un buen rato poder tragar.

-Tienes razón, en realidad

-¿Cuál es la idea de una fiesta de graduación si no puedes compartirla con la persona que quieres?

-Ahá

-Así que pasaré esa noche con mi novia. Deberías hacer lo mismo

Yoonji ya había terminado su almuerzo cuando Jinnie sólo llevaba tres cucharadas. Terminó de comer rápido, y luego fue a la biblioteca a preparar su examen. El problema fue que, en vez de estudiar, pasó toda la tarde pensando en maneras de no traicionar sus propios valores.

~

Tae se asomó a la puerta con un abrigo peludo, un gorro de lana y un cubrebocas médico. Hizo pasar a Jinnie, quien entró con algo de timidez, y saludó a la madre de Tae. Ella inmediatamente le ofreció un chocolate caliente, agradeciendo su visita y preocupación por Taehyun, y luego le dio a Tae algo de sopa. La chica miró el chocolate con envidia, pero por su salud, su madre sólo le daba sopa o jugo de limón con miel.

Luego, ambas fueron a la pieza a jugar Play Station. Jinnie insistía en quitarle la mascarilla y buscar sus besos, pero la muchachita, entre risas afónicas, la rechazaba para no contagiarla. Compartieron miradas, abrazos y risas, y antes de irse, Jinnie le tomó la mano entre las suyas.

-Quiero invitarte al baile de graduación

En primer lugar, Tae la miró confundida. Al ver el gesto serio en el rostro de Jinnie, no pudo evitar ilusionarse.

­-No bromees, Jinnie. No es algo para bromear. Yo de verdad quiero ir contigo pero-

-Vamos. Estoy invitándote

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Le costaba respirar a causa de la congestión nasal, así que escondió su cara en pañuelos.

-No podemos- dijo una vez que consiguió componerse. Jinnie la estuvo esperando durante esos minutos, sosteniéndole las manos con afecto y acariciándole el cabello. Le gustaba como se veía, satinado y brillante en su mano, pero no disfrutaba para nada ver a Tae llorar, ni menos si el motivo era dudar de su cariño, o asumir que estaban remando contra la corriente en la relación que llevaban.

-Tenemos salud, bueno, quizás tú ahora no tanto,- ambas rieron con ternura -tenemos las ganas, queremos ir juntas, no falta nada, ¿por qué dices que no podemos?

-Jinnie, no hagas esto sólo para intentar ponerme feliz

-Lo hago para que las dos pasemos una hermosa fiesta de graduación- le dijo, hablando lento, casi como enseñándole una importante lección. Tae amaba cuando Jinnie hablaba así y sus labios lucían aún más rellenitos y apetitosos.

-Yo quería invitarte también, Jinnie. Pero pensé que dirías que no, ya sabes... por lo difícil que es todo esto, lo que va a decir la gente, tus papás van a saber...

-A veces es necesario dejar ir, Tae. No puedo estar toda la vida bajo la sombra de las expectativas de ellos. Ya hago suficiente y quiero ser feliz. Tae... es nuestra graduación, dame la alegría de pasarla contigo

-Es lo que más quiero

Un abrazo sirvió como un sello al pacto, y comenzaron a organizarlo todo. A qué hora se juntarían, en qué irían, cómo lo harían para volver en la noche, y un sinfín de preparaciones. Necesitarían ayuda, Jinnie suponía, porque ambas querían sorprenderse en el día del baile.

~

Jimin iba a devolverle la caja con la colecta de dinero a Jinnie, cuando esta la detuvo para conversar. No solían hablar a solas, siempre era dentro del consejo estudiantil, por eso Jimin se sintió algo intimidada. Nadie la atemorizaba, pero Jinnie sí tenía esa impronta con la que se hacía respetar por cualquier persona.

Jimin debía mirarla varios centímetros arriba, pero no por eso se achicaba en personalidad. Una lección importante en la vida como persona bajita, era ser más grande que los demás en carácter.

Mientras la pequeña rubiecita la miraba, Jinnie dio unas vueltas por la sala, haciendo una que otra cosa pequeña, recogiendo papeles, acomodando los muebles, corridos apenas por un centímetro.

-Y bueno, Kim, ¿Qué me ibas a decir?

Jinnie, quien solía ser directa, suspiró, finalmente acorralada. -Necesito tu ayuda. Y la de Kookie, por favor

-Oh, ¿y para qué sería?

-He invitado a Tae al baile

Jimin se quedó en silencio por un rato, intentando procesar la información. Parecía una broma al principio, Jinnie a veces usaba el humor como burla en algunas reuniones, pero su rostro la delataba. Ahora lucía preocupada y sin salida.

-Necesito que nos ayuden, a elegir la ropa, a reunirnos sin que mis padres lo sepan. O sea, no me importa si se enteran después, el asunto, es que no lo hagan antes de lo presupuesto- agregó, más calmada.

A Jimin le cayó la realidad encima. Realmente Jinnie y Tae irían juntas a una fiesta en la que se suponía irían parejas o personas que se pretendían. Chicos con chicas. Bueno, Jimin y Kookie irían juntas pero no revueltas, con un par de chicos gays que conocían para disimular, pero Jinnie y Tae irían como pareja, o eso era lo que creía escuchar si es que no estaba sorda o muy confundida.

-¿Ustedes irán juntas, verdad?

-Sí. ¿Tú y Kookie...?

-Sí. Pero con unos chicos. Ya sabes...

-Lo imaginaba. Está bien- Ambas se quedaron mirando el piso incómodamente. Era extraño, hablar en clave, frases a medias. Su condenada existencia era solamente un tabú. -¿Es mucho pedir si ese día vas sin Kookie, y con los chicos, a buscarme a casa? Quiero tu ayuda para vestirme, maquillarme... tú sabes de eso. Kookie podría ir a casa de Tae. Sé que si mis padres se enteran antes, van a amargarme lo que quiero que sea una noche perfecta

-Te entiendo. Lo hablaré con Kookie, no creo que vaya a negarse.

-Gracias- Jinnie le dio un abrazo, tuvo que agacharse un poco, y la chica respondió primero algo descolocada, y luego devolvió el gesto con fuerza y unos golpecitos en la espalda.

Ambas se desearon suerte, y cada una emprendió rumbo a casa.

~

El último día de clases, las estudiantes se quedaron a escuchar la última campana de salida de sus vidas. Algunas lloraban, repartiendo abrazos y bendiciones, mientras que otras huían casi como diciendo "no quiero verlas jamás en la vida".

Las del centro de estudiantes fueron las primeras en escapar. Joonie se juntaría con un chico que la acompañaría al baile en la noche, Jimin debía ir por Kookie y los muchachos, Sehun y Baekhyun. Jinnie montó la bicicleta y salió a toda velocidad a casa para atender a su ayudante y a sus acompañantes. Por su parte, Tae tomó el autobús a casa para recibir a Kookie y ayudarse con el look para la fiesta, y Yoonji desapareció de la faz de la escuela para irse quién sabía dónde con su novia.

Jinnie esperó en casa, mirándose al espejo, peinándose una y otra vez. Se preocupaba por verse bien, pero tampoco invertía tanto como Jiminnie, quien era una verdadera fashionista. La chica llegó temprano a su casa, arreglada y lista, pero en ballerinas. Llevaba sus tacones en la cartera, y le explicó a Jinnie que simplemente quería tener pies para bailar toda la noche y usaría los tacones únicamente para entrar y saludar, y luego a bailar cómoda y sin inconvenientes. Le recomendó lo mismo a su compañera de consejo estudiantil.

Le ayudó a Jinnie a escoger un vestido y luego le ayudó con el maquillaje. Mientras la atendía, hacía comentarios como "no necesitas mucho", "deberías ser modelo de lápices labiales", "tus cejas tienen actitud".

-Las chicas usan las cejas finas

-No a todas les quedan, Jinnie, tú te ves bien con cejas espesas. Mírate

La puso frente al espejo, y la azabache sonrió contenta. Le gustaba verse entusiasmada y contenta en su último día de actividades escolares, y Jimin se sentía orgullosa por haber contribuido a ello.

-Me alegra que invitaras a Tae. Sé que nosotras no fuimos las mejores amigas en estos años, pero todas estamos en la misma vereda, y tenemos que apoyarnos, ya que nadie más lo hará

Jinnie asintió con la cabeza. Era lo que siempre había pensado al respecto. No gozarían de muchos privilegios es una sociedad como aquella. Eran pocas, eran mal vistas, eran fetichizadas. Bordeaba sentirse en la gloria tener a una compañera más en la lucha.

Cuando Jiminnie terminó de usar su rostro como lienzo, finalmente dio su aprobación, y el par de muchachas se sentaron en el living a esperar a los chicos, y la madre de Jinnie comenzó a hacer sus preguntas de rutina, que con quién irían, a qué hora volverían, que tuvieran cuidado, y que los chicos lo único que querían en la noche de graduación era encamar a las muchachas incautas. Jimin respondió, muy educadamente, "no a nosotras, señora Kim", con una risita tímida y un pestañeo delicado.

No estaba diciendo ninguna mentira, y por supuesto, la mujer sonrió, completamente ignorante a la realidad.

Cuando los muchachos llegaron, las chicas salieron y la señora Kim despidió a las parejas ondeando la mano, emocionada. Unos metros más allá, a la vuelta de la esquina, el grupito se largó a reír.

-Esta noche será gay- dijo, presumida, como poniendo ají en los ojos del juicioso mundo. -Ya quiero ver qué dirán todos estos babosos y estúpidas de la escuela

-Iremos en paz, Jiminnie. Pero si alguien nos dijera algo...

-Le voy a sacar la mierda

El grupo rió, y caminaron juntos con destino a la casa de Tae.

~

Tae estaba poniéndose un moñito en el cabello mientras Kookie esperaba que se le secara la pintura de uñas. Nunca se pintaba mucho, pero había aprendido algo de Jimin.

El par de chicas no había conversado mucho antes de eso, pero Kookie estuvo inmediatamente de acuerdo si era para ayudar a otra muchacha en sus mismas condiciones. Jimin vivía predicando acerca de cooperar entre todas para crecer felices y la importancia de prestar un hombro siempre que se pudiera.

Y allí estaban, Kookie ya un poco mareada con el interminable parloteo de Taehyun.

-Entonces le dije que no me gustaba dejarme el cabello largo porque a veces cuando uno se ducha se te cae el pelo y se te atrapa uno larguísimo entre los cachetes, ¿te ha pasado?

-Tae, ¿qué mierda? - le dijo la muchachita, riéndose

-Ah perdona es que me pongo a hablar y no paro, espero no haberte incomodado...

-Nah, no es nada, bueno, yo también uso el pelo no tan largo porque es incómodo peinarse, y todo eso, te entiendo

-Ah, alguien que me comprende. Jinnie ama usar el pelo a lo Rapunzel, pero si a ella le gusta, está bien, supongo

-Me alegra que ustedes vayan juntas al baile

La madre de Tae tocó suavemente la puerta, con un tierno mensaje. -Niñas, las vienen a buscar

Ambas se sobresaltaron, se pusieron zapatos a toda velocidad, agarraron las últimas cosas que tenían que llevar y salieron a mirar por la ventana. Afuera estaban Jimin, Sehun, Baek y Jinnie. Las chicas salieron, saludaron con reverencias y Tae le dio un abrazo a su novia. Ambas ya no tenían palabras para decirse cumplidos. La madre de la castañita miraba desde la puerta, sonriendo comprensiva.

Tae se devolvió hacia la puerta para despedirse de su mamá, con un beso y un abrazo.

-¿Con quién irás a la fiesta, hijita? - le preguntó, desbordante de amor

-Con Jinnie- respondió, ruborizada, pero segura. Su madre, entonces, llamó a Jinnie a acercarse a ellas, y de su bolsillo tomó unos broches con forma de alpaca. Los pinchó en sus vestidos, a cada una, y les deseó suerte.

­-Fue como si hubieras sabido que iría con Jinnie, mamá- rió la muchachita

-Oh, ¿por qué, hija?

-A Jinnie le encantan estos animales

-Es cierto- confirmó la otra chica. Su corazón se sacudía, ansioso y contento, al recibir aquello que podría ser lo más parecido a una bendición por parte de la madre de Tae. Miró el prendedor en su pecho, y se sintió tan orgullosa y llena de dicha como nunca antes.

-Se lo agradezco, señora Kim

-Cuida a Tae. Y tú, cuida a Jinnie- dijo luego, dirigiéndose a su hija. Entró a casa, y las muchachas se unieron al grupo tomadas de la mano.

Y finalmente, Tae no estaba equivocada en su suposición. Una madre amorosa es también una madre observadora, por lo que, nunca le cupo duda de que Tae no iría al baile con nadie más que no fuera su chica.

~

Jimin entró del brazo de Sehun y saludó como una verdadera diva al grupo que miraba todos los pormenores. Por su parte, Kookie y Baekhyun ingresaron más discretamente. Mientras, Tae estaba nerviosa, tironeándose el vestido, enganchada al brazo de su novia, quien al contrario, parecía serena. Acariciaba los hombros de la castaña para quitar cualquier rastro de ansiedad, y lentamente deslizaba su mano hacia abajo, como una cascada por su brazo, hasta tomar la de Tae.

No fue sencillo soportar las miradas abrasadoras de la multitud. Algunas portaban un gesto de sorpresa, otras casi como que ya lo sabían y estaba ganando apuestas. Jinnie caminó con aún más altivez, y se dedicaron a esperar para escuchar el discurso del rector y dar inicio de la fiesta en medio de aplausos y vítores.

La música comenzó, sonando un twist primero, luego un boogie, y la pareja de chicas bailaba como si estuvieran completamente solas en la pista. Un rock n' roll agitó piernas y caderas, y luego un funk trajo algo más de calma pero un ritmo sin igual. La música disco no se hizo esperar, y algo de pop también. Allí fue como si la gente comenzara a despejarse de todos sus problemas, nadie se volvió a entrometer en nada. De lejos, Tae vio a Kookie y Jimin bailando juntas, y al par de chicos en lo suyo en una esquina. Le mostró a Jinnie, quien sonrió y apretó a Tae contra su cuerpo en señal de celebración.

Las luces bajaron, y un R&B hizo gala de su pasión y sensualidad. Las chicas se abrazaron por la cintura, y bailaron lento bajo los destellos de la bola disco. Ambas se miraban a los ojos, cantando la canción en lipsync, y repitiendo una y otra vez, quit breaking my heart, pretty brown eyes, quit breaking my heart.

Al sonido sugerente del saxo, Jinnie besó a su novia en los labios, a ojos cerrados y manos enredadas firmemente en la tela del vestido. No tardó en sentir las palmas suaves de la chica en su rostro, casi deteniéndola, casi obligándola a más. Y dios, amaba tanto a Tae. Si podía pedir un deseo, habría dado su alma por quedarse allí para siempre, en ese sueño, en ese minuto de su vida, para toda la eternidad.

Pero antes de cualquier deseo, pedía perdón una y otra vez por negarla en tantas ocasiones y por negarse a sí misma dejarse sentir. No necesitaba ningún genio mágico salido de una lámpara, sólo un poco de sinceridad y despedirse de sus miedos.

Y Tae inundó sus oídos y sus labios con un no hay nada que perdonar.

Here comes my darling

Here comes romance

Here comes my love

Babe, will you dance?

Oh yeah, sugar pie, baby

Fin

Hola mi gente querida :3 Traigo un fic que llevo muuucho tiempo pensando y unos cuantos días escribiéndolo. Costó que saliera a la luz, soy muy fácil de distraer xDD!!

Espero que les haya gustado. Me gusta mucho el genderbend y espero haber estado a la altura ♥ Gracias por leer :3 Me gustaría escribir historias paralelas y desarrollar más las historias del SOPE, de Namjoon y del JiKook, pero eso requeriría tiempo que no tengo.

Y bueno, tengo una especie de concurso en esta historia. La primera persona que adivine la época en que trascurre este fic, le dedicaré con mucho amor un capítulo de alguna de mis historias :3 Siempre me lee la misma gente, así que supongo que será alguien que ya me ha leído en otras historias xDDD Está súper fácil esa!

Ahora otro premio: la primera persona que adivine el año exacto en que transcurre este fic, se ganará un oneshot TaeJin/Jintae con el tema que usted desee :) Hay varias referencias que permiten saberlo, así que jueeegueeee!

DISCLAIMER: NO ME SALE ESCRIBIR OTRA COSA QUE NO SEA TAEJIN/JINTAE JAJAJAJAJA patá en la raja pa mí, sorry :c

Y eso. Gracias, y muchos besos de alpaquita!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top