⌁Capítulo trece: La felicidad es contagiosa
No he visto a Baxter durante los siguientes días por lo que siento un gran alivio, pero también siento como si algo me estuviera haciendo falta. Luego de tener un combate mental conmigo misma decido no darle de importancia. Finalmente ese hombre me había dejado tranquila ¿y yo estaba dispuesta a correr otra vez a sus brazos?
Por el amor de Dios, eso no puede ser realidad porque aun sigo con la incógnita de nuestro último encuentro, no sé que hacer ni qué sentir.
No, ahora que Baxter no se esta interponiendo en mi vida, no lo voy a arruinar pidiéndole que regrese. Lo que me pasa es que ya me acostumbré a él tenerlo en mi vida cotidiana que quitarlo en un abrir y cerrar de ojos me ha afectado, sin embargo jamás lo voy a decir en voz alta ni soñando.
Sujeto las correas de mi mochila en mi espalda mientras camino en los pasillos del edificio, veo al chico de ojos esmeralda cabizbajo sentado en una banca a lado de las flores.
No me ha visto, debo de seguir caminando, debo de hacerlo. Sin pensarlo detengo mi andar para farfullar una maldición ¿por qué soy tan buena persona?
No puedo seguir mi camino de largo ya lo estoy viendo triste sin esbozar una sonrisa tan brillante que contagia.
Carraspeo mi garganta cuando estoy en frente de él, obligándolo a alzar su cabeza. Tampoco esta la centella que cruza en su mirada por lo cual es muy caracterizado. Siento una opresión sobre mi pecho que no logro descifrar ni mucho menos quiero averiguarlo.
—Ah, hola —saludó para volver agachar la cabeza.
No lo resisto, así que me siento a su lado con la finalidad de colocar mi mano sobre su hombro en una señal de apoyo.
—Hola —murmuró incómoda.
¿Qué se supone que debo de decir ó cómo debo de iniciar una conversación?
—Este..., me pareció muy extraño que no me hayas..., vuelto a buscar; ya sabes. —Tomo un largo bocado de aire que recolecta mis pulmones para luego expulsarlo.
—Creo que eso te haría muy feliz ¿acaso estás feliz? —responde con sarcasmo, lo cual me molesta.
Una que viene hasta acá para darle apoyo y así la tratan, lo que me saco por intentar ser buena persona.
Tomo mi mochila y me levanto mientras digo:
—De acuerdo, nos vemos otro día.
Justo en el momento en que iba a avanzar siento como sujetan mi muñeca para no caminar, termina obligándome a volver a sentar.
—Lo lamento, solo estoy fastigiado, frustrado y no he dormido por un par de días por unas circunstancias. —Guarda silencio para dejar de mirarme, su voz esta roca y puedo ver unas ojeras profundas bajo sus ojos—,por eso no he tenido tiempo de molestar.
—¿Quieres hablar lo que pasa?
Baxter sacude como respuesta, yo coloco mi mano sobre su cabeza para jalarlo así que recuesta su cabeza sobre mi hombro. Lo escucho soltar un suspiro.
—Si hubiera sabido que te preocupas por mí, me hubiera puesto mal desde hace tiempo —ríe con humor.
—Yo no estoy preocupada —contradigo nerviosa, eso es pura mentira ¿verdad?
—¿Entonces cómo lo quieres llamar, el hecho que te sientes a lado por voluntad propia y que me preguntes sobre mis sentimientos?
—Yo no te he preguntado cómo estas —contraataco por segunda vez.
—Mal, ahora que preguntas.
Esta bien, te voy a dejar ganar esta batalla solamente porque no estas con tu típico humor.
—¿Quieres platicarlo?
Niega con la cabeza, por lo que implanta la incertidumbre en mí. Ahora necesito saber que es lo que acompleja para que lo ponga de esa manera. No obstante, no lo voy a obligar a que me quiera decir algo.
—De acuerdo, solo quiero que sepas que estoy aquí para cualquier momento, eh. Pero creo que ahora debas de ir a dormir.
—¿Me dejas en la casa? No tengo ganas de manejar.
—¿Cómo te vas a mover entonces luego? —inquiero sin querer aceptar su petición.
—Me puedo pedir un taxi al día siguiente, no creo que se vayan a llevar mi auto.
—No estás dispuesto a que no te diga que no ¿verdad? —río mientras me encojo de hombros, termino por soltar un suspiro—, esta bien te voy a dejar a tu casa, pero nada más.
Manejo con los nervios de punto, el ambiente se siente demasiado tenso y no sé como romperlo. Lo único que se escucha es la música del radio en bajo volumen ya que estoy siguiendo sus instrucciones para llegar a su departamento, vive solo. No recuerdo muy bien si antes me lo dijo o no, pero bueno. Tampoco tiene una mascota por o que a veces se siente muy solitario ó eso fue lo que entendí con sus palabras al compartir la experiencia de vivir solo.
Cuando llegamos en frente del edificio, analizo que tiene una excelente pinta. Hasta creo por un momento que los brillos reflejan una imagen más agradable de mi misma, que buena ilusión óptica. Cuando entramos al elevador huele a flores y cuando terminamos en frente de su puerta lo primero que veo es que el piso tiene una alfombra roja en frente de unos sillones de ¿cuero? ¿eso es cuero, lo es?
Es hombre muerto.
No me doy cuenta que me expresión se hace dura hasta que Baxter pregunta por ello.
—¿Por qué tan mala cara me has puesto? —Arruga su nariz mientras menea su cabeza.
—¿Y todavía tienes el descaro de preguntarme? —vocifero perpleja—, ¡soy vegana, y tienes asientos de cuero!
—Ah, era eso. Pues lo lamento —comentó incómodo—, es lo que tengo y sino te gusta ahí esta la puerta.
Abro mi boca tan grande que en cualquier momento podría entrar una mosca, jamás me había hablado de esa manera, como sino le importara mi opinión de él.
—¿Qué? —cuestiona malhumorado nuevamente.
¿Qué se supone que debo de hacer? Pienso en irme, pero no puedo por lo que ignorando mi incomodidad decido sentarme en el millón de piel. Solo con la mirada le indico que se siente a lado mío y lo hace sin protestar.
—¿Qué te pasa a ti, por qué estas de pésimo humor?
Baxter parpadea frenéticamente, digiriendo mis palabras.
—¿Soy grosero? Perdón es que no he dormido nada últimamente; estoy mal —confiesa agotado para dejar caer todo su peso sobre el respaldo del sillón, imito su acción y lo miro directamente a los ojos.
—Escúpelo, puedes confiar.
—Pues yo soy una especie de "padrino" de un niño con cáncer en un hospital, apoyo en lo que pueda. Hace un mes que financié una ida a Disneylandia para su cumpleaños con sus padres. Me lo agradecieron y estoy feliz, el problema es que le he tomado mucho cariño a ellos que ahorita que Asher se ha puesto mal otra vez la estoy pasando fatal —solloza para dejar caer su cabeza sobre mi hombro.
—Bueno... —empiezo, maquineando un plan en mi mente para que no se sienta tan deprimido—, lo que vamos a hacer es lo siguiente; vas a descansar porque no haces nada para mejorar su condición con esa actitud. Luego lo visitaremos al hospital e intentaremos que se sienta feliz, soy buena contando chistes. —Alzo mis cejas un par de veces para parecer divertida.
—¿Y luego?
—Lo que el destino sugiera. —Esbozo una sonrisa para tranquilizarlo.
Baxter intenta protestar cuando literalmente lo amenazo para que tome una siesta. Le quito sus gafas y por un momento logro ver con más claridad la profundidad de sus ojeras. Lo acompaño hasta su habitación que es muy lujosa con una gran pantalla en frente de su cama con en perfectas condiciones.
Debo de admitir que me sorprende porque él es tan ordenado mientras yo soy todo lo opuesto. Aun así lo intento porque Bella no es muy fan del desastre.
Justo cuando pienso abandonar la pieza siento una cálida mano envolver mi muñeca, deteniéndome.
—Sé que esto no sucede en la vida real, pero ¿podrías quedarte mientras acaricias mi cabello e intento dormir? —Un brillo especial atraviesa su mirada y no puedo negarme a su petición.
Cuando sabe que no me voy a negar , recorre su cuerpo para dejarme un espacio. Extiendo mis piernas sobre el blando colchón incómoda, mirando al techo.
—No te voy a morder, estás segura conmigo —afirma en mi oído que provoca que mi cuerpo se estremezca.
Giro mi anatomía par verlo, quedamos cara a cara. Baxter acaricia mi cabello suelto para depositarlo detrás de mi oreja.
—Eres bastante linda y me encantan tus ojos verdes, amo que destallen euforia cuando me entrometo en tu vida —admite cerrando los ojos para no abrirlos hasta dentro de un rato.
¿De pronto hace mucho calor o solo soy yo?
No logro articular ni una palabra ya que él se duerme. Analizo su rostro, me gusta el largo de sus pestañas gruesas. Decido acariciar sus facciones con la yema de mis dedos que inmediato provoca una sonrisa en el dormilón que me obliga a alejar mi mano.
Me levanto para revisar mi celular y así buscar información sobre el cáncer ya que nunca lo he estado empapada de información. Sé lo que todo el mundo sabe que puede llegara ser mortal sino se detecta a tiempo.
Realmente gasté mucho tiempo viendo un documental sobre la enfermedad en el celular. Me levanto del sillón de cuero para despertar a mi amigo quien abraza una almohada, su cabello esta alborotado y esboza una sonrisa.
Me pregunto que es lo que esta soñando, sacudo mi cabeza mientras decido de que manera lo voy a levantar. Le quito la almohada con una sonrisa malévola en mi rostro y golpeo su delicado rostro. Él suelta un quejido e inmediatamente cubre su cabeza con ambos brazos para ya no recibir otro golpe de mi parte.
—Vamos —animo arrojando mi arma en alguna parte de la habitación—. Dale que es hora de ir a visitar a Asher.
—Voy —musita con los labios fruncidos—, dormí bien, ya tenía mucho tiempo que no lo hacía—, gracias.
Lo observo confundida ya que no sé a lo que se esta refiriendo, parece que leyó mi pensamiento porque me responde:
—Te quedaste conmigo hasta que me quede dormido —Se encoge de hombros para restarle importancia a ese hecho—, muchas gracias.
Sonrío un poco incómoda por lo que prefiero mantener mis labios sellados. Pasa un rato antes de montarnos a mi escarabajo una vez más con dirección al hospital. Me siento como un velocista con mi alta velocidad y los vidrios abajo provocando que el aire choque con mi cara. Cuando llegamos estaciono lo más cerca de la entrada pero en el momento que intento bajarme, Baxter me detiene.
—¿Es que hay algún problema? —preguntó con curiosidad.
Un destello de diversión cruza por su mirada, gira su anatomía para tomar un cuaderno de dibujo.
—¿Qué? —insisto más confundida que antes.
—Vamos, que puedes hacer feliz a alguien con un dibujo así. —Abre la libreta para mostrar mis dibujos coloridos de paisajes.
—¿Estas seguro?
—Al niño le encanta, siempre ha querido ser un artista y que algunas de sus obras estén en los museos donde personas pueden admirarlo, solo tiene doce años ¿te lo he dicho?
Sacudo mi cabeza en forma de negación.
—Entonces lleva el cuaderno solo si crees que podría animarlo. —Esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
Nunca he pensado en que algunos de mis trabajos podían transmitir algún sentimiento, solo sé que sonríen porque les gusta sin embargo siempre se ha quedado ahí. Hasta ahora, puedo visualizar a lo lejos los gestos de este niño.
Cuando menos me doy cuenta Baxter me ha guiado por todo el hospital lleno de personas con un aire de desesperanza y esperanza. Ambos suenan muy contradictorios, pero emana una tristeza en mi persona que prefiero no tenerla.
Baxter dobla sus dedos para llamar a la puerta con sus nudillos, esperamos un par de segundos antes de entrar.
Lo primero que veo es un niño sin cabello ni cejas de color trigueño, posee unos labios muy gruesos con una nariz chata. Esta un poco delgado pero nada que se pueda arreglar, siento que mi corazón da un vuelco al ver a un pequeño cargando una enfermedad que no les debería corresponder porque apenas están conociendo la aventura de la vida.
—Asher ¿cómo estás? Quiero presentarte a...
—Raven —cortó el pequeño con una sonrisa picara, entornando sus grandes ojos oscuros.
—Ulala —canturreo nerviosa—, mucho gusto. —Sonrío—, yo también sé que te llamas Asher.
—Acá mi amigo no deja de hablar de ti, lo has hecho sufrir mucho —ríe, sacudiendo la cabeza.
Me acerco a su cama, él se muevo un poco para darme un espacio y sentarme ahí. El niño toma mi mano para besarla como un autentico caballero ¡pero que niño más adorable tengo en frente mío!
—¿Pues que te digo? —Arrugó mi nariz—, él se lo merece porque me saca de mis casillas día tras día.
El niño suelta una carcajada y asiente con la cabeza.
—Yo sé que eso provoca, pero con el tiempo aprendes a querer. Él me ha dicho que dibujas y pintas ¿es cierto?
Asiento con la cabeza mientras le pido a Baxter con la mirada que me entregue el cuaderno. Se lo entrego al niño y Asher empieza a hojear cada hoja con asombro, con delicadeza. Su sonrisa cada vez se ensancha tan grande que por un momento siento que su mandíbula se va a romper.
—Esto es maravilloso, me gusta mucho; cada pincelada, cada detalle. Captas la esencia del lugar ¿has intentado con el cubismo? Es un estilo de arte que me gusta mucho.
—Con figuras geométricas, sí, por ahí debo de tener un cuaderno. Cuando vuelva te lo traigo ¿qué te parece?
—¿Vas a regresar? —Sus ojos se volvieron a iluminar, asiento como respuesta— ¿cuándo?
—Cuando quieras.
—Mira...
Asher se dobla en la cama para meter su mano debajo de la cama y saca una caja marrón de zapatos, lo observo con curiosidad.
—Estos son mis dibujos, igual no son tan buenas como lo que tú haces. —Agacha la cabeza avergonzado con un ligero tono color rosa sobre sus mejillas.
—Estoy segura que son mejores —intento animar mientras reviso la caja con algunas hojas sueltas. Veo primero el parque de Disneylandia y abro mis ojos de par en par muy sorprendida ya que es precioso como las imágenes que he visto en internet porque nunca he ido. No se podría confundir con una fotografía, no obstante se reflejaba la perspectiva de un niño.
—Me encanta esto.
—Baxter le dio dinero a mis papás para que me llevaran, te digo que es una persona muy buena. Ese ha sido uno de mis sueños cumplidos, el otro es que mis obras estén en una galería —explica con una sonrisa de nostalgia.
—Estoy segura, muy segura que lo lograras —comento anonada.
Baxter patrocinó su viaje, es una persona que siempre intenta ayudar, nunca he visto que intente lucrarse de alguna manera. Debo de admitir que es una característica que lo representa, pero sino se cuida puede que abusen de él y al final del día salga lastimado.
Luego de un rato la enfermera nos pide que salgamos que Asher debía de descansar, él me regaló la pintura de Disney y yo le entregué mi cuaderno porque en él emana una felicidad que me contagia sin siquiera imaginarlo.
—Estas muy feliz, te he dicho que esa pinta te sienta de maravilla —adula con una sonrisa cuando estamos en el automóvil.
—Sí, Asher es encantador. Me parece maravilloso que lo hayas llevado al parque.
—No, para nada. Yo no lo llevé, les di dinero a sus padres.
Asiento con la cabeza.
—Pero ahora tengo problemas económicos que me están evitando ayudarle monetariamente, necesito ingeniar algo para seguir aportando.
Siento mi corazón achicarse ¡Asher debe ser curado y terminar con la enfermedad, no viceversa!
—Hay que hacer algo, podemos vender pastelitos, limpiar automóviles ¡todo! —exclamo con evidente desesperación.
—Tranquila, son buenas tus ideas. Podemos vender en la Universidad y de vez en cuando lavar autos con ayuda de nuestros amigos, además puedo hacer que mis primos ayuden.
Suelto un suspiro de alivio al escuchar aquello.
—Me has hecho muy feliz —vocifero con una sonrisa plasmada sobre mis labios.
—Ser feliz no significa que todo sea perfecto. Significa que has decidido ver más allá de las imperfecciones.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top