⌁Capítulo cinco: La lista de la felicidad
Saco la última caja de cartón de la cajuela de mi escarabajo, intento cerrar mi auto pero no puedo. Bella que estaba revisando su celular me mira por unos instantes, sus sentidos se activan y me ayuda.
—Gracias. —Sonrío de oreja a oreja con evidente sarcasmo.
—Ay, no me regañes. —Se encoge de hombros para restarle importancia—. Aun no puedo creer que tus papás prácticamente te arrojaron de la casa cuando les dijiste que ibas a vivir conmigo —carcajea mientras se soba el estomago—, ¿quieres comer?
—Sí, mis padres quieren tener su privacidad, pero tarde o temprano me van a suplicar que regrese a la casa. —Hago unos pucheros con mis labios—. No, no tengo hambre. Bueno sí, mejor vamos al supermercado para hacer la despensa de la semana, ¿qué piensas?
Mi mejor amiga asiente con la cabeza, entusiasmada. Me apresura a llegar al ascensor para estar en cuanto antes a nuestro departamento. Habían como doce cajas grandes de cartón que mis padres empacaron por mí. Lo morocha entrelaza su dedo en su cabello marrón oscuro mientras termino de bajar la última caja, toma mi muñeca y prácticamente corre hacia mi escarabajo.
Cuando menos me doy cuenta mis manos están sobre el volante, el radio con un gran volumen y mi vista fija en el camino.
—Deberíamos hacer una lista para saber que comprar y no derrochar el dinero —sugiero mientras saco mi celular del bolso del pantalón.
Yo no soy una mujer que le encante andar cargando con cualquier clase de bolso. Solo necesito cargar llaves, teléfono y cartera. ¿Qué más puedo necesitar?. Además el resto lo puedo poner en la mochila perfectamente.
—¿Qué haces?. ¡No!, por supuesto que no mujer. Tú solo compra porque quieres comprar, no te agobies. Al final vemos como nos fue. —Bella pone su mano en mi celular e intenta hacer que lo baje.
Rendida hago lo que me pide. Tomo un carrito color gris, nos adentramos a la gran tienda así que empiezo a ver todo. Lo primero que llega a mi campo de visión son las frutas y verduras, tomo un ramo de plátanos para dejarlos en el carrito donde ya hay varias bolsas con más frutas.
—Te amo porque cocinas delicioso, ¡dejaré de comer sopas instantáneas y atún! —Deposita un beso en mi mejilla para luego abrazarme fugazmente.
Sí, la cocina y yo nos llevamos muy bien. Creo que es una especie de arte y puedo jugar con las texturas, colores y olores. A veces sigo recetas de internet y ¿por qué no?, crear las mías propias.
—¿Tienes especies?, es que amo el ajo en polvo, la canela y por supuesto, el orégano.
—No mujer, yo ni sé que son esas cosas. Del demonio. Pero para eso estamos aquí, para que me digas que necesitas.
Sacudo con la cabeza con diversión y manejo el carro en dirección a los refrigerios para tomar huevo, chorizo vegano y queso.
—¿Qué es esto? —indaga Bella con cara de espanto al ver el chorizo.
—Soy vegana mujer, no consumo carne. Pero consumo sus productos como la leche, queso y huevo. Además como pescado. Hay diferentes categorías de vegetarianos. —Me encojo de hombros.
Bella se acerca al refrigerador y toma un chorizo de puerco.
—Yo creía que comías ensalada porque no querías engordar. —Toma su rostro con ambas manos y piensa por unos instantes—. Es cierto, la otra vez pediste una hamburguesa vegana.
—Tenemos muchos años juntas y ¿es en serio que apenas te percatas de ello?. —Niego con la cabeza mientras río y sostengo mi estomago con mis manos—. No me gusta como se cría a los animales para consumirlos. Desde el momento en que nacen los alimentan con hormonas para que sean más grandes y gordos. Sin embargo nadie se preocupa por el dolor que puede causarles. Además los matan de una manera lenta y dolorosamente, en lugar de ser rápido, pero eso es más caro aún sigo sin entender como eso puede ser posible.
¿Te cuento algo que es sumamente triste?.
Bella asiste con una mueca y los ojos más pequeños.
—En Asia son bastante crueles, ¿sabes que se comen las ranas vivas?. En restaurantes las cortan sin llegar a matarlas y el consumidor las devora mientras la rana grita con desesperación por ver al humano comerla. También se comen a los pulpos vivos, pero ellos no gritan. Creo que es una practica estúpida ¿es que acaso les da placer a esas personas escuchar como un animal grita de dolor?. Y lo del pulpo puede pegarse los tentáculos en la garganta y es peor ya que puede causar infecciones. —Todo mi relato lo comparto mientras miro como Bella toma el chorizo y lo vuelve a dejar en el refrigerador.
— ¿Y tú cómo es que sabes todo eso? —pregunta una voz que no es la de Bella, pero aun así es reconocible para mi oído.
Rezo unos instantes, rogando para que no fuera quien yo creía que fuera. Pero mis suplicas fueron en vano ya que al voltear logro mirar a Baxter con un carrito lleno de comida.
Decido no ser descortés y respondo con una sonrisa forzada.
—A veces me pongo a divagar en internet, pero a veces como pollo también, aunque lo estoy evitando.
—Que interesante. —Baxter sonríe mientras acomoda las gafas de su fino rostro, posa sus ojos verdes en mi amiga y extiende una de sus manos hacia ella—. Creo que ya nos conocemos, pero no me presenté bien; soy Baxter, compañero de la Universidad de Raven.
Mi amiga estrecha su mano y la sacude de arriba-abajo un par de veces antes de soltarla.
—Compañeros exactamente no—corrijo inmediatamente—. Va unos años más delante de mí.
—Es lo mismo, yo podría ayudarte para que seas una mejor estudiante.
—No, gracias. Me gusta aprender por mi cuenta, pero te dejamos ya que no debes de tener tiempo y no queremos quitártelo. —Tomo el carrito en mis manos e intento empujar a mi amiga con otra mano para que entendiera que quería irme.
—No, es fin de semana y de hecho tengo algunas tareas adelantadas para más adelante. Me encanta mi carrera.
Asiento y me giro a verlo.
—¿Por qué no compramos juntos? —cuestiona con una amplia sonrisa.
—¡No! —vocifero apresurada, él me mira con una ceja alzada—. Digo, nosotras tenemos una lista que seguir — rechino mis dientes para mentir descaradamente mientras saco mi celular y lo muestro bloqueado para no ser atrapada.
Baxter abre sus ojos de par en par, sorprendido.
—¿En serio?, ¿y qué tienes en esa lista?. Seguro y coincidimos para ir juntos.
—Cereal, no tenemos —respondo rápidamente mientras rezo porque no él tenga ese objeto en su lista, sin embargo fue en vano ya que sonríe de oreja a oreja.
—Yo también, vamos juntos —dice lo que yo ya predije.
—Vamos —anima Bella alegre, esta mujer esta delirando.
Baxter empieza el camino mientras las chicas vamos atrás, la morocha me estira hacia abajo y susurra en mi oreja:
—Sé una buena niña y haz buena cara, te juro que te desconozco cuando estas cerca de Baxter.
Cuando llegamos al pasillo de los cereales, él toma uno de azúcar y yo imito su acción ya que es mi favorito.
—Has tomado el mejor. —Da un leve puñetazo en mi hombro con cariño, feliz de nuestro único gusto en común.
—Ya sé, ahora sí creo que es la despedida de nuestro camino ya que nuestras listas son diferentes.
—Esta bien —ríe Baxter—, espero que no estés tratando de escaparte de mí —bromea, codea mis costillas—. Nos vemos en la Universidad.
—Por supuesto. —Beso el cachete de Baxter y a mis fosas nasales llega un olor muy atractivamente varonil.
Baxter toma su carrito lleno de cosas y desaparece. Volteo a ver a mi mejor amiga quien esta mordiendo su labio inferior, intentando ahogar una carcajada.
—¿De qué te quieres reír? —pregunto con cierta molestia.
—Pues que yo no quise hacer una lista, no le veo el caso de hacerlo. Pero ahora resulta que él también la hizo, así que supongo que son muy parecidos y también tan diferentes.
—No sé que me puedes ver algo de mí en él.
—No sé donde escuché que alguien me dijo que cuando alguien no nos agrada significa que esa persona tiene algo nuestro que no nos gusta de nosotros mismos. —Se encoge de hombros para luego tomar el carrito, dando finalizada nuestra conversación.
Sus palabras me ponen a pensar, quizás Baxter posee algo de mí que no me agrada. Pero lo que considero que pasa es que él no termina de agradarme porque no me gusta la devoción que le dedica a su futura carrera.
Yo deseo tener esa experiencia; levantarme día a día con entusiasmo, decir a todo el mundo lo que me gusta de ña carrera, adelantar mis tareas.
Cuando terminamos las compras vamos al estacionamiento, colocamos todas las bolsas en la cajuela y cuando subimos empezamos a hablar sobre la cuenta total de la compra ya que fue un poco más extenso de lo que planeábamos.
—Te dije que es mejor hacer una lista, las listas para todo son magnificas por el amor de Dios. El papel nunca olvida lo que nuestra memoria sí.
—¿Es que haces listas para todo? —cuestiona curiosa mientras rasca su barbilla, tenía un aire de detective.
Asiento con la cabeza.
—Entonces dime de que más tienes lista, ¿de tu vida, por ejemplo?.
—Sí, pero esa lista es un secreto para poder alcanzar la felicidad optima. —Guiño el ojo bastante coqueta.
—No puedo creer que nosotras tenemos años de conocernos y creo que somos como unas hermanas, y no te conozco en lo absoluto —analiza, mirando mi perfil ya que estoy manejando.
—No te preocupes por eso, tenemos mucho tiempo para volver a conocernos.
Cuando llegamos al departamento con bolsas en mano , yo me dedico a acomodar todos los productos en el lugar correcto de la cocina. Mientras tanto, Bella ayuda a mover las cajas a los cuartos ya que decidimos compartirlos. Un cuarto donde dormiríamos y el otro donde trabajaríamos.
Cuando menos me doy cuenta, Bella esta a mi lado sosteniendo una pequeña caja de metal que yo misma diseñé con un fondo blanco y una huella de perro en una esquina lo suficientemente grande.
—¿Por qué no dejas la caja en el estudio? —divago mientras la retiro de sus manos sin ser grosera.
—Porque ya sabes, la curiosidad mató al gato y es una caja muy linda. La abrí y vi tus trabajo de pintura, son muy lindos. Eres toda una artista, creo que esta es tu pasión porque te da energía ya que te sientes llena.
—Son solo unas manchas de pintura, es arte abstracto. Cada mente es un mundo y aunque yo diga que ahí hay equis figura, otra mente puede captar otra y es valido.
—Esto es bello, ¿dibujas o pintas algo más?.
—Últimamente he dibujado animales y paisajes a lápiz. Rara vez me dedico a pintar con gises pastel, me relaja como no tienes una idea. También con figuras geométricas y estoy practicando en convertir a las personas en caricaturas cómicas resaltando sus rasgos que sobresalen de ellas, ya sabes, más llamativos.
—Eso es fantástico, ¿podrías pintarme a mí para que practiques?. —Frunce sus labios y antes que pudiera responder, ella envuelve su mano en mi muñeca para jalarme al estudio que esta muy desordenado.
Bella busca en una de las cajas y me da una hoja de color café debido a que es reciclada, también me da un lápiz. Se sienta en frente de mí y sonríe de oreja a oreja. Busco en su lindo rostro y creo que su frente es un poco más ancha para su rostro, sus ojos también son un poco más pequeños.
Así que empiezo a dibujar, muerdo mi labio inferior con fuerza ya que no he practicado mucho, pero lo intento. Diez minutos después y muchas preguntas de mi amiga le doy vuelta a la hoja y ella se ríe para luego levantarse de la silla, así poder examinar mi obra de arte.
—Es maravillosa, me parezco bastante. Tienes un talento natural, me encanta.
No puedo evitar ruborizarme ya que no soy una persona que grita a los cuatro vientos que dibujo o pinto, pero pues si alguien los ve no me niego. Y por lo tanto, no recibo criticas que puedan ayudarme a mejorar.
Cada comentario positivo que recibo de una persona me brinda una pizca de felicidad que no cambiaría por nada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top