EL INDIECITO
Era otra tarde de Diciembre en la residencia, las vacaciones navideñas en la escuela habían empezado ya hace días, pero el estacionamiento y los alrededores habían estado muy vacíos, pero esto se debía a la muerte de otro niño en la ciudad Aragüeña, lo habían encontrado en una esquina de su habitación, con el trasero expuesto y la nuca quebrada en el suelo contra la pared, Aparentemente "el pedófilo" que habían estado reportando en la calle de Las Mercedes lo había hecho en venganza, pues la victima era el hijo de siete años de un Policía Municipal que lo había estado acosando por las denuncias de alguien merodeando a los niños del lugar. Aquello tuvo a la ciudad en un luto frio, uno silencioso, aunque el jefe Rodríguez no lo creyese así... La ciudad entera adolecía con pena el crimen a aquel infante. Más, aquellos niños intentaban mantener sus mentes alejadas de toda aquella oscuridad, incluso sabiendo de que todo eso estaba sucediendo allá afuera, en la vida real...Eliel no permitiría que pasara otro día de vacaciones sin aprovecharse, su abuelo había llegado a casa, estaba montando los adornos Navideños y era la oportunidad perfecta para pedir permiso para salir, pues no lo querrían estorbando, así que apenas le dijeron que sí, fue a buscar al resto de la pandilla olvidándose de Jairo.
Isaac y Francy lucían pálidos y cansados, Eliel no podía evitar pensar que parecían zombis mientras que Judy y Luis parecían estar muy contentos de ver la luz del sol, se sentaron en el murito que separa la canal del estacionamiento y no paraban de hablar, pero Eliel rápidamente les cogió el tema de conversación pues habían estado viendo las mismas series animadas.
Finalmente se les incorpora Charles cargando en sus brazos un pequeño perrito de orejas largas y mirada tristona, Judy y Francy saltan rápidamente a saludar y acariciar al animalito. -¿cómo se llama? - preguntó Judy sobándole la trompita arrugada.
-¡su nombre es Lola!- sonrió Charles, pues en esos días solitarios, durante mucho tiempo, Charles le pedía permiso a sus padres para salir a jugar con sus amigos pero no se lo permitían, hasta que una tarde su padre llegó con una caja de cartón con agujeritos que contendría a su nueva amiga; Lola.
-¿es tuya?- sonrió Francy rascándole las largas orejas a la perrita.
-Sí, mi papá me la obsequió... ya tiene cuatro meses de edad- sonrió y se ayudó con una mano para ajustarse los anteojos.
-¡que cool que ya tengas mascota, Charles!- lo felicitó Isaac palmeándolo por la espalda.
-¡gracias!- sonrió Charles. - oigan, se que esto va a sonar ñoño, pero... los extrañé.
Todos soltaron una carcajada.- creo que todos nos extrañamos...- respondió Luis y todos afirmaron.
-¡oye! ...y ¿ustedes dos han estado durmiendo en la "cama especial" de Michael Jackson? O ¿Qué?... están muy blancos...-comentó Charles mirándolos, la perrita se retorció pidiendo que la bajen, Charles lo hizo y se sentó en el murito frente a ella poniendo las piernas como paredes protectoras.
-¿Enserio?- cuestionó Isaac mirándose los brazos.
-¡yo soy blanca!- chilló Francy ofendida.
-Sí, yo iba a decir lo mismo... parecen unos vampiros... o unos muertos- agregó Eliel jugando con una palma de monte que brotaba cerca de la bajada a la canal.
-No sé, quizás por que no hemos agarrado sol... yo no he podido dormir bien...- respondió Isaac.
-¿Y eso porqué?- preguntó Luis sentado en el muro.
-He estado teniendo sueños extraños... y me despierto mucho- respondió Isaac.
-¡yo también!- intervino Francy, su hermano volteó a mirarla como si apenas se estuviese enterando.
-¿Qué tipo de sueños?...- preguntó Eliel mirándolo fijamente lanzando una de las palmas a la corriente de agua en la canal.-...¿extraños graciosos...o extraños feos?- inquirió quedando estático con la palma de monte entre sus dedos y mirando fijo a su amigo.
-He...son... pues, algunos son feos otros son... confusos...-balbuceó Isaac. De la nada surge un perro pinscher apenas más alto que Lola, corriendo a toda velocidad hacia la cachorra y ladrando como loco desenfrenado, Charles se apresura a poner a salvo a su fiel compañera cuando ve correr tras el perro al vecino nuevo.
-¡Jairo!- saludó Isaac.
-¡Hola, muchachos!...- saludó, luego hizo un ruidito con la boca y chasqueó los dedos haciendo que el perro negro y alborotado se parara firme y mirándolo temblorosamente, pero firme.- ¡Azabache!... ¡vengase pa' acá!- le ordena y éste obedece trotando alrededor de Jairo.
-¿Es tuyo?- salió Francy a saludar al perrito tembloroso quien se alejaba su respingado hocico de la mano de Francy.
-Sí, me lo regaló la Sra. Dorian...he... mamá- respondió sonriendo.
- ¡está muy lindo!- sonrió Francy poniéndose de pie, su hermano se aleja y se sienta en el muro. - parece un perro reducido...- vaciló Judy y los demás soltaron unas risas.
-¿ y eso que no me pasaron buscando?- cuestionó Jairo aún riendo.
-¡perdón, se me olvidó buscarte!- levantó la mano Eliel. -... fue el desespero...¡ya quería salir!.
-¡sí!- suspiraron todos a unísono acompañándolo en el sentimiento.
-bueno, realmente yo no tengo permiso para salir... papá y mamá no están...-confesó sacando una mano del bolsillo de su pantalón mostrando un juego de llaves.
-¿Qué?- replicó Charles, Eliel sonrió sorprendido.
-¿y si llegan y te ven afuera no te meterás en problemas?- le preguntó Isaac desde su lugar en el muro junto a Luis.
-No... bueno, me pueden regañar... pero, no importa...¡y hoy llegan tarde!- respondió con mucha confianza. -... a demás... quería saber ¿Cómo les ha ido con "El Diablo Rojo"?- agregó poniendo cara seria.
Todos intercambiaron miradas significativas y Eliel dedicó una en particular hacia Charles a su lado.
-...yo también quería comentarles algo...- soltó sorpresivamente Charles, mirando a Eliel con cierto respeto y luego dedicando un segundo de silencio bastante desesperante. - ...las últimas semanas he estado experimentando cosas... que... no sé cómo explicar...- apertura aparentemente nervioso.
-¿Qué fue lo que pasó, Charles?- le preguntó Luis preocupado por su reacción, la brisa sopla ligeramente haciendo que los niños sientan que aquella historia que Charles estaba por contarles les pondría los pelos de punta.
Él ajusta sus anteojos y traga en seco, deja que sus amigos se aproximen lo suficiente y reflexiona mirándolos. - yo sé que ustedes están seguros de que ese "Diablo Rojo"...es un monstruo pero... yo creo que podría ser otra cosa...-
Sus amigos lo observan sin dar alguna respuesta. - ...pero, cuéntanos ¿que te ha estado pasando?...- pidió Francy.
-Algunas noches atrás, sentía que algunas cosas se movían en la canal, las hojas del monte sonaban, yo ...me asomé en la ventana, pensaba que eran ladrones metiéndose por la canal...una noche de esas... vi que salían un par de bichos raros, como arañas con tenazas... y después... vi al Diablo Rojo...- contaba Charles, dedicó una mirada a la canal que corría casi harta de agua por el prolongado invierno desde la ultima vez que se vieron.
-¿lo viste?- se sorprendió Eliel, pues no daba crédito a lo que estaba pasando: Charles admitió haber visto al Diablo Rojo.
-...Sí y supe que era él, por qué era tal cual ustedes lo han descrito pero... No fue todo...él estaba desgarrándose el estómago... le salieron unas... unas criaturas humanoides, todas horribles... Que estuvieron merodeando los siguientes días...después vino lo peor... yo pensaba que quizás lo había soñado...pero empecé a sentir que algo se asomaba a mi ventana en medio de la noche, que se movía debajo de mi cama, hasta que... - contaba Charles y los miraba.
-¿Hasta que qué?- pidió Jairo interesado.
-...una noche sentí que la habitación se sacudía, pensé que era un terremoto. Yo me levanté a prender la lámpara junto a mi cama y estaba débil la energía eléctrica, se comenzó a escuchar un zumbido y sentí una fuerte presión en mi pecho y mi cabeza...vi el bombillo explotar y me quedé inconsciente... luego desperté con una fuerte luz blanca en el rostro...me sentía tan entumecido y rígido que ni siquiera sentía en donde estaba acostado...recuerdo oír unas voces graves pero estaba muy mareado y no comprendí lo que decían... se escuchaba como si hablaran en otro idioma... - narraba Charles sin una pizca de duda en su historia.
-¿Pudiste ver dónde estabas?- le preguntó Eliel.
-No...- negó con la cabeza y mirando alrededor vigilando que los adultos no estén cerca.-... pero a mi alrededor vi siluetas de personas... eran otros niños... parecían levitar y que unas pequeñas cosas deformes las... abrían...¡no tenia mis anteojos!... y eso....el diablo rojo estaba allí... sus ojos... ¡ha pasado otras veces!.. y siempre temo al día que me toque- contó y esta vez se le quebró la voz y sus ojos se inundaron rápidamente de lagrimas. Todos acudieron a consolarlo: era primera vez que ven a Charles así.
-¿Hace cuanto está pasando esto?- inquirió Isaac.
-Desde la ultima vez que nos vimos... - respondió secando sus mejillas con la manga de su camiseta.
-¿Anoche te llevaron de nuevo?- preguntó Luis, el negó con la cabeza.-¿Cuándo fue la ultima vez?- volvió a preguntar.
-...como hace dos noches...- respondió Charles.- quisiera tener como probarlo, solo tengo una marca de la primera vez y mi mamá dice que es la picada de un bicho...- contó mientras se giraba para mostrarles su nuca cuando levantó la cola de su cabellera: pudieron ver el bulto en todo el medio de la parte de atrás de su cuello, era como si tuviese un implante de Huevo de codorniz bajo la piel.
-¿Qué es eso?- se alertó Luis pegando un brinco hacia atrás.
-La primera noche, como media hora antes de quedar inconsciente y despertar de nuevo en casa... sentí que me conectaron algo al cuello que bombeaba o... succionaba... a la mañana siguiente desperté con el cuello así...- explicó Charles.
-¿Ellos te hicieron algo?- inquirió Luis algo preocupado.
-...creo... que en mi cabeza, pero no siento ninguna costra o cicatriz...- respondió frotándose.
-¿La cabeza?- saltaron Luis y Eliel.
-¿Podemos ver?- inquirió Jairo como si algo lo guiara a hacerlo.
-claro, pero en los brazos también me han puesto cosas y no he encontrado marcas...- avisó Charles sin perder ese tono de seriedad en cuanto al tema, mientras sus amigos Luis, Jairo y Eliel le revisaban la maraña de pelos como si fueran monos.
-¡¿Qué es esto?!- Soltó Jairo, haciendo que los demás volvieran la mirada hacia ellos. -¿Qué?... ¡a ver!- participó Eliel y luego hizo una mirada significativa.
-¿Qué? ¿Qué pasa?- inquirió Isaac curioso ante la reacción de sus amigos temiendo fuese una broma.
Luis comienza a revisar desde donde estaban las manos de los otros dos hasta otro lado.- es... una línea...una línea roja...- agregó Luis dándole la certeza a los demás de que no era una broma.
Entonces el resto se incorporó alrededor de Charles, todo doblado para que los demás pudieran revisar bajo aquel matorral de cabello, cuando Isaac revisó en lo más profundo de la maraña, sobre la piel del cráneo de Charles había una tenue línea roja dibujada, siguiéndola abriéndose paso entre el cabello con ayuda de los dedos pudo notar que había otras líneas rojas que cruzaban entre sí, pero con tanto cabello era imposible apreciarlas del todo. - son líneas...- musitó Isaac pensando (¿qué podría significar ahora todo esto?).
Entonces el perro de Jairo de pronto se fue galopando hacia el árbol que se hacía al otro lado del estacionamiento junto a la camioneta blanca abandonada.- ...puede ser una cirugía laser- soltó Eliel mirando a los demás.
-¿Están bromeando?- preguntó Charles aún con la cabeza inclinada. -¿de verdad tengo algo en la cabeza?- estaba comenzando a preocuparse.
-¡pues sí!- le confirmó Jairo aun esculcando en su cabello.
En ese momento, a Isaac se ve poner los ojos en blanco y desplomarse por la pared hacia la quebrada, apenas Jairo logra avisar a los demás, cuando todos se alertan viendo a su amigo rodar por la pared inclinada hasta caer a la Canal del Rio Calanche.
-¡Isaac!- gritó Francy cuando lo vio caer a la corriente y casi ser arrastrado, las lluvias del mes de diciembre lo han mantenido con agua esa ultima semana. Isaac comienza a reaccionar y aun confundido escupe el agua mientras empieza a chapaletear, Eliel salta el muro y corre impulsado pared abajo y luego vuelve a saltar a la corriente, saltando logra darse cuenta, que de puntas sobre sus dedos de los pies logra mantenerse estable, aunque la corriente era un poco fuerte.
-¡Isaac!...¡agárrate del monte!- le sugirió Eliel saltando hacia él.
-Eh... eso hago...¡no está tan hondo!... ¡pero es muy fuerte la corriente!- respondió saltando hacia su amigo, quién luego saltó cerca de la rama de un árbol que creció entre las grietas de la pared de concreto. Eliel se sujeta de la rama acercándose a Isaac, camina cruzando la corriente, su amigo lo alcanzó y con ayuda de su mano se agarró de una rama junto a la suya, y así volvieron hasta la pared inclinada donde subieron un par de pasos a duras penas fuera del agua y se echaron a recuperar el aliento.
-¡que peligroso!- se escuchó decir a Charles , los demás parecían celebrar.
En ese momento, en medio de la oscuridad creciente del manto nocturno Isaac escucha unas especies de canicas o maracas sonar y resonar a lo lejos, levanta la vista buscando a lo largo del Calanche y clava la mirada bajo el puente en la avenida. Pero estaba pasando demasiada agua, nadie podría estar ahí metido, ve que su amigo estaba por subir y chorreando toda el agua marrón de la canal continúa escalando pared arriba siguiendo a Eliel.
Sus amigos los recibieron preocupados por ellos, mientras a ellos les preocupaba no poder secarse antes de volver a casa. Isaac aun se sentía un poco mareado y escucha un extraño sonido que se convierte en un inaudible parloteo en sus oídos. Alza la vista con temor a volver a desmayarse y vislumbra a Jairo parado y mirando como al cielo, y luego como si buscara otra cosa a su alrededor, lucía muy desorientado.
-¿Jairo?- inquirió Isaac, apoyándose en Luis para levantarse del murito y caminar hacia el muchacho.-¿estás bien? - le pone la mano mojada sobre él hombro de su camisa blanca y luego piensa que puede mancharla, así que baja la mano hacia el brazo de Jairo. Al tocar su piel sintió un pequeño chispazo eléctrico que lo hizo apartar la mano muy rápido y chuparse el dedo.
-la voz- balbuceó Jairo.
Los demás se acercan sin poder haber visto lo que pasó, Isaac intenta tocar otra vez el brazo de Jairo y se da cuenta que está muy caliente casi como el budare cuando hacen las arepas. -está hirviendo...- musita Isaac confundido, mientras empieza a sentir algo dentro de él... como un presentimiento.
-¿Ustedes escuchan?- dijo Jairo mirándolos, Charles cargaba a Lola entre sus brazos y todos sus amigos trataban de entender de lo que hablaba pero lo único que podían oír era el ruido de la ciudad y el paso del agua en la canal. De pronto Jairo se quedó con un semblante distinto, mirando alrededor...-¿A dónde se fue?- preguntó.
-¿Qué cosa, Jairo?- inquirió Isaac acercándose.
-Los cantos...- respondió Jairo, al segundo siguiente se volteó en dirección al árbol tras él escuchando que alguien lo había llamado, su perro ahí parado comienza a ladrarle al árbol también escalofriantemente.
-Un indio- musitó Jairo mirando fijamente. Isaac se abrió paso y pudo ver que algo se ocultaba en la sombra, pegado al árbol como una pereza. -...hay algo- afirmó Isaac con temor. -...hay algo ahí en el árbol...- recalcó.
-No jueguen con eso...- dijo Luis; recordando que a los difuntos Edgar y Andrés se rumoreaba que se les habían aparecido un Indiecito.
-No es juego...- intervino Francy parada detrás de su hermano, segura de ver lo mismo que ellos.
-...paso de agua- se escucha una voz un poco joven que hablaba como si tosiera al pronunciar.
Los niños sintieron un escalofrió al momento. -¿Quién... quién está ahí?- preguntó Isaac con miedo.
En ese preciso momento se escucha el grito de la madre de Charles llamándolo desde la ventana del cuarto de su hijo, los niños volvieron la mirada asustados en dirección a ella.
-¡YA VOY!- gritó Charles enojado pero agradecido de que solo se tratase de su madre, vuelven la mirada al árbol y para su sorpresa aquel árbol estaba iluminado... mucho más de lo que lo que recordaban hace solo unos instantes... y aquello que se ocultaba detrás de él ni figuraba por ahí.
-¿vieron eso?- chilló Eliel como cochino sorprendido.
-Ya no está- dijo Francy boquiabierta mirando a los demás.
-Seguro llaman a Charles para cenar... capaz nos llamen a todos - dijo Isaac mirándose la ropa mojada y mirando a los demás.
Jairo miraba a su alrededor chiflando y llamando con los dedos.-¡Azabache! ¡Azabache!...¡ven, campeón!- llamaba buscando. - ...estaba aquí hace un instante- aseguró asomándose bajo la camioneta blanca.
-¿Se lo habrá llevado?- dijo Charles.
-espero que no- soltó entristecida Judy.
-no había pasado antes algo así- comentó Luis.
-A mi me han llevado- soltó Charles desde la esquina de la camioneta abrazando a Lola.
-Isaac, Francy- se escucha a la señora Ana tras Charles y los niños dan un brinco de la impresión.
-¿Se asustaron?... ¿tan fea soy?- soltó la mujer con humor. Mientras que los niños apenas controlaban el temblor en sus piernas.
-...¿no escuchan?... tengo rato llamándolos desde el apartamento.- preguntó la madre a sus hijos poniéndose en jarras.
-¿Llamando?... no, mamá... de verdad no escuchamos...- respondió Isaac recordando aquello que vio mientras caía a la canal.
-Suban a comer, ya está lista la cena...- dijo la mujer sacudiendo las manos.-... reposan un rato y luego salen a jugar.
Los niños intercambiaron miradas.- ¿podemos subir en un rato?- inquirió Isaac.
-No, suban de una vez- respondió.
-¡solo serán unos minutos!- insistió el hijo mayor.
-No, aprovechen a comer que está caliente... sino no vuelven a salir -sentenció, pero si quiera había notado que el muchacho estaba mojado.
Tras unas miradas significativas se despidieron afirmando que se verían en una hora, poco después los demás también fueron llamados a cenar dejando solo a Jairo en el estacionamiento. Marcada las diez de la noche fue cuando por fin estuvieron todos juntos saliendo del edificio nuevamente, para buscar a Azabache... cuando se incorporan a Jairo, este lucía desanimado recostado del arbusto bajo la ventana de la torre G.
-¿aún no aparece Azabache?- preguntó Isaac al llegar.
-No...pero tengo que mostrarles algo- respondió a secas, lanza la mirada a Charles y entiende que ha dejado a Lola en casa. - sabia decisión- le reconoce y comienza a caminar guiando a los demás.
-Quiero contarles que cuando caí al Calanche... vi algo... fue como un sueño... pero estando despierto- contaba Isaac en su andar.
-¿Cómo una visión?- preguntó Charles.
-...vi a un niño de piel morena... corría en el bosque... - respondió Isaac-... se sintió extraño, me sentí asustado, perseguido...- contaba cuando finalmente se hacen frente al muro logrando ver la canal.
-¿eso es normal?- inquirió Jairo.
Sus amigos miraron dentro descubriendo que la canal estaba bastante más baja de agua, si acaso un par de centímetros de altura, quizás medio metro por debajo. pero sin duda el grafiti en rojo en la pared de la canal era lo más curioso. No recordaban haberlo visto antes y decía : "Encuéntralo" con una flecha hacia la bajada de la canal, puente abajo.
-¿Es una broma?- se escuchó a Eliel. - ¡ES UNA PUTA BROMA!.
Los demás corren a hacerle bajar la voz, -¿eso estaba allí antes?- se quiso asegurar Jairo.
-no que yo recuerde - se escuchó a Charles mientras otros negaban con la cabeza.
-¿es posible que se trate de... él?- inquirió Eliel temeroso.
-pienso que sí- dijo Isaac, Jairo lo miró y resopló diciendo -yo igual.
Entonces Jairo saltó al muro, los demás se quedaron mirando sorprendidos, luego bajó a toda velocidad por el muro en descenso cayendo en la corriente que apenas le cubría hasta los tobillos, sus amigos lo llamaban y le pedían que volviera temiendo por él, pero él solo podía mirar al fondo de la oscuridad, más allá del puente de la avenida, donde el pequeño amigo canino aguardaba en las garras de un extraño y maligno ser. -¡debo ir por él!- sentenció casi mirándolo al otro lado del puente.
-No puedes ir ahora... está de noche... es oscuro y peligroso- le advirtió Judy.
-¡por eso lo hace!... ¡quiere aprovecharse de nuestros miedos!...-reclamó Jairo de verdad enojado. -...¡pero un pequeño inocente! Está allá... un animal que ha sido leal conmigo... ¡sé que Dios me acompañará y lo encontraré! - Jairo trataba de convencerse de que todo esto era una prueba de fé.
Sus amigos le dedican una mirada de admiración, Luis vuelve la vista al edificio que parecía estar en total silencio luego alcanza a Jairo con la mirada - no te dejaré ir solo...- dijo Luis y bajó la pared junto a Jairo: olvidando por completo el asco que la canal le provocaba, lo siguió Isaac, Judy, Francy y Eliel.
-¡gracias muchachos!- soltó Jairo.
Eliel volvió la mirada a lo alto.-¿te quedas , Charles?- cuestionó un poco sarcástico, este volvió la mirada a la ventana de su habitación donde Lola aguarda segura. Así que niega con la cabeza y baja a toda velocidad por la pared de la canal y Eliel lo recibe chocando cinco con él.
-yo tengo una linterna en mi llavero multifuncional. - anunció descolgándola de su pantaloncillo mientras se direccionaban por la canal hacia el puente en la avenida y se giraba a atrás la visera de la gorra sobre su cabeza.
-tenla a la mano para cuando lleguemos a la verdadera zona oscura- sugirió Jairo caminando delante de todos, mientras agachas pasaron por debajo del puente mojándose los pantalones con quién sabe con que agua. Eliel siente que algo se movió sobre el agua a un lado de él, nota unas burbujas pero nada surge en su lugar, Charles enciende de pronto la linterna alumbrando al sitio, Eliel vuelve la mirada hacia él.
-¿viste algo?- le preguntó Charles aun alumbrando al lugar.
-No parece ser nada... gracias- respondió Eliel. Finalmente salieron al otro lado del puente teniendo que bajar a un desnivel, al saltar desde la caída de agua caen salpicando y dándose cuenta que de este lado del puente el agua les llegaba hasta las rodillas.
-¿Alguno no sabe nadar?- inquirió Luis mirando a su alrededor: solo podía esperar más agua canal abajo.
En ese preciso momento se escuchó tras ellos un especie de alarido eufórico, los niños volvieron la mirada y distinguieron la figura de un especie de niño desnudo parado en sus cuatro extremidades... como si fuese un salvaje, Charles y Eliel gritan espavoridos y el niño de piel de color y cabellera larga surge gritando de la oscuridad mostrando un aterrador maquillaje de rojo y blanco. La pandilla salió disparada corriendo contra el agua canal abajo, aquel sujeto gritaba de aquella manera como si tosiera al gesticular.
Eliel se acerca a las paredes y se sube a estas, aunque inclinadas eran mas fáciles de usar para escapar rápido. -suban a las orillas- le sugirió a sus amigos quienes rápidamente lo imitaron.
-¿Dónde está?- se escuchó preguntar a Judy. Todos volvieron la mirada sin rastro del salvaje.
-Sigamos caminando... solo quieren hacernos desistir- soltó Jairo. Sus amigos le dedicaron una breve mirada y siguieron caminando apoyándose en las paredes diagonales. -¡miren allá!- señaló Charles mostrándoles una superficie plana cómo un suelo por dónde debajo pasa el agua de la canal.
-debemos subirnos a ese techo... no vayamos a caer a un poso profundo- sugirió Jairo.
-¡allá!- señaló Francy horrorizada. Cuando los demás volvieron la mirada donde la pequeña niña señalaba, al otro lado...
...Sobre la tierra, en lo más alto... aquel salvaje los acechaba de un lado para otro, manoteando y recogiendo cosas del suelo y arrojándoselas. Francy comenzó a temblar lloriqueando, su hermano la agarró del brazo y la guió por la pared hasta aquel piso sobre la caída de agua, fue donde todos se reunieron a mirar al Salvaje.
Aquel, le hacía señas empujando y mascullaba extrañas palabras, de pronto pareció tener un arranque de rabia y corrió en dirección a ellos, suficiente para hacerlos seguir el camino corriendo. Saltaron ha unos pasillos estrechos en medio de una canal más pequeña por donde pasaba el agua.
Se detienen a mirar y un descenso los aguardaba, curvos de concreto pulido, era casi un tobogán a una muerte segura. Ni querían asomarse a ver donde terminaba la caída, les daba pavor, el guía de ojos grises vuelve la mirada a sus amigos. - es muy alto- recalcó Jairo.
Se escucha la voz de una niña a lo lejos, sin siquiera entenderse lo que decía, aun más asustados los niños vuelven a mirar caída abajo y el ladrido esquizofrénico de Azabache resuena. -¡AZABACHE!- reconoció Jairo llamando a gritos.
Charles corre a su lado y enciende la pequeña linterna apuntando a bajo buscando rastro del pequeño perro miniatura. -Paso de agua- se escuchó a sus espaldas y vieron surgir al salvaje tras ellos.
Francy soltó un grito y el salvaje la arrojó enseguida caída abajo, los demás gritaron de impresión y el salvaje los arrojó a todos como una pila de fichas de dominó cayendo directo en un pozo de agua, Luis ayudó a su amigo Isaac quien estaba más cerca, parecía estar arrastrando algo consigo. Charles nadó como rana a la orilla, Mientras Eliel ayudaba a Judy a llegar al otro lado donde se subieron fuera de aquel pozo circular que continuaba por otra canal.
Isaac saca a su hermanita del agua al tiempo en que Luis lo ayuda a subirla, su hermana escupía el agua a un lado mientras Isaac vuelve a la orilla mirando pozo a dentro. -¿dónde está Jairo?...¡alumbra, Charles!- pidió Isaac a su amigo, aún recuperando el aliento se acercan a la orilla buscando pista de su amigo de ojos grises. Cuando salta a la superficie pataleando fuerte como si peleara contra algo.
-¡Jairo!- exclama Isaac y se da cuenta de que aquel niño salvaje se le trepaba por la espalda hundiéndolo. - ...¡es el indio!- aseguró . Eliel tiró de una rama de un arbusto seco cercano sobre la tierra que caía en la canal, la rompe y salta dentro del pozo en socorro de su amigo.
Charles alumbraba y aterrado suelta un grito dedicando luego una mirada a los demás -¡Eliel entró ahí con él!- soltó nervioso.
Luis sudando de los nervios mira a ambos lados buscando algo útil en la basura, vislumbrando un especie de tubo de cortina corto. Lo levanta del suelo y blandiéndolo como espada un par de veces se prepara y salta al agua junto a Eliel y Jairo.
El agua marrón verdosa salpicaba sin cesar, Isaac mira detrás de él a su hermanita muy asustada temblando del frio y luego vuelve la mirada al pozo viendo a sus amigos en peligro, de pronto surgen los tres tomando aire desesperadamente apoyándose del borde del pozo.
-muchachos- suspiró aliviada Judy, acercándose a ayudarlos a Incorporarse. Ellos se tiraron sobre el concreto pulido recuperando el aliento alrededor de la canal, vislumbrando adelante otra caída más, podía apreciarse las colinas que solo desde la azotea del edificio habían podido ver anteriormente.
-¿Estamos por la autopista tele industrial?- se escuchó decir a Charles.
-Eso parece...- respondió Jairo, que eran los únicos que entendían de que hablaban.
-¿Hasta donde crees que nos lleve esto?- inquirió Charles.
-Sea lo que sea que está haciendo esto... seguro debe querer llevarnos a un lugar específico- intervino Isaac temblando de frio.
El aullido de un perro, como en las películas de terror fue suficiente para hacerlos callar, Jairo se acerca a la orilla lentamente, pero resbala cerca del borde cae con el agua en la canal golpeándose y rodando abajo, los demás corren hacia el borde notando que un especie de musgo resbaloso estaban haciéndolos patinar sobre el concreto. -¡cuidado!- soltó Luis. - está bastante resbaloso.
Judy llegó primero a la orilla y pudo ver casi a dos metros de caída a su amigo tirado sobre la orilla del pasillo entre la canal. -¿¡JAIRO!?- Llamó preocupada. -¡DESPIERTA, JAIRO!¡DESPIERTA!- gritaba desde arriba cuando se le incorporan los demás por fin.
-Creo que se lastimó...- chilló Judy nerviosa.
-Jairo...¿estás bien?- preguntó Eliel tan alto como pudo.
-Debemos bajar a ayudarlo- sugirió Isaac buscando con la mirada alguna manera más segura de bajar. Revisando los matorrales y arbustos repletos de basura arrastrada por la corriente comienza a buscar levantando algunas hojalatas y tobos plásticos en la oscuridad - ayúdenme- pidió cuando encontró lo que parecía ser un largo rollo de cable grueso, tira de el notando que está estancado, Luis y Eliel se le unen logrando ir desenredando el cable.
-¡está reaccionando!- anuncia Judy asomada cerca de la orilla.
-¡Judy, Cuidado!¿NO VES QUE ESTÁ RESBALOSO?- gritó Luis regañando a su hermana alterado, aun templando de la cuerda que los ayudaría a alcanzar a Jairo.
-¡estoy bien, Luis!- replicó Judy tratando de contenerse. - ... pero esta pared es totalmente vertical, ¿cómo vamos a bajar?-
Isaac termina de tirar lo ultimo del cable negro y retrocede cayendo de culo al agua. Lanza la mirada señalando una ventana de rejas cerca de las paredes diagonales antes de la caída. - ¡atemos la cuerda a uno de los tubos de esa ventana!- señaló abajo - nos vamos pegado a la pared- indicó.
-¡El indio!- se escuchó a Francy gritar desde el borde. Judy grita al confirmarlo y llama a Jairo para que reaccione del todo antes de que el salvaje lo alcance.
Los varones llegan hasta la ventana y escalado el muro intentan atar el duro cable negro al tubo de la ventana sin alertar a los dueños de la casa. Cuando los tres vuelven la mirada caída abajo y ven cuando el niño desnudo llega hasta Jairo, saltando en sus cuatro extremidades.
Jairo apenas consiente empieza a resistirse y balbucear, mientras sus amigos trataban de ahuyentar al niño salvaje, gritaban y le lanzaban rocas, latas, botellas, todo con tal de asustarlo pero el salvaje estaba decidido, cogió a Jairo de una pierna y comenzó a arrastrarlo sobre las piedras y los matorrales en las sombras mientras Jairo apenas podía comenzar a gritar. -¡No!¡AYÚDENME!¡AYUDA!- se le oía luchar, Isaac y Eliel corrieron a retomar la tarea de atar el cable negro, cuando Isaac se detiene en un instante, trata de respirar profundo pero... el ambiente se siente pesado, literalmente... su piel se eriza de tal manera que duele, en todo su costado izquierdo volviendo la mirada a la oscuridad podía sentirlo venir, fue allí donde perdieron de vista a Jairo.... Isaac traga en seco mirando detenidamente mientras su corazón está seguro de que lo peor está por venir.
Logra exhalar repentinamente y vuelve la mirada al camino de regreso y distingue una niña que se parece a su hermana, no reflexiona ni detalla su físico solo la ve gesticular y hacer una señales y en su cabeza entiende que le está diciendo "Salgan de ahí" "ahí viene" ... Isaac es apartado por Eliel quien intenta anudar el cable por tercera vuelta.
Un silbido largo de dos tonos se escucha de forma espectral, revolviéndole el estómago a los niños. -El diablo rojo- confirmó Charles aún alumbrando con su lámpara detrás de Francy. Isaac vuelve la mirada y ve surgir aquella silueta larguirucha desnuda y aparentemente armada por partes de cuerpos amorfos, con pinchos como de puercoespín por toda su espalda y su cabeza, unas orejas grandes y puntiagudas, unos pequeños cachos sobre aquellos ojos amarillos destellantes.
-¡corran!- vuelve a decir la niña espectral e Isaac hala del brazo a Eliel empujándolo hacia la pared diagonal.
-¡regresemos!- gritó Isaac, Luis le dedica una mirada significativa en cuanto a la decisión de dejar atrás a Jairo. Isaac esconde la mirada dándole permiso a Luis y Judy hacia la pared. Charles corre hacia él ayudando a Francy a volver sin resbalar.
-¿Qué pasará con Jairo?- cuestionó su amigo de anteojos preocupado y alumbrando al rostro de Isaac. Él sujeta a su hermana de la mano antes de responder y se escucha una risa macabra que se aproxima, ellos vuelven la mirada sin aliento...pero...
...Un pequeño temblor ocurre de pronto, seguido de un extraño brillo que resplandece sobre toda la corriente del agua, los niños de igual manera corren temerosos al Diablo Rojo, la sacudida los hace tropezar y caer de nuevo con las rodillas al agua. -LA CORRIENTE- bramó Charles por delante. -...¡creo que está creciendo de nuevo!- explicó su preocupación.
-¡tenemos que volver rápido!- sentenció Luis ayudando a su hermana a ponerse de pie, sus amigos lo siguieron trepando por la pared inclinada hasta la parte plana de concreto.
El silbido de aquel monstruo sonó a lo lejos como un recordatorio de lo que les aguardaba.
Saltan a los costados del paso del agua del otro lado, de regreso canal arriba... Se separan Eliel, Luis y Judy por la pared de concreto inclinada mientras que los demás suben por el montículo de tierra que limita la canal con un terreno baldío frente a la avenida, Charles tropieza con una raíz en la escapada, Isaac iba llevando a Francy de la mano pasa de largo notando que su amigo había perdido los anteojos, sin detenerse vuelve la mirada para asegurarse de que esté pronto a seguirle los pasos, pero descubre que las raíces lo estaban maniatando como si fueran enredaderas hechizadas. Isaac se detiene mirando a su amigo pedir ayuda extendiendo la mano hacia él, una raíz llega hasta su rostro y lo amordaza también, él no daba crédito a lo que veía, su hermana tiraba de su brazo pidiéndole continuar chillando sin entendérsele nada.
A lo lejos podía oír a sus amigos llamándolo por el nombre, finalmente resonando una vez más aquel silbido, tiembla el suelo bajo sus pies una vez más al tiempo en que Isaac corre hacia Charles atado en el suelo, comienza a tirar de las raíces que lo maniataban, oponiendo bastante fuerza pues las raíces eran más resistentes de lo que esperaba, hasta romper las suficientes para que Charles pudiese ponerse de pie por su cuenta, coge sus lentes y agradeciéndole, continúan corriendo hasta llegar al puente de la avenida, trepan hasta el borde donde cae el agua e inclinados comienzan a adentrarse bajo el puente.
-¡Me olvidaste!- se escuchó un susurro infantil en el oscuro trayecto. Eliel se detiene un segundo reviviendo el encuentro en su apartamento, acelera la velocidad andando agachas. Una banda de risas de infantes comienzan a escucharse en acenso, convirtiéndose en un ruido aturdidor, los seis corrían asustados sintiendo que no podían escapar de aquello, empezando a sentirse salpicaduras de agua tras ellos ahí vuelven la mira descubriendo múltiples siluetas que nadaban hacia ellos.
-¡querían encontrarnos! ¡querían encontrarnos!- resonaban aquellas voces tétricas de niños. Luis comenzaba a llorar chapoteando fuerte con los brazos y suelta un grito. -¡NO, DIOS!- se escuchó su eco mientras llegaban a la luz al otro lado del puente.
Sin detenerse atraviesan la canal por todo el medio del paso del agua, casi asfixiados por la carrera, subiendo canal arriba donde se acercan al arbusto cerca del muro donde suelen sentarse, vuelven la mirada atrás donde todas las siluetas se aglomeraban juntas en un punto bajo el puente, formando un bulto negro que creció y luego dejó ver un par de esferas amarillas esto los hizo frenarse y apreciar aquella cosa ruidosa y espeluznante creciendo en la oscuridad.
-¡¿Qué quieres de nosotros!?- gritó Luis a moco suelto.
Entonces...se escuchó su ronca voz riendo macabramente. -...a ustedes...- resonó como un eco en las paredes de la canal, ahí fue que pudieron sentir el verdadero terror recorrer sus cuerpos, como pequeñas agujas pinchando por todas partes, sin vacilar se escuchó un gruñido y abriendo una boca inhumanamente gigante y repleta de dientes filosos saltó hacia ellos quienes iniciaron una carrera. Judy pudo ver por fin al Diablo Rojo cuando se apoyaba con sus largas extremidades a lo ancho de las paredes de la canal, le brotan dos huesudos y largos brazos de las costillas con los que intenta alcanzarlos, Isaac vive un tipo de Deja vú en ese momento.
Eliel y Luis fueron los primeros en subir la pared y ayudaban a Judy también, Charles e Isaac a su vez ayudaban a subir a Francy... llegando al borde los últimos tres tropiezan y caen dentro de la residencia, de golpe contra el asfalto raspándose las rodillas y arrastrándose en un rápido salto a ponerse de pie.
-¿Dónde está Jairo?...¿Jaairoo?- cantoneó perversamente el diablo rojo mientras trepaba por la pared inclinada.
Cuando se ve surgir sus puntiagudos cabellos, seguido de sus cuernos y ojos amarillos, junto a él unas especies de cuerpos deformes y maltratados lo acompañaban en un lamento escalofriante.
Francy solo grita y se echa a correr edificio a dentro. -¡FRANCY, NO!- gritó Isaac y luego vuelve la mirada al muro donde aquel ser se había posado como gárgola mostrando sus filosos dientes en una larga y horrible sonrisa. Sus lacayos se adentraban al estacionamiento andando en sus cuatro extremidades con movimientos erráticos.
-¡No podemos dejarla sola!- sentenció Isaac con el abrumador sentimiento de que estaban fregados. Corre tras su hermana y los demás los siguen con aquellas criaturas tras ellos, cruzan la reja a la entrada del edificio y se topan con la Sra. Yulia paseando con una manguera regando las plantas de su entrada, a primer instancia Judy deja salir un grito sorprendida y se detienen mirando a la señora acompañada por su gorda gata blanca, y ambas se miran entre si, Judy se pregunta ¿cómo advertirle de las cosas que estaban en camino?.
-¡Señora Yulia estamos en peligro!- soltó finalmente Isaac, sus amigos solo recuperaban el aliento vigilando si aquellas cosas los alcanzaban. - hay unas criaturas afuera... ¡y quieren matarnos!- explicaba Isaac acelerado.
Eliel se asoma por la reja estacionamiento afuera, y ve a los humanoides tipo zombi galopar hacia el lugar como contorsionistas caminando a cuatro extremidades boca arriba. -¡ahí vienen!- chilló Eliel anunciando y corriendo hacia la puerta de vidrio dentro de la torre abriéndola para los demás también. -¡vámonos!- ordenó Eliel desesperado al tiempo en el que la gata sale disparada dentro del apartamento entrando por el pequeño espacio entre abierto.
-¡vamos, Señora Yulia!- dijo Isaac tomándola del brazo y halándola. -¡debemos ponernos a salvo!- forcejeó mientras sus amigos corrieron dentro del edificio junto a Eliel y se volvieron para ver que la señora no les creía.
-¿de qué hablas?... ¡tranquilo!- musitó intentando zafarse de las manos de Isaac. -¡no es hora para bromas! ...deberían estar durmiendo ya.- decía la mujer sintiéndose foco de una treta infantil.
-¡No!... ¡No entiende!- insistió el niño soltándola, sus amigos lo llamaban y le advertían. Su hermana distingue unas sombras que se aproximaban al portal, todavía llorando y conteniendo las ganas de orinarse toma aire y valor; -¡HERMANITO, ENTRA!- gritó desesperada, la impresión de Isaac fue tanta que automáticamente obedeció, sus amigos comenzaron a alentarlo a darse prisa, sintiendo que aquellas cosas ya estaban allí salta dentro del edificio y sus amigos cierran la puerta juntos con fuerza, al tiempo en que un golpe resuena en todo el edificio...
... Gruñidos y ladridos se escuchan y seguido los alaridos de la pobre mujer, Los niños vuelven la mirada a través del cristal y las rejas, vislumbrando que una manada de extraños y enormes perros negros atacaban ferozmente a la pobre señora Yulia.
La mujer mayor pataleaba al tiempo en que uno de ellos le rasga un buen trozo de carne del antebrazo, los gritos eran perturbadores, los niños aterrados sin saber que hacer empiezan a gritar y pedir ayuda, tratando de espantar a los perros antes de que mataran a la pobre anciana... Uno de los perros, el mas grande de ellos... se volvió con la mirada fija a Isaac o al menos, (así parecía)... ambos se miraban fijo al tiempo en que aquel gigante animal se acercaba a la reja intimidándolos. Solo así de cerca pudo ver los ojos amarillos de la bestia, sin duda los mismos ojos del Diablo Rojo, se empiezan escuchar el abrir de varias puertas en el edificio, seguido de las voces de los adultos que atendían el extraño alboroto, El padre de Charles, el padre de Isaac y el Señor Thomas... fueron los primeros en llegar, el padre de Charles mira a los niños buscando a su hijo y preguntando lo que sucedía con un bate metálico en las manos... Al instante se dan cuenta de la masacre que sucedía al otro lado de la puerta de Vidrio, los demás vecinos se fueron incorporando sorprendidos ante las extrañas bestias salvajes.
Aquellos hombres rápidamente acudieron al socorro de la mujer golpeando a los canes con sus bates, escobas, recibiendo algunos mordiscos logran espantarlos y hacerlos huir acudiendo enseguida a ayudar a la señora Yulia que lucía ensangrentada casi irreconocible... Los niños aun con las mejillas encharcadas se acercan a la mujer, mientras la levantaban con cuidado de su propio charco de sangre.
-¿señora Yulia?- musitó Isaac viéndola desfigurada balbuceando con un hilo de voz.
-¿qué eran esas cosas?- se escuchó horrorizada a la madre de Charles mientras retenía a su hijo pegado a ella.
-¡Dios, mío! Casi la matan- agregó la madre de Isaac, seguido alejó a los niños de la señora Yulia guiándolos a un lado.
-¡Ana, llama a emergencias!- ordenó el señor Misael a su esposa, quien se acercó a la madre de Luis y Judy acompañando a los hombres adultos hasta la salida cargando a la anciana mal herida.
Los vecinos de las otras torres se asomaban por las ventanas preguntando sobre lo ocurrido, y los seis niños se limitaban a oír bajo el gran árbol de jobo... sin entender que eran esas criaturas, incluso los adultos no saben como describirlas... pero la pandilla ya sabía que eran obra de aquel ser maligno.
-Los padres de Jairo...- soltó Charles en voz baja. -...¿que les vamos a decir?- inquirió.
-¿qué podríamos decirles?- reformuló Eliel.
-¿creen que Jairo esté...?- masculló Luis con una voz temerosa.
-¡NO!- interrumpió Isaac. -... estoy seguro de que sigue vivo-
-¿cómo puedes estar seguro?...¿viste lo que le hicieron a la señora Yulia en solo unos segundos?- intervino Charles realmente preocupado, creía más que nunca en el Diablo Rojo.
-¡Eliel!- se escuchó a un hombre mayor que repentinamente se acercó a ellos.- es mejor que te vayas a la casa... no deberían seguir afuera..- anunció su abuelo.
-¿No puedo quedarme un rato más?... hasta que subas, abuelo- pidió Eliel.
-Algunos van a acompañar a la vecina al hospital... mejor suban todos de una vez- respondió apacible el hombre.
Enseguida la señora Ana se acerca hablando por un teléfono celular junto a la madre de Luis, quién los miraba escuchando la conversación. -¡sí! ¡suban ya todos mejor!...¡Judy!¡Luis!...vayan a la casa- soltó con autoridad.
Los niños en silencio, se incorporaron del suelo (los que estaban sentados) y a pasos lentos volvieron al edificio.
-¿crees que la señora Yulia sobreviva?- le preguntó Eliel a Charles.
-no lo sé, lucía muy grave- respondió con un hilo de voz mientras subían las escaleras.
-era ese diablo...el perro más grande- los interrumpió Isaac al tiempo en que los interrumpe un especie de voceo que parecía provenir de las paredes, los seis infantes se detienen rodeando el lugar con la mirada.
Escuchan unos pasos en la parte de atrás del edificio y sin dudar corren hasta llegar a la primera planta. -¿escucharon eso?- preguntó nerviosa Francy, su hermano la abraza intentando calmarla. -¡sí!- musitó mirando a la puerta del cuarto del bajante a la basura. -...y todavía se escucha... creo que hoy... no es una buena noche para estar afuera.
-¿entonces qué hacemos?- preguntó Eliel.
-creo que será mejor hacer caso a los adultos...- dijo Isaac sin apartar la mirada a los respiraderos de las escalas, estaba seguro de estar viendo a alguien allí, pero no quería asustar más a los demás.
-¿qué será de Jairo?...- preguntó Charles con un hilo de voz, los presentes guardaron silencio por algunos segundos temiendo lo peor.
- no sé que podemos hacer... estaré pensando eso toda la noche de seguro- respondió Isaac esta vez con la mirada perdida al suelo.
-¿y cuando lleguen sus padres?- se preocupó Judy.
-...¿Cómo le vamos a explicar todo?- participó Eliel.
-...tengo Fé de que encontraremos a Jairo sano y salvo...- deseó Isaac en voz alta.
Sin más, que un tremendo sentimiento de derrota y miedo se despidieron por aquella noche.
A la mañana siguiente casi pisando medio día, Isaac y Francy aguardaban solos en casa. Podían escuchar desde el apartamento todo el alboroto de los pasillos, si bien no era a causa de lo que le sucedió a la Sra. Yulia...también ya se había dado por perdido a Jairo, los oficiales de policía que habían adoptado al niño habían estado subiendo y bajando las escaleras toda la mañana, hablando por teléfono, subiendo y bajando con más personas que estaban preocupadas por la desaparición del muchacho.
Cuando finalmente llegó del trabajo la madre de los dos niños, los atendió con un fuerte y prolongado abrazo sin razones ni alguna palabra sobre algún tema y luego estuvo cocinando y haciendo de todo en un total silencio. Más caída la tarde después de la llegada del señor Misael, la esposa del hombre pidió permiso a su marido para visitar a la familia del apartamento de abajo para preguntar por la señora Yulia que seguía en el hospital.
Francy se hacía acostada en el costado derecho de su padre viendo la televisión acurrucada, mientras que Isaac se levanta de la cama de abajo en la litera, dándole vueltas a la cabeza a todo el asunto de la noche anterior. Estaba convencido por alguna razón de que su amigo estaba vivo, esperando a que lo encuentren, por alguna razón sentía que se encontraba perdido, más no muerto... pero no tenía alguna pista de su paradero, pues en definitiva si se debía encontrar en algún lugar... ha de ser en La Canal... ¿A dónde más podría haber parado? Se incorpora del todo y camina con las medias puestas hasta la sala, donde se las quita y extiende sus dedos de los pies contemplando con satisfacción el frio del suelo en ellos. Vuelve la mirada a la ventana panorámica de la sala obstaculizada al 70% de plantas que su madre vive sembrando en la misma.
...Pensando si adentrarse con sus amigos era una opción, en su mente comienza a idealizar que quizás... Jairo no estaba del todo consciente o no sabía en donde terminó... después de todo el agua volvió a subir en la canal... y pudo haberlo arrastrado, pero la ultima vez que lo vio... un indiecito se lo había llevado arrastras a la oscuridad, justo de donde aquel demonio había surgido... pero algo le decía que el Indiecito y el Diablo Rojo no tenían nada que ver el uno con el otro, y sin más...
... las imágenes de mucha vegetación comenzaron a pasar por su cabeza, como si pudiera imaginar con los ojos abiertos... una corriente de agua ruidosa y turbulenta...escuchaba casi: el canto de unas aves peculiares, como guacamayas o loros, quizás periquitos y el ruido de algunos bichos, al tiempo en el que un olor a tierra húmeda llegó a su nariz, visualiza brevemente, la mirada de aquel salvaje de la noche anterior... intenta mantenerse concentrado en aquello... que le gustaba más de lo que "imaginaba"... volviendo a aquella imagen fluvial... que pronto empezó a tornarse el agua oscura de un color marrón verdoso...y pudo imaginarse a Jairo pegado bajo un gran tronco de árbol que atravesaba un rio; que por un extremo daba hacia un especie de bosque y al otro lado había concreto y oscuridad... Tocan a la puerta en ese momento. E Isaac vuelve la mira a la puerta cayendo a la realidad... y se levanta a abrirla descubriendo a Eliel con cara de pocos amigos, pues tenía la bemba tirada para abajo como un bagre.
-¿te dejan salir?- le preguntó con un hilo de voz mientras miraba de reojo a las personas que entraban y salían del apartamento de los policías. Él lanza una mirada afuera y un sentimiento de culpa invade su pecho. -déjame preguntar- respondió.
Algunos minutos más tarde se hacían sentados en el muro al borde de la canal, contemplando la baja corriente que llevaba puente abajo. Eliel relee aquel grafiti en rojo sobre la pared y lanza una mirada a su amigo que estaba bastante callado.
-jamás debimos dejarlo ir...- comentó Eliel.
-lo mismo pensé ...- soltó Isaac sin apartar la vista de la corriente como si esperara que Jairo simplemente apareciera.
-...pero no tiene sentido tampoco...-agregó después.
-¿qué cosa?- preguntó Eliel.
-...esto... no se supone que deba pasar... ¿un diablo rojo?...¿el espíritu de un indio?...se supone que solo pasa en cuentos de terror... historias nada más...- respondió Isaac con aquel sentimiento de culpa nuevamente.
-¡Sí!- suspiró tras unos segundos de silencio. -... es una locura...-se sentó junto a su amigo. -pero, quizás...es algo que debió pasar así...- soltó Eliel mirando al primer lucero de la tarde.
-¡no me vengas con esa, Eliel!...- resopló Isaac mirándolo. - ...esa cosa mata niños inocentes...- respondió Isaac con voz quebrada, al instante recordó las cosas que había estado soñando.- ...y no creo que eso sea algo que deba pasar...eso sería...- comentaba al tiempo en que casi podía ver esos ojos amarillos y su voz llamándolo por su nombre.
-¿Estás bien?...¡te ves pálido!- le dijo su amigo sujetándolo del hombro temiendo que pudiese desmayarse.
-Veo líneas al cerrar los ojos mientras parpadeo- anunció Isaac haciendo como si le hubiese caído algo a los ojos.
-¿líneas?...¿de qué hablas?- dijo Eliel, lo sujetó y lo sacudió un poco sin comprender a lo que su amigo se refería.
Isaac se frota los ojos, sintiéndolos algo calientes -nada...- masculló mirando borroso al puente de la venida, por toda la canal. Estaba casi seguro de que podría encontrarlo...-...Sé que está ahí- Soltó mirando a la canal.
-¿de quién hablas?- inquirió Eliel.
-Jairo... sé que si voy ahora y llego más allá de ese lugar... lo encontraré...- soltó con un tono serio de voz.
-Sus padres están buscándolo, Isaac...Es mejor no meternos más por un tiempo o al menos no nosotros dos solos...- respondió Eliel y su amigo lo miró.
-Es peligroso... - reconoció y volvió a mirar hacia la canal.-...por eso esta vez debo ir solo... debes quedarte aquí y avisarle a los muchachos cuando salgan al estacionamiento...- soltó de pronto, Eliel lo miró como dándolo por loco.
-¿Has estado oliendo el cloro de tu mamá?- replicó Eliel sarcásticamente y un poco angustiado. - no puedes bajar solo ... así no existiese el diablo rojo es peligroso, chamo-lo regañó.
-...¡es peligroso! ¡lo sé! Pero es mejor buscarlo ya... que más tarde... si ustedes ven que ninguno de los dos regresamos antes de la media noche... ¡avisen a los adultos que Jairo y yo estamos perdidos en la canal!- respondió Isaac seguro de que aquello no era una locura. Eliel por el contrario lo daba por digno para manicomio.
-¿Enloqueciste? ¡Enloqueciste!- replicó Eliel. -¿Cómo explico yo que los dos están allí?- se puso de pie cruzándose de brazos.
-Les... dirás que ...¡encontramos su zapato!- dijo Isaac señalando un zapato deportivo atrapado entre la maleza que crecía en la canal, seguramente no era de Jairo pero los adultos no se enterarían de momento. -¿ves?- volvió la mirada a su amigo casi esperando su aprobación.
-Isaac... hermano...¿sabes lo que estás haciendo?- le preguntó Eliel preocupado.
-Tengo un presentimiento, Eliel- dijo en respuesta. Su amigo niega con la cabeza pensando en la propuesta que tenía.
-¿Cuándo vas a meterte allí?- preguntó Eliel.
-En este momento- respondió Isaac mirándolo fijo y Eliel miró al edificio preguntándose (¿Cómo sería el caos si ninguno de los dos regresara?)
- ¿no me das tiempo de avisarle a los demás y venir para acompañarte a buscarlo?- preguntó.
-...es mejor salir desde temprano, Eliel...y también es mejor dos niños perdidos que tres...-respondió Isaac acomodándose con las piernas a ambos lados del muro.
-¡Tienes que volver!- le exigió.
-Lo haré, hermanito- respondió Isaac chocando puños con él. Entonces se pasó del todo al lado de la canal bajando por la pared diagonal y una vez cae se moja con la corriente hasta los tobillos, observa a su amigo mostrándole el pulgar en alto.- recuerda...si a las once y cincuenta no hemos regresado ninguno de los dos... avisen a los adultos...- soltó Isaac tomando coraje. Eliel asintió esperando no tuviesen que hacer eso e Isaac inició marcha canal abajo.
Cuidando que los transeúntes no lo vean pasar por debajo del puente continúa su camino sintiendo el entorno un tanto diferente, como una brisa fría y enérgica. Sin perder el rumbo se trepa por la tierra de costado a la canal y sube a la parte plana de concreto por donde estaba la caída de agua por una especie de desagüe, sujetándose del borde se baja y sigue la canal ayudándose de las paredes diagonales para bajar cada una de las caídas de agua, la poca luz de sol que quedaba hacía ver tan diferente la canal.
...Finalmente distingue aquel cable negro colgado de la rama de un árbol atado con un nudo improvisado...Isaac siquiera había notado que había hecho Eliel con el cable finalmente. Ese era el lugar donde habían perdido a Jairo...se ayuda de el cable para bajar la caída de agua vertical con la pared resbalosa. Se lastima ligeramente el pie al caer sobre la acera de concreto entre la pequeña pero profunda canal...
... Patea algunas latas, chapas y baterías que va encontrando por el concreto mientras rodea el lugar con la mirada. La maleza, los arbustos habían reclamado su espacio en el paso de la canal, lo que hacía pensar a Isaac que quizás de alguna forma eso daba sentido a las cosas que había estado "Imaginando" como cuando contaba las historias en las escaleras.
Caminaba y sentía como si estuviese paseando por una especie de jungla... los mosquitos, los Sapos, los troncos caídos en medio del camino, incluso cuevas de tierra debajo de los cimientos de una gran casa que limitaba con el paso de la canal.
Isaac se consigue con una gran pared de basura que obstaculizaba de lado a lado la canal, afortunadamente la pequeña canaleta entre las aceras, permitía que la corriente siguiera pasando dejando colar el agua.
Isaac no lograba ver a Jairo por ningún lado, comenzó a rodear la muralla de basura, sin saber donde empezar a buscar: ( si es que a acaso esa pared de basura ya estaba allí cuando Jairo se perdió).
Tras muchos minutos de rodearla y escalarla, el cielo comenzaba a hacerse gris e Isaac estaba un tanto fatigado, estar ahí solo lo ponía nervioso. Convencido de que necesitaba otro plan de acción, comienza a levantar un colchón pesado que se enredaba entre la chatarrera. Tirando con fuerza fue jalando encontrando lo que parece una pared de madera de las paletas de carga, como las que tenía su padre en la terraza guardada. Apartando unos resortes se va abriendo paso a la pared de madera, aparta unos tubos y siente que el morro de basura bajo de él comienza a sacudirse y chillar. -¡ay no!- resopla Isaac contemplando una caída de quizás un metro y medio justo a la canaleta...decidido, sube trepando hasta la cima y continúa en bajada hacia el otro lado con la montaña de chatarra tambaleando en sus pies, se detiene calculando un salto hacia el concreto firme cuando siente que alguien lo observa, sus ojos buscan y encuentran rápidamente a aquel niño salvaje desnudo en cuclillas entre la hierva alta en un costado de la canal. Se observan mutuamente pero Isaac no sentía miedo, estaba solo un poco nervioso, quizás.
Las hojalatas y vigas a su alrededor comienzan a caer e Isaac se tira de un brinco rodando y cayendo de nuevo a la canaleta sujetándose desesperadamente de la orilla pues no sabía nadar. Escupe el agua asqueado y busca al Indiecito con la mirada subiéndose al estrecho pasillo de concreto. Da algunos pasos mirando a los costados cerca de los árboles. -¿Niño?- llamó dudoso. -¿Niño?- repitió un poco más seguro de que podría hablar con él. Sin embargo el silencio permanecía, solo el arrullo del agua se escuchaba.
Una serpiente de piel negra surgió de entre la maleza cerca de los pies de Isaac, al instante llegó de un brinco al otro lado de la canaleta acelerado soltando un pequeño grito, la serpiente tenía una cabeza del tamaño de su puño y un cuello delgado, más sin embargo, su cuerpo iba aumentando en largo y ancho según surgía de su escondite, con aquella pose amenazante.
Isaac jamás había visto una serpiente tan grande en persona y menos, una tan horrible, sus ojos amarillos lo miraban fijo y su lengua se asomaba constantemente y le bufaba como gato.
El niño distingue a sus pies una pieza grande de hueso, e intenta agacharse lentamente hacia este para tomarlo pero la serpiente se balancea par de veces amenazando con sus colmillos expuestos, Isaac retrocede cayendo al suelo al tiempo en que ve a la serpiente negra zambullirse en el agua de la canal, flotando y estirándose hasta su lado de la acera, cuando una flecha larga atraviesa instantáneamente la cabeza de la víbora, que golpetea la cabeza al concreto y se desliza hasta quedar semi flotando en el agua. Isaac seguía mirándola esperando que volviese a levantarse cuando el ruido de unos pasos sobre la hierva lo hacen notar la silueta de alguien alejándose por la canal en bajada. -¡espera!- pidió Isaac, se incorporó asegurándose de que la serpiente no lo siguiese y se fue corriendo buscándolo en los costados, siente que una silueta pasa frente de él, y distingue un gran tronco de árbol caído en medio de la canal, se acerca percibiendo que ahí, el agua se estancaba, de alguna forma sentía que ya había estado allí antes.
Busca rastro de Jairo, encarecido por la preocupación de sentir una brisa con gotas de lluvia, observa el cielo oscurecido por la llovizna que comenzaba a sentirse. Cuando un celaje pasa a su lado, nervioso vuelve la mira distinguiendo un túnel de paso de agua, que atravesaba la pared de un costado, oscurecido en sus adentros, escucha lo que parece el chillido de un perro.
Isaac lanza la mirada a dentro y a pasos cautelosos distingue un bulto posado a una orilla, se acerca más y distingue a su amigo lleno de barro y porquería por todos lados, con su flacucho perro a un lado chillándole -¡Jairo!- llamó al reconocerlo y con prisa corrió hasta él.
Lo sacudió volteándolo boca arriba, estaba con los ojos cerrados y su rostro pálido. El perro reaccionó y cojeando los rodeaba chillando con un tono alegre, Isaac le abrió la chaqueta pegando el oído al pecho cuando de pronto escucha los latidos de su corazón, se aparta suspirando y siente alegría dedicándole una sonrisa al perro a su lado -¡lo cuidaste bien, Azabache!- felicita al can al tiempo que su corazón se llena de emoción.
La lluvia se hace fuerte e Isaac mira a su alrededor pensando que quizás... muy pronto todo ese lugar estará bajo el agua, así que sería prudente salir cuanto antes...sacude un poco a su amigo llamándolo pero éste no respondía, parecía desmayado, tras varios minutos de pensar, lo baja del borde de concreto y cuando lo deja sobre el suelo intenta cargarlo entre sus brazos pero era mucho más difícil de lo que lo hacen ver en la televisión... Jairo estaba pesado.
Apenas regresando a la montaña de chatarra derrumbada, las piernas de Isaac temblaban y dejó caer a su amigo de rodillas, aun sujetándolo para que no se lastime, lanza una mirada hacia la montaña comprendiendo que por donde vinieron iba a ser muy difícil regresar, el pequeño Azabache ladraba a su lado, como esperando orientaciones.
El agua comenzaba a subir rápidamente e Isaac apenas logró arrastrar a Jairo hasta el otro lado de la montaña de basura... su amigo rodó chatarra abajo rasgándose la ropa. Isaac lo levantó recargándolo sobre su hombro y sujetándolo de un costado, se encaminan hasta la gran pared resbalosa notando por primera vez que un muro lo dividía en dos líneas de caída de agua. (Es decir eran dos canales que caían ahí)
Dudoso, Isaac se detiene cuestionándose cual camino sería más fácil: aunque a su derecha había una subida de tierra hasta la caída de agua, no sabía a donde llegaba ese camino...por otra parte el costado izquierdo requería trepar arbustos hasta un cable mal amarrado de un tronco en lo alto, aunque difícil era el camino conocido.
Se escucha una voz diciendo unas palabras extrañas, Isaac vuelve la mirada a la derecha en lo alto de la caída de agua...era el Indiecito posado en lo alto, que se vuelve y se adentra por aquel sendero en las canales del rio Calanche.
Isaac sintió que estaba guiándolo de alguna forma y con esfuerzo arrastra a su amigo por toda la colina de tierra, hasta llegar sobre la canal de concreto, distinguiendo que a lo alto sobre el borde, se escuchaba una especie de vía o autopista concurrida. Acercándose hacia las paredes diagonales que daban a la calle, carga su amigo apoyándolo sobre su hombro buscando rastro del Indiecito con la mirada.
Tras varios intentos no encontraba forma de subir a su amigo por la pared, parecía más pesado arrastrándolo sobre la superficie de la pared de concreto. Sosteniéndolo todavía en los pocos centímetros que pudo subirlo, retoma el aliento mirando la cima deseando alguien aparezca a su rescate, ya estaba muy oscuro y él, muy cansado.
-¡AUXILIO!...¡¿ALGUIEN ME ESCUCHA!?...¡POR FAVOR!- gritó casi llorando, tratando de sostener a su amigo sin dejarlo caer, llora durante unos segundos y luego trata de calmarse... respira profundo y decide continuar.
Empieza a tirar con fuerzas a su pesado amigo, una y otra vez...apenas podía subirlo unos centímetros más y comenzaba a temblarle los brazos, de pronto sintió que estaban subiendo mucho más rápido, podía tirar de su amigo, era como si lo estuvieran ayudando a subir, finalmente pasaron la valla con pintura reflectora haciéndose por la calle de una autopista que se le hacía conocida. Isaac sabía que si seguía la acera, llegaría a casa, suspiró recuperando el aliento, y cargando a su amigo empantanado, el perro se sienta a sus pies y también lucía adolorido, poco a poco se fue andando de regreso con Azabache cojeando a un lado de ellos. Pasando junto a la estación de servicios algunos transeúntes los miraban de reojo, pero nadie hacía o decía nada por los niños que parecían sobrevivientes de una catástrofe natural.
A lo lejos Isaac distingue un sujeto sentado sobre un cajetín de energía, cerca de la estación de gasolina, vestía una chaqueta de capucha y señalaba constantemente hacia donde ellos estaban, Isaac sin embargo deseaba continuar sin interrupciones pues debían llegar cuanto antes.
Los niños en el pequeño parque de la siguiente esquina los miraban expectantes, como si fueran unos bichos raros, los padres de ellos en cambio fingían que si quiera notaron su presencia... finalmente, se adentran al estacionamiento de la residencia, y a Isaac le parecía un hito volver a casa, según iban entrando algunos vecinos de los edificios de adelantes los miraban extrañados. Cuando llegan al muro, sus amigos aguardaban sentados en el, mirando dentro de la canal pero Azabache anunció la llegada ladrando.-¡Jairo!- se escuchó al grupo cuando corrieron a recibirlos.
Isaac bajó a Jairo con ayuda de sus amigos.-¡pudiste hacerlo!- masculló Eliel con tono de sorpresa. Los demás sacudían a Jairo y trataban de sentirle el pulso mientras el perro los rodeaba ladrando como loco.
-¿Qué le pasó?- preguntó Judy.
-no ha despertado, lo encontré así- respondió Isaac al tiempo en que la Sra. Ramona ( la mamá de Charles) surgió corriendo hacia ellos.
-¡por Dios! ¡apareció!- exclamó Ramona alarmante y revisando al muchacho por todos lados. - ¡DORIAN! ¡QUIÉN SEA! ¡VENGAN!- comenzó a gritar. Y los niños se miraban los rostros preguntándose ¿que será de Jairo? Mientras finalmente caía la lluvia se fueron juntando los miembros de la comunidad y los padres adoptivos de Jairo.
Los niños se apartaron, con Azabache dándoles vueltas y siguiéndolos al tiempo en que los padres de Jairo lo cargan alzándolo del suelo, y le preguntan lo sucedido a la madre de Charles, enseguida, al saber que los niños lo habían encontrado, el hombre (El señor Guaicaipuro) dedica una mirada hacia la pandilla a unos pocos metros de él. -¿QUÉ FUE LO QUE PASÓ?- preguntó el señor con un tono alto de voz.
-Lo... yo... he...- tartamudeó Isaac nervioso.
-Isaac y yo encontramos sus zapatos en la canal... así que asumimos que se lo llevó la corriente...¡Isaac fue a buscarlo!- respondió Eliel rápidamente en su defensa.
El hombre dedicó una mirada a su hijo, frio y lleno de barro, al tiempo en que su mujer lo sorprende por la espalda. -¡Guaicaipuro, ya encendió el auto!... ¡vamos a la clínica!- le pidió y el hombre, volvió a hacer la mirada hacia los niños, parecía tener cierto sentimiento de agradecimiento, luego solo fue tras su esposa con Jairo en brazos.
Aquel fue un día totalmente abrumador en la residencia, dejándola totalmente en silencio por el resto de la noche.
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