La identidad del asesino

Contemplo la gema roja que cuelga del collar de Elsa. Sé que lo he visto antes, pero no recuerdo en dónde. Puede que solo sea una estupidez mía, pero algo me decía que ese colgante escondía algo profundo.

Forcé a mi mente para que recordara, pero no era tan fácil. Le di vueltas a la gema en mis dedos detallando su forma y el material del que estaba hecha. Era lisa y brillante, parecía un... Rubí.

Flashback

—¿Qué traes ahí, Aster? —pregunté a mi hermano.

En sus manos tenía una caja pequeña de color negro. Cuando notó que yo la había visto la escondió tras su espalda.

—No es nada —respondió. Pero su sonrisa boba me hizo pensar que esa caja era importante.

—Vamos, dime. ¿Qué es? —insistí.

—No fastidies, Jack. Vete de mi habitación —me pidió, pero no estaba enojado. Continuaba sonriendo.

La intriga no me dejaba en paz por lo que no pude aguantar las ganas y me tiré encima de él para robarle la caja. Él opuso resistencia y trató de alejarme, pero no lo logró y yo me quedé con su preciada caja.

Corrí hasta su cama, me senté y abrí la caja. Allí vi que estaba un colgante con una gema roja. Era una joya muy hermosa y elegante.

—Wow, parece un rubí —murmuré —¿Y quién es la afortunada de recibirlo? —enarqué una ceja.

Aster soltó un bufido y pasó una mano por su cabello. Luego, se dejó caer sobre la silla.

—Es alguien muy especial para mí —suspiró.

—Vaya, ¿hablas de tu novia? —pregunté con interés.

Mi hermano era atractivo y muchas mujeres lo seguían, pero él nunca les obsequió algo tan bello como lo que tengo en las manos. Parece que esa mujer es diferente, puede que por fin siente cabeza y sea responsable con una relación y no un mujeriego como siempre.

—No lo es... Aún —lo escuché algo decaído —Ella es muy bella, gentil, cariñosa, es... Perfecta. Pero, no sé si logre conquistarla con eso. Ella no es materialista, quizás se ofenda.

—No lo creo. Si yo fuera mujer me pondría feliz por recibir algo como esto, es sencillo, pero elegante. Debió costarte bastante.

—El precio no importa, lo único que me interesa es que a ella le encante —dibujó una sonrisa —Con eso quiero demostrarle cuán importante es para mí.

—¿Te gusta? —insinué.

—Mas que gustarme, estoy enamorado de ella, pero tengo miedo de que no me acepte —bajó la mirada —Ella viene de una familia adinerada y con poder, no estoy a su nivel.

Rodé los ojos.

—No seas idiota, si de verdad la quieres lucha por ella y deja a un lado el tonto status social. A la mierda eso, conquístala —lo apoyé.

—Si tú lo dices —vaciló.

No entiendo por qué actúa así, tiene montones de mujeres a sus pies y duda por conquistar a una niña rica.

Me levanté de su cama y le entregué el obsequio de la chica. Él lo recibió con una media sonrisa.

—Esa chica quedará encantada contigo, estoy seguro. Y pues si no te acepta por lo menos que te recuerde —reí. Aster me fulminó con la mirada.

—Claro que lo hará, además he grabado nuestras iniciales en la gema.

—¡Pero qué cursi! —exclamé entre risas.

Aster se reincorporó, golpeó mi hombro y salió por la puerta de la habitación. Le deseé suerte con la chica, aunque se me olvidó preguntarle el nombre, pero, pues será en otra oportunidad.

(...)

—Y bien ¿cómo te fue con la niña rica? —quise saber.

Aster se lanzó sobre la cama y cubrió sus ojos con sus brazos. Al parecer no le fue tan bien porque llegó a casa decaído y con un gesto de querer morir en cualquier momento. Este galán no pudo con una mujer, de verdad estoy sorprendido.

—Mal —susurró.

—Vaya, no me lo esperaba. Pero, relájate, hay miles de mujeres esperando por ti. Esta no fue —me encogí de hombros.

Se reincorporó y me miró con el ceño fruncido.

—Tú no entiendes. Yo la amo y me rechazó por un imbécil millonario. Te dije que no estaba a su nivel —respondió a las patadas.

—Mmm, que tonta, perdió a un galán como tú —lo señalé —Pero, al menos recibió la joya ¿verdad?

Gastar dinero para que ella no acepte su regalo de verdad es una pérdida de tiempo. Espero que ella haya tenido la decencia de recibir eso que con tanto esmero quiso darle.

—Pues sí, y después me dijo “solo podemos ser amigos” Eso duele.

—No lo he vivido, pero seguro que sí —sonreí —Solo queda que la olvides y ya.

—No es tan fácil, ella era mi chica.

—Llora si quieres, yo no tengo problema con que lo hagas. Y quizás sea mejor no volver a verla —propuse.

—Eso nunca, yo siempre estaré para ella.

Fin del Fashback

Así que la amada de Aster resultó ser Elsa, no lo vi venir. Mi hermano estuvo enamorado como idiota de ella y la rubia lo mandó a la friendzone, qué locura. Pero lo más sorprendente es que yo me haya quedado con lo que él quería.

He grabado nuestras iniciales en la gema

Recordé su voz y busqué en el dije el par de letras. En la parte de atrás de la gema estaban talladas las letras A y E. No me mintió cuando dijo que ella se había quedado con el colgante porque ha pasado tanto tiempo y ella todavía conserva su regalo.

La verdad la vida la castigó por no aceptar a mi hermano con un marido como Tadashi Hamada, seguro él era el hombre rico por quien lo rechazó. Qué ironía.

Dejé caer el collar sobre la mesa y solté un suspiro cansado. Este día ha sido una basura, no sé qué suceda mañana, pero ya no me importa lo que pase. Si estuviera Aster a mi lado me apoyaría y me sacaría de esta maldita depresión, pero no está aquí, por lo que me queda salvarme solo de este sentimiento tan horrible.

Elsa

Rocé mis nudillos contra la puerta de su casa. Llegué aquí lo antes posible porque no aguantaba las ganas de verlo. Espero que sí esté aquí.

Alguien me abre. Soñé con que fuera él, pero una niña castaña de ojos marrones me recibió con una sonrisa.

—Hola —saludó.

—Qué tal, niña linda —mencioné sonriente.

—Estoy bien y ¿cómo está Boby? —preguntó por su oso de peluche.

—Boby está en mi cuarto, duerme conmigo todos los días para que yo no tenga pesadillas —le aseguré.

—Emma, ¿qué haces en la puerta? —escuché una voz femenina.

Un mujer castaña se acercó a la niña y detuvo su mirada en mí. Era Sarah, la madre de Jack, la última vez que la vida fue en el hospital, ese día se llevó una buena imagen de mí, confío en que todavía me tenga en ese concepto.

—Buenas noches, señora —saludé con cortesía —Perdón por venir tan tarde, pero necesito hablar con Jack.

Sarah me mostró una mueca de tristeza. Mi corazón comenzó a galopar sobre mi pecho ¿será que le pasó algo?

—No quiere ver a nadie. ¿Tú sabes qué le sucedió? —preguntó.

Quedé en blanco. No sé si esté bien que yo sea quien le explique la situación, no tengo el derecho de decírselo solo su hijo puede hacerlo.

—Son problemas del trabajo. Si me lo permite yo puedo hablar con él y tratar de calmarlo —insistí.

—No creo que quiera verte, es que ni a nosotras nos permite el paso ¿verdad, Emma? —la niña asintió con tristeza.

—Quizás a mí sí me escuche.

La mujer soltó un suspiro y permitió que me adentrara en su casa. Era un lugar cálido y acogedor, era diferente a mi casa, aquí sí se sentía el amor de una familia.

—Te voy a acompañar —mencionó a mi lado.

Se abrió camino por las escaleras y yo la seguí sin decir nada. Avanzamos por un estrecho pasillo hasta ubicarnos frente a una puerta de madera. Sarah abrió con la llave y me permitió pasar.

—Gracias —susurré. Las manos comenzaron a temblarme.

—Trata de calmarlo, por favor —asentí.

Respiré profundo y me metí en la habitación. Lo encontré sentado en una silla dándome la espalda.

—Madre, no quiero ver a nadie, ya te lo dije —mencionó, confundiéndome con Sarah.

Carraspeo y me atrevo a hablar.

—Jack, soy yo —murmuré.

—¿Qué haces aquí, Elsa Arendelle? Eres la última persona que quería ver el día de hoy —respondió sin siquiera mirarme con ese tono frío que tanto detesto.

Tomé valor y caminé hasta donde él se encontraba para mirarlo a la cara.

—Necesitamos arreglar las cosas, yo no quiero seguir discutiendo contigo. Me lastima verte así de mal.

—Yo no quiero arreglar nada contigo, déjame solo —pidió frunciendo el ceño.

Me senté sobre la cama de la habitación y me dediqué a observarlo, él me mantuvo la mirada por unos segundos, pero después la desvió hacia el escritorio. Mi mirada también se detuvo en donde él observada y me di cuenta que lo estaba contemplando era mi collar.

—¿Qué haces tú con eso? —señalé mi joya.

Jack agarró el colgante y después me miró a mí.

—Esto te lo regaló Aster ¿verdad? —preguntó, me sorprendió que lo supiera.

—Sí, pero ¿tú cómo lo sabes?

—Por una sola razón. Yo vi la ilusión en sus ojos cuando compró esto. Estaba emocionado por entregártelo y saber si tú lo aceptarías —jugueteó con el colgante.

No supe qué decir, ni sabía que Jack y Aster se conocían, la verdad nunca los vi juntos cuando él seguía con vida. Supongo que Jack ha descubierto toda mi vida, porque si supo que asesiné a Tadashi no debería sorprenderme porque sepa de mi mejor amigo de la universidad.

—Aster y tú eran amigos ¿no? —me atreví a preguntar.

—Los mejores —vi un destello de tristeza en sus ojos azules. Me imagino que a él también debió haberle dolido su partida —Pero, mas que amigos, éramos hermanos.

—Oh, ya veo, se querían tanto como para tratarse así. Lamento su muerte, pero...

—Aster era mi hermano de sangre —desveló.

Por fortuna estaba sentada porque de lo contrario me hubiera caído contra el suelo. Todo mi mundo se vino abajo cuando en mi mente encajaron las cosas. Aster, en vida, siempre hablaba de su familia, de sus dos hermanos y su madre. Nunca tuve la oportunidad de conocerlos pero a través de lo que me contaba me di cuenta que eran buenas personas. Además, nunca vi a Jack en mi universidad.

Hermanos.

Repito una y otra vez en mi mente mientras que mi cuerpo es azotado por leves temblores. Mis manos se han enfriado y me han dado ganas de llorar. Nunca lo vi venir.

La familia que sufrió por su muerte fue la de Jack. Puedo imaginarme su dolor y sus lágrimas por la pérdida. Imagino a Sarah rota por dentro al perder a su hijo mayor, todo... Por mi culpa. Si yo no lo hubiera metido en mi vida él continuaría viviendo feliz con ellos.

—Esta era su habitación —regresé a la realidad cuando escuché la voz de Jack.

Desvié mi mirada hacia él para después echarle una ojeada al lugar. Habían posters de sus bandas de rock favorito, una estantería llena de libros que le gustaba leerme, y en la mesa una foto suya junto con Jack. Decidí tomarla entre mis manos y contemplar la espléndida sonrisa que mostraban sus labios.

Él era tan feliz... Hasta que se metió conmigo y encontró la perdición.

Abracé la foto a mi pecho y mordí mi labio inferior para retener las lágrimas que amenazaban por ser derramadas sobre mis mejillas.

—L... Lo siento tanto —sollocé —Debió haberles dolido... Mucho.

—Un montón, pero el tiempo cura el dolor —dijo sin titubear —Pero, no entiendo por qué lloras si tú no lo querías.

Su acusación no me pasó desapercibida. En su tono de voz pude escuchar algo de molestia.

Limpié las traviesas lágrimas que se habían escapado de mis ojos, luego traté de ser fuerte para no romperme al hablar.

—Yo sí lo quería mucho —apelé.

—No lo suficiente, y ¿sabes por qué? —se inclinó hacia mí —Porque lo rechazaste y se hundió en una terrible depresión.

No puedo imaginar a mi amigo tan triste, yo no quería hacerle tanto daño, pero mi corazón estaba ocupado cuando él se me declaró. Hoy en día me arrepiento de no haber recibido su amor porque de lo contrario yo si hubiera encontrado la felicidad con él.

—Yo estaba cegada por Tadashi, creí que él era el mejor hombre del mundo y no me fijé en Aster —traté de explicarle de modo que no me juzgara —Yo solo lo quería como amigo.

—Mala decisión. Escoger a Hamada fue el peor error que pudiste haber cometido.

—¡Lo sé! —exploté —¡Todos los días me lo echó en cara, todos los días deseo poder retroceder en el tiempo y no haber dicho que sí en altar!

Jack abrió y cerró la boca, pero no tuvo el coraje para hablar.

—¡Aster siempre estuvo para mí hasta en el último momento! —continué —¡Pero eso lo condenó! ¡Tú no comprenderías cuánto dolor llevo por dentro!

—¡¿Y por qué no?! —habló en mi mismo tono de voz —¡Fue a mí a quien me arrebataron un hermano! ¡Mi dolor es mil veces más fuerte que el tuyo. Para ti solo era un amigo sin dinero, pero para mí era mi consuelo cuando estaba destrozado! ¡He ahí la maldita diferencia!

—¡Para mí no era un amigo sin dinero, era el único que siempre estaba a mi lado, quien me hacía sonreír! —alegué —¡A pesar de que yo no lo amaba siempre tuvo un lugar en mi corazón, le guardaba mucha estima y cuando supe que murió mi corazón se rompió en dos!

—¡¿Y por qué no estuviste aquí para despedirte de él en su velorio? Eso demuestra que no lo querías de verdad!

—¡Yo estaba casada con Tadashi, ese monstruo no me dejó salir! —escupí.

Duele tanto recordar lo vivido en el pasado. El trágico día en que mi marido me mostró la verdad a través de fotos, fotos que desgarraron todo mi ser. Descubrir el cadáver de Aster plasmado sobre una imagen le dio un giro a mi vida. Tadashi no tuvo compasión con nadie, era un ser despiadado y creo que no tenía alma. La muerte de mi amigo fue vengada pero aún no puedo superarlo.

Jack contuvo las ganas de seguir gritando y cerró los ojos con fuerza.

—Nada va a cambiar lo que pienso de ti —soltó —Hiciste sufrir a mi hermano cuando estuvo vivo y eso me duele mucho.

—¿Sabes una maldita cosa? Llevo todos estos años culpándome por su muerte, no había día que no pensara en él —confesé —Yo... No quería que él terminara así...

—¿Y tú qué podías haber hecho? —escupió.

—¡No haberlo llamado! —grité y sentí que por fin había soltado aquello que guardaba desde hace tanto.

Sin importar qué pensara de mí, me eché a llorar sin consuelo. Debía vaciar todo el dolor que sentía. Lloré como nunca y sin detenerme a mirar su expresión. Ya nada me interesaba, si piensa que soy una llorona me da igual, si piensa que no quise a Aster también me da igual, solo quiero deshaogarme con el llanto.

Mantenía cubierto mi rostro con las manos mientras lo recordaba; tan alegre, sincero y fiel a nuestra amistad. De tantas personas que podían morir en el mundo él era último que se lo merecía y menos de esa forma.

—Elsa —Jack me llamó y colocó su mano sobre mi hombro. Levanté la mirada y lo encaré —¿De qué estás hablando?

Era mi momento de contarle la verdad aunque le duela mucho. Jack merece conocer el nombre del asesino de su hermano.

—Jack... —titubeo e intento no llorar —Tadashi mató a Aster porque creía que era mi amante.

Vi algo en la mirada del peliblanco que se quebró en mil pedazos. Se alejó de mí y se levantó de la silla. Pude ver que estaba en shock y que parecía ido, tratando de digerir la verdad.

—¿Qué? —musitó —Repite lo que dijiste.

Sus ojos se empañaron de lágrimas al igual que los míos. En lo que llevábamos juntos nunca lo vi llorar, siempre era yo quien terminaba haciendo eso, pero ahora que estoy a punto de verlo llorar mi corazón se estruja.

—Fue Tadashi, Jack —dije, entrecortado.

—No... —Lágrimas comenzaron a caer por su rostro —¡No es cierto! —gritó y comenzó a lanzar cosas al suelo. Estaba fuera de control.

Me matuve a un lado mientras que él liberaba ese resentimiento. Cuando vi que se quedaba quieto, traté de hablar.

—Yo... Yo lo llamé porque tenía miedo de que Tadashi acabara conmigo. Lo llamé... Para que me ayudara a salir del infierno —ahogué un sollozo y continué —pero... Él lo buscó y le hizo daño. Después llegó a mi casa y dijo que había matado a mi amante, me mostró unas fotos donde...

—No sigas —me suplicó.

—Quiero que sepas que esa fue una de las razones por las que yo asesiné a Tadashi, la muerte de Aster ya fue vengada. Podría decir que esos seis años de encierro no fueron en vano.

Jack se dejó caer al suelo y escondió su cabeza entre sus piernas. Alcancé a oír sus sollozos y no lo pensé dos veces, corrí hasta él y lo envolví en mis brazos. Coloqué su cabeza sobre mi pecho y lloré a su lado.

—P... Perdón.

Levantó su cabeza y me observó a los ojos. Sus lágrimas cesaron, pero no su dolor.

—Elsa, por favor, déjame solo... Necesito tiempo para superar esto.

—Pero...

—Serán un par de días —me prometió.

Asentí y planteé un beso en su frente. Le di un último abrazo y me puse de pie.

—Recuerda que te amo ¿sí? Y que siempre voy a estar para ti...

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