El abrazo de la muerte

Jack

Me quedo mirando el auto en el que partió Elsa, aquella mujer no tenía escrúpulos y estaba bastante loca, incluso se atrevió a besarme, sin embargo, no puedo negar que ese contacto no se sintió tan mal a pesar de que no le correspondí.

Sé que ella es solo una niña rica y mimada que se pierde en el alcohol como diversión y juega con todos como si fuéramos sus juguetes. Me alegro mucho de no tener que volverla a ver. Ahora lo único que me importa es seguir mi camino, seguro los hombres de Black se marcharon y ya no me estén buscando.

Estuve muy cerca de morir por un desliz, pero gracias a esa loca no me lograron atrapar. Solo que ahora me duele bastante el cuerpo por los golpes que me dieron esos hombres y por el impacto contra el coche, sé que dentro de poco llegaré a casa y por fin podré descansar después de vivir tanta mierda en un solo día.

Regreso hacia donde dejé aparcada mi motocicleta y con las yemas de los dedos limpio mis labios, me quedó algo de labial de Elsa, ella me besó sin siquiera conocerme eso dice mucho de ella, sin embargo, me pareció muy bella y lanzada, no la volveré a ver pero tampoco podré olvidar el poco tiempo que pasamos juntos.

Sonrió como idiota y me coloco el casco en la cabeza, luego lo aseguro a mi cuello. Siento algo vibrar en mi chaqueta: es mi móvil. Tuve que quitarme el casco para contestar.

—Sigo vivo, no te preocupes —dije sin siquiera saludar.

¡Eres un imbécil! ¡Arruinaste todo! —dijeron, bueno gritaron en la otra línea.

Quité el teléfono de mi oído y rodé los ojos, fastiadado, tomé aire por la nariz para después contestar.

—Sí, tienes razón, pero no lo planeé, solo me descubrieron y ya. Deja el drama, Norte.

¡¿Y lo dices así no más?! ¡Eres un descarado de mierda! ¡Sabía que no era bueno confiar en ti! ¡Eres un inepto! ¡Me avergüenzo de ser tu tío!

Apreté las mandíbulas conteniendo todas las groserías que estaba por soltar. Guardé silencio por unos segundos para controlar mi ira. Odiaba como él ser atrevía a hablarme de esa forma, pero siempre lo hacía cada vez que le fallaba en algo.

Solté un suspiro, cansado, y esperé que la ira se esfumara de mi interior.

—Bien, arruiné la misión ¿qué quieres que haga ahora? —pregunté con un tono aburrido.

¡Ven ya mismo al departamento, algo bastante grave ocurrió por tu maldito descuido! —me ordenó.

Una escalofrío azotó mi cuerpo al entender lo que dijo, comencé a preocuparme por lo que sea que provoqué al ser descubierto. Pensé en Emma y mamá, espero que no hayan tratado de hacerles daño porque volveré y los haré pedazos.

Recuerdo aquella frase que Pitch Black me susurró un día al oído cuando estaba trabajando para él.

"A los traidores se les castiga con crueldad, destrozando lo que más aman"

¿Y si se metió con ellas por venganza? No podría soportarlo, ellas eran todo para mí ahora que no tenía a ese ser tan especial en mi vida. Pitch no se podía atrever a tocarlas, mi tío me prometió cuidarlas ante cualquier peligro.

Cierro los ojos y trato de controlar mi ser, quizás solo me estoy dejando llevar por mis negativos pensamientos. Ellas están bien lo presiento, Norte se refiere a otra cosa.

—De acuerdo, estaré allí pronto —aseguré y colgué la llamada.

Guardé mi celular y me preparé para viajar hacia la ciudad. Enciendo mi moto y me dirijo hacia el departamento, no sin antes echarle un último vistazo al lugar, por poco y pierdo la vida en manos de una mujer, ni los disparos de los hombres de Pitch resultaron tan mortales como el auto de esa chica.

Niego con la cabeza y aceleró para llegar más rápido, solo que esta vez me percato de que no venga otro auto a toda velocidad.

En unos cuantos minutos llego a la ciudad y me dirijo al departamento, allí mismo estaciono mi moto y me dirijo hacia el edificio. En la entrada saludo a unos compañeros que creían que no volvería vivo y les sonrío como nunca, aquí todos creen que soy incapaz de cumplir con una misión, pero sigo vivo a diferencia de muchos que lo intentaron y no vivieron para contarlo.

—No puedo creerlo —escucho una voz a mi espalda. Volteo para ver a una linda chica pelinegra con cabellos pintados de violeta, mirándome con la boca abierta —Sobreviviste.

Ella corrió hacia mí y me envolvió en sus brazos. Me sorprendió que lo hiciera, no solía abrazar a muchas personas, era algo fría con todos aquí, menos conmigo.

—Hey, ¿pensaste que no lo lograría? —susurré mientras acariciaba su corto cabello.

Ella me apretó a su cuerpo con fuerza.

—Arriesgaste tu vida solo por hacer feliz a Norte, fue algo estúpido de tu parte —me reprochó.

Solté una carcajada y me separé de ella.

—Oh, mi linda Gogo, te preocupaste por tu querido compañero ¿verdad? —sostuve sus hombros —Por fin muestras tus sentimientos, que gran avance.

Frunció el ceño y golpeó mi pecho con suavidad.

—Eres un imbécil —escupió su veneno volviendo a ser la misma de antes —Y tu cara está hecha un asco.

Sonreí y deposité sobre su mejilla un tierno beso como despedida. Conozco a Gogo desde hace mucho tiempo, le guardo un gran estima por ser diferente a todas las mujeres, ella es fuerte e independiente, toda una guerrera, a pesar de que perdió a su padre cuando era niña y a su madre hace seis años, ella lucha por su vida y por defender la de los demás.

Me alejé de ella y continué mi camino hacia la oficina de mi tío Nicolas Norte, el jefe de la policía, mi querido jefe, aquella persona que me ha hecho comer mucha mierda desde que decidí ingresar a la policía cuando tenía quince años poco después de que asesinaran a mi padre, quien también era policía y de quien seguí el ejemplo.

Pasé por los pasillos y los demás oficiales se me quedaban viendo con una mueca de preocupación ¿qué les ocurre ahora? Me tiene confundido tanto misterio. Decido ignorarlos y llegar hasta la oficina para tocar la puerta.

—Adelante —oí la ronca voz de mi tío desde el otro lado de la puerta.

Tomé aire y me atreví a abrir la puerta con lentitud, seguro me quiere matar ahora mismo. Cuando entro lo encuentro sentado en la silla de su escritorio con las manos entrelazadas sobre la mesa. No espero que me lo diga y me siento en una silla frente a él.

Nos quedamos mirando el uno al otro por unos seguntos, mi tío tenía el ceño fruncido y a mí solo se me ocurrió sonreír y comenzar a jugar con el letrero que decía jefe de policía como cuando venía a visitarlo de niño.

Él atrapó mi mano y la alejó de la mesa. Estaba más allá de enojado, jamás lo había visto tan furioso en mi vida.

Me recoste contra la silla mientras que él me fulminaba con la mirada, aun así tardó unos segundos en hablar.

—Confié en ti y me decepcionaste —dijo, ya no estaba enojado sino dolido.

—Sigo vivo, eso no te alegra ¿verdad? —enarqué una ceja —Comprendo, lo que tú deseabas era que consiguiera atrapar a Pitch Black, pero me abandonaste a mi suerte ¿qué esperabas que pasara? Estuve muy cerca de morir camino aquí, pero eso no te importa, solo tu puto trabajo.

Norte golpeó la mesa con su puño, desesperado.

—Te envié de oficial infiltrado entre sus hombres para que me consiguieras información y con lo que me sales es con un rotundo fracaso.

—¡¿Disculpa?! —respondí subiendo el tono de mi voz —¡Estuve un maldito año cerca de esos hijos de puta observando como masacraban a sus rehenes! ¡¿Crees que eso fue divertido?! —se quedó callado, continué —¡Eres un maldito desagradecido y mentiroso porque logré saber quiénes eran sus cómplices y ahora podemos atraparlos!

Me puse de pie y lo miré desde allí arriba. No se atrevió a hablar, solo me miró con un gesto frío y distante, desde que me uní a la policía no hace mas que mirarme así y gritarme cada vez que no hago bien las cosas, ha estado encima de mí y me trata como al más inútil, sabiendo que soy de su familia, pero no le importa, soy una basura ante sus ojos.

—Me descubrieron porque alguien de este departamento le pasó información personal mía —retomé el diálogo mas calmado —Todo estaba saliendo a la perfección, incluso ya tengo ubicados a sus contactos, ¡podemos atrapar a ese criminal ahora mismo!

Norte se levantó de su silla y desvió su mirada hacia la ventana.

—No, nosotros los policías con más experiencia lo haremos, tú estás fuera de esta misión —me ordenó.

La ira pura comenzó a llenar mi cuerpo. Estaba a punto de liberar todo ese sentimiento, pero traté de calmarme.

—Y se puede saber ¿por qué demonios? —solté con lentitud.

—Te di una oportunidad y no lograste satisfacer mis expectativas. Creí que siendo hijo de Alan Overland serías igual a él, pero me equivoqué.

Apreté los puños de solo escuchar el nombre de mi padre.

—¡Jamás voy a ser como él, lo sé, me lo has repetido una y otra vez, pero estoy tratando de ser el mejor! —espete, llevado por el enojo.

—¡Pues no lo estás haciendo bien! ¡Nunca vas a ser detective si te comportas como un niño, quiero a un hombre que no cometa errores en mi equipo profesional! —me gritó.

—¡No fue mi culpa el fracaso de esta misión! —repetí.

—¡Lo es y también que mi hijastra ahora esté en el hospital!

Mi sangre se congeló cuando escuché lo que me gritó. Mi corazón se detuvo por un momento y mis manos comenzaron a temblar. Pitch Black no se metió ni con Emma, ni con mamá, sino con mi novia.

Esto debe ser una broma.

—¿Qué? —pregunté.

—Tooth sufrió un accidente en su auto minutos después de que nos llegara la noticia de que te habían descubierto —respondió mi tío con un tono acusador bastante molesto.

Tuve que volver a sentarme en mi silla para aceptar lo que estaba pasando, no lo podía creer, no... No debieron meterse con ella, Tooth es un mujer muy especial que no se merecía eso, ni siquiera yo la merezco.

Coloqué mis manos sobre mi rostro reteniendo las ganas de echarme a llorar, porque delante de él sería algo muy estúpido y me haría ver como un niño. Cerré los ojos y esperé el momento en el que despertara de este mal sueño, sin embargo, no es un sueño es mi realidad.

—¿Ves por qué te digo que eres un estúpido? Mi hija se debate entre la vida y la muerte por tu culpa. Sabía desde un principio que tú no eras lo que yo quería para ella —escupió a propósito para hacerme sentir mal —pero se enamoró y contra eso no pude hacer nada.

Tomé aire y levanté el rostro para encararlo.

—Sé que es mi culpa, pero ¿qué hiciste tú, Nicolas? Tú tampoco la protegiste —lo tenté.

Mi tío se acercó hasta mí. Me levanté de la silla para estar a su altura, a pesar de que es más alto que yo, pero jamás llegó a intimidarme.

—Es culpa de los dos, somos unos putos descuidados —escupí en su cara.

Como respuesta recibí el toque de sus nudillos sobre mis labios. De un puñetazo me cerró la boca, el maldito de mi tío tenía una fuerza impresionante, tanto que me rompió el labio inferior y que escupiera sangre, arruinando aún más mi imagen.

Volví a mirarlo con mucho odio, y antes de irme le dije una última cosa.

—No podrás sacarme de la misión, porque de alguna forma estaré informado de lo que pase y haré que los malditos que lastimaron a Tooth paguen por lo que le hicieron.

Di media vuelta y salí por la puerta como alma que lleva el diablo. Gogo trató de hablarme, pero la evadí y le grité que no quería a nadie cerca.

Llegué al estacionamiento y me subí a mi motocicleta, tenía que ver a mi novia lo antes posible y pedirle de rodillas perdón por ser un maldito estúpido. Espero que no sea demasiado tarde.

(...)

—Todo va estar bien, Jack, estoy segura —susurró mi madre.

Me encontraba sentado en la silla de la sala de espera en el hospital. Mi mamá me tenía rodeado entre sus brazos y me susurraba una y otra vez que todo iba a estar bien, pero era mentira, todo estaba yendo como la mierda en mi vida.

Llegué muy tarde al hospital, Tooth ya había perdido la vida y no pude siquiera despedirme de ella. Murió por mi culpa, por mi incompetencia, mi subconsciente me lo reprochará una y otra vez cada día de mi vida. No tuve la valentía de ver a los padres de mi novia a la cara, ellos estaban devastados y creían que solo fue un accidente, pero no podían estar más equivocados.

Cerré los ojos y me abracé aún más al cuerpo de mi madre, solo ella lograba hacerme sentir medianamente bien, pero me sentía deshecho.

—¿Qué voy hacer sin ella? —Murmuré en su pecho con un molesto nudo en mi garganta.

Ella acarició mi cabello y besó mi frente.

—Mi amor, tienes que seguir adelante. Yo estaré para ti siempre, no te abandonaré —aseguró.

—Ella... Ella se fue y no... No pude hacer nada al respecto —sollocé.

—Jack, no eres Dios para decidir quién vive y quién no.

Aquí va de nuevo con sus cermones religiosos, ese supuesto Dios es un miserable porque se llevó a mi padre, mi hermano y ahora a mi novia, no sé por qué aún cree en él.

Me separé de ella y la fulminé con la mirada.

—Eso no me ayuda ¿sabías?

—Yo solo quería...

—Déjalo así, quiero estar solo, no te atrevas a buscarme —la señalé.

Ella abrió y cerró la boca, pero no pude decir nada. Dejé que se enredara con sus palabras sola y salí rápido de ese maldito lugar, sin embargo un grito infantil me detuvo en seco.

—¡Jack!

Giré en mis talones para ver a mi hermana menor a pocos metros de mí. Ella no lo dudó y se lanzó hacia mí para abrazarme, la atrapé en mis brazos y recibí su contacto.

—¿Te sientes triste? —preguntó en voz baja.

—Muchísimo —susurré.

—Ella se fue al cielo ¿verdad? —asentí para hacerla sentir bien, yo no creo en esa estupidez —Pues allá estará muy bien y nos cuidará, eso dice mami.

—Claro —la dejé caer sobre el suelo —Estará... Estará bien.

No pude evitar que las lágrimas cayeran por mi rostro al recordar el rostro de aquella castaña, yo la amaba demasiado y ahora que no la tengo a mi lado me siento tan vacío y desamparado.

Emma pudo notarlo y me indicó que me agachara. Lo hice y traté de sonreirle, pero no pude. Ella limpió mis lágrimas y besó mi mejilla con ternura. A ella también la amo y no quiero que le pase nada por mis errores.

Le di un último abrazo como despedida y salí corriendo antes de que pudiera detenerme. Allí afuera estaba cayendo una furiosa tormenta que me empapó por completo, sin embargo, era el espacio adecuado para hacerle una promesa a la vida:

Vengar la muerte del amor de mi vida, buscar hasta debajo de las piedras al maldito hijo de puta Pitch Black y matarlo, a él y a todos los putos cómplices que tenga. Es un juramento...

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