Ting, Ting, Ting...

El olor a incienso inundaba el templo de Virgo esa mañana, su guardián se había levantado con el primer rayo de sol y se encontraba realizando su rutina diaria, la cual consistía en orar frente a su modesto altar a Buda.

Ting, ting, Ting...

Sonó la campanilla delicadamente para después sumergirse en una profunda meditación, sus sentidos se agudizaban a medida que lograba controlar su respiración y poner en blanco su mente.

Fue entonces cuando de pronto vio una serie de imágenes, era una premonición...su sorpresa le hizo abrir los ojos de par en par, su destino había sido revelado ante él. Lejos de turbarse, agradeció la oportunidad que se le brindaba para arreglar sus asuntos antes de que el destino lo alcanzara y con ello sopló las velas, apagó el incienso y se incorporó decidido a actuar lo antes posible, pues presentía que no le quedaba mucho tiempo.

Dirigió sus pasos a la casa de Aries, cuyo guardián aún se encontraba dormido. Le fue sencillo llegar pues la mayoría de sus compañeros dorados estaban en iguales condiciones y el indio era tan ligero al caminar que no notaron su presencia.

Una vez ahí contemplo con ternura a su guardián, sus cabellos lilas estaban enredados y dispersos por toda la cama, su rostro níveo y sereno esbozaba una leve sonrisa, por lo que el rubio pensó debía estar teniendo un buen sueño. No quería despertar a tan majestuoso ángel pero era necesario, se sentó entonces en el borde de la cama esperando que con eso fuera suficiente, pero no.

-Mu, Mu de Aries...-susurró delicadamente en su oído, pero un "Mmmm" de desagrado y un ceño fruncido fueron su única respuesta.

-Querido Mu, despierta...-le dijo dulcemente, aun que su tono de voz fue un tanto mas alto esta vez. Comenzó a darle pequeños empujoncitos con su mano en el hombro al carnero y este tan solo abrió pesadamente un ojo.

-Eres tu, Shaka...-dijo apenas con un hilo de voz, para después sonreírle, se recorrió y le dijo-Acuéstate un momento conmigo, aun es temprano...

El rubio negó con la cabeza y abrió los ojos, mirando profundamente a los del lemuriano, quien inmediatamente entendió que algo no andaba bien.

-Estoy aquí por que tengo algo importante que decirte.

Mu lo miró extrañado, se sentó con gran esfuerzo en la cama y mientras se tallaba un ojo le preguntó-¿Que ocurre?

Shaka desvió la mirada, sus ojos permanecían abiertos lo cual intrigaba mucho al ariano-Tuve una premonición-confesó finalmente a lo que Mu arqueó una "ceja"

-Y...¿Que viste?

-Mi muerte-soltó así sin mas, las esmeraldas de su novio se abrieron a su límite con esas palabras.

-¿Tu...?-ni siquiera pudo decirlo, se le hizo un nudo en la garganta de solo pensarlo y agachó la cabeza, por su parte Shaka seguía viendo hacia otra dirección, pues no quería encontrarse con la mirada triste de aquel a quien tanto amaba.

-¿Cuando?-musitó el peli lavanda, apretando las sabanas bajo sus manos. El sabía que como caballeros dorados la muerte era una altísima posibilidad, pero aun así...

-Pronto-le contestó tajantemente, por lo que el lemuriano comprendió que no le diría nada mas al respecto. En eso sintió la mano de su novio pasarse por sus finos cabellos y con delicadeza el mismo lo jaló hacia con él, atrapándolo en un tierno abrazo.

-Te he dicho esto no para que sufras y te lamentes mi querido Mu-le dijo con suavidad al oído-sino para que ambos nos amemos a conciencia de lo que vendrá. Dime, ¿Te quedarás a mi lado aun sabiendo que pronto partiré de este mundo?

Para Mu esa pregunta se contestaba sola, se liberó del abrazo del rubio y lo volteó a ver con un toque de ira-¡Ni siquiera necesitas preguntar eso Shaka! por supuesto que me quedaré a tu lado, ahora mas que nunca estoy convencido de ello-volvió a bajar momentáneamente la mirada, para después ver a su novio a los ojos y sonreír levemente.

-Te agradezco que me hayas dicho esto, si por un momento me contuve o fui mesurado con mis sentimientos hacia ti, por mi ahora todo eso se puede ir al carajo...

Shaka abrió grandes los ojos ante tal declaración, era la primera vez en su vida que escuchaba a Mu decir una mala palabra, estaba a punto de decirle algo pero no pudo, pues Mu se lanzó a sus brazos besándolo con tal intensidad que el rubio se puso de todos colores, aun que debía admitir que no le desagradaba en lo absoluto. Cerró entonces los ojos y se dispuso a corresponderle al lemuriano su ataque, cuando se separaron el semidiós le dijo apenas con el poco aire que le quedaba-Me agrada que lo hayas tomado tan bien...

Mu se le quedó viendo fijo-Aún es temprano para bromear...

-No estoy bromeando, en verdad me alegro. Por un momento temía que te fueras a entristecer demasiado.

-Pero Shaka...-susurró Mu-Jamas en mi vida había sentido tal tristeza, sin embargo...-el lemuriano le tomó la mano con delicadeza-no ganaré nada llorando y maldiciendo nuestra suerte, prefiero usar esa energía en demostrarte hasta el final de nuestros días lo mucho que te amo. Solo me queda de consuelo que la muerte no es el final, por lo cual en la otra vida espero encontrarme contigo nuevamente-le sonrió.

El rostro de Shaka cambió drásticamente de semblante, se sintió profundamente conmovido por lo que el tibetano acababa de decirle y ahora fue él quien lo tomó de la nuca y le dio un tierno beso en los labios-Eres increíble-le dijo con una sonrisa-¿Como lograste colarte tan dentro de mi corazón y pensamientos Mu? Dímelo.

El lemuriano tan solo se encogió de hombros-Llevo preguntándome lo mismo desde que confesamos nuestros sentimientos-le sonrió, para después mirarlo con picardía-Yo realmente estaba convencido de que solo podías quererte a ti mismo.

Shaka frunció el ceño y se cruzó de brazos-Si esa era la idea original... pero después llegaste tu con tus "encantos lemurianos"-el rubio entre sonrió mientras veía a Mu por el rabillo del ojo-debería darte vergüenza andar por ahí enamorando a la gente.

Mu no pudo evitar reír con la declaración tan infantil de Shaka, quien lo había dicho con ese único objetivo.

-Bueno, ahora que estoy despierto ¿Que te parece si desayunamos juntos y después...?

El lemuriano no pudo terminar de contarle al indio sus planes, pues el ya estaba llevando a cabo los propios.

Fin