¿Vienes?
Como todo escritor, soñaba con que mi esfuerzo y dedicación fuera reconocido, aceptado y apreciado. Las oportunidades no vendrán a tocar la puerta de tu casa, debes salir y enfrentarte al mundo; caer miles de veces, pero levantarte con el mismo ánimo y fuerza que el comienzo, sin olvidar tu norte y motivación.
Cada escritor tiene sus metas a alcanzar y propósitos. Mientras algunos solo escriben con el interés monetario, existimos otros que nos conformarnos con llegar a más personas, con tocarles el corazón y sacarles una sonrisa. La escritura y la lectura nos regala tanto; nos conecta con el exterior, con personas que comparten la misma pasión y amor por este mundo desconocido que nos ayuda a adquirir conocimientos, a crecer como personas, a vivir en alguien más, a desconectarnos por unos momentos de la vida ordinaria de la cual merecemos un respiro y viajar entre las letras.
Después de todo, ese es el fruto que a la larga cosecho y guardo en un baúl sagrado; la dicha de saber que alguien, así sea al otro lado del mundo, ha conectado conmigo.
En esos momentos de desasosiego, cuando me encontraba tan abrumada de problemas y desmotivada, la vida encontró una manera de recompensarme. Así como había tenido tantos fracasos, llegó un momento de mi vida dónde todo fue encajando, todo el esfuerzo que le dediqué a cada una de mis novelas valió la pena.
Las buenas noticias llegaban, una detrás de la otra. No podía creer que había publicado cuatro novelas bajo una famosa y prestigiosa editorial. Las oportunidades se dieron, como si hubiera abierto un cofre donde yacía oro, dando rienda suelta a nuevos proyectos, los cuales, en su mayoría, acepté encantada, sin importar los riesgos y responsabilidades que implicara.
Viajé de mi país natal a Estados Unidos con el propósito de estar presente en el rodaje de mi obra, la cual está siendo adaptada y será llevada a la pantalla grande. Un grandísimo y nuevo logro del que me siento orgullosa de mí misma. El proyecto más grande de mi carrera estaba a la vuelta de la esquina.
La ilusión con la que llegué a este país es indescriptible. El apoyo incondicional lo recibí tanto de mis padres, como de mi esposo, quien vino conmigo, aunque actualmente, por cuestiones de ese nuevo trabajo que aceptó, es muy poco el tiempo que nos vemos. De igual manera, no permiten a muchas personas en el set de grabación.
Aunque el porcentaje que recibo es un poco bajo, las ganancias que he generado por la venta de mis libros han sido lo suficiente como para no preocuparme por nada, al menos mientras estamos aquí. Mis ahorros han servido de mucho. Él está decidido a ahorrar dinero también, porque quiere que nos quedemos a vivir en Estados Unidos, pero es algo que aún no he decidido.
Estoy consciente de que hay escenas que fueron eliminadas y otras añadidas, pues tuvieron que hacer un nuevo guion para la adaptación, incluso me permitieron mejorar algunas de escenas. Aunque hayan cambiado ciertas cosas, no me quejo, pues esta oportunidad no la tiene todo el mundo.
Con respecto a los actores, mi opinión jamás contó. El equipo de productores fueron quienes tomaron la decisión de los dos actores que estarían interpretando a los protagonistas de mi novela. Debo admitir que la decisión que tomaron fue buena. Ese día estuve en el casting, la verdad es que me dejó anonadada la actuación de Adrien Moore. Encajaba como anillo al dedo para el personaje de Caden. Es como ver a mi fantasiosa creación hecho persona. Se siente raro, pero agradable a la vez.
Me tomé la tarea de investigar sobre las películas que había protagonizado y fueron varias. Es bastante versátil y original. Para ser honesta, no conocía absolutamente nada sobre él, pero me he vuelto su fanática número uno.
Tiene el mismo color de ojos que mi protagonista. Al principio pensé que eran lentes de contacto, pero no, realmente son sus ojos. Tan azules que llaman la atención de cualquiera que le mire. Luce muy joven y sus facciones son casi perfectas. El maquillaje le da un toque más juvenil. Su cabellera no es tan larga y es castaña oscura, con ondas en las puntas. Sus hoyuelos cuando sonríe son la debilidad de todas las mujeres del set.
Dejando a un lado su apariencia física, como persona es muy atento, encantador, dulce, caballeroso, tiende a cuidar de todos los que le rodean. Es puntual, carismático, hablador y muy extrovertido. Se ha forjado una especie de conexión entre los dos, no sé si llamarle amistad sea lo correcto, pues las conversaciones que tenemos son estrictamente de su papel.
Cuando el rodaje finalizó, quedamos en tener una actividad donde nos íbamos a reunir a cenar y pasarla bien con el equipo. Han sido meses donde no ha habido descanso. No he faltado a ningún rodaje y no pienso hacerlo.
El equipo se veía bien animado, brindando y tomando de sus copas mientras que el resto estaban concentrados en el plato.
Kylie es quien hace de protagonista con Adrien, es un tanto insoportable, tanto cuando está actuando como Suzy y fuera de la actuación. No sabía que el personaje de Suzy fuese tan odiosa y lanzada, al límite de ser insoportable. Honestamente, si tuviera oportunidad de eliminarla y que no actúe más, la novela podría ser más fluida. Debí pensarlo antes.
Según terminé de comer, salí a la entrada del establecimiento en busca de un lugar donde pudiera tener silencio absoluto y llamar a mi esposo para avisarle que estaría llegando tarde. Aunque para la hora que está llegando él últimamente, asumo que cuando regrese estará profundamente dormido.
—¿Por qué tan sola?
Me enderecé en cuanto oí la voz de Adrien. ¿Qué hace él aquí?
—Ahí dentro hay mucho ruido y tenía que hacer una llamada.
—¿No te molesta que te haga compañía?
—No, no hay problema — le sonreí, buscando el nombre de contacto de mi esposo en el celular.
No sé si era el nerviosismo que me causa Adrien, o simplemente es porque quiero hacer el ridículo.
—¿Quieres uno? — me ofreció un cigarrillo de su pitillera.
—No, gracias, no fumo.
—¿No te molesta que fume delante de ti?
—No, no me molesta.
Tiene una mirada hechizante, envía señales y electricidad por todo mi cuerpo. Siempre me ocurre esto, sin importar cuál sea la conversación que tengamos.
—¿Cómo estuve? — cuestionó, asumí que refiriéndose a la actuación.
—Bien... lo hiciste estupendo, como siempre.
—Sí, es cierto— llevó su dedo pulgar a sus labios, y los acarició con la yema de su dedo lentamente hasta darle una calada al cigarrillo y expulsar el humo.
De repente hubo un incómodo silencio, el cual no me atrevía a cortar, pues sentía su mirada clavada en mí, sin necesidad de mirarle.
—¿Ha usado un nuevo perfume?
—¿Qué? — su pregunta me sacó de esa crisis que segundos antes estaba enfrentando con el silencio—. Pues sí. ¿Cómo lo sabes? — me generó curiosidad.
—La he estado viendo por mucho tiempo, la conozco más de lo que nadie podría conocerla—se inclinó, y aparté la mirada—. ¿Lo hace por mí? —permaneció así por unos segundos, hasta que sonrió, probablemente burlándose en sus adentros de mi estupidez.
Me di cuenta tarde de que solo estaba repitiendo uno de los diálogos del tercer libro.
—Ah, ¿también leíste el tercer libro? Pero todavía no sabemos si ese libro también será llevado a la pantalla grande.
—Admiro tu talento. Me he vuelto tu fanático desde que leí el libreto y tuve que sí o sí leer los tres. Logras plasmar divinamente los sentimientos de cada personaje, algo que muy pocos logran. Hay un regalo que quiero darte desde hace varias semanas, es solo que no lo traje conmigo. ¿Aceptas ir conmigo a otra parte?
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