Vicio
—¿Un bebé? — sus ojos se iluminaron, como hace mucho tiempo no ocurría.
No puedo entender cómo después de todas las malas noticias que nos han dado en los previos embarazos, siga mostrando la misma emoción. Ahora las cosas son distintas. Su vida está en peligro, ¿acaso no se da cuenta?
—¿Vamos a ser papás, mi amor?
Cada vez que sonríe de esa manera, siento tantas ganas de comérmela a besos.
—Mi reina, no quiero sonar negativo, pero ¿estás consciente del riesgo que tener ese bebé implica?
—¿Y eso qué? Todo en la vida es un riesgo. Si es por este bebé, es un riesgo que merece la pena.
—No estoy de acuerdo en esto.
—¿Qué? ¿No estás de acuerdo? ¿Estás insinuando que aborte a nuestro bebé?
—Marilyn, pídeme lo que quieras. Podemos adoptar todos los hijos que quieras. Puedo llenarte la casa de hijos, si así lo deseas, pero entiéndeme. No quiero perderte. ¿Tienes una idea de lo asustado que estuve con lo que te pasó? Tenía miedo de que me abandonaras. Te juro que si te atreves a abandonarme, no te lo perdonaré jamás, ¿me oyes? Yo no puedo arriesgarme a que te suceda algo. El simple hecho de imaginar que algo te pase, yo no lo soportaría. ¿Acaso quieres dejarme solo?
—Es nuestro bebé, Adrien. Aunque no lo parezca, soy una mujer fuerte y por nuestro bebé estoy dispuesta a todo. Le hemos pedido este bebé a Dios por mucho tiempo, ¿cómo crees que voy a renunciar a él ahora que está aquí? Entiendo que estés preocupado, también lo estoy, pero no me pidas que le quite el derecho a la vida a este bebé.
Lo sabía. La conozco bien. Sabía que ella no iba a entrar en razón. En el fondo, no quiero llevarle la contraria. No solo porque sé que se molestará, sino porque no necesita más preocupaciones y cargas de las que ya tenemos encima.
—Entonces ya es tiempo de retirarnos.
—¿Retirarnos a estas alturas? Todavía somos jóvenes y no es justo que abandones tu carrera.
—Nos hemos dedicado fielmente a nuestras carreras por largos años, a cumplir con nuestros sueños y caprichos ajenos. En nuestra carrera profesional, hemos concretado todas las metas que nos hemos propuesto. Económicamente estamos bien parados, mejor imposible. No tenemos que preocuparnos por nada más que no sea la familia. Si realmente quieres tener a nuestro bebé, necesito que pongas de tu parte, mi cielo. Necesitas descansar, no puedes estar de arriba para abajo, con preocupaciones y cargas innecesarias.
—Me encanta tanto cuando te preocupas por mí— tiró de mi corbata hacia ella y puse mis manos a ambos lados de su cuerpo para evitar que mi peso pudiera lastimarla—. Cada día que pasa te amo más y más — susurró sobre mis labios, mirándome fija e intensamente.
—El doctor dijo claramente que no podíamos excedernos en “ejercicios”, al menos no hasta que te recuperes, pero ahí andas tentándome con esos exquisitos labios, haciendo esa expresión tan coqueta y pervertida, y hablándome en ese dulce tono que me pone tan duro.
—Yo me siento al cien por ciento — lamió paulatinamente mis labios y respiré hondo.
—¡Maldita sea, no sigas, chiquita!
—Te necesito, ¿no te das cuenta? Hemos estado varios días sin nada de nada por lo que pasó, pero yo quiero tener a mi esposo dentro.
—Por fortuna, nuestro bebé todavía es un pequeño fríjol para escuchar cómo tiramos la puerta de su cuarto abajo. ¿Será que habrá un espacio para otro más? Lo averiguaremos.
¡Joder, no puedo cansarme de esto! Ella se ha convertido en mi diosa personal. No importa cuántos años pasen, cuántas veces se lo haga al día, no hay otra cosa que haga que no sea desear a esta mujer. Es como un puto vicio.
—¿Qué crees que sea? ¿Otro varoncito o una princesa? —jadeó.
—No lo sé, pero sea lo que sea, en lo único que puedo dar certeza es de que será igual de bello y perfecto que tú, mi reina.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top