Me cuesta creer tal cosa. No puede ser. Mi esposo no puede estar muerto. Deben estar mintiendo. 

—No le des muchas vueltas al asunto.

—¿Qué les pasa a ustedes? ¿Qué es lo que quieren? Díganme la verdad, ¿qué le hicieron a mi esposo? ¡Hablen!

—Una pregunta a la vez, tesoro.

—Iré a ducharme. Ahí te dejo con tu juguete. Alguien me está esperando. 

—No olvides el compartir de esta noche. 

—Eso no me lo pierdo por nada del mundo— se marchó dejándonos a solas. 

—¿En qué estábamos?

—¿Por qué me haces esto? ¿Qué demonios te hice?

—Eres mi musa, mi inspiración, la última pieza que falta en mi rompecabeza. Aunque no lo creas, solo te estoy ayudando. Anoche hiciste tu debut por lo alto. Esto es solo el preludio de todas las puertas que se abrirán para ti de hoy en adelante. 

—¿De qué estás hablando? ¿Habías planificado todo esto? ¿Por qué? 

—¿Realmente crees que todo esto es casualidad? — se sentó en la misma silla donde estaba su hermana—. No existen las casualidades, ¿no es esa tu frase favorita? 

—No lo entiendo. 

—La primera vez que supe de ti, fue hace cinco años atrás. Desde entonces, te volviste una adicción día y noche para mí. Haces relatos, historias y novelas con temáticas interesantes. Tienes un don que muy pocos escritores tienen, y es el don de enredarte en cada letra hasta la última página. El único detalle es que existen escenas que suenan muy irreales. Amo lo que haces y creo en tu talento, no me malinterpretes, por algo invertí tanto en ti. Solo que opino que te hace falta adquirir experiencias propias para que cada relato lo vivas y el público lo viva también. 

—¿Invertiste en mí? ¿De qué hablas?

—Por supuesto. Todo tu éxito me lo debes en gran parte a mí. Fui uno de los primeros y más fieles admiradores de tu talento. Observé en primera fila cómo creciste y te desenvolviste en este mundo. Eso es una de las tantas cosas que admiro de ti; tu determinación.

—No evadas la pregunta. 

—No es casualidad que estemos frente a frente ahora. He ido guiándote y cuidando tus pasos en el camino para que llegaras a mí. ¿Por qué crees que te ofrecieron este proyecto tan importantísimo? Por supuesto, porque yo lo quise así. Quiero presumirte al mundo, que todos te conozcan y graben tu nombre. 

Ahora todo tiene sentido para mí. Ese hecho me revuelve el estómago del miedo, de solo saber que todo fue planificado desde un principio por él. 

—¡Estás demente!

—No somos distintos, muñeca. Al contrario, somos iguales y por eso nos entendemos tan bien. 

—Por favor, dime qué le hiciste a mi esposo. 

—Ese inútil bueno para nada está en un mejor lugar.  Mi hermanita se encargará de darle sus debidas atenciones, de la misma manera que te las daré a ti. ¿Satisfecha? Esta noche conocerás a tus suegros, así que debemos ponerte más hermosa de lo que eres. La primera impresión es la que cuenta, ¿no es así? Ellos mueren por conocerte y yo por presumir mi nueva y tan ansiosa adquisición.